miércoles, 9 de diciembre de 2020

Gran Raid a la Región de Atacama. Día 1

 Aprovechando que estábamos en desconfinamiento, que se venía un fin de semana con sandwich por el Martes 8 de Diciembre, y que hacia el norte la cuestión pandemia se veía mejor que hacia el sur, con Concepción con los peores números y volviendo a medidas restrictivas de la circulación, se propuso un paseo de Sábado a Martes, a recorrer Copiapó y sus alrededores.

Yo más contenta que perro con pulgas, ya que para el el paseo anterior, a Ovalle, no logré organizarme nunca y me lo perdí, ahora se veía la posibilidad cierta de un viaje de varios días y hartos Km.

Camarón creó el grupo ad hoc el 12 de noviembre y por ahí se coordinó la logística de reservas de hoteles y el itinerario.

Y quedó así: Día 1 Santiago-Copiapó, Día 2 visita a Llanta, El Salvador, y Potrerillos, alojando en Bahía Inglesa, Día 3 Bahía Inglesa-La Serena, Día 4 La Serena-Santiago.

A los pocos días hablamos con Ojitos y decidimos partir el viernes 4 en vez del sábado, y llegar hasta La Serena, para no tener que madrugar y no hacer el pique tan largo de una vez, ya que mal que mal, el último viaje largo con tramos de 500 Km o más había sido a Uyuni, en Septiembre de 2019, cuando el mundo y Chile parecían lindos.

A nuestra iniciativa se sumaron los otros participantes, Camarón con la Marcella, los Elgueta, Elmer y Sobrino que estrenaba su nueva joyita, una Ducati 1260 lindísima, y el flamante nuevo cualtaquero Pancho Pandemia.

Los Vampis seguirían el plan original ya que por pega ninguno de los dos podía partir el viernes.

Así las cosas, la junta sería a las 11 en la Copec de Lampa, sin madrugar y saltándonos el taco de la mañana.

Mención aparte merece los preparativos de mi moto... 

Yo casi nunca me acuerdo de verle el aceite, los neumáticos, en fin, las condiciones generales. Pero esta vez me acordé y le pedía a Camarón que por favor se  llevara mi moto al taller y le revisara el aceite, cosa a la que accedió con muy buena voluntad. 

Se la llevó, y ahí vino el desastre! Resulta que aparte de no tener aceite, no tenía revisión técnica y necesitaba neumático delantero nuevo.

Mil gracias a Camarón que se paletió, le cambió aceite, la llevó a la revisión, con Pancho consiguieron un neumático mega barato... que más se puede pedir! Se pasaron!! Quedó lista y lavada! para partir el viernes.

El jueves en la noche saqué el permiso para viaje interregional, en el sitio creado para eso.


Salimos a buena hora de la casa, y por la Radial NO llegamos como a las 10:40
a la Copec. Ibamos con toda la incertidumbre de cómo sería un paseo en pandemia, las paradas, las medidas sanitarias, los hoteles, el alcohol gel, el distanciamiento físico, etc. etc.

En la Copec nos quedamos afuera, ya que había fila para entrar y además íbamos con los bolsos amarrados en los asientos, y no parecía buena idea perderlos de vista mucho rato

  

Antes de la hora elegida para partir ya estábamos tod@s, con sendas mascarillas, algunos se tomaron un café. A Camarón le vendieron uno hirviendo y doble, que no terminaba nunca de tomárselo y se empezó a estresar. Todos los demás lo convencimos de que no había apuro y que se tomara el café no más. Creo que igual botó una parte.


Después de eso partimos muy content@s y animad@s, hacia Los Vilos, donde echaríamos bencina. En principio descartamos Huentelauquén, por la cola que se hace para comerse una miserable empanada.

El día estaba soleado y cálido, muy muy rico.

El tráfico me pareció de un día laboral normal, con más gente desplazándose cerca de los pueblos, con pocos turistas en general.

En el túnel El Melón había arreglos no menores en las calzadas en ambos sentidos, con restricción de las pistas habilitadas. Pero no había cola ni demora.

