Aprovechando que estábamos en desconfinamiento, que se venía un fin de semana con sandwich por el Martes 8 de Diciembre, y que hacia el norte la cuestión pandemia se veía mejor que hacia el sur, con Concepción con los peores números y volviendo a medidas restrictivas de la circulación, se propuso un paseo de Sábado a Martes, a recorrer Copiapó y sus alrededores.
Yo más contenta que perro con pulgas, ya que para el el paseo anterior, a Ovalle, no logré organizarme nunca y me lo perdí, ahora se veía la posibilidad cierta de un viaje de varios días y hartos Km.
Camarón creó el grupo ad hoc el 12 de noviembre y por ahí se coordinó la logística de reservas de hoteles y el itinerario.
Y quedó así: Día 1 Santiago-Copiapó, Día 2 visita a Llanta, El Salvador, y Potrerillos, alojando en Bahía Inglesa, Día 3 Bahía Inglesa-La Serena, Día 4 La Serena-Santiago.
A los pocos días hablamos con Ojitos y decidimos partir el viernes 4 en vez del sábado, y llegar hasta La Serena, para no tener que madrugar y no hacer el pique tan largo de una vez, ya que mal que mal, el último viaje largo con tramos de 500 Km o más había sido a Uyuni, en Septiembre de 2019, cuando el mundo y Chile parecían lindos.
A nuestra iniciativa se sumaron los otros participantes, Camarón con la Marcella, los Elgueta, Elmer y Sobrino que estrenaba su nueva joyita, una Ducati 1260 lindísima, y el flamante nuevo cualtaquero Pancho Pandemia.
Los Vampis seguirían el plan original ya que por pega ninguno de los dos podía partir el viernes.
Así las cosas, la junta sería a las 11 en la Copec de Lampa, sin madrugar y saltándonos el taco de la mañana.
Mención aparte merece los preparativos de mi moto...
Yo casi nunca me acuerdo de verle el aceite, los neumáticos, en fin, las condiciones generales. Pero esta vez me acordé y le pedía a Camarón que por favor se llevara mi moto al taller y le revisara el aceite, cosa a la que accedió con muy buena voluntad.
Se la llevó, y ahí vino el desastre! Resulta que aparte de no tener aceite, no tenía revisión técnica y necesitaba neumático delantero nuevo.
Mil gracias a Camarón que se paletió, le cambió aceite, la llevó a la revisión, con Pancho consiguieron un neumático mega barato... que más se puede pedir! Se pasaron!! Quedó lista y lavada! para partir el viernes.
El jueves en la noche saqué el permiso para viaje interregional, en el sitio creado para eso.
En la Copec nos quedamos afuera, ya que había fila para entrar y además íbamos con los bolsos amarrados en los asientos, y no parecía buena idea perderlos de vista mucho rato
Antes de la hora elegida para partir ya estábamos tod@s, con sendas mascarillas, algunos se tomaron un café. A Camarón le vendieron uno hirviendo y doble, que no terminaba nunca de tomárselo y se empezó a estresar. Todos los demás lo convencimos de que no había apuro y que se tomara el café no más. Creo que igual botó una parte.
El día estaba soleado y cálido, muy muy rico.
El tráfico me pareció de un día laboral normal, con más gente desplazándose cerca de los pueblos, con pocos turistas en general.
En el túnel El Melón había arreglos no menores en las calzadas en ambos sentidos, con restricción de las pistas habilitadas. Pero no había cola ni demora.
A la salida paramos un rato, con el beneplácito de los fumadores.
Nos fuimos más o menos juntos hasta Los Vilos, la Copec de Palo Colorado para ser más exactos, disfrutando del día, del paisaje, del paseo, de las motos, y de la compañía.
Echamos bencina y discutimos si parar o no en Huentelauquén.
Ya era como la 1 de la tarde y yo tenía hambreeee y era partidaria de hacer la parada a comer ahí y después seguir sin parar hasta Vallenar, ya que habíamos redefinido la ruta para ese día, pero parece nadie pescó y el plan fue hacer una parada en la Copec a la salida de La Serena para comer y seguir a Vallenar.
Los Elgueta preferían quedarse en La Serena. Parece que tenían hasta reservas.
Partimos hacia La Serena, más abrigados, porque desde ahí hacia el norte, estaba nublado y frío. Nos fuimos muy rápido, no bajamos de 140 un rato largo. Al final yo iba solo con Camarón, y nos pareció que los demás sí habían parado en Huentelauquén.
Todo el camino frío y nuboso, lo disfruté igual, especialmente la zona de Canela y los parques eólicos. Justo pasamos a una hora de mucho viento, así que los aerogeneradores giraban a toda máquina.
La obra vial del nuevo acceso a Illapel quedó extraordinaria, totalmente expedita tanto como para salirse al camino hacia el interior, como en la vuelta para volver a entra a la 5 Norte. Muy buena!
