sábado, 1 de abril de 2017

Con mucho  gusto  accedí a petición de  Cecilia y  Jose  Miguel  entrar  nuevamente a  Blog,  sali  modo  pausa y les comparto  un resumen   que gentilmente   hizo  Cecilia,  agradeciendo  gentileza y cariño.

Este  lugar  ya  lo  vistamos  anteriormente,  un lugar  de  paz, campo,  vegetacion  y  sonidos   de  naturaleza  pura.


Nos  veremos  en  rutas  en  Junio!!!!!

Un  Beso  grande CUALTACO:



PASEO A ZUÑIGA, HACIENDA SANTA CLARA
Sábado 01 de abril.

Un paseo más para Cualtaco.
Esta vez el punto de reunión fue el servicentro Copec de San Francisco de Mostazal.
Ahí nos juntamos Camarón, Marcela, Veneno, Vigilante, Mamón y Miri con las niñitas, Popeye y yo.
                                                                           



Vigilante y su resguardo lo hizo llegar al lugar con una hora de anticipación por lo que debió esperar, con la paciencia que lo caracteriza, a que el resto nos tomáramos un rico café que por el frescor de la mañana era muy deseado.
Iniciamos nuestra aventura pasadas las 11:30 de la mañana.
El cielo se veía amenazante a ratos con nubes negras y a ratos con claros que nos entibiaban con algunos egoístas rayos de sol que por ellos se asomaban.
A medida que avanzábamos por suerte que los claros aumentaron y el temor de quedar empapados quedó en el olvido.
Recorrimos la 5N hasta el desvío a Quinta de Tilcoco (agua de entre piedras) que está en el km 127.



Desde que nos empezamos a adentrar en esos campos con interminables y bien cuidadas plantaciones de parras, nectarines, perales, kiwis y manzanos comenzamos a encontrarnos con construcciones de adobe, casas con corredores y tiestos de flores y casas patronales que nos hacían evocar la época de la colonia.
Capillas muy bien pintadas, perros echados a la entrada de las casas, gallinas picoteando algún posible grano y personas que tranquilamente caminaban por la vía nos demostraban que en esos lugares el tiempo es más lento.


Bugamvillas de múltiples colores alegraban el paisaje junto a los cerros y lomas de variadas formas y tonalidades.


Saliendo del pueblo encontramos una plaza en cuyo costado se advertía una entrada llena de árboles y flores donde un puente pasaba por un canal que más parecía una entrada peatonal que una entrada vehicular. Sin embargo era la entrada al pueblo de Guarcarhue, el que nos llevaría a Zuñiga, nuestro destino. Como el camino más parecía entrada de peatones, Mamón y familia siguieron raudos bordeando la plaza en su Kia y nosotros con Popeye debimos seguirlos para traerlos de vuelta.
El entrar a Guarcarhue dio la sensación de entrar a una ciudad sitiada como tantas que hay en Europa.


Ahí las casas con aquellos corredores donde la gente se guarece de la lluvia y el sol abundaban así como capillas que parecían salidas de postales, blancas con maderas bordeando ventanas y puertas pintadas de rojo que daban un contraste muy lindo.

Una vez dejado atrás el poblado nos dirigimos a Zuñiga, poblado que data de 1750 y debe su nombre al sacerdote Antonio de Zuñiga.

Nuestro destino final, en Zuñiga fue la Hacienda Santa Clara, tranquilo y hermoso lugar que cuenta con hostería, canchas deportivas, caballos para equitación y cabalgatas. Ahí el silencio se sentía y el relajo llegaba fácilmente.

Nos esperaba la dueña quien nos tenía preparado un aperitivo con un delicioso ponche de pomelo, jugos varios, sopaipillas con pebre de perejil, empanaditas de espinacas con pollo y también de pino, berenjenas al vinagre deliciosas y queso fresco con orégano. Era tan abundante el aperitivo que afortunadamente el almuerzo se demoró como una hora en estar listo lo que nos dio tiempo a volver a tener hambre para aprovechar el delicioso almuerzo que nos esperaba.

Según nos contó la hermana de la dueña ese día había faltado el cocinero y ella había tenido que hacer el almuerzo. Confieso que el cocinero no se echó de menos ya que la comida estaba exquisita.

                         Mesa de ensaladas
Había filete cocinado al horno con un jugo delicioso, pechuga de pollo a la olla sazonado a la perfección, verduras salteadas en su punto, papas doradas, arroz y gran variedad de ensaladas. Para el postre frambuesas, melón que parecía miel, uvas, piñas, peras y frutillas. Nada quedó en la bandeja.


Como siempre el almuerzo acompañado de una amena conversación donde se evocaron muchos recuerdos de Cualtaco.
Mamón solicitó después de almorzar que le ensillaran unos caballos y dio un paseo junto a su hija. Lo simpático es que la dueña tiraba de la rienda del caballo y Mamón pareció haber regresado a su niñez.

Faltó carrusel para Mamón


Quedamos de salir a las 17 y por supuesto Vigilante a las 16:55 figuraba con su atuendo de motoquero abrigado listo para subirse a la moto.
Regresamos poco después de las 17 y seguro que varios de nosotros veníamos pensando donde sería el siguiente destino de Cualtaco.


Camino de regreso, a poco andar Camarón se perdió del grupo raudo y veloz. Seguramente quería estar solo con Marcela……

Fue un paseo muy entretenido y un lugar que invita a visitarlo en alguna otra oportunidad.

2 comentarios:

  1. Estupendo paseo, lindo lugar, grata compañìa y mejor almuerzo, todo a pedir de boca. Gracias por el relato.

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  2. Que buen reporte. El lugar es realmente agradable.
    Esta vez no pude ir.
    Hasta la próxima!

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