A la salida paramos un rato, con el beneplácito de los fumadores.

Nos fuimos más o menos juntos hasta Los Vilos, la Copec de Palo Colorado para ser más exactos, disfrutando del día, del paisaje, del paseo, de las motos, y de la compañía.

Echamos bencina y discutimos si parar o no en Huentelauquén. 

Ya era como la 1 de la tarde y yo tenía hambreeee y era partidaria de hacer la parada a comer ahí y después seguir sin parar hasta Vallenar, ya que habíamos redefinido la ruta para ese día,  pero parece nadie pescó y el plan fue hacer una parada en la Copec a la salida de La Serena para comer y seguir a Vallenar.

Los Elgueta preferían quedarse en La Serena. Parece que tenían hasta reservas.

Partimos hacia La Serena, más abrigados, porque desde ahí hacia el norte, estaba nublado y frío. Nos fuimos muy rápido, no bajamos de 140 un rato largo. Al final yo iba solo con Camarón, y nos pareció que los demás sí habían parado en Huentelauquén.

Todo el camino frío y nuboso, lo disfruté igual, especialmente la zona de Canela y los parques eólicos. Justo pasamos a una hora de mucho viento, así que los aerogeneradores giraban a toda máquina.





La obra vial del nuevo acceso a Illapel quedó extraordinaria, totalmente expedita tanto como para salirse al camino hacia el interior, como en la vuelta para volver a entra a la 5 Norte. Muy buena!

En varios tramos había obras viales de reparación del camino, seguramente necesarias, pero también puede tener que ver con programas de empleo para paliar los estragos en cuanto a la pérdida de trabajos desde el estallido social y mucho más con la pandemia.



La pasada por La Herradura y La Serena fue muchísimo menos caótica que otras veces, cuando hemos llegado justo a la hora de almuerzo, que el taco es infernal. 

A la hora que pasamos por ahí había harto auto, pero se movía.

Los arreglos y desvíos a la salida de La Serena están igual que la última vez que pasamos por ahí.

Paramos en la Copec habitual y esperamos un buen rato a que llegaran los demás.

Yo me comí un hotdog grande, a esa hora, un manjar. Ese que Camarón denosta y denomina como "el jordó en la Copé", dice que es de rotos. Así será pero yo los disfruto jajajaja!!



La entrada al baño era con medición de temperatura y alcohol gel en las manos.

Las compras en la tienda eran con aforo máximo y distanciamiento social.

Al rato llegó el grupo, los Elgueta se habían reprogramado y seguirían hasta Vallenar. Como el camino había estado helado, varios elegimos el solcito para sentarnos.




Retomamos camino con un poco menos de frío pero nublado. El camino como siempre, bello!

Tres peajes en el tramo, no es poco, pero se justifica por el alto standard de la autopista. 

Después de la cuesta Buenos Aires despejó y el paisaje se puso más bonito.

Había muy poco tráfico, lo cual lo hacía aún más agradable. Además la luz en las horas de la tarde realza los colores de los cerros contra el cielo azul.

Los aerogeneradores y los paneles fotovoltaicos, que  según dicen posicionan a Chile como líder mundial en energías limpias y renovables, son parte de los atractivos del paisaje.


En contra está el hecho de que empiezan a proliferar líneas de alta tensión y sus torres que no son de lo más bonitas. ideal sería que la distribución de la electricidad fuera por cables subterráneos, pero entiendo que es mucho pedir... una cosa por otra.



Los observatorios, visibles desde el camino, están ahí, inmóviles e inalterables, como el resto del entorno.

Igual de duradero ha resultado el logo autoadhesivo de Cualtaco que Camarón puso hará dos o tres años cuando fuimos con el Rudy y la Sonia al desierto florido, en una señalética en plena Ruta 5 Norte.


En el camino Pancho se dio cuenta que llevaba rota una rejilla y paró para arreglarla (deformación profesional dirán algunos).

Se paró justo donde había un letrero que anunciaba queso para la venta. La foto evoca la ordeña de una vaca jajajajaja!!




