domingo, 24 de enero de 2016

Desafío Valparaiso

Esta semana la región metropolitana estuvo sumida en una nube de humo proviniente de un incendio muy difícil de controlar en el vertedero Santa Marta.
El basural en cuestión acumula montones de multas por no cumplir con las normativas ambientales y de seguridad que un sitio así amerita. Pero sus dueños, más interesados en el negocio ( cuéntense una nueva) que en las externalidades negativas, como las llaman eufemísticamente, manejaron el tema en el límite de la seguridad y de la ley, y ahí está el resultado. La basura quemándose sin control y toda la región con aire difícil de respirar por varios días y con el humo visible. Peor que el smog en invierno.
Detrás del humo el Manquehue
Así que fue una muy buena idea alejarse de la ciudad con rumbo al litoral central, específicamente Valparaíso. 
Brutus que propuso el paseo, sería el guía.
El plan era recorrer a pie, pero con indumentaria apropiada una parte de esta muy particular ciudad puerto, que ha crecido errática por los cerros, lo que le da el encanto que atrae turistas de todas las latitudes  y la sitúa en una de las 50 ciudades del mundo  que uno debería conocer.
Hecha la invitación, nos matriculamos Veneno, yo, Ojitos la Leo y el Wiro.
Bien valientes Ojitos y la Leo de aceptar el desafío!!
Nos juntamos en Copec Veneno a las 10, para salir a las 10:30.
Nos fuimos alejando de la bruma santiaguina a buen ritmo, a pesar del tráfico, al que ya estamos acostumbrados.
El día estaba nublado y templado, lo cual favorecía mucho el plan de la caminata por los cerros.
Valparaíso, puerto principal nos recibió con el caos vial característico. Por suerte íbamos más o menos juntos cambiándonos a la pista correcta. En una esquina Wirito malinterpretó la señal de Brutus y viró a la izquierda donde no había que hacerlo, además que había letrero de no virar izquierda. No sé cómo lo hizo pero no bien se había desviado, hizo una pirueta de vuelta en U y volvió a integrar nuestra caravana.
 Yo en esa circunstancia... ahí me quedo para siempre sin saber cómo seguir. 
Con la Leo nos sentimos un poquito engañadas porque ninguna de las dos tenía considerado la subida a los cerros en moto.
 Es que la idea era ir al flamante depto de Brutus, recientemente estrenado, dejar las motos y partir desde ahí el periplo turístico cultural.
Había un poquito de llovizna, lo cual refrescaba gratamente el ambiente.
Después de subir y después de varias vueltas incluída una en U, llegamos a destino.
Tengo que reconocer que el pavimento está mejor que lo que yo recordaba, que no enfrentamos micros en contra y que prácticamente no había perros callejeros. Y los que habían estaban como drogados, lentos y adormilados, y no les llamaron la atención las 6 motos en fila.
Fueron 4 pisos de escaleras para llegar al depto, lo cual era una especie de anticipo de lo que sería el paseo. El condominio de arquitectura muy moderna de líneas limpias y elegantes.
El condominio





Luego de cambiarnos de ropa ( yo no, porque había llevado shorts y chalas, y no hacía tanto calor como para algo tan veraniego) nos lanzamos a conquistar la loca geografía de esta ciudad insólita y que conocemos tan poco.
Brutus nos iba dando datos de interés y tenía total claridad del trazado que haríamos. Wirito oriundo de la zona,  también se ubicaba y conoce harto.
Toda la primera parte fue en bajada, sin mayor dificultad.






Muy entretenido era ir descubriendo los rincones y lugares característicos de el cerro que recorrimos.



A esto le llamarán esquina?




Pasamos por los cementerios, el católico y de los disidentes, por lo que fue la cárcel y el polvorín. Esta área está recuperada como espacio público, y quedó muy bien con bonitos jardines, bonita arquitectura, y sitios donde sentarse a tomar aire para seguir.
Una postal



El muro blanco de la cárcel







El polvorín también, una ruina histórica de 1809, que podía albergar 800 quintales de pólvora, está ahí para poder ser visitado.


