Hasta tuvimos una reunión de coordinación en la casa de Elmer, para definir la ruta, los tramos y los alojamientos.
Y estaba todo listo. Los confirmados eran Paparazzi, el promotor de la idea, Camarón, Wiro (sin la Leo que está accidentada), Elmer los Vetus, y yo.
Al aguaite estaban Vampiro y Mamón.
Finalmente, también confirmaron Vampiro, Mamón y Elmer que iría con Santiago, su nieto copiloto.
Habría que reacomodar las reservas de hoteles, pero confiábamos en que se podría.
Lamentablemente, (y cuando digo lamentablemente, I mean it), Paparazzi se tuvo que bajar por estar afectado de un vértigo. Los venenosos dijeron que se estresó de puro pensar en andar con la manada de gatos fuera de Chile, 3 o 4 días seguidos.
Un grupo partiría el miércoles en la noche, para alojar en los alrededores de Talca.
Los restantes saldrían el jueves temprano, para reunirse con nosotros en el hotel, y de ahí seguir a Malargüe.
Y así fue.
El miércoles, después del trabajo, nos juntamos en la casa del Wiro Vampiro y yo. Por su cuenta se habían ido los Vetus y Camarón, hacia el punto de reunión, la Copec de San Francisco de Mostazal.
Cerca de las 20 horas, salimos, nos fuimos por Vespucio con haaarto taco, hasta el acceso sur y de ahí a la 5 sur.
Con todo, nos fuimos a buen ritmo, sin separarnos, y todo lo rápido que el tráfico permitía.
No reunimos con los Vetus y Camarón, y seguimos al hotel reservado por el Wiro, el Euro Charles, que queda al lado de la carretera en una localidad llamada Bobadilla, unos pocos Km al sur de Talca.
Hacía mucho tiempo que no manejaba de noche, y no fue tan terrible. Parece que la gente que anda de noche maneja mejor. No fue difícil hacer los adelantamientos y mantener velocidades cerca de 120.
Aproveché de usar mi chaleco reflectante, que me da cierta seguridad de ser vista a la distancia por los otros conductores.
Además no hacía nada de frío.
Cerca de las 23 horas paramos en la Copec antes de Talca a echar bencina y comer algo, para no morir de hambre. Como era Pronto Copec, solo conseguimos unos hot dogs y una bebida. La Veti se tomó un café.
Seguimos y al poco rato llegamos al hotel. Nos estaban esperando.
El dueño del hotel es un belga, llamado Charlie, en sociedad con una chilena, Verónica que han emprendido un proyecto muy bonito.
Han transformado una casona de campo en la recepción, salón y comedor, a lo que le sumaron una cantidad de habitaciones en un gran terreno, donde además hay chacra, gallinero, jardín zen, invernadero, un canal que bordea el pasillo o galería donde están las habitaciones. quincho, piscina y acogedoras terrazas.
La gracia es que es autosutentable, construido con materiales reciclados, la comida se hace con lo que ellos producen, y la energía es a partir de biomasa.
Tiene las certificaciones internacionales que acreditan esto.
Les falta todavía mucho desarrollo,, pero el proyecto es muy bonito.
Además el dueño es motorista, y piensa tener algunas cosas especiales para los grupos de motos.
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