miércoles, 9 de diciembre de 2020

Gran Raid a la Región de Atacama. Día 3

 El plan para este día consistía en adentrarnos en el desierto más árido del mundo, hacia Inca de Oro, Diego de Almagro, parar en Llanta, el pueblo abandonado que hemos v¡sitado más de una vez, subir a El Salvador, almorzar ahí, en el Club Social, en la tarde ir a Potrerillos, y volver hacia Chañaral y de ahí a Caldera y Bahía Inglesa, donde tocaba alojar.

Para cumplir con el plan era necesario salir de Copiapó a las 9:30 más o menos, por lo que los Elgueta, que estaban en Bahía Inglesa tendrían que madrugar y agregar 80 Km al recorrido, para encontrarnos en Copiapó.

Nos levantamos temprano y tomamos desayuno en el hotel. En formato individual, pero no tanto como en Vallenar.

Cargamos las motos y vino la cueca de sacar las motos del estacionamiento con la barrera que no funciona con las motos. Esta vez Camarón se paletió y sacó la mía.





Los Elgueta ya habían llegado, así que estábamos listos para partir. Primero a recargar los estanques menos Ojitos y yo, que habíamos llenado el día antes a la vuelta de Bahía Inglesa.





Y partimos hacia el interior, hacia Diego de Almagro. Qué lugar gustarme más!! Cada vez que lo recorro me entra como una felicidad indescriptible. Los colores, la sequedad, el silencio, lo estático, lo solitario. Nunca me aburre ese paisaje. Lo disfruto en cada Km.

El día había amanecido con algunas nubes que disiparon rápido, dejando el cielo completamente limpio. No hacía demasiado calor, a pesar del sol radiante.

Nos fuimos a velocidad media, casi sin tráfico en el camino.Son 104 Km de Copiapó a Inca de Oro, el primer pueblo que quiebra la monotonía que es como un mantra.




104 Km de desierto interminable. Eso si, en alguna parte del camino había una cuadrilla trabajando en algo, y se veía que dormían ahí mismo en unas casuchas, un poco más allá de lo que se veía como la obra.






En Inca de Oro, ocurrió lo más insólito. Un pueblo enano, en la mitad de nada, de 400 habitantes, una patrulla de carabineros fiscalizando. Qué tal? Yo siempre me pongo un poquito paranoica frente a la autoridad, así que me quedé atrás, y que ms compañeritos parlamentaran.

En realidad, estaban medio aburridos, y nos pidieron sólo la licencia de conducir. Cuento corto, agarraron conversa y estuvimos como 20 minutos socializando con los amigos en el camino. Bien simpáticos y bonachones, hay que decirlo. Nos sacamos fotos, ellos recordaban la distancia social para la foto, si es que iban a aparecer en las redes sociales. Toda la razón, con lo crispado y quisquilloso que está el ambiente.






Seguimos camino y paramos más adelante, en un estacionamiento frente a un almacén piñufla, y no por eso poco responsable con las medidas sanitarias. Tenía un cartel a la entrada que advertía que el aforo eran 3 clientes.


Varios cruzaron y compraron bebidas y helados, Ojitos salió con un plátano. No sé si lo compró o lo tenía del desayuno.








Seguimos hacia Diego de Almagro, donde Camarón ya había llegado y nos esperaba✋ jajajajaja

Diego de Almagro es más grande, para algunos califica para ciudad y no pueblo, con sus 13.000 habitantes. Antes se la conocía como Pueblo Hundido. Extraño nombre si se considera que esta a 900 msnm.

Echamos bencina, los bomberos super amables en medio del tierral. Nos prestaron su baño personal a l@s que estábamos más urgid@s (una vergüenza las condiciones  en que los tienen, para ser una Copec).




Seguimos hacia El Salvador, con la parada en Llanta. En el camino todavía se aprecia el efecto del devastador aluvión de Marzo de 2015, que arrasó con todo a su paso, desbordando los cauces de los ríos, desde la cordillera hasta Chañaral.


