sábado, 23 de febrero de 2019

Nada es para siempre

Si po, nada es para siempre. Ya se terminaron esos días maravillosos en que Santiago se vacia de santiaguinos y de vehículos motorizados, especialmente los más monstruosos. Si hasta los estacionamientos de los supermercados estaban más desocupados y las cajas de los mismos relativamente vacías y no saturadas de compradores cornershop.
Para los que nos quedamos en febrero en la city es  una especie de lujo que yo al menos hago consciente y disfruto.
Pero este fin de semana es el último fin de semana oficial de vacaciones y se espera la vuelta masiva de los que masivamente nos dejaron la ciudad hace tres semanas (antes era así en Enero y todo Febrero).
Supongo que los organizadores del paseo habrán considerado esta contingencia cuando propusieron ir a El Totoral. Destino agradable, cerca y con alguna posibilidad de evadir la congestión.
El Topo lo propuso, se sumaron los Vera (Wiro y Spoiler) y yo.
10:30 en Copec Veneno y saliendo a las 11.
Hoy, además era un día muy crítico ya que se esperaba que las miles de toneladas de ayuda humanitaria para la ruinosa Venezuela secuestrada por su ilegítimo presidente Maduro, pasaran la frontera desde Colombia, donde estaba acopiada. Específicamente en Cúcuta, ciudad fronteriza donde ayer tuvo lugar un concierto internacional masivo y gratuito con más de 40 artistas, en apoyo a la causa humanitaria y al presidente encargado Guaidó para aumentar la presión sobre el ejército y sobre Maduro para que entregue el poder usurpado en elecciones truchas.
También recordar que Piñera con una energía envidiable, para allá partió, al puente limítrofe mismo,  a expresar su apoyo a la causa humanitaria y libertaria. Y que la Bachelet, alta comisionada de las NU para los derechos humanos, bien parapetada en sus oficinas en Nueva York,  ha estado calladita, haciéndose la lesa con el tema, ganándose un "mueve las nalgas de una vez y ven a Venezuela" en el mensaje de Miguel Bosé, su ex amigo, cuando le tocó hacer su presentación.
Además anoche fue la "gala" del festival de Viña. Puajjj para el olvido... yo no la vi. Solo algunos tuits y me bastó.
Así que había harto tema dando vuelta, aparte de salir a motear con los amigos.
Como nunca salí a la hora, pasé a echar bencina, corregí el aire de los neumáticos y llegué la primera a la Copec Veneno.
Al poco rato llegó Wiro y después el Topo.
Nos sentamos donde siempre a esperar a Spoiler. Cuando llegó nos comentó que se sentía mal, como agripado, pero que había ido para ver si ya arriba de la moto se sentía mejor, y no. Así que no podría acompañarnos. 
Con su inconfundible sarcasmo nos dijo "podría haber mandado un whatsapp... pero vine"
Antes de irse, compartió con nosotros su información privilegiada del estado de las carreteras y el flujo vehicular, señalándonos que el flujo por la 68 estaba alto pero no saturado.
Además estaba más bien fresco, lo que se agradecía.
Nos despedimos y partimos los tres restantes al mar de autos en la 68. Justo en la unión de la Costanera Norte y la 68 convergen como 5 pistas que se reducen a 3 y eso obviamente produce congestión.
Hasta Curacaví el tráfico fue denso y a velocidad media. Y con harto paco.
En una de esas yo iba paveando y de repente me encuentro con la fila de autos casi parada y con las luces de emergencia titilando. Frené como pude y la moto me coleó un buen poco. Tendré que revisar si se me desconectó el ABS.
Decidí poner más atención al camino.


Los peajes de Lo Prado y Zapata están con free flow y es un agrado!! No entendí porqué igual había un medio taco en las filas de pago manual.


El día estaba rico, soleado pero no caluroso. El paisaje en los cerros y los valles, el típico del fin del verano, con todos los pastos secos y amarillos.
Salimos en el desvío a Algarrobo, y nos fuimos todo el camino juntos, aunque nunca con el camino solo para nosotros, como suele ser en invierno.




Luego tomamos el camino a El Totoral, la calzada mucho más estrecha y con el pavimento más disparejo.
Pero es un camino muy bonito.
Me gustó ver que, a pesar de estar todo muy seco, no se veían zonas quemadas por incendios como años anteriores.


Como a las 12:30 ya habíamos llegado a La Estancia, el sitio elegido para almorzar, más allá de la iglesia y el cementerio.
Wirito me ayudó estacionando mi moto, cuando todavía no había casi nadie.


El almuerzo parte a las 13, pero no hay problema con instalarse y tomarse algo en la espera.
El restorán super recomendable, con una carta bien completa, que incluye pato y codornices creo. Dejémoslo en pajaritos.
Yo me fui por el menú shileno, humitas con ensalada chilena y de postre leche asada. Estaba buenísimo!!
 El Wiro y el Topo pidieron estos pajaritos que no recuerdo lo que eran, con puré. El Wiro además pidió pie de limón. También lo encontraron muy bueno.
Estuvo muy agradable, el lugar, la mesa al aire libre, la atención, la comida, la conversa, la compañía.
Como a las 15:15 nos paramos para volver al tráfago de la capital, no sin antes chequear que pasaba con los camiones con la ayuda humanitaria en Venezuela. Ya había algunos disturbios entre los civiles y la policía nacional bolivariana.
Lo bueno es que a pesar de que Maduro ha apagado internet en el territorio venezolano, la info de algún modo se propaga por redes sociales y medios informativos.

El Topo se aperó con unas protecciones para las piernas. Las que trae el pantalón, las sacó porque dice que le molestan. Pero estas no... quien lo entiende.


Partimos sin apuro por un camino bastante más despejado a esa hora.
La 68 también estaba bastante expedito y nunca bajamos la velocidad.
Los últimos kilómetros sentimos el calor de Santiago, pero nada tan terrible.
En la Costanera Norte nos separamos cada uno para su casa.





Un rico día, en el último fin de semana de Febrero.


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