Este día empezaba el retorno a Chile.
Teníamos que llegar a Luján, (Luján de SanLuis, no el de Buenos Aires ni Luján de Cuyo), haciendo la ruta de Altas Cumbres, Villa Dolores, Quines. 290 Km aprox.
Se pronosticaban altas temperaturas para ese día, especialmente a las horas que estaríamos en ruta, en una zona árida con rectas interminables, que se pierden en el horizonte.
Por esta razón planeamos salir a las 9, para avanzar lo más posible antes de las horas de más calor.
A las 8:30 ya estábamos list@s, las motos cargadas, ordenamos lo que había que ordenar, Paparazzi chequeó que estuviera todo cerrado y partimos a la YPF a tomar desayuno.
En la YPF, el día anterior la Anto había descubierto los sandwiches de lomito y quedó fascinada.
Nos repetimos el camino del día anterior por Los Reartes, hasta la rotonda donde pegamos el logo de Cualtaco. Ese camino es tan bonito que se disfruta aunque sea repetido.
En la rotonda tomamos el camino en dirección a Carlos Paz y Córdoba para acceder a la subida de Altas Cumbres.
El camino a las Altas Cumbres estuvo muy agradable a esa hora.
Ya en la cuesta, el pavimento perfecto, y el tráfico más bien bajo. En algunas de las curvas hay vistas espectaculares. Tal como recordaba haber hecho ese camino antes.
Ya en la cuesta, el pavimento perfecto, y el tráfico más bien bajo. En algunas de las curvas hay vistas espectaculares. Tal como recordaba haber hecho ese camino antes.
Llegamos al típico parador, que debe estar en cerca de la cima, antes de empezar el descenso.
Para mi sorpresa está entero pavimentado y parece que con más kioscos y pequeños negocios de artesanías y souvenirs.
Estacionamos y fuimos a un lugar con árboles y sombra, a admirar el paisaje y sacar LA foto del día.
Se acercó una cabra que andaba en bicicleta a preguntarnos cuál de nosotras andaba en su propia moto. Igual que el argentino de la YPF. Una no se imagina, a estas alturas, que sea algo que llame la atención.
Conversamos un rato con ella de las motos y de la bici.
Luego se nos acercó un niño a preguntar si podía sacarse una foto al lado de la moto de Paparazzi. No solo se saco la foto, se la sacó arriba de la moto jajajaja. Le hizo el día, la semana y el mes!!
Y después, una parejita se nos acercaron también con el tema de las motos. El chico terminó sacándose la foto arriba de la moto también!
Empezamos el descenso que resultó ser una tortura hasta Mina Clavero.
Toda la bajada era un solo taco en el que casi no se podía adelantar por las curvas y el tráfico en contra. Yo pude saltarme como 10 autos en total, con mucho esfuerzo.
Ahí nos separamos, yo quedé rezagada.
Justo antes de empezar el descenso está la señalética inicando los accesos a algún trekking en el Parque Nacional Condorito. Se llama asi!! yo creía que era weveo en honor al personaje de la caricatura, pero no. Es el nombre de la reserva.
Por suerte habíamos acordado no entrar a Mina Clavero por bencina, así que cuando llegué abajo, sabía que había que seguir a Villa Dolores.
Pasado la parte más urbana, el tráfico estaba menos pesado pero igual harto auto circulando. La temperatura a esa hora con el sol en lo alto era de 38º
Iba por la calle para seguir a Villa Dolores, cuando vi parados, en la berma del frente a mis compañeros de viaje... se me olvidó preguntarles qué hacían ahi.
Me hicieron señas de que siguiera y obedecí. Seguí no más.
El promedio de velocidad en ese punto era de menos de 50 Km/hr.
Cerca de Santa Rosa me detuve en una bifurcación porque no estaba segura de por donde seguir. Esperé un rato largo, y decidí poner el GPS para avanzar. Estaba en eso cuando llegaron y el Vampi volvió a liderar el grupo.
La pasada por Santa Rosa también fue un poco caótica pero cortita.
Por fin llegamos a Villa Dolores a buscar una bencinera para comer algo y refrescarnos un poco.
Paramos en una Shell. Eran las 2 de la tarde y hacían 39º.
Compramos algo de comer y bebidas y agua para hidratarnos y cuando nos recuperamos, retomamos el camino a Luján.
No sin antes mojarnos bien mojados con el agua que llevábamos en las maletas
Quedaban unos 90 Km en dirección a Quines y de ahí a Lujan, en las horas de más calor.
