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La flecha indica a Pancho |
Día 2: Aventura por Samo Alto, Andacollo y Tongoy
El segundo día de nuestra ruta comenzó con una jornada bastante fría y nublada. El plan era salir a las 10:00 a.m. Cuando llegué al comedor para el desayuno, ya estaban todos listos y nos sentamos a disfrutar de un buen desayuno, aunque no tenía mucho apetito.
A las 10:00 en punto comenzamos a rodar, con una primera parada para echar bencina en una estación Shell. Creo que en esas dos instancias la moto de Paparazzi partió. En otras varias ocasiones tuvo que usar el partidor para echarla a andar. Por suerte el Vetu atinó a llevarlo a Ovalle para devolvérmelo. Sacó de varios aprietos a Paparazzi quien no se despegó del artilugio en todo el viaje.
El camino estaba seco y desértico, y las curvas eran un desafío constante, pero valía la pena por las vistas tan impresionantes. Las mejores son desde la altura hacia el valle, en un camino más bien estrecho, y sin barrera en el lado del precipicio.
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Decidimos evitar el tráfico y tomamos una ruta alternativa, un camino de tierra que era calle y estacionamiento a la vez, para todos los que asistían a la feria. Me llamó la atención la gran cantidad de autos relativamente nuevos que se veían estacionados.
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Desde allí, nos dirigimos a Tongoy. Tomamos una autopista hasta desviarnos a un camino secundario que nos llevó hacia Guanaqueros, y luego a la costanera de Tongoy.
Finalmente, estacionamos en el restaurante Costa Tongoy, donde pudimos conseguir una mesa. Primero pedí una mesa para nueve, luego para diez, y finalmente para doce, ya que el lugar comenzó a llenarse rápidamente. Ocupamos las últimas mesas disponibles. De ahí en adelante la gente tuvo que hacer cola y esperar para entrar. al poco rato llegó el Pelao, desde La Serena ajuntarse con el grupo.
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Regresé al hotel con la esperanza de encontrarla en mi mochila, pero lamentablemente no fue así. Supongo que se quedó sobre la mesa y alguien la tomó antes de que los mozos la limpiaran. Lo que más lamento son las fotos y, sobre todo, la cinta de Sidney con la que me la cuelgo al cuello para sacar fotos en el camino.
En el regreso, tomamos un camino alternativo, distinto al de la ida, que resultó ser bastante agradable. La temperatura subió un poco y el trayecto fue relativamente corto. Llegamos temprano al hotel, listos para descansar un rato y luego reunirnos más tarde para cerrar el día.
Día 3 - Domingo: vuelta a Santiago
El plan era salir puntuales a las 9:30 rumbo a Santiago, pero esta vez por caminos interiores, para evitar los tacos eternos de la Ruta 5. Había amanecido nublado y fresco, asi que me abrigué harto.
Yo me levanté temprano, cargué la moto, y mientras estaba en eso, el Wirito andaba afuera fumando un puchito —creo—, aunque no lo tengo tan claro. La cosa es que le quería mostrar una bolsita con herramientas que armé para llevar en la moto, y al sacar la bolsa... aparece la GoPro! Estaba metida en un rincón de la maleta. Cómo llegó ahí, ni idea. Creo que la dejé encima de las otras cosas como el traje de lluvia, y con el movimiento del viaje se fue corriendo hasta quedar atrapada en el fondo, tapada por la bolsa de herramientas. Por eso no la vi cuando busqué antes. Fue un tremendo momento, porque ya la daba por perdida.
Camarón y la Sonia no volvían con nosotros ya porque se quedaban unos días en La Serena con el Pelado, la Aynara y su marido, y partirían mas tarde. Los Vetus también volvieron separados del grupo, creo que por la 5 Norte.
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Puente sin baranda |
Seguimos por la zona de Petorca y ahí tomamos el desvío para Cabildo, subiendo por Artificio hasta el túnel La Grupa, que también es angosto, sin luz, pero con semáforo. Nos reagrupamos ahí, porque obviamente con tanta curva yo ya me había quedado atrás. Cruzamos y llegamos por fin a Cabildo. Era hora de ir al baño.
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Cabildo |
Fuimos directo a la Copec porque ya era medio tarde y el tramo de la mañana había sido lento. Pensamos en comer algo rápido, ir al baño y seguir. Pero no. Justo estaban descargando combustible, así que tuvimos que esperar como 15 minutos para echar bencina y comer algo.
Wirito va a negociar si podemos esperar dentro del recinto |
Y lo logró! |
El Paco me fue acompañando, pero en un momento también se adelantó. Yo no me atreví a pasar a un auto que tenía una copiloto con el teléfono en la mano. Me imaginé que si lo adelantaba en línea continua, me grababan y me funaban en Twitter. Así que me quedé atrás hasta que por fin lo pasé, justo cuando el Paco me estaba esperando. Ahí me escoltó súper amoroso hasta Putaendo. Mi hija me encontró una paranoica perseguida y se mataba de la risa con el cuento.
La pasada por Putaendo fue más o menos, porque la calle que tomamos salía con pendiente al camino principal, y tenía disco pare en subida. Yo doblé a la derecha casi sin detenerme, justo cuando venía un auto que doblaba a la izquierda y me tapaba la vista. Igual el auto que venía me bocineó.
Con harta paciencia y tráfico lento, llegamos por fin a la Copec de San Felipe.
Alivio total. Algunos se tomaron un café y seguimos viaje. Ya no quedaba tanto. Había un lugareño medio deteriorado que insistía en el "chiste" que tenía que dejarle mi moto... cargoso el gil!! , otro, no deteriorado, nos sacó la foto para el recuerdo, que no salio muy buena porque una rama de palmera tapaba al Paco. Por suerte sacó varias. Esta es la mejorcita.
La pasada por San Esteban y Santa Teresa estaba lenta. Con Paparazzi nos quedamos atrás hasta que se despejó un poco, ya llegando a Los Libertadores.
Ahí por fin le pudimos poner un poco más de velocidad. En el camino, el termómetro marcó 27°, y nosotros con ropa de invierno... nos derretíamos.
En el túnel Chacabuco se empezó a armar taco, sin razón aparente. Después entendimos: a la salida iban dos camiones con contenedores a no más de 20 km/h. Por eso el atasco.
En Los Libertadores me vine con el Wirito. Nos vinimos rápido, yo ya solo quería llegar a casa. Él súper amoroso, me avisó de los pacos para que bajara la velocidad y después me acompañó por la radial, aunque nadie más la tomó. Anduvimos súper bien, poco tráfico, buena velocidad. En Vitacura nos despedimos y yo llegué a mi casa a las 5:30. Ocho horas de viaje desde Ovalle a Santiago. Larguísimo, pero muy entretenido. El Vampi había calculado 1230 Km para el fin de semana... en realidad fueron 1230,3 Km jajajajaja se pasó!!
Un tremendo grupo. Lo pasamos increíble, comimos rico, anduvimos bien. El Vampi ya dijo que va a pensar en otro lugar y otra fecha para armar algo nuevo. Así que atentos. Gracias a la Margarita la Anto y Gabriel, (quizá olvido a alguien) por compartir las fotos que apoyan el relato del blog.
Gracias infinitas a todos los que participaron. Cuando los grupos funcionan así de bien, son un verdadero regalo para el alma.
Hasta la próxima!!