domingo, 15 de mayo de 2022

Fin de semana en Pichilemu

 Hace casi dos semanas el Vampiro propuso este paseo, por caminos secundarios alojando en Pichilemu. Nadie, pero nadie lo pescó, hasta que a alguien se le ocurrió comentar que ese fin de semana era el día de la madre (celebración muy significativa en Chile) y sugirió programarlo para el fin de semana siguiente. Yo me apunté al toque y se fueron sumando interesados en participar con los que se formó el grupo ad hoc de WhatsApp.  

SABADO 14 DE MAYO 2022

La partida era en la Copec Veneno el sábado a las 9:30. Yo me anduve confundiendo y llegué a las 8:45 al sitio de reunión. Ahí me encontré con el Nico MacDonald que iba con un amigo al polígono de tiro Sargento Candelaria, por el mismo camino que haríamos nosotr@s más tarde.

Como a las 9:15 empezaron a llegar los participantes: Camarón con la Sonia, los Paparazzis, los Vampis, Henry, Pancho, Mamón, el Brujo con la Cristina, y al final, pasada la hora de la partida aparecieron los Vetus, medio carreteados después de una reunión que habían tenido el viernes en la noche. Muy buen grupo plurinacional y paritario. Como debe ser jajajajajaja









Partimos bastante ordenados y más o menos juntos hacia la Ruta 68, que a esa hora ya tenía un tráfico considerable. Harta gracia considerando que era una fila de 9  motos.

Nos desviamos en la salida a María Pinto, poco después del túnel Lo Prado. El día estaba seminublado y muy frío. Menos de 10º. Yo esperaba un camino casi vacío a esa hora... y me equivoqué. Harta gente circulando por los camInos en medio de los campos y los cultivos. Cuando andamos por ahí, siempre pienso en lo sacrificada que es la pega de agricultor. Encuentro sorprendente como algun@s se dedican a esa actividad con una fe y una pasión notables. Hasta los cerros se ven a lo lejos dibujados con cultivos. Supongo que no serán buenos tiempos con el problema de la sequía y la emergencia hídrica.

Vampiro nos llevaba ordenaditos hacia María Pinto y Bollenar por el camino con algunas curvas y su buena ciclovía separada del camino por una franja de tierra. Es decir, construida para esos fines sin quitarle espacio a la calzada. El día seguía nublado y frío.

Anduvimos un buen rato por esos poblados en medio de los campos y con todo el comercio y el movimiento en el camino principal. En algún momento salió el sol pero no calentaba mucho. A lo más la temperatura subió a 16º.

Como ya es costumbre, en las rectas largas Mamón nos pasaba a toda velocidad, hecho una corneta, como diría él, para esperarnos más adelante.













Maria Pinto
Seguimos por la lateral de la Ruta 78, un tramo corto, para cruzarla por el paso sobre nivel Las Lumbreras (raro el nombre o no?), pasamos frente al Monasterio de las Carmelitas Descalzas de Melilla, y más adelante tomamos el camino hacia Cuncumén, de acuerdo con el plan. A esa altura ya íbamos más bien disgregados, y por ahí más o menos, el Vetu pinchó el neumático trasero. El sensor le avisó la baja de presión, pero no parecía tan terrible y podía seguir. Lo revisó y tenía un clavo enterrado en el caucho. Trató de inflarlo con su compresor nuevo sin uso, pero no le resultó. Luego Paparazzi le prestó el suyo y ese parece que sí resultó.

Camarón lo acompañó en el momento del diagnostico.


Decidieron seguir a LloLleo a buscar 
una Vulcanizacion, pero directo por la 78 y no por la vuelta larga por Cuncumén. En la era de la tecnología no fuimos capaces de coordinarnos y saber qué estaba pasando. En el desvío Cuncumén esperamos Mamon, Pancho, Henry los Vampis y yo y luego llegó el Brujo.

