lunes, 19 de julio de 2021

Fin de semana largo en La Serena, el primero en Fase 3

Ya hace un par de semanas que los contagios han ido bajando en Chile. Y el cabreo con las restricciones sanitarias ha ido subiendo y ya nadie aguanta mucho más.

Por ambos motivos se han relajado un poco las medidas del plan Paso a paso, y este fin de semana tanto la región de Coquimbo como la Metropolitana pasaron a Fase 3, lo que significa que se acaba la cuarentena el fin de semana. Además, con el pase de movilidad que tenemos los que ya nos vacunamos, se pueden programar paseos de fin de semana. 

El plan original era ir de Viernes 16, feriado por las festividades en honor a la Virgen del Carmen, para volver el lunes. Ojitos me propuso que nos fuéramos el jueves, los dos podíamos, pero teníamos que volver el Domingo. Yo por trabajo, él por viaje a Chiloé. Y así quedó, el jueves podíamos partir Ojitos, Camarón con la Sonia, Pelao Eder, los Vetus, Sobrino, y el Gasparín, que vive en Concepción y agrega 500 Km a cualquier viaje. Un cualtaquero como el que más.

El Pollo que es como el cometa Haley, aparece de vez en cuando, se sumó al paseo pero se iría el miércoles y nos esperaría en La Serena.

El organizador del paseo fue Vampiro, y lo dibujó como dice él, como un paseo pulpo. Es decir quedarnos en un lugar fijo y hacer paseos por el día. El podía irse el viernes y volvería el lunes después de almuerzo.

Así las cosas, los que partíamos el jueves nos juntaríamos en la Petrobras de Lampa a las 9:00 para partir antes de las 10.

Con Ojitos, el Pelao y Gasparín nos juntamos en Vive (Copec de Vitacura con Vespucio, ahora que vivo en Vitacura) para irnos juntos por la Radial hasta la 5 Norte.

Llegué a Vive a echar bencina y revisar el aire de los neumáticos. Ojitos, tan caballero él, se tiró al suelo con la manguera de aire comprimido. El Pelao había comprado varios cafés y los tenía en la moto para los que quisieran.

CAFETERIA EL PELAITO


Antes de la 9:30 ya estábamos en camino con muy bajas temperaturas. 2º si no me equivoco... pero ya aprendimos a abrigarnos.

En la Radial había muy poco tráfico a pesar de ser día hábil. Avanzamos sin ningún problema, con el día despejado, soleado y frío. Llegamos a la Petrobras donde nos esperaban Camarón con la Sonia y Sobrino con su última joyita, un Porsche Carrera muy muy bonito y clásico. El chocho de poder correrlo un poco. Después de saludarnos y alegrarnos por la posibilidad de un nuevo paseo largo, al fin!, partimos rumbo al norte.

El día estaba bien despejado soleado y fresco. Seguimos más o menos juntos un buen tramo, a la velocidad permitida por la ley. El tráfico no estaba tan pesado y daba más la idea de que era el habitual de un día de trabajo. Claro que no duraría mucho...

Seguimos hacia Las Chilcas que estaba más bien fluida y después el peaje de LlayLlay que estaba bien concurrido, con Camarón quedamos de acuerdo en que él me pagara los peajes y después se los reembolso. De ahí al Túnel El Melón, que si mal no recuerdo, (porque no tengo fotos) tenía un poco de taco por los arreglos en la vía y por el peaje. Qué estupidez que los peajes sigan siendo manuales!!

Seguimos camino y en el peaje de Pichidangui la cola y el caos, producto del cordón sanitario, pero sobre todo del peaje era descomunal. Ahí si aplicamos berma, cara de palo para no estar una hora o más en el taco, como le tocó a Sobrino. En un momento todos empezaron a bocinear para que levantaran las barreras. Los funcionarios del control sanitario eran muy pocos, no daban abasto, estaban claramente sobrepasados, así que no controlaban nada y dejaban pasar a la muchedumbre.

En ese tumulto nos encontramos con otro grupo de motos, unas 20 calculo yo, la mayoría  BMW GS, algunas japonesas y una o dos Harley.

Nos fuimos por el lado del peaje de los camiones y nos dejaron avanzar sin pedir ningún certificado ni permiso.

