jueves, 28 de abril de 2022

Feriado de Semana Santa en Copiapó Jueves

 Hace como un mes, Wirito tuvo una idea genial. Propuso ir a conocer el Salar Maricunga, en la región de Atacama, a pocos Km. de la frontera con Argentina.

En las ocasiones que hemos ido a Potrerillos, la fundición del cobre de la mina El Salvador (uno de mis viajes favoritos) me llamaba la atención y la curiosidad el letrero que indicaba el camino hacia Maricunga, sin tener la menor idea de lo que era. Luego, alguna vez vi en la tele un programa cultural dedicado a la región, en el que hacían mucho énfasis en la belleza del salar y recomendaban visitarlo entusiastamente. Alguna vez traté de investigar un poco la factibilidad de ir a conocerlo pero no fue de mucha utilidad. Parecía que era un lugar de muy difícil acceso, reservado para motoristas off road muy experimentados y senderistas ídem.

Asi que cuando apareció la idea de ir, ya que parecía que no era tan terrible, y que el camino estaba bueno, me anoté al tiro para participar del viaje.

Más todavía cuando se sumaron Migué con la Olga, que son un encanto de personas, muy queridas, que irían en camioneta. Osea estaba la posibilidad de irme con ellos si el camino estaba malo.

Así las cosas, se sumaron Camarón con la Sonia, que después de la Carretera Austral esto era juego de niños, Wirito, que había propuesto el paseo, y a última hora los Vampis que lograron zafar de sus responsabilidades y tomarse el jueves libre.

Camarón, la Sonia y yo, además agregamos el lunes para hacer la vuelta más liviana.

El,plan quedó así: Jueves, hasta Copiapó, Viernes, paseo a Bahía Inglesa, Sábado excursión a Maricunga, Domingo, algunos a Santiago y nosotr@s a La Serena, y Lunes vuelta a Santiago.

Todo listo, reservas hechas, solo había que esperar que llegara el día para partir.

Coincidió además con que este jueves, primer día de viaje, se levantaba la obligatoriedad de andar con mascarilla en lugares abiertos, lo cual es muuuuy agradable.

Quedamos de encontrarnos en la Petrobras de Lampa a las 7 AM. Para eso, yo me juntaría con Camarón y la Sonia a las 6:30 en Vilola. Eso significaba levantarse a las 5 para todos los preparativos que implica salir en moto, especialmente con frío, ya que hay que ponerse muchas capas de ropa.

Llegué puntual a la Copec de Vitacura, a las 6:30, aún de noche y con 6º. Partimos a esa hora hacia la Radial Nororiente, pero las obras en Américo Vespucio nos jugaron una mala pasada. Tratando de encontrar una calle para virar a la izquierda volvimos a caer en la Kennedy lateral, y después nos metimos a la obra misma jajajajaja. Camarón pensaba que estaba abierta la pasada pero no, no lo estaba y tuvimos que devolvernos por la ciclovia recién hecha y no inaugurada. Todo mal.

Perdimos 20 minutos en estas vueltas hasta que  logramos empalmar con la Radial.

Poco antes de llegar a la 5 Norte empezó a aclarar. Cuando llegamos a la Petrobras estaban todos esperándonos. El Wiro, los Vampis y Migué con la Olga y su hija  Angelita en auto. O mejor sería decir Angela, porque está muy grande y muy linda! Y casi de la altura de su mamá.



Partimos como a las 7:30, si es que no más tarde, con el sol empezando a asomar detrás de la cordillera. Seguía bastante frío, con no más de 8º. Avanzamos bastante rápido, a esa hora la ruta estaba bien despejada. Antes de media hora estábamos en el peaje Las Vegas, casi sin cola.



La ruta con muy poco tráfico hacía posible meterle chala y avanzar rápido. Casi nunca anduvimos todos juntos. Cerca de los pueblos se producía un poco más de congestión. El sol temperó algo el ambiente, hasta unos 15º, en un día despejado pero fresco.

Pasamos por el túnel El Melón, que quedará muy bien cuando esté full operativo, pero ese día estaba con una sola vía y barreras y conos señalando el camino y organizando el tránsito.




Como casi siempre en esta época, a la salida del túnel, en el borde costero, estaba nublado y frío. Seguimos camino, yo con el calienta puños en el máximo, y suficientemente abrigada para que las condiciones climáticas no me afectaran


.