El tráfico más que nada eran camiones con maquinaria pesada de la gran minería... para muestra un botón.

Decidimos ir a la Hostería Vallenar, otrora joya turística perteneciente a la cadena hotelera HONSA, proyecto de colaboración público-privado, derivado de una política de estado para impulsar el desarrollo turístico en Chile.

HONSA (Hotelera Nacional S.A) fue un consorcio creado en 1944 destinado a construir hoteles de buena categoría a lo largo de Chile, y tutelaba la gestión y administración de los mismos. Además se unieron hoteles ya existentes como el Gran Hotel Pucón. El término de giro de HONSA se realizó en 1985.


En la entrada a Vallenar, para acceder al puente sobre el río Huasco, había taco. 

Nos fuimos con Waze hasta la Hostería.  Estacionamos las motos en un estacionamiento  muy seguro pero con piso de ripio. Como pude llegué hasta donde me atreví y después me ayudaron a llevarla hasta el fondo. En ese momento fue obvio que al otro día todos necesitaríamos una manito para darlas vuelta y sacarlas.



Camarón lució sus nuevas maletas BMW  de lo más elegantes.



Pancho no puede decir lo mismo, echó sus cosas, (sus pocas cosas) en una bolsa de basura. Practicidad ante todo jajajaja!

 Nos registramos, nos cambiamos ropa y nos fuimos a relajar al lado de la piscina. Más temprano sin duda hubiéramos disfrutado del agüita.

En el medio de la terraza hay una palmera notable, que parece de utilería, y que quedó situada ahí porque se le perdonó la vida en la construcción.




Elmer prefirió irse a otro sitio pero volvió en la noche para comer con el resto.

Comimos en el restorán del hotel, ninguna maravilla pero pasó desapercibido por lo content@s que estábamos! Primero fue el pisco sour que estaba muy bueno! Yo me pedí un salmón, y una copa de vino blanco. Pero no me trajeron la copa, me trajeron la botella entera, lo cual no fue problema, porque varios se entusiasmaron y al final, la pagó mi partner y yo me tomé el concho, para que no se perdiera (el vino)


Durante la comida nos enteramos que los Vampis habían decidido partir esa tarde después de la pega, que se fueron por la berma 10 Km en un taco descomunal en Las Chilcas y que habían llegado sanos y salvos a Los Vilos, para acortar el pique hasta Copiapó.

Mandaron foto de allá


Primer día: check✔ 




Gran Raid a la Región de Atacama. Día 2

Los Vampis, que ya estaban en Los Vilos, llegarían durante el día a Copiapó.
Los demás, que estábamos en Vallenar decidimos partir temprano, ir a Caldera a comer ostiones vivos con limón, almorzar en el Coral de Bahía inglesa y llegar en la tarde a Copiapó a reunirnos con ellos.
Nos levantamos temprano, para salir tipo 9:30.
El desayuno, con protocolo COVID19, consistía en mesas para dos, (no grupales), con raciones individuales, nada compartido, compuesto por un jugo en caja, un yogurt, una leche en caja, te en bolsa, café instantáneo en sobrecitos, una manzana, una marraqueta, potecitos con mermelada y mantequilla, una rebanada de jamón y una de queso y un trozo de queque.



Igual era harto, al menos para mi que, en la mañana, solo me tomo un café.
Camarón se puso a recolectar todo lo que no sería consumido para llevárselo, "total ya está pagado". Alguien insinuó que iba a poner un minimarket. Por algún retorcido motivo, hizo una torre con los productos, como niño de kinder jajajajajaja.

Sobrino quería hacer el tramo Vallenar - Bahía Inglesa por el camino costero, el mismo que habíamos hecho en 2019 cuando fuimos a Huasco para el 21/05 (ver blog) , ya que no lo conocía y se lo habían recomendado mucho. En principio iría con su tío Elmer, que tampoco lo conocía, pero al final el pariente arrugó así que lo haría solo. Los demás nos iríamos por la Ruta 5 y el bypass a Caldera, sin entrar a Copiapó.
Terminado el desayuno cargamos las motos, y las sacaron del estacionamiento con piso de ripio. No estaba fácil. Esta vez, mi nuevo mejor amigo, Pancho Pandemia, sacó la mía. Ojitos y Pancho ayudaron a Camarón con la suya.



