domingo, 15 de abril de 2018

Fin de semana en Potrerillos

Elmer tuvo la mejor idea!!
Ir a Potrerillos, localidad entre Uspallata y Mendoza, de sábado para domingo.
El planeó ese paseo para hacerlo con Sobrino y Santiago, su nieto que ya lo ha acompañado varias veces a paseos en moto, lo publicó haciendo la invitación a los que se interesaran por ir.
A mi me pareció un paseo fantástico asi que contesté altiro que iba.
Camarón con la Marcella también irían en auto. (Camarón todavía no puede manejar moto, por el riesgo de que una caída le afecte la recuperación de su operación).
Vampiro con la Antonieta también se sumaron pero al final, no pudieron ir.
La idea era partir de CoChi a las 8 AM.
Mucho tráfico a la hora que salí, como a las 7:30
No sé si eran madrugadores o trasnochadores volviendo del carrete. Ambos, probablemente.
Llegamos antes de esa hora, pero nos pegamos en el café que más bien fue desayuno, y en el entretenido debate acerca de la inmigración, el racismo y otras yerbas, donde por supuesto, las opiniones de Camarón eran las mas radicales, originales y divertidas



Sobrino andaba en la Ducati Panigale, que no tiene mucha autonomía, así que necesitaba ir parando en el camino a echar bencina (y a estirar las piernas por la muy antianatómica postura en que esa moto se maneja).
Yo le ofrecí ocupar el bidón de 5 lt que me acompaña a todas partes pero no quiso. Prefería ir parando por las razones antes mencionadas.
Entonces, la primera parada seria en... Los Andes!!
Entre una cosa y otra partimos como a las 8:40
Ya po, total taaaanto apuro no teníamos, y no íbamos taaaan lejos.
El día estaba nuboso, pero no frío. De todas maneras yo iba más bien abrigada, pensando en la subida a Portillo.
El camino más despejado y muy agradable. 
Sobrino cada tanto nos adelantaba a la velocidad propia de la Ducati.
En los túneles se siente el rugido del motor, es impresionante.
Después de pasar por el puerto terrestre llegamos al cruce con el camino que lleva a Los Andes a la izquierda y a Portillo y la frontera a la derecha.
Sobrino dobló hacia Los Andes. Camarón llegó al cruce, cachó la movida y siguió a Portillo.
Pasamos por el antiguo camino que había que hacer para ir a Argentina. 
El regimiento, la entrada a Los Andes. Avanzamos por la avenida con parque central, sin saber bien donde íbamos. Sobrino nos guiaba. Descartó una Petrobras que le mostré a la izquierda. Más allá le preguntó algo a alguien, después de lo cual llegamos hasta una especie de rotonda donde confluyen las dos avenidas grandes y nos devolvimos por donde habíamos entrado.
Tampoco paró en la Petrobras de vuelta y seguimos hacia Saladillo... jajajajajaja nadie entendió nada de esta extraña y caprichosa conducta. Ir a pasear a Los Andes, cuando íbamos camino a Uspallata. 
Todavía me río al acordarme, porque por supuesto esto dio motivo para sucesivos columpios todo el fin de semana.
Incluído que si pensaba que pasaría piola, estaba sonado porque iba la editora y redactora del blog, y esto se sabría no solo en Chile, sino que en todos los países donde nos leen jajajajaja.
Seguimos camino sin mayores dificultades, con la ruta relativamente despejada, y los adelantamientos no tan difíciles, al menos para las motos.
Los Elgueta son super buenos compañeros de viaje. 
Van todo el rato mirando por los espejos para ver si alguien se queda atrás y esperarlo (a).
Llegamos a las 10:30 a Saladillo, el pobre Santiago iba medio helado, especialmente las manos, así que se abrigó un poco y cambió de guantes. Ahora se venía la parte más helada del camino.
Sobrino sí echó bencina esta vez.



Ni mi foco ni la mano de Camarón se recuperan aún

La pasada por los cobertizos me encanta! Y la subida a Portillo estuvo muy buena, exquisita. Yo andaba en esos días en que todo sale fácil y fluído, y las curvas las disfruté.
Llegamos a la aduana, no había demasiada gente y habremos esperado unos 20 minutos para hacer el papeleo.
Camarón quedó 12 autos más atrás, y acordamos juntarnos en la bomba de Uspallata.




Pasamos al Puente del Inca, que es una insólita formación geológica que se origina en la erosión que produjo el río Cuevas en la morrena que queda cuando el glaciar retrocede. Debido a la alta mineralización del agua y a la combinación con las aguas termales se cementó la corteza ferruginosa con la curiosa forma y color que la caracteriza.