Nos volvimos a reunir en la Copec de Palo Colorado, un poco antes de Los Vilos, para  echar bencina y seguir a La Serena. Las colas en la tienda de la Copec eran demasiado largas, así  que hubo que saltarse el café y el baño. Nos topamos con el grupo grande de motoristas que iban al norte pero por el interior. Nos dijeron como se llamaban pero no lo retuve.






Hubo una moción de los Vetus de ir a almorzar a Guanaqueros, 
que no llegó a destino, de puro imaginar la cola que habría que hacer en el mítico restorán  El Pequeño, para esperar una mesa. En lugar de eso ellos pasarían a las empanadas de Huentelauquén a sacarse el antojo. El Pelao pidió que nos fuéramos un poco más rápido.

Hacia el norte estaba más nublado, y en la zona de los parques eólicos, la niebla no dejaba ver los aerogeneradores. Anduvimos un rato a muy baja velocidad. Además había mucho tráfico asi que no fue difícil separarnos y perdernos de vista.

Yo me fui rápido con Ojitos y Gasparín, quienes entraron a la Copec de Socos, donde había una cola infernal, buscando un baño. Me quedé en la entrada para que Camarón y el Pelao me vieran cuando pasaran y eventualmente pararan.

Pasó Camarón, pero no pescó y siguió; seguí esperando al Pelao mucho rato y me pasó lo típico, me perdí de los que iban delante por esperar a los de atrás, y los de atrás no aparecieron... entré a la Copec a buscar a Ojitos y Gasparín, no los vi y me fui sola no más, resignada a seguir así hasta La Serena.

Pero en el camino encontré a Camarón que iba lento porque creía que en su super moto atómica la bencina no le alcanzaría. (!) 

La llegada a Coquimbo fue horrorosa como siempre o peor. Pero ya sabíamos que había que irse por la derecha y en cuanto empezaba el taco de varias cuadras, salirse a la berma, hasta el semáforo. Y después  del semáforo pelear con los autos que van entrando por la derecha desde una diagonal que confluye con 5 Norte... 

la 5 Norte wn!!! 

la Panamericana Norte!! 

Del chape!! 

Un ejemplo fatídico de la ausencia y/o negligencia en el diseño urbano.

Había que llegar 4 esquinas fluyendo con el tráfico tratando de elegir la "pista correcta"  de acuerdo a la ley de Murphy jajajajaja.

Dentro de todo, 4 esquinas hasta la Avenida del Mar estaba bastante decente y no me costó tanto llegar al Hotel.

Camarón con la Arepa ya habían llegado y estaban en el estacionamiento.

Bajamos las cosas y fuimos a registrarnos.




Al poco rato llegó Ojitos que había acompañado a Gasparín a su hotel, ya que, igual que Sobrino,  no había conseguido habitación en el que estábamos los demás.

Lo raro era que el Pelao no llegaba, y se suponía que no venía tan atrás... Camarón lo había divisado en la autopista, pero después lo perdió de vista.

Empezamos a llamarlo y el teléfono aparecía apagado. En eso estábamos cuando a Ojitos le entra una llamada de número desconocido. Contestó, y un hombre al otro lado le preguntaba si hablaba con Ojitos... rarísimo. Que su amigo Pelao había sufrido un accidente, que se había volcado... y se cortó. Ojitos pensó que era una llamada para alguna estafa desde la cárcel. Le encontró "voz de Colina 1"

Después de un rato de total incertidumbre, logré comunicarme con el Pelao. Había tenido un accidente, y estaba en la comisaría de Socos, en una ambulancia de la carretera, esperando una ambulancia del SAMU, que lo trasladaría al Hospital de Ovalle, ya que aparentemente tenía una fractura en su muñeca izquierda.

Que no recordaba  nada y que no sabía qué le había pasado. La moto la iban a llevar a la misma comisaría para dejarla en custodia.

Bueno, al menos ya sabíamos lo que le había pasado y estaríamos al aguaite de cualquier novedad. Barajamos la posibilidad de ir a Ovalle a verlo, pero tampoco se justificaba mucho sin saber cual sería la decisión final.

Nos juntamos todos los demás y nos fuimos a la Mia Pizza a almorzar, donde Sobrino ya tenía la reserva y estaba haciendo la cola. Eran como las 4 de la tarde a esa altura.

A pesar de la preocupación, nos pudimos relajar y pasar un buen momento disfrutando de una excelente comida y del placer de estar con los amigos. Por los temas de aforo y normas sanitarias, nos distribuímos en dos mesas. En una quedaron Camarón con la Arepa, Ojitos y Gasparín, y en la otra, Los Vetus, Sobrino y yo.