En varios tramos había obras viales de reparación del camino, seguramente necesarias, pero también puede tener que ver con programas de empleo para paliar los estragos en cuanto a la pérdida de trabajos desde el estallido social y mucho más con la pandemia.
La pasada por La Herradura y La Serena fue muchísimo menos caótica que otras veces, cuando hemos llegado justo a la hora de almuerzo, que el taco es infernal.
A la hora que pasamos por ahí había harto auto, pero se movía.
Los arreglos y desvíos a la salida de La Serena están igual que la última vez que pasamos por ahí.
Paramos en la Copec habitual y esperamos un buen rato a que llegaran los demás.
Yo me comí un hotdog grande, a esa hora, un manjar. Ese que Camarón denosta y denomina como "el jordó en la Copé", dice que es de rotos. Así será pero yo los disfruto jajajaja!!
La entrada al baño era con medición de temperatura y alcohol gel en las manos.
Las compras en la tienda eran con aforo máximo y distanciamiento social.
Al rato llegó el grupo, los Elgueta se habían reprogramado y seguirían hasta Vallenar. Como el camino había estado helado, varios elegimos el solcito para sentarnos.
Retomamos camino con un poco menos de frío pero nublado. El camino como siempre, bello!
Tres peajes en el tramo, no es poco, pero se justifica por el alto standard de la autopista.
Después de la cuesta Buenos Aires despejó y el paisaje se puso más bonito.
Había muy poco tráfico, lo cual lo hacía aún más agradable. Además la luz en las horas de la tarde realza los colores de los cerros contra el cielo azul.
Los aerogeneradores y los paneles fotovoltaicos, que según dicen posicionan a Chile como líder mundial en energías limpias y renovables, son parte de los atractivos del paisaje.
En contra está el hecho de que empiezan a proliferar líneas de alta tensión y sus torres que no son de lo más bonitas. ideal sería que la distribución de la electricidad fuera por cables subterráneos, pero entiendo que es mucho pedir... una cosa por otra.
Los observatorios, visibles desde el camino, están ahí, inmóviles e inalterables, como el resto del entorno.
Igual de duradero ha resultado el logo autoadhesivo de Cualtaco que Camarón puso hará dos o tres años cuando fuimos con el Rudy y la Sonia al desierto florido, en una señalética en plena Ruta 5 Norte.
En el camino Pancho se dio cuenta que llevaba rota una rejilla y paró para arreglarla (deformación profesional dirán algunos).
Se paró justo donde había un letrero que anunciaba queso para la venta. La foto evoca la ordeña de una vaca jajajajaja!!
El tráfico más que nada eran camiones con maquinaria pesada de la gran minería... para muestra un botón.
Decidimos ir a la Hostería Vallenar, otrora joya turística perteneciente a la cadena hotelera HONSA, proyecto de colaboración público-privado, derivado de una política de estado para impulsar el desarrollo turístico en Chile.
HONSA (Hotelera Nacional S.A) fue un consorcio creado en 1944 destinado a construir hoteles de buena categoría a lo largo de Chile, y tutelaba la gestión y administración de los mismos. Además se unieron hoteles ya existentes como el Gran Hotel Pucón. El término de giro de HONSA se realizó en 1985.
En la entrada a Vallenar, para acceder al puente sobre el río Huasco, había taco.
Nos fuimos con Waze hasta la Hostería. Estacionamos las motos en un estacionamiento muy seguro pero con piso de ripio. Como pude llegué hasta donde me atreví y después me ayudaron a llevarla hasta el fondo. En ese momento fue obvio que al otro día todos necesitaríamos una manito para darlas vuelta y sacarlas.
Camarón lució sus nuevas maletas BMW de lo más elegantes.
Pancho no puede decir lo mismo, echó sus cosas, (sus pocas cosas) en una bolsa de basura. Practicidad ante todo jajajaja!
Nos registramos, nos cambiamos ropa y nos fuimos a relajar al lado de la piscina. Más temprano sin duda hubiéramos disfrutado del agüita.
En el medio de la terraza hay una palmera notable, que parece de utilería, y que quedó situada ahí porque se le perdonó la vida en la construcción.
Elmer prefirió irse a otro sitio pero volvió en la noche para comer con el resto.
Comimos en el restorán del hotel, ninguna maravilla pero pasó desapercibido por lo content@s que estábamos! Primero fue el pisco sour que estaba muy bueno! Yo me pedí un salmón, y una copa de vino blanco. Pero no me trajeron la copa, me trajeron la botella entera, lo cual no fue problema, porque varios se entusiasmaron y al final, la pagó mi partner y yo me tomé el concho, para que no se perdiera (el vino)
Durante la comida nos enteramos que los Vampis habían decidido partir esa tarde después de la pega, que se fueron por la berma 10 Km en un taco descomunal en Las Chilcas y que habían llegado sanos y salvos a Los Vilos, para acortar el pique hasta Copiapó.
Mandaron foto de allá
Primer día: check✔
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