domingo, 24 de septiembre de 2017

Fiestas Patrias en el Noroeste argentino, día 1 de Santiago a Copiapó

Como cada año en estas fechas, especialmente cuando las fiestas patrias caen en día hábil, empezamos a planear algún viaje de varios días a alguna parte. Por ejemplo, Córdoba, los Pirineos, el raid Arica Santiago, Portugal,  y otros que en este momento se me escapan
En rigor lo podríamos hacer en cualquier época del año pero Camarón tiene la tranca de que no puede cerrar el Garage o que no puede no estar y arrancarse una semanita porque si.
 Así las cosas un 18 como este, con dos días feriados, era el indicado para un viaje.
En principio el plan era ir a Italia a recorrer la Liguria y la Toscana, partiendo en Milán, pero se fueron al chancho con los pasajes que llegaron a costar casi US$ 3000, así que se descartó 
No sé en que estaríamos pensando cuando, sin una alternativa de viaje para el feriado, Ojitos propuso ir a Salta por el paso Jama. 
Ese viaje el lo hizo con la Stella años atrás, y le gustó mucho. 
El único detallito es que ellos lo hicieron en casi 2 semanas y esta vez sería un comprimido de 8 días, con tramos de 800 y 700 km  en días seguidos, con relativo poco descanso.
Y se armó 
Después de dos reuniones ya teníamos el respectivo grupo de whatsapp, las reservas en los hoteles y definida  la ruta. 
En los aprontes, estaban Spoiler, Paparazzi, y Brutus como posibles participantes pero declinaron por motivos diversos. Lo lamentamos, hubiera sido muy bueno que hubieran participado.
Se sumó un amigo de Ojitos, Raúl, que se vendría de Concepción. Como en el colegio le decían Fantom, quedó automáticamente bautizado como Gasparín 
Entonces éramos 9 los confirmados 
Camaron con la Marcella, Vetu con la Veti, Ojitos, Gasparin, Cristián (cuyo sobrenombre está pendiente hace más de 15 años jajajaja), Vampiro y yo
Vampiro no sabia si podía arrancarse el viernes 15 ( nótese que Camaron si cerró el viernes!) y en ese caso partiría el viernes en la tarde y nos alcanzaría en Calama
Pero al final pudo hacerla y se incluyó en la partida el viernes temprano.
Por ser día laboral, el  plan era juntarnos en las afueras de Santiago para evitarnos la congestión de la mañana 
Decidimos juntarnos a las 8 en la Copec de Lampa para salir a las 8:15 con destino a Copiapó (800 Km)
Para lograr el objetivo con Camaron y la Marcella decimos irnos por la radial, lo que nos daba cierta garantía de no sumarnos al desplazamiento de cientos de trabajadores yendo a sus labores, temprano en la mañana como corresponde.
Así que partimos oscuro, a las 7 AM rumbo a Lampa.
El plan funcionó, íbamos casi solos en la autopista, y llegamos poco antes de las 8 al punto de reunión.
Vampiro y los Vetus ya habían llegado, y al poquito rato llegaron Ojitos y Gasparín. Más tarde llegó Cristián, que venía de Calera de Tango, y se comió todo el taco de los que van a Santiago en la mañana.

Gasparín y su mudanza

Algunos decidieron tomar desayuno. Entre ellos Ojitos, que con la emoción, le echó sucralosa a los huevos revueltos jajajajajaja.



Teníamos considerado que en la mañana haría mucho frío, así que íbamos convenientemente abrigados y protegidos para no helarnos. De hecho los marcadores de temperatura mostraban 1 o 2 grados bajo cero.
A eso se sumó una densa neblina que hacía descender aun más la sensación térmica. 









En Romeral el sol ya algo entibiaba, pero sería una jornada más bien fresca, por lo menos hasta Vallenar.




En Los Vilos el día estaba lindo, totalmente despejado, y no tan helado.
Echamos bencina y planificamos la siguiente parada, a la salida de La Serena, en la Copec, a comer un jordó y seguir viaje, para poder llegar con luz a Copiapó.
Vetu quería comer empanadas en Huentelauquén, pero era muy temprano, (10:30) y nadie lo secundó. 
Asi que el plan era avanzar hasta La Serena, todos de acuerdo...



Partimos y por el camino nos desperdigamos. De hecho, yo me fui sola, sin ver a nadie más, desde poco antes de Socos hasta la siguiente parada.
Claro, porque Camarón se fue adelante, sin esperar a nadie, Vetu pasó a Huentelauquén por su empanada, y el resto paró en Socos, para un café y algo dulce... (idea de Ojitos debe haber sido) cosa de la que nunca me enteré! y eso que estábamos de acuerdo!! jajajajaja
Así es Cualtaco, lo que yo denomino una suprademocracia, en que se consideran las opiniones de todos, se toman acuerdos, y cada uno hace lo que quiere jajajaja. O la manada de gatos como le puso el Brutus. Pero siempre llegamos donde vamos.
En ese tramo, aparte de una vegetación casi exuberante, poco frecuente en la zona, habían proliferado una cantidad de insectos impresionante. Los parabrisas y los focos quedaron tapados con los bichos reventados, y también los pantalones, y todo lo que no cubriera el carenado.