Vampiro decidió devolverse a tratar de averiguar donde estaban los demás. Mientras esperábamos vimos venir una mujer delgada, rubia, con ropa negra que era muy parecida a la Sonia. Fue muy raro y muy divertido "ahí viene la Sonia!! jajajajaja qué hace a pata!!" Qué manera de reírnos. 

Resultó que se habían ido por la 78 a LloLleo y Santo Domingo. El grupo que esperábamos éramos 6 de las 9 motos. Osea 2/3 numero mágico en estos tiempos de la Convención Constitucional que es una especie de fórmula para decidir. Así que seguimos no más. Quedaba poco para llegar a Santo Domingo, donde nos reuniríamos con los demás. 

Pero no contábamos con que había dos tramos muy largos de reparaciones del camino, que era de tierra. Por lo menos 10Km. De no creerlo!! La sufrimos!! especialmente los que iban en las motos más grandes y pesadas, Henry Brujo y Mamon. Yo iba siguiendo por donde se iba el Brujo, que iba delante mio. Era tierra, calamina, gravilla, ripio, y todo mojado, parece que había llovido y se veía resbaloso, aunque no era tanto. Además no sabíamos cuanto duraba la tortura y si más adelante se ponía peor. La velocidad promedio en esa parte fue 20 Km/hr. Osea, los que estábamos mas atrasados al final fuimos nosotr@s y los otros creían que íbamos adelante jajajajaja todo mal.

Finalmente llegamos a Santo Domingo y vimos al Vetu en una Vulcanizacion, reparando el neumático.





Paramos antes del puente y Mamòn se devolvió a acompañarlo. Paparazzi y Camarón habían seguido a Pichilemu.

Seguimos camino hacia Rapel y Navidad. Encontré que en Santo Domingo había menos taco que de costumbre. Ya fuera del camino más concurrido, el paisaje era muy lindo. Ademas ya estaba despejando aunque seguía frío. Llegamos a la típica Copec de Rapel, donde paramos cada vez que vamos a Matanzas. Echamos bencina, fuimos al baño, (muy necesario) Ya eran las 13:30.






Al rato llegaron los Vetu con el Mamon y seguimos camino a Pichilemu por Litueche. Por fin la temperatura subió a 20º y se sentía tibiecito. Litueche es muy bonito! Creo que no lo conocía. Se ven hartos jardines en la calle, es como ordenado y limpio.  Tiene cerca de 6000 habitantes. Hasta 1979 se llamaba Rosario o Rosario Lo Solis y luego se rebautizó como Litueche (en mapudungún, gente de tierras blancas)








 
Su parroquia data de 1700 y en su interior se conserva el libro de actas de bautismos, el primero de los cuales se realizó en 1774. Estos registros más tarde fueron cruciales en estudios demográficos y de salud publica, ya que eran los únicos que recogían datos sistematizados de los nacimientos y las poblaciones.

El camino hasta Pichilemu es lindo,más o menos serpenteante, con unas cuantas cuestas suaves, los bosques verdes en las laderas de los cerros, algunos campos sembrados al lado del camino, asi como plantaciones de frutales. Lo disfruté mucho.

Poco antes de las 15 por fin llegamos al destino. Camarón ya tenía reserva en un restorán de la costanera. Llegamos  al hotel, dejamos las motos y nos fuimos caminando al restorán. Los Vetu se habían ido directo, sin pasar por el hotel. Estaba muy cerca, a algunas cuadras. Fue agradable caminar y estirar las piernas



Nos armaron una mesa para los 14 que éramos. Que bueno es no tener las restricciones por COVID y sentarnos todos juntos. 

El restoran, de nombre feo: Bocas del mar, toda una revelación!! Increíblemente bueno y con más que una cierta sofisticación. Me encantó!!  Los tragos bien preparados, la comida deliciosa, la atención muy buena y los precios super razonables. Bueno bueno!! Eso si no separaban cuentas, pero andábamos con la Vety que logra hacer el milagro de que todo cuadre.




La Vety sacando las cuentas


Después de las 5 volvimos al hotel, ya que Henry, Mamon y Pancho tenían que volver a Santiago, y  se había hecho tarde. Llegamos y ellos se prepararon para el largo viaje de regreso. La mayoría lo hicieron de noche, por caminos trabados hasta llegar a la autopista. Como 4 horas les tomó llegar a sus casas, pero aunque tarde, llegaron sanos y salvos.







Nos registramos en el hotel y nos fuimos a las habitaciones. No alcanzamos a hacer mucho porque Vampiro nos sacó a caminar por el pueblo, si bien ya había anochecido. La luna llena reflejada en el mar se veía preciosa. Fuimos al palacio Ross, convertido en el Centro Cultural Agustin Ross Edwards, donde se exhiben obras de artistas locales. Está muy bien mantenido, la entrada es gratuita. Hay una sala dedicada a la historia de la familia Ross Edwards, en particular a Agustin,  y la tremenda influencia que tuvo en el desarrollo del pueblo. 

Resulta que el susodicho nació en 1844 en La Serena, ya que su padre, inmigrante escocés, trabajaba en una explotación minera de su suegro, otro inmigrante, pero inglés. Estudió en La Serena hasta los 12 años, cuando su padre lo lleva a Edimburgo para que continúe allá su educación. A los 16 vuelve a Chile, sin haber completado su educación británica, y se pone a trabajar en el Banco de A. Edwards, propiedad de su tío materno, Agustin. A la muerte del tío millonario que a su vez, era marido de su hermana, (cosa que en estos tiempos sería delito)  queda encargado de administrar la herencia de la hermana que se había convertido en la mujer más rica de Chile, a fines del siglo XIX. Como autodidacta logró una solida formación en temas económicos y políticos lo que le permitió ser un personaje relevante y lider de opinión en diversos temas financieros, como por ejemplo la idea del respaldo del dinero en oro , y también un dirigente político crucial en la oposición a Balmaceda. Escribió varias obras de temas financieros y bancarios, mostrando su faceta intelectual.


Se embarcó en el proyecto de convertir a Pichilemu en un puerto que permitiera la salida y distribución de los productos agricolas de la zona, que eran muchos, pero con elevados costos de transporte, lo cual se resolvería con un puerto ahí mismo. Por diversos motivos, el proyecto en el cual había invertido mucho de su capital no prosperó, pero, ni corto ni perezoso, se reinventó y decidió convertir Pichilemu en un balneario de lujo para los millonarios, inspirado en Biarritz y otros parecidos. Construyó el hotel y el parque Ross y más tarde un Casino de juegos. Se piensa que cuando los casinos (con la sola excepción de el de Viña) fueron declarados ilegales, el proyecto completo empezó a guatear y finalmente quebró. La sucesión Ross donó el hotel, el parque  y el bosque a la comunidad de Pichilemu. El Hotel se deterioró con el tiempo, pero en 2009 renace convertido en Centro Cultural, que es el que visitamos nosotros, donde vimos la exposición de un artista local, que ha desarrollado su arte con clavos viejos en la Vulcanización donde trabaja.



"El sueño Ona" del artista de la vulcanización
Todas las lineas negras sonclavos viejos doblados

Después del baño cultural, paseamos por el parque Ross, hermoso, aún de noche. Había luna llena que reflejaba en el mar, dibujando una estela plateada. Tratamos de sacar la foto, pero ya sabemos como son las fotos de la luna con los teléfonos inteligentes… menos que testimoniales, como dice mi partner.


Seguimos caminando por la costanera, demarcada con su baranda de principios de siglo XX intentando emular? la costanera de la playa La Concha en San Sebastián, o Donostia, como le dicen a esta ciudad en el País Vasco.

Llegamos hasta el final de la costanera, bonita y bien iluminada. Imaginamos como debe hervir de turistas en verano. En el recorrido muchos negocios, la mayoría de comida, rápida, pasteles, cafés y restoranes como el que nos deleitó a la hora de almuerzo.
Al acercarnos a la calle del hotel decidimos ir a tomar y/o algo liviano antes de ir al tuto. Probamos en varios sitios sin éxito hasta que dimos con un lugar muy muy recomendable, Pulpo, un bar muy agradable, donde nos atendió una mesera argentina muy simpatica y amable. Las pizzas estaban muy buenas! y la conversa mejor.
Volvimos al hotel con guatita llena y el corazón contento.



