miércoles, 14 de marzo de 2012

Travel & Living by Pinponcita - Parte 2



Viernes 2 de Marzo, penúltimo día.

Un día bastante más relajado, el desayuno a las 9, lo tomé con Sonia,
después estuve en cubierta, el día nublado, se ha ido despejando de a
poco, ahora con claros de sol.
Después, una charla acerca de la historia del Estrecho de Magallanes,
Punta Arenas y Tierra del Fuego. Interesante.
Después una cata de vinos chilenos en el bar que está siempre tomado,
literalmente “tomado” por los rusos. Una mujer car’e palo pidió dos
botellas de champagne para su grupo, el barman le preguntó que cuántos
eran, ella dejo 8,… les llevaron 8 copas de champagne a la mesa.
La cata estuvo buena, la viña, Santa Rita.
Después estábamos, Sonia y yo, invitadas a almorzar en la mesa del
capitán. Antes de eso vi de nuevo a la francesa, está un poco mejor
pero no bien.
Mauricio pasó una noche decente pero sigue con el dedo muy contundido.
También lo vi antes de almorzar, el es parte de la mesa con el
capitán,  y quedamos en que al almuerzo me sentaría a su lado para
cortarle a carne. Es porfiado, no quiere usar cabestrillo.
El almuerzo estuvo muy entretenido, Sonia sacó fotos, le pediré que me
las envíe.
Ahora un poco de reposo, y más tarde el desembarco en el glaciar Aguila.
El glaciar Aguila es definitivamente uno de los puntos altos del
crucero. El lugar es bellísimo, está el glaciar, las cascadas de su
derretimiento y un riachuelo con “leche de glaciar”, como se conoce al
agua lechosa y turbia, rica en todo tipo de minerales, producto del
derretimiento del hielo milenario, con bosques de coihues y ñirres,
una laguna de agua salada y dulce, el entorno de montañas afiladas
recortadas contra el cielo azul, con nieve en la cima y el estrecho
por donde se llega.
Además, para seguir con las excepciones (normalmente esta excursión es
con lluvia, según nos decían los guías),  el día precioso, con calor,
tuve que sacarme la parka, no daban ganas de irse.
Estuvimos largo rato caminando por la playa y depués nos internamos en
el bosque. Nos habían advertido que habría mucho barro... nada!!, el
camino, apenas una huella entre las malezas, totalmente transitable,
mucho más difícil fue subir el cerro en Wulaia.
Pero había que partir, ir despidiéndose de todas estas maravillas que
he tenido el privilegio de conocer. La palabra que me define en este
momento es agradecida, profundamente agradecida y afortunada.
Ahora vamos navegando con una tarde preciosa, despejada, el sol
alumbrando los cerros con esa luz de la tarde, no tan brillante, que
da de lado. Más tarde está la cena de despedida, y el champagne de
despedida y las fotos,  con toda la tripulación.
Y mañana isla Magdalena con las pingüineras, tempranito, a las 7 y
después el desembarco, avión y para la casa.
Mañana escribiré el último reporte. Y esto empezará a ser pasado, pero innolvidable

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