Además estaba el ya conocido taco a la entrada a La Serena. 
Pero como ya nos había tocado en el viaje anterior al desierto florido, yo ya sabía que había que irse por la derecha,  por la berma y avanzar hasta el semáforo.
La llegada a Coquimbo
El taco al llegar a La Serena
Después tráfico denso pero no taco, sabiendo por qué pista irse.
Hasta llegar a la Copec.
 Para mi fue el trayecto más cansador de todo el día.
En la Copec, nos comimos los jordó, y al poco rato llegó el resto. Comieron algo rápido, cargaron bencina y seguimos.
Esperando a los rezagados


Los jordó


El bulling fue para Gasparín y las toneladas de equipaje que llevaba.Dos maletas grandes, un top case grande, y un bolso enorme. Nunca supimos bien qué tanto llevaba, aparte de dos cascos y dos chaquetas y un trípode profesional. Ah y un bidón para bencina, pero sin bencina jajajajaja
Nos fuimos un poco más ordenados, el ambiente estaba harto más templado.
La cuesta Buenos Aires con la doble pista, una delicia, y también la Pajonales, de curvas suaves y amplias, pensadas, supongo, para el tránsito de los camiones y otras maquinarias de la gran minería.





Había reparaciones y mantenimiento en algunas partes, pero como no era mucho el tráfico, no fueron un problema.

Ya no queda nada de nieve en el sector donde nos detuvimos el viaje anterior, en el episodio de la Marcella levantando a Camarón (ver blog del desierto florido)
Antes de llegar a Vallenar se ven unas extensas plantaciones de olivos, y se siente un aroma intenso a aceitunas y aceite de oliva, que llama la atención.
Paramos a echar bencina, a tomar un poco de agua y desabrigarnos, porque ya hacía calor.



El Vetu, en una acción no propia de él, atravesó la moto bloqueando el acceso al estacionamiento de discapacitados... él explicó que así le costaba menos salir después. Igual lo molestamos.

Pusimos un adhesivo de Cualtaco en la puerta de la tienda y Gasparín también tuvo uno para pegar en su moto.


Volvimos a pasar por la zona donde florece el desierto, y claro, ahora hay mucha más vegetación y flores en todo el camino, y hasta donde la vista se pierde.
Pero no había dónde parar, pero llevábamos dos fotógrafas aplicadas que hacían su mejor esfuerzo por registrar las imágenes de los eventos de la ruta.



La emoción la puso una camioneta Volvo con un prepotente al volate que quería adelantar a más de 140. Cuando se encontró con el Vampiro, él se demoró unos pocos segundos en reaccionar y hacerse a la derecha, pero la camioneta le pasó muy cerca.
Justicia divina, un poquito más adelante lo pararon los pacos y le estamparon flor de parte, precisamente en el desierto florido.
Estas maravillas de carreteras que tenemos en Chile no son gratis, y lo que antes no era, en el camino al norte, ahora sí hay peajes. 
Al llegar a uno estábamos todos en fila detrás de Ojitos que le indicó a la cobradora que pagaría todas las motos. Vampiro estaba casi al final, y no cachó. Justo en eso, se abre la otra caseta, el se aviva, y se sale de la fila. 
No sólo no le auspiciaron el peaje, sino que además se demoró en salir, y partió después que todos los demás. Así son los vivos.

Vampiro al final de la cola no cachando nada
Llegamos Copiapó, a super buena hora, como a las 6:30 creo, y no fue difícil dar con el hotel al que íbamos.





Bajamos el equipaje, y nos registramos en la recepción. La moto de Cristián no quiso partir. Algo le pasaba con los controles con que se hace arrancar el motor. 
Hubo junta de expertos, no sé que habrán hecho, que al final partió, y no volvió a fallar... caprichosita ella.

Esto es lo que yo llamo espíritu dieciochero jajajajaja


Tratando de entender porqué no parte
Después de acicalarnos, y mejorar nuestro aspecto, salimos en busca de un restorán que Ojitos recordaba como muy bueno. 
Creo que nunca dimos con el lugar, o si dimos, no era lo que él recordaba, así que después de casi una hora caminando (puede haber sido menos, a mí se me hizo largo) volvimos al hotel a comer en el restorán.





La comida bien buena, y la convivencia mejor. Terminamos el día muy contentos y entusiasmados con este viaje que recién comenzaba.
El día siguiente también sería largo, de Copiapó a Calama.


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