Nos enteramos que el Pelao ya estaba en Ovalle, que lo habían atendido y que efectivamente tenía una fractura de muñeca que requería cirugía. Una alternativa es que si estaba en condiciones, se devolviera en bus lo antes posible a Santiago para que lo vieran en el Hospital de la UC, donde tiene el convenio costo cero con su Isapre, o buscar alguien que lo pudiera atender en La Serena y se resolviera la situación lo más rápido posible.

Finalmente la decisión fue que se volviera de Ovalle en un taxi, y que al otro día se fuera a Santiago.

La suerte quiso que un enfermero que estaba de turno en el Hospital de Ovalle, tuviera que volverse a La Serena en poco rato más y lo podía traer. Hablé con él y estaba aporreado, adolorido, pero de buen ánimo. Y hambriento!! No había comido nada  en todo el día y llegaría a La Serena al filo del toque de queda, con todas las cocinas cerradas.

En el restorán del hotel tenían comida para llevar, asi que le pedí una lasaña, un torta tres leches y una bebida.

Cuando llegó pudo subir con mucha dificultad a mi habitación (el hotel no cuenta con ascensor), y por fin se sentó a comer la primera comida del día, a las 10 PM.

Le avisé a Ojitos que el Pelao ya estaba en el hotel y que le convidara algún analgésico si tenía. Se comió feliz la lasaña que todavía estaba caliente, y nos contó lo poco que recordaba: que la moto había bailado y que después había despertado, tirado en la tierra unos 20 o 30 mt. de la autopista, y que la moto estaba tirada 10 o 20 mt. más lejos. Parece que hubo un ruido fuerte, y de una casa, en un pequeño poblado en la mitad de nada, salió una estudiante de enfermería a atenderlo, lo tranquilizaba, y le decía que ya había pedido ayuda. Así fue como llegó la ambulancia a auxiliarlo. 




Al parecer el accidente ocurrió en Mantos de Hornillos, que queda como a medio camino entre Huentelauquén y Socos, un poco más al norte que la zona de Illapel y Canela baja, pero hacia la costa. Afortunadamente en ese tramo del camino no hay barreras e contención, y el terreno es más o menos plano, lo cual contribuyó a que el Pelao se arrastrara por el terreno, sin chocar con nada.

Así terminó un laaaargo primer día super acontecido como se decía antes.


Día 2 La Serena y Tongoy

Amanecimos no tan tarde pero sin apuro y nos encontramos en el comedor para tomar desayuno.

El Pelao había amanecido bien machucado pero bien. Al menos con los analgésicos había podido dormir. La decisión final fue volverse lo antes posible a Santiago. Con Ojitos y Sobrino vieron el pasaje en bus cama, en el primero que saliera hacia Santiago. Pudieron comprar uno y preparar su equipaje. Sobrino lo llevó al terminal y lo acompañó un rato, ya que había 1/2 hora de retraso en el viaje.

 Los demás salimos a caminar por la costanera de la Av. del Mar. El día estaba maravilloso, despejado, soleado y cálido. Tanto que algunos niños se metían al mar.





Nos dividimos en dos grupos, los de pavimento, que siguieron por la vereda (Pollo, Camarón y 0jitos) y los tierreros, en este caso areneros, que nos fuimos por la playa. Caminamos harto, 4,4 Km según el registro en mi celular (mi promedio en día de semana es 0,2 Km/dia jajajajaja).










A la vuelta del paseo se hizo indispensable desabrigarnos, lo cual le permitió al Vetu lucir su polera de Spiderman jajajajajaja el chocho y la Vety también.




Nos juntamos en el hotel con Gasparín y Sobrino, que ya había embarcado al Pelao, para decidir qué hacíamos... a las 12:30, en feriado de fin de semana largo, osea relajo y caos total. Cómo se notaba que no andábamos con el Vampi que organiza la vida en una planilla Excel!