Alas 9:20 llegamos Palo Colorado, unos Km. antes de Los Vilos, a echar bencina. Compraron café y Vampi sacó un termo. 



Seguimos camino a La Serena, yo iba preparándome psicológicamente para el taco a la entrada de Coquimbo que es horroroso. Por un momento sentí que la moto bailaba un poco y no pude saber qué sería, pero ante la duda bajé un poco la velocidad. En la zona de Canela Baja, los aerogeneradores estaban detenidos, así  que no podía ser el viento.

Qué agrado los peajes de Pichidangui y luego de Tongoy casi sin autos y sin ser barreras sanitarias. Me acordé de cuando habia que parar, mostrar el permiso de desplazamiento y el pase sanitario asociado a las vacunas. Ahora es llegar y pasar. Y pagar, claro. Cuando pongan pórticos de telepeaje será perfecto.

Por algún motivo me fui sola casi todo el camino, aunque parece que me fui muy rápido porque en La Herradura se me prendió la alerta de que queda poca bencina. En mi moto es realmente escandalosa... imposible no hacerle caso. Así que bajé la velocidad, harto. La pasada por Coquimbo no fue tan terrible, creo que es la vez que menos tráfico me ha tocado. Además, ya sé qué pista tomar para no quedar varada en un semáforo o en un viraje. Paré en la Shell en Coquimbo a echar 5 lucas de bencina para no seguir con el temor de quedarme  sin bencina antes de llegar a la Copec a la salida de La Serena. Podría haber llegado... pero demasiado justa.

Seguí con el tráfico pesado pero no terrible. En el semáforo de la avenida Francisco de Aguirre apareció Camarón y seguimos juntos. 

Al norte de La Serena hay muchas obras hace mucho tiempo para gestionar el flujo vehicular y hacer más fluída la 5 Norte. Pero falta para eso. En ese escenario, hay una parte en que las tres pistas se transforman en dos. Y la "gente" no entiende que es parte de una masa de vehículos que tienen que avanzar y no dejan pasar!! En esa circunstancia, cuando yo ya había pasado, una camioneta frenó bruscamente y Camarón se incrustó en ella, rompiéndole el parachoques, el portalón y trizando el vidrio trasero. A su vez, con el choque se cayó contra las barreras de cemento, tipo New Jersey, quebró el parabrisas y rompió la maleta izquierda. Además se golpeó el codo, haciéndose una erosión, y la Sonia se lesionó una mano, parece que tratando de sujetar la moto apoyándose en la barrera.

Ya había llegado a la bomba, y ahí otro automovilista que había presenciado el accidente, me contó lo que había pasado pero que no parecía tan grave. Migué ya estaba ahí, le conté lo que me habían dicho, y se puso a llamar por teléfono. Luego llegó el Vampi, que había visto a Camarón recogiendo un parachoques pero pensó que estaba ayudando a alguien en problemas.

Luego llegó el accidentado y nos contó lo que había pasado. También llegó la camioneta chocada, establecieron las responsabilidades y negociaron los pagos.  Comimos algo rápido, yo particularmente llevaba un kuchen de nuez, super llenador que reemplazó al almuerzo formal. Migué prefirió seguir hacia Caleta Los Hornos a almorzar propiamente.




LA MOTO ACCIDENTADA

Seguimos camino, hacia Vallenar, la próxima parada. Nos fuimos no tan rápido,  en la Cuesta Buenos Aires ya estaba casi despejado y algunos kilómetros mas adelante había sol y clima templado.

La cuesta Pajonales es de los que más me gustan en esa ruta. La calzada está muy bien hecha, las curvas en U parecen rotondas, amplias y con pendiente justa. La geología es alucinante, cada tanto, en los cortes del cerro se ven las vetas de los distintos materiales organizados en capas en el macizo de la cuesta. Es precioso, los distintos colores y texturas que se superponen. Junto con esto, las vistas desde la altura son increíblemente bonitas, especialmente en un día despejado y con buena visibilidad. En Cachiyuyo tuvimos agradables 26º, como dirían los presentadores del pronostico del tiempo. 

