sábado, 13 de noviembre de 2021

Algarrobo por Tunquén

Este es un muy buen paseo! El camino a Tunquén es lindo, no tan transitado, con una cuesta que tiene lo suyo, Algarrobo que a pesar de gente que lo denosta, es bonito y la vuelta se hace super corta, porque es muy cerca.
La partida era de Copec Veneno, juntándonos ahí mismo a las 9:30- 10:00.
A la convocatoria llegaron Camarón single, Pancho, Topo, Wiro, los Vetus, Brujo y Co. y yo.
Nos juntamos más  o menos puntuales y partimos poco después de las 10 hacia la Ruta 68.




Ya he dicho más de alguna vez, que la 68 es una calle más, parecida a la Kennedy, con tráfico normal. Ya no recuerdo cuando habrá sido la última vez que disfrutamos de la autopista a Valparaiso despejada. Y eso que el peaje es super caro!
Pero al menos tiene free flow, algo es algo.
Avanzamos entre los autos, esquivando los lentos de la derecha y sobretodo l@s que van lento por la izquierda, sin ninguna intención de moverse de su pista.
Obviamente que no íbamos juntos, pero tod@s sabíamos que había que desviarse en la salida a Quintay.

Justo antes de la salida nos reagrupamos y Wirito tomó la delantera y el liderazgo. Y fue lo mejor! Nos llevó ordenaditos, sin correr, en filita todos juntos. Además avisaba con tiempo cuando iba a parar, así que nadie se pasó ni siguió sol@ adelante.
El camino a Quintay está bueno bueno. Con buen pavimento, no muy transitado, en medio de un bosque de pinos, y después el típico paisaje de campo cerca del mar.

Como estaba despejado, las vistas eran espectaculares. Wirito impecable en el rol de líder, indicó el desvío a Tunquén. Esa parte del camino es todavía más lindo. El sol ya estaba calentando el ambiente de un día precioso.

Desde lo alto ya se divisaba el mar. Se nota que Tunquén ha tirado para arriba en lo que se refiere a casas muy bonitas que se han emplazado en un paisaje privilegiado, en un estilo hippie chic, así como varios emprendimientos como le llaman ahora, de productos sofisticadamente  naturales y restoranes. Bueno entre estos emprendimientos está la Casa Tunquén. Se ve desde el camino.

Un poco más allá en una recta, paramos un rato para un puchito. Ahí me enteré que la Casa Tunquén es un restorán de la Katherine Salosny, a la que Wirito encuentra estupenda. Esto último es mi interpretación por todo lo que insistió en que nos devolviéramos y fuéramos a tomar un café al mentado restorán . La Vety que es curiosa y exploradora por naturaleza, encontraba regia la idea de ir a conocer el lugar y tomarse un café en la terraza, ya que era relativamente temprano y tiempo había.





Al final prevaleció la idea de seguir a Mirasol y Algarrobo. Seguimos camino hacia una cuesta no muy larga de curvas pronunciadas y algunas con pendiente importante. Lo mejor fue constatar lo bien que dobla mi joyita y lo fácil  que se me hizo hacer esas curvas. 
La llegada a Algarrobo nos devolvió a la realidad de la congestión vial. Nos fuimos en el taco hasta el restorán Algarrobo solo para constatar que estaba cerrado.
Seguimos más allá y estacionamos en un lugar que se veía bastante bien.

Nos bajamos, preguntamos, reservamos una mesa. Recién eran como las 12, así que teníamos tiempo de sobra para ir a dar una vuelta. Justo al lado del restorán empieza una especie de peatonal con locales tipo feria artesanal mejorada, que  sigue literalmente al lado de la playa.







Antes eso era una calle de tierra con casas al lado de la playa. Esas casas ganaron mucho con la peatonal porque se les acabó el tierral, y además les da una gran oportunidad de reconvertirse en un restorán café o tienda. De hecho hay varias que ya lo han hecho. Una tienda de ropa y artículos  de decoración muy vanguardista, (recordando que es la peatonal de Algarrobo, no la 5ª Avenida de NYC), un restorán con terraza que nos tincó harto para otro paseo, el Mandrake, y una cafetería  bien ondera.


Caminamos un buen rato, había gente haciendo día de playa total, con quitasoles y trajebaños.




Con tiempo y relajo, un@ le manda fotos del momento tan grato a l@s amig@s. La Leo, atenta a la jugada y malita pa weviar, como es ella, editó una de las fotos y la mandó de vuelta haciendo notar que nadie iba con la masacarilla puesta jajajaja.

Cuando ya fue hora volvimos al restorán a almorzar en una terraza de tercer piso muy agradable. Un descubrimiento! La comida sensacional y el servicio muy bueno!
El almuerzo estuvo muy, muy agradable con una linda vista al mar. Y muy divertido escuchando anécdotas de juventud de Wirito jajajaja, me acuerdo y me río.


Después del postre y el café bajamos a las motos. Un agrado el estacionamiento ahi, a la entrada del restorán.
Partimos de vuelta a Santiago con el plan de pasar a Millahue con los Vetus que querían comprar dulces típicos de Curacaví.
El camino de vuelta estuvo muy agradable, la ruta bien despejada y la 68 decente dentro de todo.
De acuerdo al plan paramos algunos a echar bencina, a tomar algo y comprar los productos típicos.
Nos sentamos en unas mesas exteriores, tomamos unas bebidas, la a sombrita estaba rica y la conversa también.




Volvimos no tan juntos como a la ida, y llegamos todos bien. Yo todavía ando sin maletas, así  que Camarón me acompañó a mi casa porque me andaba trayendo toda la ropa que me fui sacando al ir subiendo la temperatura.
Espero tener mis maletas pronto...
Como siempre un gran día, rico clima, comida buenísima y anécdotas irrepetibles.