Dadas las características del lugar y el hecho de que hubiera aguas termales, se emplazó el Hotel de Puente del Inca, en la época de los ferrocarriles ingleses, y  en su apogeo en los años 30 recibía a la aristocracia bonaerense que llegaban en el tren transandino directo a las termas, sin parar en Mendoza, para pasar largas temporadas y aprovechar las propiedades curativas de los baños.
El hotel fue arrasado y destruido en su totalidad en un alud en 1965 dejando la capilla en pie.
El hotel en los años 30


La capilla que aún existe

Hasta hace algún tiempo se podía visitar y entrar a la zona de los baños termales, brotaba el agua a casi 40° en algunos, y también la parte inferior del puente, con sus estalactitas calcáreas y el río al fondo del murallón de roca.
Estas fotos son de 1999 y de 2002, cuando si se podía recorrer el lugar en su totalidad.




El agua termal fluyendo en los baños

Seguimos camino a Uspallata. A ese lado de la cordillera estaba totalmente despejado y la temperatura muy agradable.
Yo tenía la expectativa de correr un poco, en las rectas y en las curvas más abiertas, pero no se pudo por el viento que a ratos era bien fuerte.
Llegamos a Uspallata, paramos en la bomba a la entrada sin echar bencina.
Elmer buscó una carnicería para comprar unos bistocos para el asado de la noche.
Yo esperé a Camarón para no descoordinarnos. 
Nos juntamos en la carnicería, y de ahí nos fuimos con las compras a almorzar al Don Elías.





Elmer iba adelante y se pasó de la entrada, en la bomba a la salida de Uspallata se dio cuenta y nos devolvimos.
Llegamos al restoran, antes que nadie. Sin embargo nunca se llenó como antes... "no hay plata" dijo la mujer que nos atendió.
A esa hora se transmitía el partido Chile Argentina de la Copa Davis. Santiago, Sobrino y un poco Elmer se paraban cada tanto a seguir las las incidencias del match.
Los bife chorizos estaban 10 puntos! deliciosos, jugosos, blandos y sabrosos.
Eran gigantes, al igual que las papas fritas y la ensalada. 




Sobró de todo y lo llevamos para la noche... además del cerro de carne que ya habíamos comprado.
Con la guatita no llena, repleta, y el corazón ídem, seguimos camino a Potrerillos a las cabañas Pueblo del Río, distante 33 Km según maps.me
Santiago se fue ese tramo en auto, y se durmió en menos de 30 segundos
El camino bello, con los árboles teñidos de amarillo, el cielo azulísimo y las montañas multicolores.








La infaltable difunta Correa


No nos pasamos y entramos por una bajada de tierra bien penca, yo bien asustada, pero pude llegar hasta abajo.
Cuando Camarón llegó pensó que nos habíamos pasado porque hubiera apostado que yo rehusaría bajar por ahí y estaría esperando que alguien me bajara la moto. Pero se equivocó. 





Nos registramos y pedimos cambio de cabañas para quedar más cerca en vista de que en la noche teníamos asado programado.
Esperamos en lo que sería el lobby si fuera hotel, donde habia una tele grande transmitiendo el tenis.
Yo recorrí un poco los exteriores, la piscina y el borde del río, desde donde salen los turistas, en kayaks, río abajo.
Precioso, no me esperaba que fuera tan bonito.
El río con la montaña enorme y los acantilados al frente.







Cuando las dos cabañas estuvieron listas nos instalamos.
La que compartimos con Camarón y la Marcella era para 8, de dos pisos, muy amplia, asi que esa fue la cabaña comunitaria, y donde hicimos el asado.
Santiago volvió a morir en el sofá viendo el tenis.









La cabaña de los Elgueta era más chica
Con Camarón la Marcella y Sobrino fuimos a la recepción a ver el tema leña, para las chimeneas y para la parrilla y a pedir un check out más tarde para poder hacer el asado a la hora de almuerzo el domingo.
Y nos tentamos con unos vinos que pintaban muy bien.



Cuando ya estaba oscureciendo, nos pusimos en modo asado, Elmer prendió el fuego en un rincón de la parrilla, para ir sacando de ahí las brasas para asar la carne.
Elmer había llevado implementos de asado, unas tenazas y un super cuchillo
Partimos con uno de los vinos, que estaba realmente rico. Cuando se acabó la segunda botella, de alguna parte apareció otra.
También había cerveza.