Llanta es un pueblo abandonado, que hasta 1970 era una estación estratégica del ferrocarril entre Potrerillos y el puerto de Barquito, además de una maestranza ferroviaria de alto standard.

En su auge, así se lo describía en publicaciones de la época:

"Cuando se viaja de Pueblo Hundido al Mineral (Potrerillos), todo el panorama se ofrece gris y sin vegetación. Este monotonía cesa un poco al llegar a un simpático paraje llamado Llanta. El viajero puede observar hermosas casas y cuidadas plantaciones de árboles, cuya verdura y follaje refrescan el paisaje caliginosos y hostil. Existe aquí una pequeña Maestranza para la refacción de material rodante"

Dicen algunas crónicas de la época que debe su nombre a que era el lugar donde se reparaban las llantas de todos los vehículos y maquinaria tanto del ferrocarril como de la industria minera. Otras establecen que se debe a que era el lugar donde mejor se hacía el trabajo de ponerles huinchas metálicas a las ruedas de madera de las carretas en que se transportaba el mineral antes del ferrocarril, para que duraran más.

Se trataba de un asentamiento que inició sus funciones en 1928, y que prestaba servicios de mantención al histórico tren minero que unía la fundición de Potrerillos y el puerto de Barquito. Estuvo operativa hasta 1970, cuando fueron evacuados casi todos sus habitantes, la mayoría empleados de Codelco, después de la nacionalización del cobre y la partida de la empresa norteamericana Anaconda, responsable del desarrollo tecnológico en la minería de la zona. 

Llanta guarda casi intactos edificaciones destinadas a la mantención del ferrocarril y conserva viviendas, canchas de fútbol y hasta piscinas que fueron construidas para la población que durante años habitó y trabajó prestando servicios al paso del tren.

Su equipo de futbol fue campeón invicto de la Copa Cobresal, en 1970


Esta es una foto de archivo, de la partida del tren desde la estación

Claro que ha ido sufriendo los estragos del paso del tiempo y de los saqueos. Lo encontré más desmantelado que en visitas anteriores. Todavía vive un habitante del pueblo, que rehusó dejar su casa y oficia de cuidador, dentro de lo que puede.
Un detalle curioso fueron dos six pack de cervezas escondidos? resguardados? olvidados? junto a una de las ruedas de uno de los carros del tren, con una de las botellas sin abrir jajajaja. Parece que se curaron antes de terminarlo.


Yo me había separado del grupo para sacar fotos, pero me esperaron con santa paciencia, a todo sol, que me uniera al grupo para seguir a El Salvador.





















En la ladera del cerro al frente Llanta se ve un letrero de proporciones difíciles de estimar dada la lejanía.


Muy en la onda del que se ve en  Hollywood, y el de Renca la Lleva, con su mensaje proselitista que reza, literalmente, SOLO CRISTO SALVA jajajaja.

El Salvador... Este es capítulo aparte. No solo me encanta la zona, sino que estuve trabajando más de dos años en este curiosísimo pueblo, emplazado literalmente en la punta del cerro. Iba 3 días una vez al mes durante ese período, y algo logré cachar de su organización y cultura local.

Una delicatessen para los sociólogos por sus muy particulares características. Es un pueblo, un campamento minero en realidad, donde viven los trabajadores de todos los escalafones de la industria minera de la zona, perteneciente a Codelco. Desde gerentes y supervisores hasta mineros con muy baja instrucción y mucho poder adquisitivo. Trabajar en Codelco siempre ha supuesto un incentivo económico importante. De partida, no pagan arriendo ni los servicios básicos, que subvenciona la empresa.

Su nombre se debe a que en tiempos de Andes Copper Mining Company (filial zonal de Anaconda Copper Company), años 1956-1957, al agotarse el mineral de la Mina Vieja que alimentaba a Potrerillos, fue descubierto este nuevo yacimiento, llamado de esta forma El Salvador.

Ya en 2010 se discutía la viabilidad y futuro de los yacimientos, porque, a pesar de todo, arrojaba pérdidas. En esa época se proyectó que podía seguir en operaciones hasta 2021, osea que está en sus últimos estertores. 

