lunes, 25 de marzo de 2019

Cualtaco en USA en la Ruta 66. Día 4 Paseo a Death Valley

La partida al Valle de la Muerte era a las 9.
De madrugada si es que se está de vacaciones. Pero esto no son vacaciones, es un viaje en moto, que de descanso tiene poco o nada.
Para optimizar la levantada y estar a tiempo en las motos, yo me levanté primero y fui al Starbucks a comprar el desayuno.
No me costó llegar una vez atravesado el portal de la puerta de vidrio negra, y me encontré allá con los Vampis y Ojitos.
Por suerte estaban ellos porque sola no sé si habría hecho el camino de vuelta con mucha facilidad. Así que me volví al hotel con los Vampis.
Dentro de todo salimos a la hora, las motos y el auto en caravana.
En el auto iba la Mary sola porque la Chika iba en la moto conmigo y los Vetus no fueron. Hicieron día de shopping.
La Chika se fue conmigo en moto y la Mary en el auto.




Pasamos primero a echar bencina en una bomba en Las Vegas Blvd. y después tomamos la autopista para dirigirnos hacia el Noroeste hasta Pahrump, todavía en el estado de Nevada, a 100 Km más o menos, por la NV 160.
Salimos hacia la Blue Diamond Road al Oeste.




Felices íbamos por una autopista muy buena, hasta que nos agarró un taco por reparaciones en el camino, que redujo las dos pistas a una y con un camión adelante que enlentecía toda la fila. Me acordé de Colombia...😩



Tan lento iba, que dio tiempo a que la Chika se bajara de la moto y siguiera en el auto, hasta que volviéramos al camino normal. A mi se me hace difícil manejar y maniobrar con pasajero a velocidades y marchas bajas.



Así lo hicimos y seguimos un buen rato, por lo menos media hora en el taco hasta que se despejó.
La Chika volvió a subirse a la moto conmigo.

La siguiente parada estaba anunciada por muchos carteles a resaltando las bondades de hoteles, casinos y restoranes.
Llegamos a Pahrump, echamos bencina, cruzamos al frente a un Burger King, al baño y un café o algo así.
Camarón y la Marcella se comieron un Whopper (que en mi opinión, después de las hamburguesas del Wendys de Estados Unidos, son las mejores), según él la primera de su vida... y le gustó!!
Seguimos el camino bastante más despejado y solitario a ratos, cruzándonos de tanto en tanto con motoristas en Harleys (o similares) de preferencia, y grupos de motoristas, algunos con las típicas pintas choperas, con cascos recortados, chaquetas de cuero, dibujos de águilas, y tachas plateadas.


El paisaje ya era claramente desértico, con vegetación escasa y de pequeño tamaño, uno que otro cactus. 


Al fondo, como marco de la postal, una gran montaña con la cima nevada. Es la cordillera Panamint, una de las cinco cadenas montañosas que frenan la humedad que puede venir desde el océano, convirtiendo esa zona en un enorme desierto, y en un de los lugares más calurosos del planeta, con temperaturas que han alcanzado 54º.
El día estaba precioso, con el cielo azul, limpio y sin ni una nube. La temperatura, en la mañana fresca, fue aumentando a lo largo del día. En ese punto, yo al menos, todavía no sentía la necesidad de desabrigarme.




En este trayecto me di cuenta que no es obligatorio circular con las luces encendidas de día. Me costó un poco acostumbrarme a ver un auto en sentido contrario, y no solo un par de luces.




Así las cosas, el camino se puso un poco más angosto, con tramos rectos, en los que el camino se perdía en el horizonte.
Unos 20 Km más adelante paramos en el letrero de Death Valley National Park. La foto en ese sitio es un must. 

Seguimos hacia el oeste, cruzamos el límite entre los estados de Nevada y California, y paramos en Shoshone, para volver a echar bencina, ya que no teníamos certeza de que hubiera alguna bomba más adelante. Sólo el auto tenía la autonomía garantizada. 
Paramos en esta localidad congelada en el pasado, en los tiempos del far west.

Continuamos la travesía por el desierto, con planicies sin fin y las montañas al fondo. A ratos era igualito al paisaje del recuerdo infantil del coyote y el correcaminos.
La próxima parada era en Badwater Basin, distante unos 95 Km.
Cada vez menos tráfico, pero aún así,  una patrullera en el camino para llamar al orden a ls que exceden los límites de velocidad. En ese sentido anduvimos muy compuestos. Muy pocas veces anduvimos a más del límite permitido y casi llegamos a 130 o 140.
Y muy pocas veces la máxima era 75 mph.(120 Km/hr). Lo más frecuente era 55 o 65 mph.
Yo disfruté todo el camino. Me pareció bello y alucinante pensar en donde andábamos metid@s. La Chika que iba de copiloto pensaba lo mismo.
Qué puede estar haciendo un grupo de chilenos, en moto, en el Valle de la Muerte!!
Badwater Basin es un salar enorme, el punto poblado más bajo de Estados Unidos, 86 mt. BAJO el nivel del mar. 
A un lado del camino está el salar y al otro las montañas que se ven de lejos.
Se empieza a ver desde el camino mucho rato antes de que se llegue al parking y la zona habilitada para recorrerlo.