El día estaba muy agradable, soleado pero no caluroso, con ese cielo increíblemente azul del Norte.
Fuimos a echar bencina a una bomba dentro de la ciudad y cuando estuvimos listos partimos hacia Caldera con los ostiones fresquísimos de aperitivo entre ceja y ceja.


Sobrino partió hacia Huasco y el camino costero, y los demás hacia la 5 Norte, a recorrer uno de los tramos famosos por llenarse de flores en el fenómeno natural asi llamado Desierto Florido que ocurre cada tanto, y congrega miles de turistas al final del invierno. 
A la salida de Vallenar, desde que tengo memoria está esta figura de minero, híbrido entre escultura y espantapájaros, que sostiene una bandera chilena y a la que le cambian la ropa de tanto en tanto.

Apoco andar, se empezó a nublar, cosa que me llamó la atención, ya que en los viajes al norte, en Diciembre yo siempre espero calor y ropa desabrigada. Esta vez fue totalmente la excepción, la mayoría del tiempo estuvo nublado y más bien fresco.





Antes, cuando la Panamericana era de una pista pista por lado, y en regular estado, era gratis. Básicamente hacia el norte no había peajes. Pero las cosas cambiaron, se mejoró la infraestructura vial de manera notable, con una autopista que es un lujo, pero que hay que mantener y pagar las concesiones. Así que hay peajes, y lo vale. Pero me encantaría que las motos estuvieran liberadas como en Argentina, Bolivia y Colombia.


Como estaba previsto, tomamos el bypass y seguimos por el camino sinuoso entre cerros, de una sola pista. Lo bueno es que ahí ya estaba despejado, si bien no hacía calor.


No había mucho tráfico, pero vacío no estaba. Uno que otro camión, de esos que se corren hacia la berma para dejar adelantar. Muy civilizado y típico del norte.

Empalmamos con la 5 Norte rumbo a Bahía Inglesa, y Ojitos, se adelantó para arrearnos hacia una Copec, para tomarse su cafecito con algo dulce.

Estacionamos y nos fuimos a hacer la cola para entrar a la tienda y comprar un café y alguna masita dulce.
Todo con el protocolo COVID, de tomar la temperatura y echarse alcohol gel en las manos. Yo no me puse la mascarilla, pero con el casco cerrado podía circular igual.
Camarón y Pancho se quedaron afuera conversando y fumándose un puchito.
Con Elmer, Ojitos y la Marcella nos sentamos en una mesa afuera a tomarnos el cafecito con una cosita dulce.


Estaba muy muy agradable.
Cuando en eso llega Camarón enfurecido porque nos estábamos demorando mucho, que se nos iba a quitar el hambre, que Sobrino nos estaba esperando en Bahía Inglesa y una serie de otros motivos misceláneos para echarnos la foca. Intentamos dialogar y razonar, no fue posible y nos fuimos a las motos para retomar el camino, sin terminar de comprender el exabrupto. Andábamos de paseo poh! jajajajaja.
En la partida él se quedó atrás y se fue leeeento, asi que lo perdimos de vista.
Esa parte del camino me encanta! El desierto en toda su extensión y esplendor, y la carretera recta, que no se le ve el fin.

Cuando llegamos al desvío hacia Bahía Inglesa o Caldera, hablamos con él y con Sobrino, que ya estaban en Bahía Inglesa y les dijimos que se vinieran para ir a los ostiones, pero no quisieron, porque  ya estaban en una mesa, que el restorán estaba medio lleno, así que seguimos solo nosotros, Elmer, Pancho, Ojitos y yo a Caldera.
 A esa altura las nubes se habían disipado, y teníamos un precioso día soleado al lado del mar.
Estacionamos las motos para ver si encontrábamos algún local donde estuvieran los ostiones vivos en las piscinas y nos fue muy mal.
Hay que mencionar, que esto de los ostiones vivos en piscinas, que se sacan, se abren y se comen con limón, era un mega antojo de Elmer desde que hicimos el viaje Arica- Santiago en 2014, cuando por algún motivo, partió antes y no fue a los ostiones. Cuando se enteró de lo que era, se arrepintió de no haber ido, hasta el día de hoy. Así que para él, EL objetivo de este paseo era ir a comer ostiones vivos a Caldera.
Y no los pudimos encontrar. Recorrimos una especie de mercado, nos metimos por un camino que no llevaba a ninguna parte, y al final nos fuimos frustrados a Bahía Inglesa, a comer comida de restorán.



