Este era el día del inicio del retorno a Santiago. La novedad fue el anuncio de Elmer, que se quedaría en la zona, porque no pensaba volverse sin haber comido los míticos ostiones vivos. Cada loco con su tema digo yo, con conocimiento de causa.
No tenía fecha fija para volver, sólo comentó que se quedaría en la zona un tiempo más.
Teníamos que llegar a Vallenar para echar bencina y seguir a La Serena, donde alojaríamos.
Tomamos desayuno en la casona-hotel, todos en la misma mesa, no tan individualizados como en la Hostería Vallenar.
Sacamos las motos del estacionamiento con suelo de arena, y nos fuimos a echar bencina en la Copec de Caldera, con un poco de fila, como es habitual.
Con los estanques llenos partimos Bahía Inglesa a juntarnos con Camarón, Pancho y Sobrino.
Llegamos puntuales, 9:30, hora que se suponía que era la partida, pero ellos estaban en su mesa del desayuno, al aire libre, más que relajados y sin ningún apuro.
Camarón todavía tenía su minimarket en la maleta de la moto.
Sobrino quería hacer de nuevo el camino costero. A mi no me entusiasmaba mayormente, pero accedimos.
Con Ojitos y los Vampis, medio aburridos de esperarlos, partimos antes. Ya eran las 9:50 y no pensábamos en salir.
Ell@s podían alcanzarnos o nos juntábamos en Vallenar.
El primer escollo (de varios) fue que la primera entrada desde la carretera hacia Puerto Viejo estaba cerrada, por lo que había que devolverse y tomar la segunda, que está más allá del aeropuerto con diseño de armadillo, yendo hacia Copiapó.
En ese trayecto costero se ven los balnearios, de las mejores playas de Chile, con casas muy modestas, tipo mediaguas, con bandera chilena y todo, lo cual, obviamente, no impide disfrutar del entorno
Por el segundo acceso a Puerto Viejo pudimos acceder al camino costero. El día estaba muy nublado y un frío, restándole encanto al paisaje. Las vistas de las innumerables caletas y playas tienen bien poca gracia en un día tan gris, oscuro, y nubes amenazantes.
Los que salieron más tarde también se encontraron con el acceso cerrado, pero en lugar de devolverse a la carretera, se metieron por un camino de tierra que parecía ser un atajo.
En algún punto pararon a arreglar algo en la moto de Sobrino, siempre le encuentra algún detalle que hay que corregir. Y qué le han dicho a Pancho! que saca las herramientas, mete las manos y aprovecha de fumarse un puchito. Después de 3 días juntos, los dos fumadores eran almas gemelas, con esa complicidad de los fumadores que con una mirada saben que es el momento de prender un cigarro acompañado, y no en la soledad del adicto jajajajaja.
Seguimos camino, que se me hizo eterno, hasta Huasco.
También estaba nublado. Y no solo nublado... con arreglos en el camino a Vallenar!! desvíos de tierra, bandereros, largas esperas... que la parió!! Quería matar a Sobrino, que había hecho el camino de ida dos días antes y no nos dijo cómo estaba!!
En uno de los desvíos con bandereros nos alcanzaron los de Bahía Inglesa. Por lo menos sirvió para reunirnos y llegar juntos a Vallenar.
La idea en Vallenar era echar bencina, ir al baño, comer un sandwich en el Moros y Cristianos y seguir a La Serena. Yo iba con un chacarero entre ceja y ceja, y la vejiga al límite.
Llegamos a Vallenar, y el Moros y Cristianos estaba cerrado, o solo con delivery y harta cola. Echamos bencina, fuimos al baño, que por suerte estaba operativo, y decidimos seguir a La Serena y almorzar allá, a la hora que fuera.
Para mitigar el hambre nos comimos lo que andábamos trayendo en las maletas, lo que nos había sobrado del desayuno en Vallenar jajajajaja. Yo tenía dos rebanadas de queque y dos jugos en caja. Con el frío del trayecto estaban heladitos! Con so ya se podía seguir hasta La Serena sin problemas.
Mientras estábamos en Vallenar, recibimos los WhatsApp de Elmer que había dado con sus ostiones, y después de haberse deleitado con 12 recién sacados de la piscina, se sacó el antojo de 6 años, no satisfecho.
Por fin había vuelto el sol! Seguimos por la 5 Norte de regreso, y volví a ser feliz, buen camino, calorcito, cielo azul, el desierto... Divisamos la escultura Los Alicantos, al lado de la carretera, con hartos autos estacionados y gente sacándose fotos. La misma donde paramos en el viaje a Huasco para el 21 de Mayo en 2019, y donde sacamos varias fotos con l@s cualtaquer@s haciendo poledance o baile del caño jajajaja (revisarlo en esa fecha en este blog)
Las cuestas, Pajonales y Buenos Aires, muy buenas, un placer hacerlas. Eso si nos anduvimos desorganizando porque en una de las paradas después de un peaje, propusieron salir a la Caleta Los Hornos a almorzar pero no tod@s escuchamos ni entendimos lo mismo. Ni siquiera sé bien si la idea era salir ahí o en la Caleta San Pedro, más cerca de La Serena.
A lo lejos se veían las típicas nubes instaladas en la parte más baja de la cuesta Buenos Aires
Con Pancho y Sobrino paramos un rato, para ver si los otros venían o se habían quedado en algún sitio antes de llegar. Ante la duda preferimos seguir y encontrarnos en el hotel. La entrada a La Serena no fue tan caótica y llegamos sin problemas.
En la Avenida del Mar me pareció ver a Paparazzi y la Margarita en la moto... y sí! eran ellos, que se habían tomado esos días para salir de luna de miel y que la Margarita conociera El Valle del Elqui.
Teníamos las reservas ok, nos registramos con protocolo COVID, nos cambiamos ropa y fuimos a almorzar al Mia Pizza, casi al lado de donde estábamos. A la entrada nos pidieron los datos y nos echaron alcohol gel en las manos.
Ese almuerzo estuvo memorable! Todos juntos, el pisco sour catedral excelente, los platos muy buenos y la chacota, indescriptible.
Después de almuerzo, tipo 5, nos fuimos a reposar al hotel. Yo "reposé" por no decir caí desplomada, y desperté a las 11 de la noche, solo para ponerme pijama y seguir durmiendo. Yo creo que fue el balde de pisco sour que me puse encima.
Como a las 10:30 la Marcella con los Vampis se juntaron con Paparazzi y la Margarita en la Mia Pizza.
Un día con de todo, pero sobre todo con toda esa cosa tan rara de que nada funciona como antes, por la pandemia.
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