lunes, 13 de marzo de 2023

Arrancada de fin de semana a Uspallata.

En vista de lo conveniente que está el cambio para l@s chilen@s, se organizó una arrancada a Uspallata, sólo para ir a deleitarnos con un bife chorizo jugoso y sabroso.
En principio sería ir y volver en el día, pero como nunca se sabe cómo estará la aduana, se cambió para un paseo de dos días, de sábado para domingo.
Los confirmados fueron los Vampis, Camarón y la Sonia, los Brujos, Pancho, yo y Elmer con su hijo Federico que fueron en la nueva joyita de Elmer, un Miata convertible precioso. 

La partida sería de CoChi, a las 8 AM.
Yo calculé mal y llegué a las 7:40 al punto de reunión. Cuando salí de mi casa todavía estaba de noche y faltaba para que amaneciera. Después de echar bencina, me senté a esperar que llegara el resto. 
Antes de las 8 ya estábamos tod@s menos los Vampis, que llegaron poco después de las 8, porque pensaban que era partiendo a las 8:30.




Elmer se fue antes, ya que generalmente las motos avanzan un poco más rápido que los autos, especialmente por el adelantamiento de camiones en caminos con curvas de una pista por lado.

Partimos desordenad@s, los Brujos y Camarón adelante, después yo, después Pancho y el Vampi al final. 
Yo intenté no separarme del grupo, pero por mas que anduve entre 140 y 160, no los pude pillar y dejé que se fueran. Seguí con Pancho un rato. El Vampi iba atrás pero no lo veía. Como a las 8:30 ya se veía el sol subiendo por el Este.

En algún punto del camino Pancho me adelantó y también lo perdí. Asi que me fui sola desde el camino a Portillo hasta la aduana. No había demasiado tráfico y el día estaba agradable. A pesar del sol en contra, no era tan complicado, porque en muchos tramos los cerros proyectan su sombra en el camino.

La subida a Portillo fue rápida y expedita. Uno de los cobertizos se encuentra en reparaciones y hay banderero dirigiendo el tránsito, y tuve la suerte de no tener  que detenerme. 




En el control de barrera me encontré con los Brujos y Pancho. Camarón iba más adelante.



Llegamos a la aduana con poca concurrencia. De hecho, en cuanto detuvimos las motos en la cola, ya se podía hacer el trámite de migración. 
Camarón ya había seguido a Uspallata. No andaba con mucho espíritu de grupo ese día.
Pancho estaba medio maneado con los papeles, no había llenado el formulario en internet y tuvo que hacerlo manual. Más encima no tenía el padrón de la moto, solo una factura creo y la autorización para sacar la moto de Chile. Estuvimos harto rato mientras la Anto trataba de  de sacar el padrón on line en el Registro Civil, Pancho le pidió a un hijo que lo sacara en la casa y se lo mandara.
Los Vampis sacaron su termo con café, que siempre los acompaña.



Y no hubo caso, parece que la página estaba caída. Todo esto en la Aduana, a todo sol y con harto calor.
Finalmente la Cristina consiguió con mucho esfuerzo que lo dejaran pasar, pero él estaba bien tostado y decidió devolverse.
Seguimos camino a Uspallata, y pasado Punta de Vacas la temperatura subió como 10 grados bruscamente.







Paramos en la super YPF y ahí estaban Camarón y la Sonia esperándonos. Nos quedamos ahí un rato tomando algo, retamos al Camarón por escaparse, y reemprendimos el accidentado trayecto al destino final. 






La llegada a Uspallata es muy linda, con alamedas a lado y lado del camino, el cielo super azul, y nubes como algodón.
Elmer ya había llegado


.
Llegamos a las cabañas que habíamos reservado, atrás del San Cayetano, el restorán de los bifes motivo del viaje. Eran 5 cabañas y las ocupamos todas, lo cual nos aseguraba que la piscina fuera solo para nosotr@s jejejejeje.
El día estaba soleado y caluroso. 




Nos cambiamos de ropa y fuimos caminando los 20 metros que nos separaban del Cayetano.

Nos acomodamos un poco apretados en una mesa y pedimos las cervezas heladitas.
A continuacion llegaron los bifes y las ensaladas. Hubo diferencias de opinión respecto de la calidad de las carnes.La mia estaba perfecta, jugosa, blanda y sabrosa. Deliciosa. Otras no tanto. 


Volvimos a las cabañas con la intención de pasar la tarde en la piscina, los Vampis, fieles a su costumbre, salieron a caminar. Pasamos a una tienda de souvenirs y alfajores. Yo compré varios y estaban muy buenos.


Estábamos en las reposeras al lado de de la piscina, y los Vampis en su periplo, cuando empezaron a caer granizos del tamaño de una cereza grande. Verdaderas piedras cayendo del cielo.