En este tramo se logran apreciar a la distancia los observatorios de clase mundial que funcionan con los cielos más despejados y limpios del planeta (más detalles en la publicacion del paseo a Huasco en2019)

El camino siguió muy agradable y expedito. Pasamos por la escultura Los Alicantos, antes de la salida a Huasco. En el paseo de fin de semana a Huasco paramos ahi y nos sacamos fotos todos colgados de los tubos alegóricos al ave mitológico. (ver publicación del paseo a Huasco en el feriado del 21 de mayo

Luego llegamos a Vallenar, la Petrobras a echar bencina. Había mucha concurrencia, mucho más que lo normal. El bombero lo atribuía al comienzo del fin de semana largo. Aproveché de sacarme un poco de ropa ya que la temperatura era más cálida. Wirito le achuntó a la cola correcta porque intuyó que el auto de adelante se demoraría menos en cargar combustible. Efectivamente echó 5 lucas jajajaja.








Camarón nos mostró  sus heridas del choque


El camino entre Vallenar y Copiapó es precioso, la antesala y las primeras imágenes del desierto más árido del mundo, con su belleza quieta, inalterable y estática, que aquieta la mente. Cuando pienso en conectar con la naturaleza, este es el paisaje que me surge espontáneamente. Amo el desierto. En la misma línea la llegada a Copiapó es un espectáculo. Los cerros, los colores, el cielo limpísimo y el aire puro y transparente.




Antes de las 5 entramos a Copiapó. Según Waze, el hotel estaba a 7 minutos... nos demoramos 20! Un taco nunca visto allá!! horroroso, en una calle que siempre estaba despejada. Antes pensaba que si tuviera que vivir fuera de Santiago, Copiapó era mi primera opción, con Bahia Inglesa al lado, y sol todo el año. Ya no. Después de ver esos tacos y la congestión , lo descarté.Finalmente llegamos al hotel bastante lejos del centro, pero cómodo y a muy buen precio.

La recepcionista del hotel estaba encantada con las motos. Su sueño era tener una, y no la camioneta enorme en la que andaba, ya que su familia se oponía tajantemente al asunto de la moto. 

Nos cambiamos ropa y nos juntamos a las 7 para ir a comer. Como no era cerca, Migué nos llevó por turnos al restorán. Muy bueno. La carta variada y los platos bien preparados.




En la mitad de la comida, Camarón recibió la triste noticia de que su hermana Loreto había fallecido. Estaba muy delicada de salud, y podía ocurrir en cualquier momento. Y lamentablemente ocurrió ese día... asi que Camarón tuvo que volverse a Santiago al otro día a estar con su familia en los momentos mas difíciles  que toca vivir, cuando hay que despedir a un ser querido.

Nos volvimos al hotel con sentimientos encontrados, con la pena de que Camarón no estaría los días siguientes en los paseos programados. Pero con una luna llena enorme y resplandeciente. Un lindo fin de día









Feriado de Semana Santa en Copiapó Viernes

Camarón se levantó muy temprano, para partir de vuelta a Santiago... una pena y un tremendo esfuerzo haber viajado a Copiapó para volver al día siguiente.
Wirito que parece que es de poco dormir, se había despertado muy temprano y estaba levantado y tomando desayuno a las 7:30.
Los demás fuimos apareciendo de a poco en el desayuno, con el plan de ir a Bahía Inglesa saliendo a las 10:30.


En alguno de los chat Spoiler nos había dado el dato que se podía visitar la Mina San José, donde hace una década un derrumbe dejó aislados en un espacio reducido, a 700 metros de profundidad a 33 mineros. En la actualidad está convertido en una especie de atracción turística, gestionada por Sernatur, y Vampiro tenía claro cómo llegar.
El día estaba nublado y fresco, pero la nubosidad fue disipando con las horas. Salimos del hotel a otra Copiapó, casi sin tráfico, silenciosa  y quieta, en Viernes Santo, día de recogimiento para la comunidad católica.




Pasamos a la Copec en la salida de la ciudad, a echar bencina antes de seguir a la mina San José.

Esperando que estuvieran tod@s listos, estacionamos al lado de un grupo de jeeps enchulados, o quizás sería más correcto decir tuneados, aparentemente para ir a algún paseo off road. Los participantes, todos hombres jóvenes nada deportistas, con fenotipo de guatón parrillero bueno pa la cerveza. Al menos eso me pareció por los diálogos que sostuvieron, más centrados en las provisiones y el hielo en el cooler para mantener las chelas heladas jajajajajaja.

