miércoles, 29 de julio de 2020

El paseo del regreso

POR FIIIIIIN LIBREEEEES!!!!!
Ayer, martes 28 de Julio, después de 4 meses confinados, algunas comunas de la Región Metropolitana salieron de la cuarentena total, entrando a la primera etapa del desescalamiento como le pusieron en España al plan de ir retomando gradualmente algunas actividades.
Entre otras cosas, hay libre tránsito entre las comunas que salieron de cuarentena, y como eso incluyó a las Condes, Vitacura, Lo Barnechea, La Reina, Ñuñoa, Colina, Til Til y San Felipe, era posible salir a dar una vueltecita al menos hasta Til Til.
Se pensó y se hizo.
Hecha la propuesta en el whatsapp ad hoc, se matricularon Ojitos, los Vetus, y el Flaco Cuthbert.
La junta era en Vilola a las 10:30 para irnos por la Radial hacia Til Til y seguir a La Dormida.
Como los restoranes y cafeterías todavía no tienen autorización para abrir, el plan era llevar cocaví (picnic, para los más jóvenes).
No se imaginan la emoción de volver a ponerme el traje de moto (con el pantalón harto más ajustado, casi en su límite), de buscar el casco, calcular la temperatura para ver cuantas capas me ponía, etc etc. Osea todo el ritual del motorista.
Saqué por internet, a última hora, el permiso de circulación de la moto que había quedado  pendiente cuando el COVID19 arrasó con nuestro modo de vida de un día para otro.
Me levanté super entusiasmada ante la perspectiva de volver a salir en moto con cualtaqueros!
Ya estaba lista, casco, guantes, banano, documentos, covaví.
Jamás hubiera pensado que un modesto paseo a Til Til sería tan emocionante... no como Uyuni, y tantos otros  pero casi jajajajaja.
Pero no hice más que poner la llave y tratar de arrancar la moto, y cuek! Cero batería.
Avisé del percance, les dije que tenía un cargador para esa contingencia y que trataría de resolver el problema aunque no sabía bien como se hacía.
La batería por suerte está a la vista, osea no era tan complicado, y parecía que se podía.
En eso los Vetus y Ojitos, que ya habían llegado a Vilola, se ofrecieron para venir a ayudarme. Bien!
Llamé a Camarón, que se suponía que estaba cuarentenado en Viña con la Marcella para que me diera las instrucciones, con tan buena suerte para mi, ( y supongo que también para la Marcella que podrá descansar unos días ) que se había venido a Santiago a desconfinarse, y estaba muy cerca de la casa.
Osea problema resuelto.
Llegó Camarón, le hicimos puente con mi cargador y no resultó porque estaba descargado jajajajaja.

Probamos con el cargador de él y partió al toque.
En eso venían llegando Ojitos y los Vetus. Vetu y yo con el pelo super largo. Lejos en los que  más se notan los estragos de la pandemia 


Camarón con un corte hecho con esas como afeitadoras pero que cortan el pelo. Con un nuevo look que el dice que quedó igualito al protagonista de Vikingos jajajajaja Hay otras opiniones al respecto, juzguen ustedes.

Con cuántas ganas nos abrazamos después de tanto tiempo!! Con mascarillas, obvio y trajes de moto que son más aislantes que los de astronauta de las UCI.
Y convencimos a Camarón de que fuera a buscar su casco y saliera a pasear con nosotros.

Aunque no estaba en sus planes, Camarón estacionó su auto, fue a buscar el casco y bajó a echar a andar su moto, con el cargador, obvio, porque tampoco partía.
Cuando ya todo estuvo OK partimos hacia la Copec de la Costanera Norte porque yo tenía que echar bencina.
Ojitos se puso muy feliz porque era la merecida parada del cafecito con algo dulce, después de como 7 Km de recorrido.
Ya en el surtidor, apagué el motor con harto susto de que no partiera.
Volví a llenar el estanque después de varios meses, algo tan rutinario fue casi emocionante.
Mientras yo cargaba combustible los Vetus y Camarón se estacionaron y Ojitos fue a comprarse la promo del café con las medialunas.
Luego de pagar y despedirme del bombero, la moto partió casi sin dificultad y fui a reunirme con el grupo.
Nos quedamos conversando un rato mientras Ojitos terminaba su café (no teníamos ningún apuro, no teníamos límite de tiempo ni teníamos que llegar a ninguna parte en verdad).

Luego nos aprestamos para retomar el camino.
Andaba en mi día de suerte porque antes de subirme a la moto vi algo botado en el suelo y era un reloj. Andaba con los anteojos de manejar así que no lo veía muy bien y era tan plano que por un momento pensé que algún auto le había pasado por encima dejándolo así. Se lo mostré a Ojitos que lo pudo ver bien y no! era un Swatch ultra delgado bien bonito. Yo ya me había puesto los guantes y no tenía donde guardarlo rápido, así que mi partner lo guardó en su bolsillo.
Y partimos, camino a la Radial y de ahí a Los Libertadores.

