A las 10:30 Camarón propuso en whatsapp ir a Chacabuco, ya sabemos a qué.
Yo dije que iba y también el Flaco.
Nos juntaríamos en Cochi, que ya está remodelada y atendiendo normalmente.
Eso si, el inicio del periplo fue medio acontecido.
En el trayecto hacia La Pirámide, se veía poco tráfico, algunos planeadores ya flotando en las laderas del Manquehue, osea un domingo que me recordó esa canción de U2, Beautiful Day, justo al otro día de su presentación en el Estadio Nacional.
Ya estábamos los 4 (Camarón con la Marcella, el Flaco y yo).
El día totalmente despejado y soleado empezó a acalorarnos y decidimos partir.
Y ahí vino el problema, no tenía la llave de mi moto. Cuek!
Y no estaba en ninguna parte. Busqué por lo menos 4 o 6 veces en los bolsillos, en el banano, en el camino que había hecho desde la moto a donde estaban los otros, preguntamos en la caja, a los bomberos, nada. No aparecía. Yo pensaba que tenía una copia guardada en uno de los focos, pero no tenía la certeza ni las herramientas para comprobarlo.
La hipótesis más probable era que se me había caído y que alguien se la había robado.
Llamé a Mamón para preguntarle si el seguro cubría una emergencia como esa, me puso en contacto con la compañía de seguros, y sí, podían mandarme una grúa para llevarme la moto y esperar hasta que llegara una llave de respuesto desde BMW Alemania.
Así las cosas solo cabía esperar que llegara la grúa. Los otros tres solidarizaron conmigo y me iban a acompañar a que llegara...
Y en eso estábamos cuando la llave aparece asomada en el bolsillo del pantalón, que había revisado 10 veces. Qué onda!! misterio total.
Así que como a la 1 partimos a las empanadas.
En el peaje la caseta con TAG sigue sin funcionar con las motos, y un empleado tiene que venir a levantar la barrera.
A pesar del atraso no nos fuimos rajados.
El paisaje ha ido cambiendo, los pastos ya no están tan verdes, pero los espinos están en flor, todos amarillos.
Se ven muchas hectáreas plantadas con parronales, algunos protegidos con mallas semitransparentes. Hubiera sido bueno ir con Chalita para que nos explicara de qué se trata.
Llegamos al local de la señora María, que ya estaba lleno, y siguió lleno hasta que nos vinimos como a las 4.
Las empanadas y la lechuga estaban deliciosas! como nunca.
No nos dimos ni cuenta cómo pasó la hora, conversando de todo un poco, hasta que nuevamente el sol y el calor nos correteó.
La Marcella le pidió al encargado de los hornos (que ha estado ahi desde siempre), y que es el hijo de la señora María, que nos sacara una foto del grupo.
Y también, gracias a ellas tenemos las fotos del trayecto.
Y calabaza, cada uno a su casa.
Conclusión, aparte de disfrutar andar en moto aunque sea la nada misma, tengo que mandar a hacer una copia de la llave mañana mismo!
Lo de hoy fue un anuncio.
Espero que Camarón publique los reportes del paseo multitudinario de la semana pasada a Papudo, al que no pude ir, y el de ayer a Ritoque, que tampoco pude ir.
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