Estacionamos las motos al lado de un Kiosco y le pedimos que le echara una miradita a los bolsos. 
Cuando llegamos, Camarón, la Marcella y Sobrino ya estaban en la mesa con sus buenos pisco sour, a los que allá les agregan una hierba local, la huaringa, y quedan realmente ricos.


Nos sentamos, limamos asperezas, disfrutamos del lugar, de los tragos, de la comida, nos reímos y algunos se emborracharon jajajajaja. Elmer disfrutó del sol con una agüita creo, o un café.

Camarón se tomó todos los bajativos atención de la casa, hasta el mío que yo no había pedido. Quedó bien pasao a decir verdad.
A esa hora los Vampis ya estaban en Vallenar
Con Ojitos y Pancho nos fuimos a tirar un rato a la playa y al rato aparecieron Camarón curao con la Marcella. Los Elgueta habían decidido quedarse a alojar ahí mismo, así que fueron a su habitación, se cambiaron, y bajaron a la playa totalmente playeros, con trajebaño y polera. Los demás con ropa de moto, cascos incluídos, tirados en la arena jajajajaja.







Pasadas  las 6 con Ojitos ya quisimos volver. Camarón no estaba en condiciones de agarrar la moto, asi que se quedó otro rato desintoxicándose antes de volver a Copiapó, donde nos encontraríamos con los Vampis. Su socio y fiel amigo, Pancho Pandemia,  se quedó para acompañarlo en el regreso. O, dicho de otra manera, no quiso dejar botado al curao jajajajaja.
El camino de vuelta con mi partner estuvo muy agradable, entrando a Copiapó llenamos los estanques, quedamos listos para el otro día, y con las indicaciones del bombero, nos fuimos al hotel Ibis. El mismo que habíamos estado en Septiembre de 2019 en el viaje a Uyuni.
Todo muy bien, alcohol gel, distanciamiento físico, todo como tiene que ser. El problema fue con el estacionamiento, con una entrada un poco incómoda al estacionamiento subterráneo, y con la barrera que no subía.
Te encargo mover la moto, con  pendiente, tirarla hacia atrás, para dejar pasar un auto, que si tenía ticket para entrar. Todo mal. Justo paró un carabinero que andaba en su auto, le explicamos el problema, trajo a la recepcionista, y nada.
Nadie sabía como operar la barrera para que abriera. Yo creo que estuvimos como 40 minutos en el baile. Hasta que alguien supo como levantarla y pudimos estacionar las motos, ir a las habitaciones, ducharnos y cambiarnos ropa.
Los Vampis ya habían llegado y habían ido a comerse una cosita.

Con Ojitos nos fuimos para allá para acompañarlos y comernos alguna cosita también. Qué gusto volver a verlos después de meses!! Fue inevitable abrazarnos!
Tenían erizos así que me pedí el plato más grande. Y un vinito, obvio.

En la mitad se cortó la luz, y en 5 segundos todos habían prendido sus celulares para seguir en lo que estaban. Justo a esa hora había habido un temblor grado 4.3 en la zona.

Lo pasamos muy bien, nos devolvimos al hotel, caminando, a buena hora para que no nos pillara el toque de queda en la calle.
Después supimos que Camarón se había vuelto más tarde con Pancho, con alcoholemia menor pero no cero, y que en la entrada a Copiapó se equivocó y se metió al by pass jajajajaja. Pero al final llegaron, casi al anochecer  y no les costó estacionar.