domingo, 24 de septiembre de 2017

Fiestas Patrias en el Noroeste argentino, día 2 de Copiapó a Calama

Amaneció bien nublado pero templado.
Por algún motivo varios nos despertamos muy temprano, 5:30 AM sin poder volver a dormir, asi que tomamos desayuno temprano.
La tirada era larga y no había donde comer en el camino, a la hora que tocaría el almuerzo. Así que nos hicimos sandwiches con las cosas del desayuno "para llevar".
Claro que tuvimos que sacarlos más o menos escondidos, porque la política del hotel es que hay que pagar 5 lucas por cualquier cosa que uno saque del comedor.
Cargamos las motos, las sacamos, osea, las sacaron del estacionamiento y partimos. 




Paramos en la Copec en el camino a Caldera, a echar bencina, y comprar cosas para comer y agua.
Cristián no quiso apagar su moto en vista de la desconocida que le había hecho el día antes, y se fue con Gasparín adelante rumbo a Chañaral.







A la salida de Copiapó volvieron a aparecer los campos de olivos, donde antes sólo había tierra y sequedad.
Probablemente se combinan el cambio climático, con más lluvias donde no llovía nunca, el riego tecnificado y el auge del aceite de oliva para la aparición de esta industria emergente en la zona.

Más adelante hay un peaje que se ve que no lleva mucho tiempo, está nuevito.
60 Km. antes de Chañaral nos encontramos con Cristián y Gasparín, y 40 Km antes llegó Camarón que se había quedado atrás, con Ojitos parece que había parado a abrigarse.












Este tramo es uno de mis favoritos. Las formaciones rocosas son alucinantes, y la sucesión de playas lindas, una detrás de la otra me encantan. Con sol eso si es mil veces más lindo.
La llegada al puerto desde lo alto de los cerros, entre rocas inmensas me encanta.






En Chañaral echamos bencina. Ahí Gasparín se acordó que no había pagado el hotel! Tuvo que comunicarse con ellos para subsanar el problema.
Camarón nos mostró las huellas que aún son visibles del aluvión que arrasó el pueblo el 2015.




Fijarse en la chiquitita al lado de la moto. Por suerte no puso las manitos en el escape!!


Hasta ahí llegaba el barro

Seguimos hacia el norte por un camino muy bueno, parejito, hasta pasado Tal Tal. En ese tramo la velocidad la calculamos en millas mejor jajajajajaja
Había obras de mantenimiento con desvíos más o menos buenos.
Los camioneros eran bakanes!! Se tiraban a la berma para dejarnos pasar si venía algo en sentido contrario.
Nunca tuvimos que comernos una subida o un camino sinuoso detrás de un camión.













Y el paisaje bello. A Ojitos y a mi nos encanta el desierto. Da una energía y un bienestar difícil de describir. La inmensidad de las explanadas, sin cercos ni divisiones, los colores y las formas de los cerros , el cielo azulísimo, la temperatura exquisita. 









En uno de los desvíos yo me quedé atrás porque dejé de ver al Vetu en el espejo retrovisor. Y me pasó lo de siempre, que me separé de los que iban delante y del que se quedó atrás, sin saber bien porqué. (En este caso era una urgencia miccional)

El punto es que me fui un rato largo sola en la mitad del desierto, pensando que solo tenía que seguir y que en algún punto me encontraría con el resto.
Y así no más fue. Al rato llegó el Vetu y poco después llegamos a la bomba de Agua Verde a echar bencina.
Vampiro y Camarón ya habían llenado, y Cristián alcanzó a echar algo, y se acabó la bencina!!
Se les había "caído el sistema", lo estaban reseteando y no pasaba nada y tenía que venir el técnico de Entel, y que eso siempre pasaba con el calor o con el viento... sin comentarios.
Esperamos como 40 minutos junto con unos motoristas brasileños, que habían cruzado a Chile por el paso Jama. Comentaron que les había tocado mucho viento.
Aprovechamos de comer lo que llevábamos. El encargado nos regaló café y agua, mientras esperábamos.
Y nos agarró un viento muy fuerte, con mucha tierra que duró un rato.