Seguimos camino por la 5 Norte, unos 20 Km. hasta el desvío a la C327, correctamente señalizada. Ese día, Viernes Santo, había pacos cumpliendo con el deber de controlar a los automovilistas. Le tocó a Migué.
L@s demás lo esperamos un poco más allá.


Esa ruta, como es de suponer, se adentra en el desierto en medio de cerros, en un recorrido bellísimo. Prácticamente sin tráfico, y sin nada que rompa la quietud y el silencio. La atmósfera prístina y el cielo azul realzan la belleza y los colores de los cerros. Casi se adivinan las riquezas minerales con solo mirar el paisaje.









El camino, entero pavimentado, por la C327 y luego la C351, hasta el desvío que es la subida misma a la mina. Ese tramo que serán menos de 5 Km., es de tierra, consolidado, bastante parejo, y no reviste mayor dificultad... pero para mí, cualquier cosa que no sea pavimento y teniendo la posibilidad de evitar la tierra, elijo evitar la tierra. No había andado ni 50 metros, y me detuve. Migué que ya había anticipado la situación, fue al rescate y ne salvó del mal rato. El subió en mi moto, y yo, cómodamente en la camioneta con la Olga y la Angelita.
FIN DEL PAVIMENTO 😩

HASTA AQUI NO MAS LLEGO YO 🤷‍♀️


Llegamos arriba, al lugar rebautizado como "Circuito los 33", según se aprecia en la leyenda hecha con piedras pintadas de blanco y 33 banderas chilenas en la ladera del cerro a la entrada del lugar.


En la alegoría también está presente el catolicismo, que a mucha gente ayuda a sobrellevar las tragedias y a tener fe en que ocurra lo imposible. Esta vez representado por una cruz, en una especie de altar, de diseño muy moderno, a la entrada del recinto.
Estacionamos y alcanzamos a escuchar la explicación del encargado del lugar, Edmundo Castro, un ex minero, hombre muy afable, hospitalario y cercano. Entre otras cosas nos indicó dónde estaba el baño y nos comentó que si necesitábamos, tenía agua purificada y que nos podía invitar un te o un café. Por cierto, la entrada es gratuita. 

Nos dirigimos al mirador construido para dar la mejor panorámica del lugar, con la información muy exacta de los acontecimientos en una línea temporal, y los hitos que marcan los lugares relevantes: el campamento, el Plan A, el Plan B.



La tragedia de los 33 mineros sepultados por el derrumbe de una galería a 700 m de profundidad, se transformó en noticia mundial cuando el presidente de la época, Sebastián Piñera, se propuso sacarlos vivos. Puesto a la tarea, movilizó recursos, contactos, expertos, y lo que hiciera falta para rescatarlos.
Con el paso de los días y de las semanas, se armó un campamento al lado de las faenas de excavación para el rescate. Lo bautizaron Esperanza, y albergaba esposas, hij@s y familiares de los mineros enterrados. Y en paralelo, empezaron a llegar los medios de comunicación de todas partes del mundo, quienes también se instalaron en el lugar para cubrir los eventos día a día. Realmente fue una hazaña. El planeta pendiente de la suerte que correrían 33 mineros, que no contaban con comida ni agua para sobrevivir demasiado tiempo. El primer intento de perforar hasta llegar al lugar donde supuestamente se encontraban fracasó. Sin embargo, la tenacidad y la audacia de las autoridades de la época hicieron que se pusiera en marcha otra perforación, con maquinaria y expertos de varias partes del mundo. Y este segundo plan si resultó, logrando llegar hasta el sitio donde se encontraban los hombres. Eso permitió mandar comida, agua y tener comunicación con ellos, a 700 m de profundidad. 
Después de casi 70 días el primer minero pudo ser traído a la superficie en la cápsula Fenix, que recorría como un ascensor, la perforación que logró llegar hasta donde se encontraban los hombres. 1300 millones de personas, alrededor del mundo seguían expectantes el desarrollo de los acontecimientos, transmitidos por medios de múltiples países. Fue un momento muy bonito y emocionante que se compartió como humanidad. 
De hecho, en Copiapó se erigió una escultura "a la paz mundial" después del rescate.


Recorrimos el lugar con todos estos recuerdos en mente, de como cada un@había vivido esos momentos. Vale la pena la visita! 