Qué sensación más rica volver a andar en moto!! Es mágica, se pasan todos los achaques!!
El día además estaba precioso, primaveral, totalmente despejado y sin nada de frío.
La filita de motos se veía tan linda, es una imagen que me encanta.
Debido a las lluvias de las semanas anteriores, todos los cerros están verdecitos. En Los Libertadores había más tráfico que el que yo esperaba, pero mucho menos que lo normal. 
Aunque no sabría decir que sería "normal" un martes de Julio, que para mí lo "normal" sería estar en mi consulta trabajando y no andando en moto.
Bueno, no les había comentado que desde el 26 de Marzo estoy atendiendo on line. Al principio muy poco y ahora más, pero puedo dejarme días libres para salir en moto, ahora que estamos sin cuarentena obligatoria.Claro que yo creo que durará poco y que a mediados de Agosto habrá rebrote y todos denuevo pa la casa. Ojalá me equivoque!
Salimos en Quilapilún y ahí si que no había tráfico. Estaba precioso, el paisaje verde, el cielo despejado y la cordillera nevada. Años que no se veía así.
Cruzamos la 5 Norte y seguimos a Til Til. Lo mismo, muy poco tráfico, un agrado.
Pasamos por un puente que no reconocí, yo creo que es nuevo. El puente Huechún, sobre el estero Chacabuco. (La foto es de internet)
Avanzamos por el camino de una pista, con varios mini almacenes y venta de huevos, empanadas y otros, en las casas de los lugareños.
Seguimos por el camino a Til Til y en el monumento a Manuel Rodríguez, célebre guerrillero ajusticiado en ese lugar, tuvimos que detenernos en un control sanitario.
Unos 20 militares, me tinca que conscriptos y conscriptas, con traje de mimetismo ad hoc a la zona, osea beige y ocre.
Estaban controlando que uno viniera de comunas sin cuarentena, (que era el caso) y preguntando a dónde íbamos. A mi me controló una cabra muy amable, me tomó la temperatura y me preguntó qué andaba haciendo y a dónde iba. Le dije que solo a dar una vuelta, a andar en moto por salud mental, después de meses y lo entendió perfecto. Me miró con cara de decir "te creo".
Seguimos camino hacia Til Til, que está con desvíos por reparaciones de las calles.
En el camino de acceso a la cuesta había otro control donde nos dijeron que a 10 Km había otro control, y que solo se podía pasar con pasaporte sanitario que es el documento que certifica que ya tuviste COVID19, que ya tienes inmunidad y que no estás contagioso.
Osea que hasta ahí no más llegábamos, pero igual seguimos para hacer algunas curvas al menos.
Camarón paró en el desvío a Caleu para decidir qué hacíamos. Y decidimos seguir hasta Caleu por ahí, y volver a Til Til y Santiago.
Ese camino es muy pintoresco, aparte de tener un paisaje muy lindo y unas vistas preciosas desde la altura, la calzada se angosta a una pista en algunos tramos, pero mantiene la línea continua, entonces es como un camino en miniatura. Como no caben dos autos, está señalizado quien tiene la preferencia en esos tramos.
Es bastante largo y se disfruta mucho.
Ya en la bajada, hacía un poco de hambre, así que decidimos parar a comer el cocaví, en una parte más ancha del camino. Justo iba pasando un cabro a caballo, probablemente super ajeno al asunto pandemia, crisis social, record de desempleo y reactivación económica. De hecho iba sin mascarilla y con varios perros siguiéndolo.
Nos comimos el cocaví, conversamos, disfrutamos a concho la sensación, al fin! de un poco de libertad.
Volvimos a reírnos del nuevo look de Camarón, igualito a los Vikingos y en ese momento dejó de ser el Mapuche Nazi como se denominó un tiempo, y fue rebautizado como Vikingo Mapuche, la encarnación misma de la transculturación jajajaja.







En eso estábamos cuando me acordé de pedirle a Ojitos mi reloj encontrado en la Copec. En buena hora, porque, si no, se hubiera quedado en el bolsillo de su chaqueta para siempre, se hubiera ido al lavado con toda seguridad.
Me lo entregó y me fui feliz a mostrarle a los otros mi hallazgo. No hago más que mostrarlo, levantando la mano, cuando la Vety dice  "¡mi reloj!" 
What??? pensé yo, y claro, a ella se le había caido cuando estacionamos las motos, al sacarse el guante probablemente y lo había dado por perdido.
Además era un regalo de pascua de su rey, osea además tenía el valor sentimental.
Así que se lo entregué.
Pude desapegarme rápido y me gustó más haberlo encontrado y que la Vety lo recuperara, que tener reloj nuevo, aunque no me venía nada de mal.
A ella le dio pena haber frustrado mi adquisición pero estaba contenta y sorprendida. Bien insólito todo en realidad.
Al rato emprendimos la vuelta. Camarón avisó que necesitaba parar a echar bencina en Til Til.
Terminamos de bajar la cuesta después de Caleu, volvimos a pasar por Til Til, pero no paramos en la bomba.
En el monumento del guerrillero nos volvieron a controlar, pero parece que nos reconocieron y nos dejaron pasar sin mayor trámite.
Nos volvimos por Quilapilún, qué cosa más agradable el camino sin tráfico!




Llegamos a Los Libertadores, muy expedita también, y volvimos por la Radial. Que alegría que mi cuenta de las autopistas suba por primera vez de cero a algo desde Abril. Es un resabio de los viejos tiempos.
En Vespucio nos separamos de los Vetus.
Más allá Ojitos se salio de la costanera norte. Con Camarón pasamos a la bomba a que echara bencina.
Anduvimos poco más de 200 Km de libertad, esperanza, amistad, alegría y fraternidad.
Las motos son buenas, pero Cualtaco es lo mejor!!
Espero que tengamos otro paseo antes que nos encierren denuevo.