Seguimos el camino para ir acercándonos al restorán donde teníamos reserva, el Taulat, de comida española de autor, valorado con 4,5 estrellas de 5 en páginas de turismo. En los edificios semidestruídos se aprecian las influencias arquitectónicas. Este hace referencia al Partenón







El cuidador del cementerio aseguró conocer a Wirito, nos saludó y nos deseó buena estadía. Cerro abajo nos cruzamos con un vendedor de tortillas al rescoldo y pastel de choclo recién hecho y su carrito bien artesanal, que anunciaba su presencia con chiflidos. 
El vendedor de tortillas 
La caminata siguió muy entretenida, en cada esquina y en cada cuadra algo que comentar o fotografiar. Este edificio por ejemplo fue conservado en su fachada y remodelado para albergar modernas oficinas de arquitectos y abogados




Una escalera laaaarga





Subimos en el ascensor Reina Victoria que nos dejaría muchos metros más arriba para seguir nuestro camino.
Los turistas sabrán que tienen que tener $100 para pagar el pasaje?
Cada tanto nos deteníamos para admirar las verdaderas postales que ofrecen los cerros y las magníficas vistas de la bahía.


Muchos turistas de todas las nacionalidades circulan por Valparaíso en esta época. Es choro sentirse turista en el propio país.
Lo otro bueno es que Brutus andaba con una polera amarilla que se ve a kilómetros, asi que nunca lo perdíamos aunque nos atrasáramos mirando algo.
Los grafiteros también han hecho su trabajo y han contribuído a la identidad de esta ciudad.


Este es un notable ejemplo que está en un muro cerca de donde recién habíamos estado en el Cerro Cárcel.
Llegamos al restorán elegido donde se nos unieron la mamá de Wirito y su marido, con los cuales hemos estado otras veces.
Esperamos en la terraza tomándonos unas cervezas, que los platos estuvieran listos.
Toda la comida una verdadera delicia y a precios super normales. Lo mismo que uno paga en otros sitios en nuestros paseos en moto.



La vista desde la terraza
Desde el alto nos explicaban donde se emplazaban distintas instituciones años atrás. Donde ahora está el Congreso Nacional si no entendí mal, se instalaba el Circo Las Aguilas Humanas. Veneno, quien más, comento que ahora también había un circo, "más elegante" dijo. "No estoy segura" acoté.

Después de almuerzo, nos fuimos a tomar helados donde mismo fuimos la última vez que visitamos Valparaíso. Ricos como siempre.

Seguimos el paseo por calles con íconos del puerto como el Turri.
En los miradores artistas callejeros, músicos, malabaristas, puestos de souvenirs. Talleres de arte, cafés y restoranes que proliferan en todo el camino.
El Brutus comentó que de una semana a otra habían aparecido un café y un restorán que antes no estaban. 


El café Turri

 La Esmeralda estaba tan bonita como siempre. Nos acordamos de cuando Wirito nos llevó a conocerla  (ver blog del 26 de abril de 2015, La Esmeralda: avant premiere del mes del mar)
La Esmeralda



Centro cultural flamenco


Animooooo


Pasamos por una fábrica artesanal de caramelos. Pudimos ver parte del proceso.
La tienda preciosa, muy fashion, y muy creativa en la presentación de sus productos. Veneno se compró una paleta.




Las últimas "tres" cuadras
Seguimos nuestro camino, ya de vuelta al depto para el café y el regreso a Santiago.
Llegamooooos!!!



Las últimas "tres" cuadras se notaron. Por todo lo que no se había notado el recorrido completo. 
Pero lo logramos! Prueba superada! Listas con la Leo para un próximo recorrido por algún otro cerro de Valpo. 
O quizá una visita nocturna que incluya el Cinzano.
Brutus muy buen guía y anfitrión nos preparó un café delicioso con after eight que nos había dejado la Geisha,
Muy buen paseo! Super super interesante y entretenido!
La foto de grupo la sacamos en el estacionamiento.





Hasta otra aventura con Cualtaco!!