Decidimos ir a Tongoy, a los restoranes de la Playa Grande, a unos 50 Km de La Serena, y para allá partimos. Primero a echar bencina  y después al balneario donde veraneaba en mi adolescencia, cuando era un muelle de pescadores y mariscadores que vendían sus productos en los botes. También unas cuantas casas en la península que se recorría entera a pié, y un par de hosterías eran la oferta hotelera. Los veraneantes disfrutaban de la playa Socos, de 4 Km de arena blanca y mar calmo y tibio y la Playa Grande, con una extensión de 14 Km, pero con muchas algas, por lo cual era más un sitio para instalar improvisados campings veraniegos, ya que el  terreno era suficientemente duro como para que circularan autos y camionetas por la orilla del mar. Ahí, en la playa, pero más lejos de la línea  de la marea alta se instalaron los primeros negocios que vendían empanadas de marisco, ostiones, y jaivas para comer ahí mismo. La Pinky era la reina del lugar. Y el legendario restorán Arrocet, el primero con categoría de restorán propiamente tal.



Ahora la Playa Grande tiene costanera, con luminarias y paseo peatonal y hay calle pavimentada para llegar a los locales, restoranes con todas las de la ley.





Llegamos allá, estacionamos las motos mientras Sobrino ya estaba en la cola para una mesa en el restorán elegido, al lado del Arrocet, que en esta fecha se encontraba cerrado.

En el gentío en las afueras de los restoranes estaban los moteros con los que nos habíamos topado el día antes en el peaje y en el camino. Uno de ellos le comentó a Camarón creo, si una BMW gris, como antigua, con el foco cuadrado andaba con nosotros. Por que la había visto en la carretera y le había llamado la atención que la parte de atrás bailaba demasiado. Eso debe haber sido poco antes de que el Pelao se cayera.



En la espera alguien se dio cuenta que Gasparín andaba con el neumatico trasero destruido literalmente. Le faltaban varias calugas, como si hubieran sido arrancadas de cuajo, y se veían las telas! Y todavía había que llegar de vuelta a La Serena!


Esperamos muuuucho rato en la cola, pero el día estaba tan rico que no importaba tanto. Nos reimos mucho cuando la Vety, desde la cola le preguntó a una parejita joven, que ya estaban almorzando, si las empanadas estaban buenas y si tenían harto queso. La chica tardó en reaccionar por lo insólito de la pregunta y de la situación, pero nos confirmó que si, que estaban muy buenas jajajajajaja. 


     

Finalmente nos acomodaron, denuevo en dos mesas. En una, Sobrino, Camarón con la Arepa, los Vetus y yo, y en la otra, Pollo, Gasparín y Ojitos. Ya eran las 16:15


Terminamos de almorzar bastante tarde, y era un hecho que a La Serena llegaríamos de noche😩

Teníamos que volver muy lento, en caravana, escoltando a Gasparin.

Al sacar las motos del estacionamiento mi partner se fue al suelo, una rueda se le enganchó en una grieta. Yo no tuve ese problema porque me ayudaron a sacarla.

Supe que Gasparin también  se cayó y rodó por el suelo. En su caso influyó seguramente el estado lamentable en que estaba su neumático.

Volvimos lento por la 5 Norte, en caravana, vimos la puesta de sol en el trayecto... Porca miseria! se hacía de noche


Llegamos juntos hasta el taco a la entrada de Coquimbo que estaba como siempre. Horroroso. Peor aún porque había anochecido. Nos fuimos por la berma todo lo que pudimos. La salida a Cuatro Esquinas era otro caos igual o peor... un taco que casi no avanzaba. Ahí me separé de Ojitos y Gasparin que iban hacia arriba, a Balmaceda, yo a la Avenida del Mar.

Fue puro taco hasta el hotel, una mierda!💩😡

Más tarde bajamos al restorán a tomarnos algo y nos enteramos que el Pelao ya estaba en Santiago, en la casa de su hija y que al  otro día lo atendería el traumatólogo. Y que la moto estaba bien guardada en la comisaría  de Socos.

El Vampiro había llegado a media tarde al hotel, y nos tenía la planificación del día siguiente. Por fin!! 

Su comentario fue: "nunca más los mando solos!!" jajajajajaja y es la pura verdad.


Dia 3 Andacollo, Rio Hurtado, Samo Alto, Pichasca

La idea era salir a las 10 a recorrer los caminos secundarios del interior, y localidades poco conocidas, por caminos sinuosos y cuestas, por fin pavimentados. Ese es un recorrido que siempre había querido hacer porque había escuchado varias veces lo lindo que era, pero los caminos de tierra me frenaban de hacerlo.

Nos juntamos en el hotel, al desayuno.



Todos menos Gasparín que tenía que resolver el tema de su neumático. Había encontrado un local relativamente cerca de su alojamiento que atendía el sábado. Si la cosa andaba rápido, podía alcanzarnos en el camino.

Llegaron el Pollo y Sobrino, y cerca de las 10:30 partimos. El día estaba totalmente despejado.A esa hora no había tanto tráfico y no demoramos demasiado en llegar a Balmaceda con 4 esquinas. Ahí echamos bencina y nos comunicamos con Gasparín. Se veía poco probable que pudiera alcanzarnos.





Partimos hacia el camino a Andacollo que parte al final de una calle paralela a Balmaceda. Es la ruta 43, estupenda, como son los caminos en Chile. Sobrino, en su Porsche alguna vez nos adelantaba y se veía que lo disfrutaba a concho!

Yo andaba bien maneada, hay que decirlo, en las curvas, que no son fáciles pero tampoco terribles. Pero no logré encontrarme con la velocidad y el cambio correcto para hacerlas. Aún así el camino de casi 60 Km.es precioso porque en poco rato se alcanza una altura considerable que permite unas vistas espectaculares. 

En menos de una hora ya estábamos en el pueblo de Andacollo, que no ha cambiado casi nada en casi 30 años, desde la primera vez que estuve allá. Sigue siendo sorprendente la llegada, después del camino por los cerros áridos porque lo primero que aparece es una cúpula enorme, como de catedral, y a medida que se avanza por el camino ya convertido en calle, empieza a aparecer el resto del pueblo, una plaza de tierra con juegos infantiles, casas como de adobe, modestas, y más allá el centro, con algún pequeño comercio y la explanada frente a la catedral, la Plaza Videla, con otra iglesia nada de chica en el lado que hace ángulo con la basílica.


Con Ojitos paramos en lo que parecía estacionamiento pero el quería desabrigarse, porque el sol pegaba fuerte. Nos habíamos equivocado en la entrada, y en vez de entrar por la calle que lleva a las iglesias, nos fuimos por abajo. 

Luego de desabrigarnos decidimos tratar de llegar a la plaza misma, como lo habíamos hecho todas las otras veces que habíamos ido años atrás.

No fue fácil porque nos fuimos detrás de un bus de turismo cuyo chofer era un mago llevando esa mole por calles estrechas y doblando en esquinas imposibles. Finalmente llegamos a la plaza, donde ya estaban los demás, con las motos frente a la iglesia, como corresponde.

Era 17 de Julio, osea un día después  de las festividades en honor a la Virgen del Carmen (Reina y Madre de Chile y Patrona del Ejercito de Chile, nada menos!)  y que es objeto de adoración en el pueblo de La Tirana, en la conocida fiesta homónima. Habíamos elegido no ir el 16 por lo mismo, porque pensábamos que podía haber tumulto, con pandemia y todo.

Y resultó que igual había celebración, a pesar de que la virgen milagrosa de Andacollo tiene su historia propia, que cuenta que fue encontrada en los cerros de la zona por un niño indígena que andaba buscando oro a mediados del siglo XVI, siendo albergada en la parroquia del pueblo.

La fiesta estaba teniendo lugar en la iglesia más chica, que data de 1580, con varias restauraciones y remodelaciones, y donde se celebran bautizos, matrimonios y misas regularmente.

En la ocasión se honraba a la virgen de Andacollo con bailes, cantos y trajes típicos de esta clase de manifestaciones del fervor religioso en el Norte. Y, para ser honest@s, reconozcamos que cualquier motivo es bueno para armar un weveo, más en estos tiempos de restricciones y encierro!!

Alcanzamos a ver el final de los bailes, como batucadas con bombos y metales, muy rítmicos y contagiosos. L@s participantes, uniformados con trajes de colores fuertes y vistosos. La mujeres con polleras repolludas y pañuelos en la cabeza, amarillo y calipso. Los hombres con pantalones negros, como de raso, y camisas y pañuelos calipso. 



Después de disfrutar los cantos y los bailes, nos sentamos en un banco en la explanada, Plaza Videla en rigor, en la poca sombra que encontramos. Desde ahi la imagen era muy bonita y sui generis: en primer plano las motos estacionadas y mas atrás los fieles con sus tenidas colorinches. Una fusión cultural, se podría decir.


Camarón y la Arepa se deleitaron con un mote con huesillos heladito y muy refrescante, que compraron en uno de los múltiples puestos de souvenirs que se habían instalado. Yo compré un imán para el refrigerador con la imagen de la virgen, creyendo que la leyenda en el borde decía  Andacollo. Pero como andaba sin anteojos no pude leer lo que en realidad decía: PROTEGEME jajajajaja, y ahí está en el refrigerador la virgen de Andacollo.