Subir a El Salvador es una pasada como dicen los españoles. Es simplemente alucinante! Un camino con unas pocas curvas, con harta pendiente, pero fácil de hacer. Antes de que un@ se de cuenta, ya estás en la planicie, y después de un segundo ascenso, como un escalón, se llega a la meseta donde se asienta el pueblo de 8600 habitantes.



El pueblo cuenta con un aeropuerto, su  equipo de fútbol Cobresal, nada de malo y un estadio, El Cobre, inaugurado en 1980.

Me gustó mucho volver por esos lados, de los cuales solo tengo buenos recuerdos.

Un poco antes del desvío hacia el pueblo, estaba el control sanitario, donde nos pedían los datos personales, RUT, teléfono, y de donde veníamos, lo cual nos impidió hasta cierto punto,  llegar todos juntos al pueblo. Paramos al frente de  la Copec en la gran avenida de acceso para reunirnos y decidir ir al Club Social Bernardo O´Higgins

Nos dimos hartas vueltas, pasamos varias veces por la avenida del supermercado, hasta que un local se ofreció a llevarnos. Nos fuimos detrás de él y llegamos, solo para comprobar que estaba cerrado. Buuu! pero con su bandera flameando.


A buscar una alternativa entonces. Como era de esperarse, nos anduvimos desorganizando, yo esperé a Elmer mientras inspeccionaba un local que podía ser una alternativa, mientras los demás se fueron a la avenida principal, a los locales frente a la plaza



Al final nos quedamos en un restorán super modesto por no decir peliento, pero con comida muy muy rica y excelente atencion jajajajaja.



Nos acomodaron en dos mesas, por el distanciamiento social, y nos trajeron comida
de casa abundante y buenísima
Unas cuantas cervezas, para la sed y la calor, y la entretenida conversación que está asegurada en esta manada de gatos.





Como sería lo que la revolvimos, que los otros parroquianos se reían y cuando nos fuimos nos despedimos de todos jajajajaja.

Después de almuerzo el plan era subir a Potrerillos, por un camino aún más alucinante que la subida a El Salvador.

Nos fuimos a las motos, estacionadas al lado del letrero con el nombre del lugar que ya es tradicional en casi todas las ciudades y pueblos de Chile.

La foto ahí era obligada. Le pedimos ayuda a un gallo que estaba con su familia, subiéndose a su auto. Con muy buena disposición sacó varias fotos del grupo, las motos y el letrero.


La mujer, su hija y su hijo se acercaron a ver las motos, y los niños evidentemente que querían subirse y sacarse una foto. Y no sólo consiguieron la foto, sino que Elmer le ofreció al chico dar una vuelta. Le hizo el día, la semana y el año al enano!!



Sin casco ni nada partieron a dar su vuelta.


Nos despedimos de la familia y del pueblo en vías de extinción, rumbo a Potrerillos, a ese camino más que espectacular que lleva hasta la fundición, en el corazón de los cerros del desierto.

Llegamos a una bifurcación del camino donde me entraron todas las dudas. Yo recordaba un camino pavimentado, estupendo, con poco o ningún tráfico, y lo que estaba viendo era un camino que parecía de tierra, partiendo en un sector con demasiado movimiento y algunas edificaciones precarias que no recordaba para nada.




Después de detenernos en el disco Pare, preguntamos, y sí, el camino a Potrerillos era ese que parecía de tierra. Na que hacerle, había que seguir no más.

El camino no sólo no mejoró, sino que empeoró, cada vez más deteriorado y áspero, a medida que nos adentrábamos en la ruta serpenteante entre medio de cerros, rocas y quebradas multicolores.





Las curvas ya casi no tenían pavimento y en varias enfrentamos camiones de alto tonelaje, subiendo y bajando. Y eso que era Domingo! Pero en la industria minera se trabaja por turnos y no por días hábiles o laborales.


Estaba bien difícil la subida y se veía peor a medida que avanzábamos.