Al final nos comimos los restos del almuerzo y unos chorizos con pan. Yo todavía tenía atragantado el almuerzo, así que solo comí medio chorizo con pan. Pero tomé todo el vino que se me antojó. 
Elmer, aparte de sus herramientas para el asado,  había llevado un parlante con BT, yo puse mi música de los 70, y entre eso, el fuego, la noche, la vía láctea en todo su esplendor, el murmullo del río, y la agradable conversa, el vino pasaba muy fácil!! Si hasta me fumé un puchito!!
Años que no fumaba pero con la voluntad debilitada me tenté con los Marlboro Rojos que tenía Sobrino, y que son los que compraba en mi época de fumadora.








Los Elgueta se retiraron a sus aposentos y quedamos con Camarón y la Marcella conversando al lado del fuego y mirando las estrellas.
En eso estábamos cuando apareció un OVNI. Una luz brillante, no muy grande pero que se desplazaba en trayectorias muy erráticas y a mucha más velocidad que un avión. Estuvimos mucho rato tratando de cachar lo que era y nunca supimos... cruzó el cielo y desapareció.
Ya nos íbamos a ir a acostar cuando apareció un gato bien musculoso, gris, de pelo corto, y regalón y caluga como él solo.

Nos conquistó a los tres y lo dejamos que entrara a la cabaña. Camarón le recortó un pedazo de los bifes que no comimos.
Decidió dormir a los pies en mi cama, yo creo que el vino ayudó a que no me importara... además que era tan simpático y cariñoso.

En la mitad de la noche se levantó, dio vuelta el basurero, debe haberse comido algún resto y volvió a dormir conmigo.
En la mañana todos se levantaron a tomar desayuno... menos yo... estaba con una caña del terror. Me preparé un café y me demoré harto en despertar.
Volvieron del desayuno a ver el MotoGP, que genera tanta controversia en el grupo.
Yo ya me había levantado y con Camarón y la Marcella fuimos en auto a Potrerillos a ver el lago y los accesos.
El día estaba precioso. Totalmente despejado y veraniego.





Y descubrimos una ruta recién inaugurada que va a Mendoza por Cacheuta, donde están las termas homónimas. De la ruta 7 se baja al lago y se toma la Provincial 82 que llega a Mendoza por donde se llegaba antes, a Palmares.

La flecha indica la represa








Recorrimos harto y ya fue hora de volver para el asado.
Cuando llegamos ya estaban prendiendo el fuego.
Cuando ya hubo brasas suficientes, pusieron los bifes a hacerse. La Marcella preguntó porqué las brasas no estaban rojas como la noche anterior, a lo que Elmer respondió: "porque es de día" jajajajajaja sería todo.
Sobrino trató de reconfigurar la gopro porque no le daba buen encuadre tal como la llevaba. No supe si lo consiguió.

Mudos testigos de mi caña

La carne estaba muy muy buena. Yo ya me había repuesto, y pude saborear el segundo bife del fin de semana. 
Era un cerro de carne y casi no quedó nada.
No taa


Ahí taa!!




Resucitando


Después de almorzar, guardamos todo, ordenamos un poco y emprendimos el regreso.
No me sentí capaz de sacar la moto en subida por el camino malo, así que Camarón lo hizo por mi. Gracias!!
Nos fuimos no muy rápido, hasta que Sobrino y Elmer nos adelantaron.
Paramos en Uspallata a echar bencina y abrigarnos un poco.
Seguimos camino, nuevamente con harto viento a la salida de Uspallata y también cerca de los túneles. El camino se sintió más áspero y duro que a la ida... qué raro.
Algunos autos en el camino, pero más bien pocos.
Llegamos a la aduana, el trámite, bien, ni lento ni rápido.


Antes de bajar sacamos una foto grupal.
Paramos en Saladillo a desabrigarnos un poco antes de seguir.
Sobrino debe haber echado bencina ahí.
Acordamos  parar en Chacabuco para entregarle su mochila a Sobrino, que la llevaba Camarón en el auto. 
En la bajada y después en la autopista con doble vía le pudimos poner un poquito más.
El camino estaba más o menos expedito y muy agradable. 
Paramos en Chacabuco y nos despedimos.
De ahí cada uno a su casa.

Que gran idea la de Elmer de ir a Potrerillos!
Lo pasamos demasiado bien!!
Gracias a todo el grupo por hacer de este fin de semana un gran fin de semana!!
Queda pendiente ir a Mendoza por la ruta nueva.
Y repetir Potrerillos! 









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