La iglesia más grande, en esta oportunidad cerrada al público, es una basílica diseñada y construida por un arquitecto italiano en 1891. Andacollo no se anda con chicas!


Es de estilo bizantino, construida mayormente en pino oregón, traído de California,  pintado para que parezca mármol. La nave mide 70 mt. de largo y 30 de ancho. La cúpula tiene una altura de 45 mt y las torres se elevan 50 mt. En Andacollo poh!!

Lo que pasa es que en la colonia los lavaderos de oro, plata y cobre dieron mucho auge a la zona y la iglesia que había se hizo chica para albergar tanto fervor religioso, y por eso se mandó a construir esta más grande, que se mantiene como el símbolo más importante del pueblo.

Después de la experiencia cultural-religiosa, seguimos camino adentrándonos en los cerros de la cuarta región.

Ese camino yo no lo conocía y es alucinante! Es el D457. Parece estar hecho hace poco, con el pavimento parejito, y un entorno que impresiona por lo vasto y por el azul del cielo tan pero tan distinto a la capital. Transitaba uno que otro auto, lo cual era tema en las curvas muy cerradas ya que es más bien estrecho.






Paramos en un mirador, muy bien instalado (no como los de Bolivia jajajajaja) y disfrutamos del paisaje un buen rato. Conversamos con un lugareño que también se había detenido y nos sacó la foto de rigor.







Seguimos al próximo destino, Pichasca (en la vida lo había escuchado) por el camino sinuoso, unos 35 Km. Cerca de los poblados llama la atención el desarrollo de plantaciones nada de chicas, no se si papayas, olivos o paltas. No alcancé a verlos bien. 





También hay dos conjuntos grandes de paneles fotovoltaicos que seguramente abastecen de electricidad a alguna industria pequeña.


Pasamos por Samo Alto, que da la impresión de ser solo una calle, como con adocretos, y seguimos a Pichasca.



Paramos en lo que parecía un restorán pero no estaban atendiendo. Vampiro parece que averiguó, seguimos un poco más adelante a un local que ofrecía colaciones para llevar a 3 lucas.


Listo! Ahí nos quedamos, pedimos las colaciones, bien buenas, pollo, vacuno o cerdo con arroz y ensalada, un pan y una bebida.

Nos acomodamos en un murito en la vereda, que estaba más abajo que la calle, y en una banca de madera del local mismo.





Justo empezaron a llegar montones de clientes, familias completas, a buscar su almuerzo para no tener que cocinar en la casa. Toda la razón.

Yo lo encontré super rico y me lo comí feliz... es que hacía un poco de hambre a esa hora. Hacía harto calor, el cielo estaba totalmente despejado, pero nosotr@s ya nos habíamos desabrigado y agarramos sombrita.




Hicimos un poco de sobremesa, si es que cabe el término, y nos preparamos para seguir con el paseo.

Nos devolvimos hacia Samo Alto, y seguimos hacia el sur para entrar a la autopista de Ovalle a la Serena.

Pasamos por el embalse Recoleta, y me expliqué los cultivos en la zona, de ahí es que sacan el agua.


De vuelta manejé mucho mejor, sería que iba con menos ropa o que había comido, o lo que fuera, pero por fin me volví a encontrar con la moto.

En la autopista no vimos más a Sobrino 😂😂 se imaginarán el motivo 🏎. Es que es demasiado buena!! y casi sin tráfico!!



Llegamos a la Serena por donde habíamos salido, y en Balmaceda pasamos a echar bencina en una Petrobras. Y calabaza, cada un@ a su hotel. Supimos que Gasparín había solucionado su problema de neumático.

Llegamos al hotel a cambiarnos ropa y nos juntamos en la Mia Pizza. Sobrino, que había llegado antes estaba haciendo la cola para la mesa. También  llegaron el Pollo y Gasparin y pudimos compartir el último día de l@s que no volvíamos al día siguiente. Los Vetus habían pasado el día donde la familia de la Vety, por el cumple de su tía si mal no recuerdo.


El Pelao ya estaba en la casa con su hija, diagnosticado y con la cirugía programada y regaloneado. Nos pidió que cuando fuéramos de vuelta a Santiago, pasáramos a la comisaría de Limarí a buscar sus documentos que andaban perdidos.

