La junta sería en San Francisco de Mostazal, y la ruta San Fernando, Santa Cruz, Lolol, Licantén, Duao.
LLegaron 8 motos y 9 cualtaqueros, no todos con los mismos planes:
Hasta Duao, quedándose hasta el domingo íbamos Brutus y Geisha, Ojitos, Camarón y Rossana y yo.
A almorzar en Duao y volver, Luiggi y Vigilante
Hasta alguna parte del camino que no supe bien, Leo y Wiro
En realidad, esto puede no ser ya que nunca supe con certeza los planes de los que no se quedarían...
Partimos bien ordenados y casi puntuales, yo me atrasé en llegar 5 minutos, los demás llegaron perfect, antes de las 9.
Partiendo de la Copec |
El día nublado pero no frío, muy agradable para viajar por esos caminos del corazón del campo chileno de la zona central.
Me encanta el letrero antes de la salida a San Fernando que anuncia la salida a Roma y Polonia... a qué se deberán nombres tan discordantes con las características de la zona?
¿Qué tiene que ver esta tierra de huasos, medialunas, rodeo, trillas, casas blancas con techos de tejas, viñas, y toda la tradición, con Roma y Polonia?
Exijo una explicación!!! jajajaja!!!
La primera cualtacada fue que Luiggi se quedó en pana (la chapa según supe) en el camino a Santa Cruz.
Esperando a Luiggi |
Era un refrigerador! Pasado el primer impacto, nos encontramos con un refrigerador en plena calzada, que según nosotros cayó del cielo, o del espacio.
A esa altura que hubiera caído un meteorito no nos hubiera sorprendido.
En una rápida reacción, Brutus y Wiro lo tiraron para un lado para que no quedara en la mitad de la calle.
Y ahí nos percatamos que se le había caído a un tipo de arriba de una camioneta en que transportaba una modesta mudanza, algunos muebles y el refrigerador. Pararon más adelante, para venir a recuperarlo.
Después del susto, tallas van tallas vienen, que el refrigerador no tenía la revisión técnica al día, que iba sin chofer... hasta los dueños del refrigerador accidentado se reían.
Grave hubiera sido si se cae cuando nosotros íbamos raudos por el camino, en que lo que menos esperas que un refrigerados vuele y aterrice a tus pies...
En la espera Wirito partió a buscar a Luiggi que no venía, y nos enteramos de la pana. Finalmente los siempre solidarios (y quemados, hay que decirlo) Wirito y Leo se fueron de vuelta con Luiggi para organizar el traslado de la moto. A la Leo le tocó recordar viejos tiempos andando de pasajera y Luiggi en la moto de la Leo era un espectáculo.
Luiggi chopero |
Para más remate, supimos que se quedó en pana de bencina!!
Todo mal, pero entiendo que todo se resolvió satisfactoriamente, no se bien como, porque llegó un mail de Luiggi diciendo que estaba muy bien en el Hotel Santa Cruz.
Los 6 que quedábamos seguimos camino, pero el camino equivocado. Ibamos a Lolol, y según el mapa estaba clarito que había que entrar a Santa Cruz, pero Camarón y su instinto insistió en que no, y lo seguimos, ya que casi siempre, por algún extraño fenómeno que tiene que ver, supongo, con eso que llaman liderazgo, lo seguimos sin discutir.
En algún punto nos dimos cuenta del error, y paramos donde estaban unos carabineros para preguntarles y luego desandar el camino, entrar a Santa Cruz, y seguir por el camino que lleva a la viña de Cardoen, (que hemos hecho antes) rumbo a Lolol.
Por dónde llegamos a Lolol? |
Este camino tiene una cuesta, más bien suave en que lo más bonito es un mirador que da al Valle de los Artistas, que es muy choro, con árboles parecidos a los espinos que no puedo identificar, que en algo recuerda a los paisajes africanos o a Jurassic Park. Por supuesto que no paramos a sacar fotos.
Pasamos por Lolol, y en una esquina, había un grupo de hombres con aspecto de agricultores de la zona (que no es lo mismo que campesinos, estos eran los patrones del fundo según yo) muy entusiasmados con el grupo de motos, nos saludaron efusivamente y cuando vieron que yo era mujer, más todavía, y decían "bieeen!!"
En algún punto Vigilante se devolvió ya que se le había hecho muy tarde como para llegar a Duao y volver a Santiago.