Y se empieza a bajar, lo cual no es para nada evidente. Viendo las fotos me di cuenta que la bajada a los 86 mt. bajo el nivel del mar no es menor.





Llegamos, nos bajamos y fuimos a caminar.




Ya hacía harto calor.
Habremos estado una media hora.
Antes de seguir camino le saqué el forro al pantalón y todas las capas a la chaqueta. La Chika prefirió seguir en el auto. Iba un poco cansada porque la moto, sin topcase, no es la más cómoda para el copiloto.
El camino siguió con subidas y bajadas suaves, más que badenes, parecidos a los que hay entre Uspallata y Polvaredas en el camino a Mendoza.
Nos desviamos para ir a Artist´s Palette.
Es un camino de una pista, de una dirección, muy bueno. Una especie de mini cuesta hasta llegar al punto. Se anda en la mitad de cerros enormes y multicolores, preciosos.




Llegamos a la Paleta del Artista, nos estacionamos y nos bajamos a mirar y a sacar fotos.
En eso estábamos cuando apareció un gringo super simpático y con buena voluntad y se ofreció para sacar las fotos de todo el grupo.
Quedaron muy buenas y se aprecia la variedad de tonalidades de este insólito sitio. Me recordó en algo el Cerro de 7 Colores de Uspallata, pero este es mucho más bonito, más impactante, y definitivamente con mejor acceso.
Retomamos por el camino de una vía, esta vez de bajada, hasta que llegamos a la Badwater Road, al lado del salar, para seguir hacia Furnace Creek, pensando que podríamos almorzar.





Nos dimos un par de vueltas sin encontrar nada donde parar a comer algo. Solo un par de hoteles, tipo resort, o centro de eventos con cabañas.
Eso fue un poco frustrante. Como que cuando tienes un poco de hambre pero te enteras que no podrás comer quizá en cuanto rato, te da más hambre. 
A seguir no más. La próxima parada era Zabriskie Point, lugar que inspiró el título de la película antisistema de 1970 de Michelangelo Antonioni (el mismo de Blow Up y El Pasajero), considerada de culto, pero un fracaso comercial.
Lamentablemente el acceso estaba cerrado y tuvimos que conformarnos con verlo de lejos. Es una especie de gran mirador, desde donde se observan enormes y peculiares formaciones rocosas y algunas áreas de la antigua actividad minera de la zona.

Por este motivo, las fotos son de internet.


Desde ese punto nos dirigiríamos hacia Amargosa Valley, emprendiendo el retorno a Las Vegas, por un camino recto e infinito en la mitad del desierto.
Llegamos pasadas las 5 de la tarde, echamos bencina y por suerte había un restorán funcionando donde podríamos comer algo no envasado.

El lugar era totalmente típico del oeste norteamericano. La chica que nos atendió, muy atenta y amorosa e hispanoparlante.
Pedimos distintas cosas. Yo me fui por la hamburguesa con papas fritas.
Andábamos buscando stickers de la Ruta 66, pero en ese local no había. Camarón cachó que al otro lado de la carretera había a otro local, y cruzó con la esperanza de encontrarlos ahí. Pero le fue mal. Eso sí el local era nada menos que el típico café del Area 51, donde según dice la leyenda el gobierno tiene todo lo relativo a los aliens. De hecho se llama Area 51. Donde evidentemente venden todos los souvenirs relativos a esa temática.
Comimos muy bien, descansamos y partimos de vuelta a Las Vegas cachando que una buena parte del camino la haríamos de noche.
Quedaban 150 Km.
El atardecer, como es usual en el desierto, es la hora más linda. Los colores cambian y los dorados y los rojizos toman el protagonismo, en contraste con el azul del cielo que adquiere una franja lila en el horizonte. Es una escena cautivadora.

Mucho antes de llegar se hizo de noche. 
Al acercarnos a la ciudad aparecieron miles de autos. Para adelante era un mar de luces rojas y por los espejos se veía un mar de luces blancas y me costaba no perder de vista al Vampiro y Ojitos que iban adelante.
Además iba muy complicada porque había dejado mi celular en el auto y si me perdía no tenía como llegar. Al menos eso pensaba.
A la entrada había arreglos y las 4 pistas se hacían dos, lo que facilitaba separarse.
Y más encima como en todas las entradas a las ciudades, mil salidas distintas lo que a mí al menos, me desorienta aún más.
Lo que yo no sabía es que la Mary iba manejando el auto y nunca se despegó de mí, y me tenía localizada jajajajaja.
Camarón por algún motivo, seguro que para llegar luego, se fue solo. Y llegó! sin GPS ni nada.
Finalmente ya se veía el Stratosphere, el restorán en una torre altísima que está cerca del Circus Circus, y que se ve de lejos.
Ese era el punto de referencia .
Llegamos al hotel casi sin contratiempos, a prepararnos para partir al día siguiente a Williams.
Con las chicas salimos a las 9 y fuimos a ver los hoteles que nos habían super recomendado y que no habíamos visto.
El Palazzo, enorme y lujoso con tiendas de grandes marcas.
Y el Wynn, que de fuera no se nota pero es precioso, todo de mosaico y figuras de flores, con una cascada y una lagunita en el exterior.
Valía la pena!







Muchos lugares quedaron en el tintero... quizá para un próximo viaje, pero de turismo normal... no viaje en moto.








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