Los brasileños






Al final decidimos irnos y arreglarnos con mi bidón de 5 lt de bencina y la de Vampiro y Camarón que les alcanzaba de sobra hasta La Negra en Antofagasta
A Gasparín se le olvidó llenar su bidón en Chañaral jajajajaja
En la bomba nos regalaron un pedazo de manguera para trasvasijar el preciado combustible.
Moraleja: para ir a Antofagasta es mucho mejor salir a Tal Tal, que siempre hay bencina y seguir por el camino a Paposo que es lindísimo, y de ahí volver al desierto.
Nos fuimos lento, y cuando faltaban como 100 Km paramos a repartir la bencina entre las que tenían menos.


Gasparín se ofreció para sacarle bencina a los que tenían más y echarla a su bidón para luego echarla a alguna moto necesitada.
La chacota que fue eso es indescriptible. De lo que me acuerdo fue del Vampiro estrenando su pantalón de verano y de Camarón diciéndole a Gasparín que si le iba a meter la manguera a mi moto, por lo menos le diera un besito antes.
Con todas las motos con bencina suficiente para llegar a La Negra.
El estanque del Vampiro, lleno, tenía 33 lt, y Camarón un poco menos.
Se autodenominaron Supertanker y Luchín respectivamente jajajajajaja






El modelito de verano de Vampiro
Supertanker
Nos fuimos a menos de 100, con lo que el promedio llegó al número mágico e ineludible: 50Km/Hr de velocidad promedio. Siempre, haga uno lo que haga ese es el promedio. Este es un descubrimiento del Vampiro, que ha hecho los cálculos y siempre se llega a lo mismo. 


Esto está a la altura del descubrimiento del valor de Pi. Yo lo voy a postular minimo al premio nacional de ciencias por haber descubierto una verdad matemática  que encierra todas las incógnitas del comportamiento humano y su entorno.
Poco antes de llegar pasamos por la mano del desierto, obra de Mario Irarrázaval, escultor que yo considero genial, por sus obras y por su postura en la vida. (Ver entrevista en  CNN intimo de Matilde Burgos )


Pero bueno, llegamos a Antofagasta al fin, echamos bencina, incluyendo los bidones de reserva, (esta vez Gasparín si lo llenó).
Tomamos Milo con leche que estaba muy bueno, y conversamos con unos camioneros que nos dijeron que fuéramos con cuidado porque en el camino a Calama había mucho viento y tormenta de arena que disminuía mucho la visibilidad y que era peligroso.
Deben haber sido como las 5 y todavía faltaban 200Km.Y nadie sacó fotos!!
Ojitos se quedó con una conversación de la mañana que podíamos pasar a Baquedano a comer algo. Claro, eso antes de no tener bencina y toda la demora que significó. Y se metió a Baquedano!! jajajajaja







Todo el atraso tuvo la recompensa de llegar al atardecer a Calama y fue como llegar a otro planeta
Bello!! los colores al atardecer son increíbles.
En la entrada esperamos a los que venían más atrás para entrar juntos y que no se perdiera nadie.




Pero Camarón se fue solo.
Gasparín perdió su filmadora, que se le cayó del bolsillo por no cerrarlo. Una lástima.
Hay una foto en que se ve la cámara saliendo del bolsillo

Con Cristián y Gasparín esperamos a los otros.
Vampiro iba con maps.me y Vetu con Waze.
Quedamos en que Vetu nos guiaría, pero en una rotonda Ojitos siguió a Vampiro.
Igual nos separamos, nos perdimos, cada uno siguió a alguien.
Pero llegamos al hotel más o menos juntos, sedientos, entierrados y hambrientos.


Nos dimos una merecida ducha, nos repusimos del largo día y fuimos a comer.
Por casualidad llegamos a un restorán inesperado, muy bonito, muy ondero y con rica comida, partiendo por un pisco sour gigante que estaba muy bueno.
Además al otro día el día era relajado, el tramo sólo hasta Toconao, y no había que madrugar.


Yo al menos me fui a dormir con la sensación de que había sido un gran día, lleno de peripecias y aventuras.



1 comentario:

  1. Excelente relató que esperábamos ansiosos. Se aprecia la magnitud del desierto, en un comienzo súper gratos hasta Aguas Verdes, y ahí comenzó otro viaje, preocupados de mejorar el rendimiento y cuidar la bencina. Luego la generosidad de los más pudientes nos salvó, aunque igual llegamos a la Negra con lo justo.
    Gracias Pinpón !!

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