En la parte más alta hay una gigantografía, pa la foto, alusiva al acontecimiento, destacando una imagen que también dio la vuelta al mundo: el famoso papelito que los mineros enviaron a la superficie por el tubo que rompió en el taller donde pudieron refugiarse luego del derrumbe, y que decía "Estamos bien en el refugio los 33" Piñera anduvo con el papelito, presto a mostrarlo cuando era pertinente y cuando no lo era jajajajaja.


A la vuelta nos quedamos un rato conversando con Edmundo, que nos contaba que hasta el día de hoy no se resuelve ni se zanja el destino de la mina, asi como el destino de los ex trabajadores, que quedaron en una especie de limbo administrativo, ya que nunca fueron desvinculados y finiquitados como hubiera correspondido, al tener la mina prohibición de funcionar por ser muy insegura.

Pero el sigue ahí, a cargo del lugar. Vive solo en una "casa" de container, escucha rock del bueno, y le gusta vivir asi : "me gusta el cerro" me dijo cuando ya nos estábamos despidiendo. A lo que yo le respondí: "a mi también me gusta el cerro" estableciendo una especie de complicidad entre personas que les gusta el desierto.

Tal como habíamos subido, bajamos hasta el pavimento. Yo volví a subirme a mi moto, y Migué retomó el volante de la camioneta, y seguimos a Bahía Inglesa, por la C351, unos 40 Km.

Disfruté cada kilómetro del camino en la mitad del desierto.
Llegamos a buena hora a Bahía Inglesa, justo a tiempo para conseguir estacionamiento y mesa en el restoran Bahía Coral. Tomamos una mesa en la terraza. A pesar de estar muy concurrido, nos atendieron muy bien. La chica encargada de nuestra mesa lograba aprenderse el pedido de cada un@ de memoria. Admirable!!
Nos repetimos el Huaringa sour que es un must de este lugar. Traté de averiguar qué es exactamente pero fracasé en el intento. Huaringa es una palabra que se refiere a ciertas lagunas altiplánicas  peruanas. Etimologicamente la palabra alude a un liquido  espeso (Huari) y a una laguna (inga) y que tiene que ver con el pisco sour ni idea! pero es buenísimo!!



Todos los platos riquísimos!! un deleite. Además fue un almuerzo muy educativo. Wirito nos enseñó como cobrarle a los clientes morosos, y nos compartió su fórmula  que es infalible jajajajaja.
Después del banquete recorrimos la Costanera. Harta gente, much@s haciendo día de playa, y much@s recorriendo los puestos con toda clase de objetos, algunos artesanales y otros no tanto. Justo ese fin de semana había una Feria Nacional de Artesanía, que había vuelto a formato presencial.
A pesar de que ya estaba permitido andar sin mascarilla en lugares abiertos, la mayoría de la gente seguía usándola todo el rato. De hecho, se sentía muy raro andar sin ella.




Después del paseo, volvimos a las motos, Migué sacó la mía del estacionamiento, y volvimos a Copiapó. La familia Curiel Sánchez se fueron a conocer Playa La Virgen. Yo fui una vez en auto, el camino, o más bien huella, espantosamente malo! El lugar es precioso, una joya en el litoral de la región, pero si el camino no ha mejorado, es un suplicio llegar.
Llegando a Copiapó nos estacionamos en la plaza con la intención de tomarnos un café. Casi todo estaba cerrado, pero ubicamos un local donde de mala gana nos sirvieron unos cafés de máquina.
Estuvo muy agradable, ahí sentados al frente de la plaza, la hora pasó volando con abanico de diversos temas. Incluidas historias de orfanatos. Nos reímos mucho!


Nos fuimos al hotel y en el camino pasamos a echar bencina. Al poco rato llegaron Migué y compañía. 
Al día siguiente iríamos al salar, motivo del viaje, y había que llevar picnic y bencina. No supe bien quienes fueron al supermercado a hacer las compras para el otro día, Seguro Migué con la Olga, pero no supe si alguien más se paletió. 
Yo me quedé en mi habitación preparando el material para este blog. 
Mas tarde pidieron pizza y se juntaron en el comedor.
Durante el día Camarón nos actualizaba su viaje de vuelta a Santiago. Nos avisó cuando llegó después de un viaje sin contratiempos.
Ir a almorzar a Bahía Inglesa, siempre es lo mejor, aunque ya no tenga novedad. La novedad la puso la Mina San José. Un verdadero acierto que nos hizo el día!!