Corrimos a guarecernos para no salir herid@s, y a correr las motos para que quedaran protegidas por el toldo deel estacionamiento para protegerlas de posibles abolladuras (ya lo hemos visto antes). Elmer le puso los pisos de goma del auto encima del capot.
Después de un rato terminó el temido fenómeno atmosférico característico de esa localidad, pero el ambiente quedó fresco, no como para piscinear, asi que cada un@ se fue a su cabaña. 
Yo me quede viendo una película de la Julia Roberts y Clive Owen que no había visto, entretenida. (Duplicidad se llama, de 2009)
Más tarde volvimos al Cayetano, yo me tomé una bebida solamente, no tenia nada de hambre.
Los Elgueta fueron a un restorán que no conocemos, que les recomendaron, la Juanita, porque andaba antojado con un ojo de bife. Los Brujos y Camarón con la Sonia habían pensado ir, pero cuando Camarón vio que había que ir en taxi, que era lejos, que estaba muy oscuro, prefirió quedarse en el Cayetano.
Yo me fui para allá y al rato llegaron los Vampis y los Elgueta con las novedades de la Juanita. Lo mejor parece que son las pastas.
Hubo mucha conversa, de muchos temas, más serios, menos serios, y muchas risas.

Nos volvimos a las cabañas, la mayoría ya estaban acostados cuando Camarón avisó a voz en cuello, en vez de mandar un whatsapp, que iban al infaltable Grido a tomar helados.
El Domingo había que dejar las cabañas a las 10. El plan era salir a esa hora a tomar desayuno a la YPF y hacer un poco de hora para seguir a Chile y pasar a las empanadas de Chacabuco.
Estuvimos todos puntuales, y luego de sacarnos una foto (l@s que estábamos) partimos a la gasolinera.


Echamos bencina (baratísima, llené el estanque con menos de 5 lucas, lo que en Chile seria al menos 12 0 13 lucas)
Había un grupo muy numeroso de harlystas con sus chaquetas corporativas y sus motos ruidosas. Venían de un encuentro que se había realizado en Mendoza ese fin de semana. Además parecía que una parte del grupo haría un paseo por los alrededores.
Nos compramos cafés, medialunas, y otras masitas, y nos sentamos en una mesa grande, donde cabíamos tod@s.

Los Elgueta partieron los primeros. Tenían compromisos en Santiago.
Al rato los Vampis emprendieron el regreso porque querían parar en el Puente del Inca y en el mirador del Aconcagua.
El resto nos quedamos pensando en esperar un rato, que todo el grupo se fuera, e intentar llegar a la aduana cuando ya se hubiera despejado.
Pero no dejamos de ver autos partiendo en dirección a Chile. Llegaron más motos, más autos.
A las 12 decidimos no seguir esperando porque podía ser que tuviéramos que esperar mucho en la aduana, considerando todo el tráfico que estábamos observando.
A las 12 partimos con mucho calor. Yo adelante, después el Brujo y después Camarón.
El camino hasta la aduana lo hicimos bastante rápido, adelantando todo lo que se interpusiera entre nosotr@s y el trámite aduanero; autos, filas de autos, camiones etc.
Llegamos a la aduana sin cola een la rampa, osea subimos hasta las dependencias fronterizas sin parar.
Había un grupo de harlystas, quedamos atrás de ellos. Uno andaba con una falla en la alarma y sonaba un pito insoportable que paraba unos segundos y después volvía a activarse. Super molesto.
Por alguna razón quedamos en una fila paralela y, en buenas hora, no detrás de ellos porque eran bien maneados en el trámite.
Delante de nosotr@as estaba un alemán, en una BMW  con patente alemana. Se le cayó la moto estacionada y lo ayudé junto con unos cabrós del SAG a levantarla. Eso crea un vínculo, alguna conexión.
Seguimos haciendo el trámite, corriendo las motos, cuando miré para atrás y la cantidad de autos que se había juntado era increíble. Habíamos llegado justo antes de la aglomeración!!
Los Vampis llegaron justo detrás de nosotr@s.
Camarón estuvo practicando su alemán con el germano y hasta hizo negocios porque le compró unos pesos argentinos que le habían sobrado y Camarón volverá a Argentina el próximo fin de semana, asi que todos ganaban. 



Camarón con el Brujo iban a pasar a almorzar a algún  sitio.
Los Vampis no. Con el desayuno yo no tenía nada de hambre así que opté por venirme con ellos.
Me vine pegada a él, nuevamente adelantando todo lo que fuera necesario, en la cuesta Caracoles, calculando al milímetro para no quedar varados detrás de un camión. Ya en el plano,  largas caravanas de autos y camiones detrás de un camión más lento, aprovechando cada espacio sin autos en contra para sobrepasar.
Estuvo entretenido.
En Los Libertadores nos despedimos en la salida a la Nororiente.
A las 16 ya estaba en mi casa después de un muy buen fin de semana!!
Ya se vendrán más paseos!!