En todo el trayecto hay montones de casas de campo, de esas de un piso con techos de tejas, que podrían ser de adobe (aunque lo dudo, porque el 27 F arrasó con las que quedaban yo creo) transformadas en hoteles, hoteles boutique me tinca, otra manera de vivir el campo y rentabilizarlo.
La alegría se acabó cuando se acabó el pavimento... un mar de ripio blando, recién tirado ahí, sin huella siquiera, que yo no estaba dispuesta a cruzar, aunque de ello dependiera mi vida. El porrazo era más que seguro.
Brutus lleva a Camarón de vuelta a su moto |
Brutus lleva a Ojitos |
Con las patitas abajo... |
Así que me chanté, rehusé seguir, les dije que me ayudaran a dar vuelta la moto, que yo me iría por Curicó, que ellos siguieran no más, y que nos veíamos en Iloca.
No me dejaron, entre Brutus y Camarón me cruzaron la moto por el ripio hasta que el terreno estaba más duro.
Fue toda una operación en que uno llevaba la moto, Brutus iba y volvía llevando gente, a mi hasta mi moto, a Camarón a su moto que había quedado esperando, y a Ojitos, no se bien porqué.
Brutus llevando a Camarón |
Brutus llevándome a mi |
Con Ojitos |
Fue bien confuso todo, pero al final seguimos cada uno en su moto, con la recomendación del experto, osea Brutus de ir parados en los pedalines y dejar el manubrio suelto.
Así lo hice, me fui parada y disfruté la tierra, por primera vez no me pareció una tortura!!
Gracias Brutus!!
Pero faltaba lo peor... lo que más odio cuando ando en auto o en moto... los ciclistas.
Este fin de semana Licantén entró en furor deportivo y tenían carreras de ciclistas en el camino!! con camionetas y motos de apoyo, y nosotros, atrás, con santa paciencia, a 30 por hora detrás de los giles disfrazados con ropa de lycra y cascos que no protegen en lo más mínimo.
Na que hacer... sentimientos encontrados, ya que igual admirable que un pueblo como Licantén se organice tan bien en una actividad que exalta los valores deportivos, ¡pero que no ocupen el camino !
Por suerte seguía nublado. No quiero imaginarme eso mismo con 30 grados.
Finalmente llegamos a Duao, al Gilberto, a instalarnos en las piezas, (ahí no más, mil veces mejor el hotel Iloca, pero estaba lleno)
Almorzamos en la terraza, rico todo. Más tarde salimos a caminar para bajar la comilona, y después a tendernos un rato.
Yo caí en coma, y dormí hasta que era hora de comer denuevo jajajaja!!!
Ya a esa hora la conjuntivitis por la tierra de la mañana se había instalado, con la molesta sensación de arena en los ojos enrojecidos.
Comimos un poco más liviano, y al tuto.
Había un cumpleaños y dicen que metían una bulla insoportable, que no dejaba dormir. Yo no la sentí. Camarón bajó a alegar y a pelear con el DJ, y el administrador. No sé si le bajaron la bulla pero nos hicieron un descuento.
El domingo nos levantamos sin apuro a desayunar y volver a Santiago, vía Romeral para almorzar en el Colo Colo, una plateada, la especialidad de ahí.
La foto grupal |
Curioso resultó un grupo de caballos y vacas pastando en un pastizal al lado de una laguna que se hace entre el mar y la tierra firme. La imagen es de los animales al lado del mar
Iba todo bien hasta que llegamos a Licantén que seguía en el delirio ciclístico, con el camino cortado, nos dimos un montón de vueltas por el pueblo, infestado con los deportistas, hasta que logramos retornar al camino.
Cruzamos Curicó, que de lindo no tiene nada y llegamos a Romeral, al Colo Colo, a buena hora, antes que se llenara.
Nos deleitamos con las plateadas, que nada tienen que envidiarles a las que hacen el Brutus y la Geisha en su horno de barro.
La buena famotidina |
Junto con el café Camarón descubrió que había roto el intercomunicador, y que por eso no funcionaba. Por supuesto trató (sin éxito) de arreglarlo en la mesa.
En San Francisco de M. nos despedimos, Brutus se va por otro lado. Ojitos, Camarón y yo por el acceso sur.
Llegamos a buena hora a las casas, tanto que tuve tiempo de ponerme al dia con el blog.
Reporteó: Pink Pon