lunes, 25 de septiembre de 2017

Fiestas Patrias en el Noroeste argentino, día 4 de Toconao a Salta

De acuerdo a lo programado, en este 18 de Septiembre, tomamos desayuno a las 7, cargamos las motos y a las 8:20 ya estábamos partiendo a Jama.
Sabíamos que sería un día largo, y yo además iba con el susto del viento que nos habían advertido los brasileños en Aguas Verdes y los camioneros en La Negra.
Se suponía que la bencina alcanzaba para llegar a la YPF en el paso fronterizo.
Ibamos abrigados como para ir al Polo.
Al poco rato de haber salido, Vetu se tuvo que devolver a buscar los lentes de la Veti, y se quedó atrás. Parece que Camarón lo esperó.
Los fui esperando en el camino y me pasó lo de siempre... casi todo el camino sola, separada de los de adelante y esperando a los de atrás.
El día estaba fresco a esa hora, pero agradable.








Como iba lento, pude ver mejor el bosque de chañar que hay en el camino entre Toconao y San Pedro. Que según entiendo fue un proyecto Corfo que quedó a medio camino sin prosperar.




En el desvío a Jama nos reagrupamos y comenzamos el ascenso
Todo el rato con el sol naciente de frente.

Muy rápido ya estábamos muy alto, con frío y nieve en el camino.

En muchos puntos del trayecto, se veían minibuses y vans con turistas recorriendo los senderos, apreciando la flora altiplánica y una que otra tímida llama que ya estarán acostumbrada a la presencia de extraños en su territorio.
De repente, a la salida de una curva aparece la cima del Licancabur, ahí mismo, a muy poca distancia del camino que transitamos.
 Eso es una pasada! como dicen los españoles.

Yo iba bien, no había el anunciado viento, pero con las manos congeladas, a pesar de los super guantes con que andaba.
Otros se helaron enteros. Cristián de hecho, paró a abrigarse. También Vampiro
A abrigarse!

En el trayecto se veían salares enormes, lagunas de deshielo, celestes como el caribe, realmente lindas.
También los característicos bofedales, denominación que reciben los humedales a gran altura









Con Cristián, Camarón y Gasparín seguimos sin parar. Sólo queríamos llegar luego.
Los otros fueron parando a sacar fotos, y dicen que cuando paraban no se sentía tanto frío. No sé... los termómetros de las motos marcaron hasta -3° y la sensación térmica de mis manos era como de -100°


Por fin llegamos al complejo fronterizo y empecé a recuperar la temperatura en las manos que las traía totalmente dormidas y heladas. 
Nada de puna.
Yo llevaba oxigeno por si acaso, pero no fue necesario. Aguantamos los 4800 msn sin problemas.




Al poco rato llegaron los demás. El trámite fue relativamente expedito, y seguimos a la YPF ahí mismo a llenar los estanques y tomar un café.
Primer contratiempo. Solo se podía pagar en efectivo. No aceptaban tarjetas.
Cristián tuvo que cambiar plata en un sucuchito ahi cerca, a un valor usurero.
Entre pitos y flautas estuvimos como una hora en la YPF hasta que nos sentimos en condiciones de seguir.







El camino de montaña de bajada, precioso y menos helado a esa hora. Desde el camino se ve una parte de la laguna Tara, un paraje bello pero ya no podíamos seguir parando a cada rato.
Quedaba mucho que recorrer todavía.













Donde si paramos fue en Salinas  Grande. El salar más grande que me ha tocado ver, y el tercero más grande de sudamérica con 212 Km2, a 3400 msn.
Una curiosidad es una casa construida con bloques de sal.

La casa de sal

Ahí también estuvimos mucho rato, como una hora también. 












Camarón aburrido

Todavía estábamos a 250 Km de Salta, que parece poco, pero de acuerdo al número mágico, podían ser muchas horas antes de llegar a destino.
Como a las 3 de la tarde reanudamos el viaje y lo que venía a continuación era la cuesta más larga que me ha tocado hacer y que no han sido pocas. 
Mi partner me dejó adelante para que pudiera disfrutar cada Km de la bajada.
Y todos los demás en filita atrás, a una velocidad que les permitía ir viendo el paisaje que como me dijo alguien cuando vio las fotos, deja sin habla.

 








 Algunas de las curvas eran de tierra, pero ni eso empañó el disfrute de la bajada.




Entramos a Purmamarca a buscar donde almorzar.
Ya eran las 4. Dimos con un boliche donde comimos las primeras milanesas, las cervezas Quilmes o Salta, el dulce de cayote, que es la alcayota chilena y que la sirven en porciones gigantes,  y nos pudimos sacar un poco de ropa.






Donde se encaramó Cristián?



No nos habíamos dado ni cuenta como había pasado el día! Llevábamos 8 horas de viaje y todavía quedaban como 200 Km.
Los dueños del boliche quisieron una foto con el grupo, accedimos encantados.
Y unas brasileñas que andaban con motorhome parece le tiraron los cortes al Vampiro y a Cristián creo, pero ellos no traicionaron a sus amigos. Se habrán arrepentido? jajajajaja

Seguimos camino por una segunda cuesta, tan linda como la primera.





Me sorprendió que en un pueblo enano, había un museo de la Pachamama enorme, digno de Disney, de Epcot Center, no sé, totalmente desproporcionado.
(Las fotos son de internet, sale hasta en Wikipedia)



Teníamos que encontrar bencina y unos 100Km o menos antes de Salta, en Jujuy,  pudimos llenar los estanques.





De ahi para adelante fue volver a sufrir. Al llegar a las afueras de Salta teníamos que tratar de andar juntos y no perdernos, los argentinos son muy agresivos para manejar y no se arrugan para tirar el auto encima, y para peor,  se hizo de noche.
 Allá el sol se pone a las 7 y a las 7:30 ya está oscuro.





Anduvimos como una hora de noche, por un camino muy transitado, con desvíos de tierra, con pero por suerte llegamos todos juntos al hotel. 



Vampiro mirando el mapa
No teníamos estacionamiento, pero Ojitos negoció uno al frente del hotel.
Después nos duchamos, todavía hacía calorcito, y fuimos a la plaza a tomar algo.
Pedimos unas pizzas y unas cervezas, y recordamos las anécdotas del día.
Claro que de un rato para otro se puso super helado. Vetu andaba en polera y aguantó estoico.
Mi partner me prestó su chaqueta para volver al hotel. Gracias!! Todo un caballero.







Al otro día nos quedábamos en Salta, por lo que sería un día más que relajado y sin moto.



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