En una curva más ancha, más plana, y con maquinaria en la berma, Camarón paró.

Yo iba demasiado embalada, concentrada y asustada con el camino, asi que ni siquiera consideré intentar detenerme con el suelo irregular y de tierra, sólo seguí porque pensé que había parado a desabrigarse o a preguntar algo.

Ojitos en la disyuntiva me siguió para no dejarme sola, y Elmer y Vampiro, seguro que por motivos muy distintos a los míos, por ejemplo, llegar a Potrerillos, tampoco se detuvieron.

Camarón se había hastiado del camino malo y había decidido devolverse. Su socio y amigo, Pancho Pandemia lo acompañó, lo mismo hizo sobrino, pero no sé sus motivos, ya que el es un poco tierrero.

Los "valientes" seguimos, el camino nunca mejoró pero valió la pena. El punto en que se ve Potrerillos desde lejos, a 2800 msnm, con la quebrada en el medio es alucinante. Ahí te das cuenta que hay que bajar hasta el fondo de la quebrada, para volver a subir al otro lado.

En una bifurcación, ya en las inmediaciones de la fundición, dudamos de cual era el camino, pero los camioneros nos indicaron por donde seguir, después de unos buenos bocinazos nada amistosos.

Y llegamos a nuestro objetivo! Potrerillos : ✔️




Los primeros registros históricos de la actividad minera en Potrerillos datan de 1869, cuando el mineral era un conjunto de pequeñas pertenencias mineras trabajadas por pirquineros. 

En 1890 se descubrieron yacimientos de importantes riquezas cupríferas, sin embargo, éstos fueron explotadas con gran dificultad y con muy poca ganancia. En 1900 los cateadores Manuel Zamorano y Eduardo Téllez tuvieron mejor suerte en la explotación de un mayor número de pertenencias de mineral oxidado de alta ley, las que formaron parte de la Compañía Minera de Potrerillos en 1906.


Con la llegada de William Braden, iniciador de la explotación de El Teniente, el panorama de la minería en la zona cambiará radicalmente. En 1913 compra las alicaídas pertenencias  de la Compañía Minera de Potrerillos y otras más, con el propósito de explotarlas a gran escala. 

Fue el gran impulso para un cambio radical en la explotación, la gestión, la administración y las condiciones en los contratos de los trabajadores. 

A lo grande! a lo gringo.


Consciente de la necesidad de abundante agua para la explotación, se adjudicó los derechos de agua de los ríos Juncal y La Ola, ubicados a los pies de la Cordillera de los Andes y que pretendía usar para generar fuerza motriz para el yacimiento. 

Posteriormente Braden vende sus propiedades mineras y los derechos de agua a la

poderosa trasnacional Anaconda Company en 1916.


Paralelamente, la empresa norteamericana solicitó territorio al Estado chileno para la construcción de las plantas de explotación minera  y los campamentos, y para la construcción de un ferrocarril y puerto de exportación. Chúpate esa!!


En base a ello se organizaron dos empresas: Andes Copper Mining Co., dedicada a la extracción, beneficio del mineral y administración del campamento, y Potrerillos Railway Co., dedicada a la construcción y administración del ferrocarril para el trasporte de materiales, insumos y personas, además de bajar el cobre hacia la costa para su exportación. 

La historia del mineral de Potrerillos comienza en 1916 con las primeras investigaciones realizadas en el yacimiento y la instalación de la infraestructura de explotación.

Como el yacimiento estaba compuesto de minerales sulfurados y oxidados, en 1925 la empresa implementará dos líneas de producción, una de flotación y otra de lixiviación y precipitación. 

Para mantener la cercanía entre la fuerza de trabajo y las áreas de producción, se conformaron los campamentos ‘La Mina’ en el yacimiento, y más abajo, en el nivel de acarreo se instala el campamento ‘Las Vegas’, y el campamento de ‘Potrerillos’ en el área industrial. 

En 1927 se inician las labores productivas y la obtención de los primeros lingotes de cobre.

En 1956 se agota el yacimiento Mina Vieja, pero se descubre uno nuevo, El Salvador, por lo que Potrerillos continúa sus operaciones exclusivamente como fundición.


En el período del auge Potrerillos llegó tener 7000 habitantes.

El campamento se cerró entre 1999 y  2004, debido a la gran contaminación ambiental con gases tóxicos que emanaba de las inmensas chimeneas de la fundición.

Los trabajadores fueron relocalizados en pueblos y ciudades aledañas, 

Actualmente sólo se ven trabajadores por turnos, unos 1500 en total, ad portas del cierre definitivo, proyectado para 2021.


Pero lo que son las cosas, ya había terminado de armar esta publicación, cuando sale la noticia que después de como tres años de trámites, en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, SAE, y en los tribunales ambientales, Codelco había ganado la demanda del Consejo de Defensa del Estado, por daño ambiental que impedía las operaciones de un nuevo proyecto, llamado Rajo Inca, que es la explotación de un nuevo yacimiento, esta vez, a rajo abierto y no subterránea, que extenderá en 43 años el funcionamiento de Salvador.El proyecto cuesta 1200 millones de dólares y se estima un retorno de 6,4 veces para el estado chileno.

Osea, tenemos Salvador y Potrerillos para rato... asi que cabros, paviméntense el camino!!









Pero volviendo al paseo, después de sacarnos la foto testimonial, emprendimos el

retorno. 


El camino de vuelta, en bajada, con las curvas, la tierra y los camiones. Hasta banderero nos tocó y taco, lo cual dificulta aún más la conducción a bajas revoluciones y bajas velocidades.

Llegamos abajo, para tomar el camino interior hacia Diego de Almagro.

Ahí nos estaban esperando, los que se devolvieron, y seguimos camino todos juntos con paisajes bellísimos, al menos para mi gusto.





Volvimos a pasar por la Copec en el tierral 
para repostar, y seguimos camino a Chañaral. Imposible no acordarse de cuando la Rana y el Brutus se equivocaron, volviendo de El Salvador a Copiapó, y en vez de doblar hacia Inca de Oro, siguieron derecho a Chañaral. El altímetro del Brutus le indicaba que iban bajando cada vez más y el no lograba comprender la información. Hasta que se dio cuenta que estaban a nivel del mar, ya estaba casi oscuro, y la Geisha le dice "Boni, esta represa no la vimos a la ida" y Brutus le responde, " no es una represa, es el Océano Pacífico" 🤬 jajajajaja y 180 Km extra para llegar a Copiapó.

Nosotros íbamos a alojar en Caldera y Bahía Inglesa, por lo que nos fuimos por la costa hasta nuestros destinos.  

Hicimos un arito en la Copec de Chañaral, para reagruparnos, descansar un minuto, ir al baño, tomar algo y seguir.











Por supuesto que nos separamos, yo llegué a Caldera con Elmer, que localizó la Copec para ir a echar bencina, fuimos, cargamos los estanques, el siguió a Bahía Inglesa y yo me fui a mi hotel en Caldera, junto con los Vampi y Ojitos.
Justo me vieron llegar, y me indicaron donde estaba el parking. Muy bueno y seguro, pero esta vez con piso de arena. Obvio que el Vampi me ayudó a estacionarla bien.

El hotel super super bueno! Parece que estaba recieén remodelado, una casona antigua, remozada, pero conservando cosas como la escalera de madera, que se veía que era de buena familia, y la recuperación quedó muy bien hecha.

Nos duchamos, nos cambiamos ropa y salimos a ver si encontrábamos algún lugar donde tomar una cerveza y comer algo.

Dimos con un bar increíble, una fabrica de cerveza artesanal o algo así, con buena música, aunque el volumen muy alto.

Pidieron unas pizzas que parecían buenas. Yo no tenía hambre.asi que solo fui con la cerveza.



Lo pasamos muy bien, nos reímos mucho y nos fuimos a acostar más que felices de que la aventura hubiera transcurrido sin contratiempos.



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