DOMINGO 15 DE MAYO

Nos encontramos en el comedor para tomar desayuno. Camarón había tenido un encontrón con el dueño porque le cobró una tarifa más cara que a todo el resto. Yo pagué por una single con desayuno lo mismo que la doble con desayuno, lo cual tampoco corresponde. Una lata. Esas cosas no favorecen el turismo precisamente.



La hora de salida era las 10:15 y estuvimos puntuales. Ibamos a Cáhuil a ver las salinas, donde se produce la famosa sal de Cáhuil, obvio, muy apreciada por los chefs con un poquito de snobismo para mi gusto. Aunque yo todavía tengo un poco del saco de 5 Kg que compré  en el primer paseo con almuerzo post pandemia, que fue precisamente a Cáhuil,, no se si es taaaan distinta a la sal Lobos jajajajaja.

El día estaba precioso, despejado y luminoso, y frío. Recién partiendo tuvimos que esperar a Camarón que había tenido que ir a la bomba echar aire. Lo esperamos un rato, hasta que llegó y nos reunimos para seguir.





En poco rato llegamos a Cáhuil, cruzamos todo el pueblo y llegamos a la zona donde deberían verse las salinas... pero había pura agua. Eso si, era un espejo, absolutamente quieta, que se quebraba sólo con el amarizaje y despegue de una bandada de gaviotas? que encontraban algo que comer. Quizá no era el lugar o no era la época, pero el paisaje era muy lindo. Paramos a sacar fotos. La mejor es una que le sacó la Vety al Vampi,con un rayo de sol justo cayendo sobre él.

Nos devolvimos por donde habíamos ido, volvimos a cruzar el pueblo que aún no terminaba de despertar.









Teníamos que ir hacia el sur, hacia Bucalemu y de ahí hacia Santa Cruz.
El sol nos acompañó todo el camino, iluminando el paisaje y temperando el ambiente.
Por lo mismo, el camino fue una delicia. Con poco tráfico, y lindas vistas. La bajada a Bucalemu es alucinante! No la conocía, una autopista ancha,  los bosques verdes y tupidos al lado del mar azul intenso.

Según la actualización turistica del grupo el Hotel Santa Cruz no estaba tan bueno como antes y estaba bien caro, por lo que almorzaríamos en Nancagua, en el Quincho Don Lindor. Camarón estaba antojado desde el minuto 1 con almorzar en el Juan y Medio, pero no tuvo convocatoria.
El camino hasta allá, fue muy muy bonito y no tan frío. Los paisajes van cambiando: bosques, viñas, campos, pueblos como Paredones, Nilahue, Lolol. 130 Km en total, que cubrimos en poco menos de 3 horas.





Cuando llegamos al restoran, no había casi nadie. Camarón prefirió seguir a Santiago. Nos contó que estaba almorzando en el Eladio.

El almuerzo en Nancagua, estuvo muy bueno. Como habíamos llegado temprano nos atendieron muy rápido. Comimos rico y nos reímos mucho. Nunca falta la talla o la anécdota divertida. Y estuvimos elucubrando algunos viajes futuros.





Nos despedimos allá y nos vinimos a Santiago sin paradas. 
Llegamos todos sin novedad, poco después de las 17, muy buena hora, antes que oscurezca, lo que en esta época , con horario de invierno, ocurre como a las 18
Excelente fin de semana, necesario para oxigenarse y recargar las pilas, en momentos políticos y sociales complejos e inciertos.
Gracias a tod@s! Especialmente a las fotógrafas, Sonia, Margarita, Vety y Cristina, gracias a las que se ilustra el relato con preciosas fotos.
Gracias Cualtaco!!