Quintero, el primer paseo post Pirineos
Hace menos de una semana que llegamos del periplo por los
Pirineos con nuestro entrañable Migué en su rol de guaripola, denominación
con la que se identificó plenamente y
muy gustoso.
Bueno, se anunció este paseo, que me pareció bien, ( en realidad cualquiera, salvo ir a Con Con
a Las Deliciosas me habría parecido bien) para retomar los caminos nacionales
en compañía de los amigos habituales, y para estrenar mis botas nuevas y mi
flamante casco morado con mariposas, comprados en un outlet de motos en
Barcelona, hacía una semana más o menos.
A la bomba también llegó
Wirito, atravesado por una
disyuntiva existencial, irse con los amiguitos a pasear en moto o quedarse con
la Leo en la casa ayudándola con los
preparativos de una comida en la noche… como él es un tipo razonable, no tardó
mucho en comprender, persuadido por mí, que su lugar obviamente era en su casa
con su mujercita, así que nos despedimos ahí mismo, y partimos rumbo a Quintero
vía Quilapilún,, Til Til, La Dormida, Limache, Tabolango , Valle Alegre.
A pesar de que el estreno oficial de la primavera ocurrió
hace varios días ya, y que había un sol radiante, claramente el invierno no se
ha ido del todo. Estaba bien helado, cosa que sufrieron los que no se abrigaron
apropiadamente y que fue tema al llegar a destino.
Fue todo TAN diferente a Los Pirineos!!, todos adelantándose
unos a otros, sin guaripola estable, sin esperar a los rezagados, osea,
Cualtaco en espontáneo total.
El camino estaba precioso, todo verde, y los campos que no
hace mucho eran pura tierra, ahora brotados con variedades de hortalizas parece.
De agricultora no tengo nada y
difícilmente distingo un limonero de un pino de navidad, asi que baste decir
que los árboles, supongo frutales estaban en flor y se veían muy bonitos.
Las cuestas , con curvas más cerradas y más suaves, una
delicia, camino entretenido y lindo.
Las laderas de los cerros, también con extensos cultivos, y
ya más cerca de la costa, algunos pastizales con manchones de flores blancas y
lilas, me recordó al desierto florido.
En una parte del camino Gonzalo Vigil se atrasó, y con
Camarón lo esperamos… todavía con el “efecto Pirineos” en el cuerpo, que impide
dejar botado a alguien y hay que esperarlo. Supongo que esto no durará mucho… a
lo más un paseo más.
Llegamos todos juntos al restorán Cocina de Teuh. BBB!!
Emplazado al borde del precipicio con la vista del Pacífico en todo su esplendor, las
caletas y unos buques esperando zarpar.
Después de almuerzo y de la foto grupal, también secuela de
Pirineos, emprendimos el regreso sin plan específico, excepto pasar a la Copec
de Valle Alegre a tanquear ( palabra de Migué)
Por supuesto que alguien olvidó este plan, y esta vez fue
Brutus quién se pasó y no paró en la bomba, pero se comunicó con nosotros y nos
volvimos a reunir en algún punto.
Más adelante con Camarón nos distanciamos del resto
acompañanado a Lobito, que paulatinamente va sacando el Lobo Feroz que habita
en su interior, después de tantos años si moto
. Los demás se fueron, y en Romeral, Camarón que iba último,
también secuela de Pirineos , entró a la Copec… después supimos que se venía durmiendo y pasó a
tomarse un café.
Seguimos con Lobito, nunca mas de 100 Km /hr zzzzzzzzz, Emilio nos estaba esperando, y
seguimos los tres, al mismo ritmo, hasta Quilapilún, en que Lobito siguió y
nosotros nos desviamos hacia Los Libertadores.
Y después, calabaza, nos separamos con Emilio, ellos pasaron a un café en CoChi, yo me fui a mi
casa.
Un paseo como siempre desordenado, impredecible, y muy entretenido en compañía de buenos amigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario