miércoles, 9 de diciembre de 2020

Gran Raid a la Región de Atacama. Día 2

Los Vampis, que ya estaban en Los Vilos, llegarían durante el día a Copiapó.
Los demás, que estábamos en Vallenar decidimos partir temprano, ir a Caldera a comer ostiones vivos con limón, almorzar en el Coral de Bahía inglesa y llegar en la tarde a Copiapó a reunirnos con ellos.
Nos levantamos temprano, para salir tipo 9:30.
El desayuno, con protocolo COVID19, consistía en mesas para dos, (no grupales), con raciones individuales, nada compartido, compuesto por un jugo en caja, un yogurt, una leche en caja, te en bolsa, café instantáneo en sobrecitos, una manzana, una marraqueta, potecitos con mermelada y mantequilla, una rebanada de jamón y una de queso y un trozo de queque.



Igual era harto, al menos para mi que, en la mañana, solo me tomo un café.
Camarón se puso a recolectar todo lo que no sería consumido para llevárselo, "total ya está pagado". Alguien insinuó que iba a poner un minimarket. Por algún retorcido motivo, hizo una torre con los productos, como niño de kinder jajajajajaja.

Sobrino quería hacer el tramo Vallenar - Bahía Inglesa por el camino costero, el mismo que habíamos hecho en 2019 cuando fuimos a Huasco para el 21/05 (ver blog) , ya que no lo conocía y se lo habían recomendado mucho. En principio iría con su tío Elmer, que tampoco lo conocía, pero al final el pariente arrugó así que lo haría solo. Los demás nos iríamos por la Ruta 5 y el bypass a Caldera, sin entrar a Copiapó.
Terminado el desayuno cargamos las motos, y las sacaron del estacionamiento con piso de ripio. No estaba fácil. Esta vez, mi nuevo mejor amigo, Pancho Pandemia, sacó la mía. Ojitos y Pancho ayudaron a Camarón con la suya.



El día estaba muy agradable, soleado pero no caluroso, con ese cielo increíblemente azul del Norte.
Fuimos a echar bencina a una bomba dentro de la ciudad y cuando estuvimos listos partimos hacia Caldera con los ostiones fresquísimos de aperitivo entre ceja y ceja.


Sobrino partió hacia Huasco y el camino costero, y los demás hacia la 5 Norte, a recorrer uno de los tramos famosos por llenarse de flores en el fenómeno natural asi llamado Desierto Florido que ocurre cada tanto, y congrega miles de turistas al final del invierno. 
A la salida de Vallenar, desde que tengo memoria está esta figura de minero, híbrido entre escultura y espantapájaros, que sostiene una bandera chilena y a la que le cambian la ropa de tanto en tanto.

Apoco andar, se empezó a nublar, cosa que me llamó la atención, ya que en los viajes al norte, en Diciembre yo siempre espero calor y ropa desabrigada. Esta vez fue totalmente la excepción, la mayoría del tiempo estuvo nublado y más bien fresco.





Antes, cuando la Panamericana era de una pista pista por lado, y en regular estado, era gratis. Básicamente hacia el norte no había peajes. Pero las cosas cambiaron, se mejoró la infraestructura vial de manera notable, con una autopista que es un lujo, pero que hay que mantener y pagar las concesiones. Así que hay peajes, y lo vale. Pero me encantaría que las motos estuvieran liberadas como en Argentina, Bolivia y Colombia.


Como estaba previsto, tomamos el bypass y seguimos por el camino sinuoso entre cerros, de una sola pista. Lo bueno es que ahí ya estaba despejado, si bien no hacía calor.


No había mucho tráfico, pero vacío no estaba. Uno que otro camión, de esos que se corren hacia la berma para dejar adelantar. Muy civilizado y típico del norte.

Empalmamos con la 5 Norte rumbo a Bahía Inglesa, y Ojitos, se adelantó para arrearnos hacia una Copec, para tomarse su cafecito con algo dulce.

Estacionamos y nos fuimos a hacer la cola para entrar a la tienda y comprar un café y alguna masita dulce.
Todo con el protocolo COVID, de tomar la temperatura y echarse alcohol gel en las manos. Yo no me puse la mascarilla, pero con el casco cerrado podía circular igual.
Camarón y Pancho se quedaron afuera conversando y fumándose un puchito.
Con Elmer, Ojitos y la Marcella nos sentamos en una mesa afuera a tomarnos el cafecito con una cosita dulce.


Estaba muy muy agradable.
Cuando en eso llega Camarón enfurecido porque nos estábamos demorando mucho, que se nos iba a quitar el hambre, que Sobrino nos estaba esperando en Bahía Inglesa y una serie de otros motivos misceláneos para echarnos la foca. Intentamos dialogar y razonar, no fue posible y nos fuimos a las motos para retomar el camino, sin terminar de comprender el exabrupto. Andábamos de paseo poh! jajajajaja.
En la partida él se quedó atrás y se fue leeeento, asi que lo perdimos de vista.
Esa parte del camino me encanta! El desierto en toda su extensión y esplendor, y la carretera recta, que no se le ve el fin.

Cuando llegamos al desvío hacia Bahía Inglesa o Caldera, hablamos con él y con Sobrino, que ya estaban en Bahía Inglesa y les dijimos que se vinieran para ir a los ostiones, pero no quisieron, porque  ya estaban en una mesa, que el restorán estaba medio lleno, así que seguimos solo nosotros, Elmer, Pancho, Ojitos y yo a Caldera.
 A esa altura las nubes se habían disipado, y teníamos un precioso día soleado al lado del mar.
Estacionamos las motos para ver si encontrábamos algún local donde estuvieran los ostiones vivos en las piscinas y nos fue muy mal.
Hay que mencionar, que esto de los ostiones vivos en piscinas, que se sacan, se abren y se comen con limón, era un mega antojo de Elmer desde que hicimos el viaje Arica- Santiago en 2014, cuando por algún motivo, partió antes y no fue a los ostiones. Cuando se enteró de lo que era, se arrepintió de no haber ido, hasta el día de hoy. Así que para él, EL objetivo de este paseo era ir a comer ostiones vivos a Caldera.
Y no los pudimos encontrar. Recorrimos una especie de mercado, nos metimos por un camino que no llevaba a ninguna parte, y al final nos fuimos frustrados a Bahía Inglesa, a comer comida de restorán.



Estacionamos las motos al lado de un Kiosco y le pedimos que le echara una miradita a los bolsos. 
Cuando llegamos, Camarón, la Marcella y Sobrino ya estaban en la mesa con sus buenos pisco sour, a los que allá les agregan una hierba local, la huaringa, y quedan realmente ricos.


Nos sentamos, limamos asperezas, disfrutamos del lugar, de los tragos, de la comida, nos reímos y algunos se emborracharon jajajajaja. Elmer disfrutó del sol con una agüita creo, o un café.

Camarón se tomó todos los bajativos atención de la casa, hasta el mío que yo no había pedido. Quedó bien pasao a decir verdad.
A esa hora los Vampis ya estaban en Vallenar
Con Ojitos y Pancho nos fuimos a tirar un rato a la playa y al rato aparecieron Camarón curao con la Marcella. Los Elgueta habían decidido quedarse a alojar ahí mismo, así que fueron a su habitación, se cambiaron, y bajaron a la playa totalmente playeros, con trajebaño y polera. Los demás con ropa de moto, cascos incluídos, tirados en la arena jajajajaja.







Pasadas  las 6 con Ojitos ya quisimos volver. Camarón no estaba en condiciones de agarrar la moto, asi que se quedó otro rato desintoxicándose antes de volver a Copiapó, donde nos encontraríamos con los Vampis. Su socio y fiel amigo, Pancho Pandemia,  se quedó para acompañarlo en el regreso. O, dicho de otra manera, no quiso dejar botado al curao jajajajaja.
El camino de vuelta con mi partner estuvo muy agradable, entrando a Copiapó llenamos los estanques, quedamos listos para el otro día, y con las indicaciones del bombero, nos fuimos al hotel Ibis. El mismo que habíamos estado en Septiembre de 2019 en el viaje a Uyuni.
Todo muy bien, alcohol gel, distanciamiento físico, todo como tiene que ser. El problema fue con el estacionamiento, con una entrada un poco incómoda al estacionamiento subterráneo, y con la barrera que no subía.
Te encargo mover la moto, con  pendiente, tirarla hacia atrás, para dejar pasar un auto, que si tenía ticket para entrar. Todo mal. Justo paró un carabinero que andaba en su auto, le explicamos el problema, trajo a la recepcionista, y nada.
Nadie sabía como operar la barrera para que abriera. Yo creo que estuvimos como 40 minutos en el baile. Hasta que alguien supo como levantarla y pudimos estacionar las motos, ir a las habitaciones, ducharnos y cambiarnos ropa.
Los Vampis ya habían llegado y habían ido a comerse una cosita.

Con Ojitos nos fuimos para allá para acompañarlos y comernos alguna cosita también. Qué gusto volver a verlos después de meses!! Fue inevitable abrazarnos!
Tenían erizos así que me pedí el plato más grande. Y un vinito, obvio.

En la mitad se cortó la luz, y en 5 segundos todos habían prendido sus celulares para seguir en lo que estaban. Justo a esa hora había habido un temblor grado 4.3 en la zona.

Lo pasamos muy bien, nos devolvimos al hotel, caminando, a buena hora para que no nos pillara el toque de queda en la calle.
Después supimos que Camarón se había vuelto más tarde con Pancho, con alcoholemia menor pero no cero, y que en la entrada a Copiapó se equivocó y se metió al by pass jajajajaja. Pero al final llegaron, casi al anochecer  y no les costó estacionar.








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