sábado, 11 de marzo de 2017

Quintay, tan cerca y tan poco que vamos

Este paseo lo programó Elmer, el jueves. No prendió mucho, pero lo suficiente para que se confirmara la partida desde Copec Veneno. Junta a las 10:30 para salir a las 11.
Confirmamos Sobrino y yo, y luego lo hizo Vigilante.
Yo tenía mis aprensiones con esto de ir en un grupo tan chico con los Elgueta, que aparte de manejar muy bien, les gusta andar rápido (por decirlo con cierto eufemismo) y más encima, Sobrino iba en la Ducati Panigale y sus 1199 cc, que no es una moto de paseo precisamente.

Con Vigilante no había problema porque el se adapta al ritmo del grupo y a veces, se compadece de los rezagados, en este caso yo jajajajaja.
Yo me fui como siempre por la Costanera Norte, a la velocidad de siempre, y no como siempre, había pacos pistoleando pasado el Aeropuerto. Y me pistolearon, a más de 100 que era la velocidad permitida.
Yo iba por la tercera pista, y alcancé a ver al funcionario policial, empezando a cruzar la calzada en la primera pista,  indicándome que parara... pero yo ya iba pasando por ahí y no tenía dónde parar, así que seguí. 
Super perseguida, viendo si me seguían, pensando que me iban a encargar con el  próximo control de carabineros. 
Barajé la posibilidad de no ir al paseo, pero me convencieron que no pasaba nada, y que si me habían tomado la patente, el parte ya estaba...
Acordamos ir en grupo,conmigo en el medio,  porque si buscaban a alguien, era un motorista solitario. 
Partimos a las 11, después de los cafés en la Copec.


El día estaba precioso y no hacía calor. Estaba muy agradable. La 68 como siempre, con harto tráfico.
En los peajes, Elmer pasaba por los carriles indicados para TAG, porque igual hay uno que es con cobrador manual. Lo que significa que no hizo nunca cola.


Salimos hacia el camino a Algarrobo, ahí yo ya sentía que con los pacos no pasaba nada, y de a poco se me fue olvidando el incidente.
Nos topamos con un par de filas de autos, que no fueron difíciles de adelantar.



La parada en el peaje, al puchito


Antes de salir habíamos acordado que entraríamos a Algarrobo y de ahí a Tunquén y Quintay, para que Sobrino echara bencina, porque su joyita no tiene marcador, y todavía no cacha bien qué autonomía tiene.
Así que pasamos a la bomba, y seguimos hacia Tunquén.



El camino está bastante deteriorado en el último tramo, antes de Tunquén, con hartos baches, un poco de gravilla, y el pavimento deformado. Eso complica un poco  más las curvas en U con pendiente que caracteriza el camino. Pero por suerte íbamos a una velocidad más que moderada. Así y todo, no era posible ir mirando el paisaje que es muy bonito, porque hay que ir pendiente de los hoyos.

A la salida de Algarrobo, un montón de perros nos interceptaron. Eso fue penca. También en Tunquén,  un par de mejores amigos del hombre pero enemigos de los motoristas, nos salieron al paso.


Llegamos a la 1 a Quintay y ya estaba lleno, con cola para entrar al estacionamiento.
Y había arena en la bajada. A mi la moto se me deslizó un poco, a pesar de tener el freno aplicado. 
Abajo, hay un área como para motos. Vigilante se paletió y estacionó la mía. 
Con una prolijidad extraordinaria.Cuando paró su moto en la pata central quedó así de la mía:


Después me dijo que muchas veces, en otros paseos, había pensado que algún día le tocaría a él ayudarme con la moto.Y hoy fue ese día... Gracias amigo!!



Almorzamos en el restorán al lado del Pezcadores. Podríamos decir que es un lugar "correcto" sin pretensiones ni sofisticación, pero con comida bien preparada. Con Vigilante nos pedimos un chupe de jaiva, que estaba muy bueno. Sin pan y sin cebolla. Pura jaiva y queso Muy rico, y enorme. No me lo pude terminar.
Después de almorzar fuimos a comer unos helados en la costanera, al lado de la escuela de surf.
La escuela de surf

Quintay ha devenido en una atracción turística, que ha sabido explotar las pocas cosas que tiene. Una caleta preciosa, con mar muy calmo y, para Chile, muy transparente lo que justifica la escuela de buceo, y la antigua ballenera, para la cual hay que pagar entrada para visitarla. Y como actividad económica satélite está una feria artesanal.
Había muchos motoristas, yo conté al menos 8 aparte de nosotros.


Donde comeríamos helados no había nadie atendiendo, pero decidimos esperar.
El día estaba exquisito. Mucho sol, y calorcito.
Contamos anécdotas, algunas divertidas, otras no tanto, de las experiencias de buceo de cada uno, dado que estábamos al lado de la escuela de buceo, y del desfile de personajes enfundados en trajes de neoprén, probablemente sin saber que otra cosa es estar debajo del agua. El mejor fue uno que se iba fumando el último puchito antes de subirse al bote.
Finalmente llegó la chica que vendía los helados. 





Después de un rato empezamos a prepararnos para el regreso. Seguían bajando autos, con intenciones de estacionar.
 El problema para mí era tener la subida despejada, para no tener que parar en la mitad, porque si eso ocurre, no parto más.
Y así fue. La calle despejada, para subir sin problemas. Inevitable acordarse de la vez que Camarón por tratar de patear un perro que lo perseguía, se cayó a la zanja, en plena subida y quedó atrapado sin poder salirse solo. Fue tragicómico. Muy gracioso.
En una de las curvas cerradas, nos cruzamos con un auto de carabineros. A mí ya se me había olvidado el asunto. Ahí volví a acordarme.                  
El camino, super agradable, el día precioso. Sobrino se adelantó en la última parte del camino antes de la 68, para disfrutar su Ducati.
Por ahí por la cuesta Zapata, súbitamente nos golpeó el calor. Mucho, mucho calor!! Y en Santiago peor.
Paramos en Curacaví al trámite de la bencina de Sobrino, que de a poco empezará a saber cuanto realmente puede andar sin recargar.
Más adelante paramos en los dulces Issa, porque Elmer quería comprar. El dice que eran para la Margarita...
Ahí nos despedimos oficialmente, ya que después iríamos tomando caminos distintos.
Desde Curacaví se veía la nube de smog de Santiago.
Fue un paseo muy entretenido, el clima inmejorable, y como siempre, la mejor compañía para compartir un gran día!


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