Fue un día perfecto, sin tacos, con lindas rutas, rico clima y compañía inmejorable!


Dia 4, Domingo, vuelta a Santiago

Yo quería volver lo más temprano posible, para evitar el taco y llegar a Santiago a una hora que permitiera ir a votar en las primarias para candidato a la presidencia.

Osea, ojalá estar saliendo a las 8:30. Los Vetus coincidían conmigo, así como Ojitos y Gasparín que como siempre le agrega 500 Km a los viajes para llegar a su casa en Concepción.

El Vampi, Camarón con la Arepa y Sobrino se quedarían hasta el lunes en La Serena.

El Pollo, que es espíritu  libre no se matriculó con salir temprano con el grupo y se iría mas tarde por su cuenta.

Nos encontramos en el desayuno, sacamos los permisos de C19.cl y nos preparamos para salir. No se si salimos a las 8.30, pero si, antes de las 9 estábamos en ruta.

A esa hora el tráfico no era cero pero era menos que los otros días. Domingo a primera hora... El día estaba nublado y más bien fresco.

Nos fuimos más o menos juntos, en la carretera más bien despejada.

Paramos en la comisaría por el encargo del Pelao. Ojitos y Vetu cruzaron la autopista a ver si lograban algo.

Con la Vety y Gasparín nos quedamos en el área al frente, esperando novedades.

Al rato cruzaron de vuelta, no solo con los documentos del Pelao, sino con un casco y otros objetos. Ojitos como pudo amarró el casco para llevarlo de vuelta a su dueño.






Seguimos camino hacia Palo Colorado a echar bencina. En el camino apareció el Pollo que nos acompañó durante un tramo.Después lo perdimos de vista.

Estábamos de acuerdo en que la idea era llegar lo antes posible a Santiago y tratar de no agarrar el taco de la zona de Papudo y alrededores. Así que cargamos los estanques, no recuerdo si comimos algo, porque cualquier cosa era una cola importante. Ya a la altura de Pichidangui se empezó a ver más tráfico, y el taco antes del túnel El Melón era descomunal. Nos fuimos un rato por la berma para no quedar en medio del embotellamiento, pero nos separamos inevitablemente. Yo seguí con Ojitos y después del peaje paramos a desabrigarnos, el día ya estaba despejado y caluroso.

Seguimos asumiendo que desde ese punto la congestión era la norma. Había que ir cambiándose de pista y eligiendo la más despejada. Antes del peaje Llay Llay el taco también era de proporciones! 

Los Vetus desafiaron el mar de autos y aplicaron berma como camino principal. Hay que tener nervios de acero para eso!!

Con Ojitos decidimos salirnos en Llay Llay hacia la ruta 60 y volvimos a ser felices!! Casi sin tráfico! un verdadero agrado, volver a andar a más de 120 por tramos largos. Son 40 Km extra en distancia, pero en tiempo debe ser parecido, y en placer de estar sol@s en una excelente autopista  no se compara! Por ahí llegamos a Los Libertadores y después tomamos la Radial. Qué buen fin de viaje! la autopista despejada en día soleado.

Alcancé a llegar a muy buena hora para ir a votar. El voto es secreto, así que solo diré que no voté por Jadue jajajajaja que perdió estrepitosamente con Boric, en contra de todos los pronósticos. La Vety lo había anticipado en la mañana!

Por su parte, Gasparín llegó sin novedades a Talca, a la casa de un amigo donde alojaría para retomar el viaje a Concepción al día siguiente.

Los rezagados de La Serena aprovecharon el día y fueron a Punta de Choros. Sana envidia... hay que volver algún día a ver como está ese santuario de la naturaleza, hábitat único en Chile del pingüino de Humboldt y presencia de ballenas, delfines y lobos marinos.


Mandaron unas fotos muy bonitas de la caleta. Y por lo que se ve almorzaron muy bien algunas delicias de la zona.



Al día siguiente emprendieron el regreso a Santiago, probablemente con la ruta más despejada. Llegaron bien según contaron en el whatsapp del paseo. Y Gasparín contó que había llegado sin novedad a su casa en la Región del Bio Bio.

Fue un viaje bien desordenado, disgregado y caótico pero con hartas instancias de compartir con los amigos, comer rico, reírse harto y andar en moto en lugares preciosos!

Faltó la foto grupal, pero con la manada de gatos, es cada vez más difícil juntarlos a todos!!

Hasta la próxima!!