Brutus propuso ir a Papudo por la cuesta Los Patos y La Ligua, para saltarse la 5 norte, en este fin de semana de 4 días con el viernes sandwich.
Yo fui la primera en confirmar, se unieron el Topo, Elmer, y Sobrino.
La junta era a las 10:00 para salir a las 10:30.Yo, en un cálculo del tiempo al estilo del déficit atencional, llegué 5 para las 10 y tuve que esperar hasta las 10:15 que apareciera Brutus. Luego llegó Elmer y Sobrino y al filo de la hora el Topo.
Tuve la precaución de abrigarme bien para los 3 grados que mostarba el celular cuando salí de mi casa. Heladiiito... pero despejado.
Ya llegando a Co Chi se notaba más niebla, propia de la zona donde, entre otras cosas se emplazó el principal aeropuerto de nuestro país, en una decisión incomprensible como muchas otras.
Pero volviendo al paseo, todo prometía, el día con sol, la promesa de buen tiempo en la costa, el lugar donde almorzaríamos, la ruta.
Para mí todo un desafío pensé, ir con mis cuatro amiguitos que les gusta ir rápido, y más todavía si hay cuestas y curvas. Había que estar a la altura jajajaja.
Anduvimos a buen ritmo, y llegamos juntos a Putaendo. Ahí recién ya se sentía un poco más tibio. Nos topamos con otro grupo de BMW que también iban a Papudo. Pensamos que iríamos más o menos juntos, pero no los vimos más.
En cuanto apareció la primera curva de la cuesta Los Patos, Brutus me adelantó raudo siguiendo a Sobrino, y luego el Topo y Elmer... es superior a ellos jajaja!
Asi que me fui sola los 30 Km que hay hasta Cabildo. Fue muy rico, nadie, ni adelante ni atrás, disfruté del camino.
En este tramo se aprecia la sequía de este año. Normalmente esos cerros en esta época parecen un paisaje de Irlanda, completamente verde. Ahora, completamente café y apenas una delgadísima capa de algún pasto por la lluvia del fin de semana, pero todo seco, como en verano. Las plantaciones, con su riego más o menos asegurado, destacan en el ocre del paisaje. El cielo azulísimo, una rareza para los que vivimos en Santiago con sus preemergencias.
En Cabildo, donde siempre, esperaban a que yo llegara, en un acuerdo tácito de que así eran las cosas: ellos a su ritmo, yo al mío y todos felices.
Seguimos a La Ligua, llegamos a la hora del taco y como no hacía calor no fue tan terrible ni apestoso como en verano.La verdad se hizo corto y rápidamente ya estábamos camino a la 5 norte y de ahí a Papudo.
Todo el camino soleado y cada vez más tibio, tanto que teníamos mesa reservada en la terraza.
Llegamos puntualísimos a las 13:30 a deleitarnos con las preparaciones marinas.
Papudo estaba bien concurrido, con el día precioso.
Había erizos (deliciosos), locos, pulpos, pescados. Qué más se puede pedir!
Hablamos de lo humano y lo divino, pelamos a todos los que no fueron, y rematamos en un panel de cine en el que se acordó juntarnos donde Elmer a ver la trilogía El Padrino. Películas que según Brutus hay que ver por lo menos una vez... al año jajaja!
Locos para sobrino, erizos para mí |
Pulpo a la oliva para Brutus |
Nos volvimos por el camino costero con unas nubes amenazantes en el sur que al final sólo estaban en Zapallar.
En Puchuncaví tomamos Nogales, y que creen... cuesta con curvas, más curvas volví a perder de vista a mis compañeros de viaje, para reagruparnos en el peaje.
Sobrino aprovechó el arito para fumarse un pucho.
El puchito |
La 5 norte estaba con harto tráfico, por suerte Las Chilcas ya está lista parece y es un agrado.
Y de ahí a Santiago por Quilapilún, que sigue siendo una alternativa con menos, mucho menos tráfico.
Harto paco sí, en todas partes, nosotros con harta suerte.
A las 18:30 ya estábamos cada uno en su casa, yo feliz de haber vuelto a andar en moto después de tanto tiempo.