*Es una especie de pequeña plazoleta bautizada como Posta Nacional del Motociclista, aparentemente alusiva a los encuentor masivos de motos que se llevan a cabo en Córdoba en general y Villa Dolores en particular.
Esto es muy freak!* |
Por suerte el camino estaba muy bueno. Solo paramos en un control de policía, en el límite con la provincia de San Luis, en su arco característico.
Llegamos a Luján, un pueblo perdido en la mitad de nada, cuya única atracción turística es un dique, el Dique Luján que embalsa las aguas del río Luján. Muy original todo.
Entramos por la que parecía la calle principal que rodea la plaza frente a la iglesia y después de un giro a la derecha al final del camino estaba nuestro hotel.
El hotel Luján, igual que el pueblo, el río y el dique para que nadie se confunda.
Lo más paradojal del cuento es que este Lujan de San Luis no aparece en las búsquedas si no se especifica que es el de San Luis.
Llegamos a la entrada y nos atendió un señor muy amable. Al menos a mi me lo pareció. A la Margarita no tanto. Nos registramos y nos acompañó a las habitaciones que tenían aire acondicionado.
El hotel es enorme, de un solo piso, antiguo y muy bien tenido. Mantiene una estética como ochentera.Y lo mejor, la piscina. Situada en un jardín gigante, de varias hectáreas con pasto verde que se mantiene con las lluvias.
El hotel desde arriba |
Para allá nos fuimos a pasar el calor. En el camino me topé con el que creíamos que era el administrador y le pregunté si podía dejar la moto en la entrada. Me dijo que si, que no había problema y me ayudó a correrla un poco para que no quedara debajo de la rama donde se ponen los pájaros.
Vampi y Paparazzi las dejaron en estacionamiento techado pero yo no caché esa movida.
La piscina estuvo maravillosa! Después de los 42º, el agua refrescante, no helada era necesaria!
Nos quedamos mucho rato dentro del agua flotando con los tubos de plumavit para el uso de los pasajeros.
Más tarde nos cambiamos para ir a comer a un lugar en el centro que nos recomendó el administrador.
El paisaje con la luz y los colores de la tarde era aún más lindo. Sacamos fotos antes de salir a comer.
EL sitio era un restorán muy sencillo. casi precario, pero con muy buena comida. Es el local de la señora María, que tiene Instagram y nos sacó una foto para subirla.
Se llama MyR Sabores Caseros y queda al frente de la Plaza Mitre, cercana a la iglesia y distante 1,4 Km del hotel.
Caminamos hasta allá por la calle sin veredas hasta la Hostería 17 de Octubre (el 17 de Octubre es el dia de la lealtad peronista... chúpate esa!!) que, por supuesto es el centro vacacional de la obra social de SMATA, sindicato de mecánicos y afines del transporte automotor. Solo vimos la entrada, pero viendo fotos en internet, es enorme, y a todo cachete!!
Todavía no abría, pero ayudamos a sacar las mesas al patio con piso de tierra, mientras la dueña traía manteles y cubiertos.
La comida era costeleta con ensaladas y/o papas fritas, o pollo con los mismos acompañamientos.
La costeleta, deliciosa, blandita y sabrosa! Las ensaladas buenísimas. Todo acompañado de 4 Quilmes de litro, que quitan la sed y aportan alegría.
Llegó otro motorista y ocupó otra mesa. Tenía la luz prendida y se lo hicimos notar.
Y ahí partió la conversa. Era colombiano, y se había separado de su grupo por lo que andaba solo, viendo cómo hacer para embarcar la moto en algo (avión o barco) y volver a Colombia. Pobre, se veía medio afligido. Le dimos algunas sugerencias que agradeció.
Estaba hospedado en nuestro hotel.
Llegó la hora del postre. Epica! como dicen los arbolitos* (*= seguidores de Boric)
Volvimos super contentos al hotel. La noche oscura, estrellada era un espectáculo.
Fuimos alumbrando el camino con los celulares.
Llegamos al hotel y estaba el encargado, Fernando. Le preguntamos por el check out y el desayuno, y la conversa se extendió como por una hora.
Resulta que era el dueño y justo esos días estaba solo porque su mujer que trabaja con el y su hija andaban en Cordoba porque la chica había entrado a la universidad y se estaba instalando en la ciudad.
Nos contó su historia, de como su familia compró el hotel en el 2000 y lo administran hasta ahora. Nos contó que hizo un urso de pastelería, para lo cual viajaba por el dia a Córdoba para asistir a clases, todos los jueves durante 2 años.
Hubiéramos seguido conversando, pero ya era tarde y al otro día queríamos partir a las 8, asi que había que ir a dormir.
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