Se llama Inacayal Lake Hotel &Spa... qué tal? y queda al lado del lago, de hecho tiene playa propia.
A las 9 bajamos a tomar desyuno que era bueno bueno.
Tal como el día antes descubrimos al doble de Paparazzi, hoy fue el turno de Sampaoli. El mozo que nos atendía era igualito.
El día estaba despejado, y el plan era ir al Cerro Otto (qué nombre más feo!), probablemente comer alguna cosa en la cafetería giratoria, y en la tarde, hacer el circuito chico, que es una vuelta a una especie de península, pasando por el parque Llao Llao que alberga al mega hotel homónimo y sus magníficos campos de golf.
El Hotel Llao Llao se hizo más conocido por el escándalo de la supuesta operación fraudulenta a través de la cual Cristina Fernández habría adquirido el lujoso y exclusivo recinto en unos 2 millones de dólares, menos de la mitad de su valor real. Si es cierto, no lo sé, pero no sería de extrañar.
En el lobby del hotel esparando para salir |
En cualquier caso, no era caminable, así que barajamos la posibilidad de ir en dos taxis.
Al final nos decidimos por comprar un pasaje en bus que solo hace ese recorrido, y que incluye la entrada para el teleférico y el traslado de vuelta.
Eso se compraba en una oficina ad hoc en la plaza.
Caminamos hasta allá, y aprovechamos de vitrinear y compra cosas que necesitábamos. La Veti tenía que comprar un jockey y protector solar, el Rudy un par de anteojos de sol porque a los suyos se les habría quebrado una parte, y yo un cinturón, porque el mío se quedó en el hotel-motel de Chillán Como era tan oscuro y mal iluminado, y el cinturón, negro, no lo vi y se quedó ahi.
Y no es agradable andar subiéndose los pantalones a cada rato, menos si son cortos de tiro.
Encontramos lo que necesitábamos y seguimos para comprar los pasajes.
Los anteojos nuevos del Rudy |
Era una oficina pequeña, atendida por una chica muy simpática, lo que dio pie a que Camarón promoviera el weveo y el desorden con toda clase de comentarios y preguntas que es imposible no reírse.
Al final, yo hice las veces de encargada del grupo, compré los tickets, incluidos dos adultos mayores que tenían decuento de 100 pesos.
Faltaba una hora para tomar el bus que salía cada una hora, así que nos fuimos a recorrer las calles aledañas. Canarón fóbico a las caminatas, prefirió quedarse en el paradero, guardando el hueco en la cola para abordar el bus.
Nos sacamos la típica foto en lo que parecía una peatonal céntrica, miramos las tiendas, y entramos a una fábrica de chocolate insólita.
De partida se llama Rapa Nui... en Bariloche... qué es eso! jajajajaja
y es efectivamente una tienda que parece esas confiterías antiguas afrancesadas, con decoración de San Valentín, que era el día siguiente.
Además tenía una especie de cafetería y una heladería, todo en recintos separados pero intercomunicados, que de afuera ni se sospechan. Gran lugar en verdad.
Después de recorrerla, cruzamos al frente a una cafetería sugerida por Rudy donde podíamos sentarnos y tomar algo. El aportó con una caja de chocolates surtidos, que al final me los comí casi todos. Y eso que le guardamos unos pocos al Camarón.
La Veti y el Vetu se pidieron sendos submarinos que es una taza de leche caliente y una barra de chocolate que se derrite. Bien llenadores!
Los otros pidieron Coca Cola o café. Y se pasó el rato volando!
Llegamos al paradero poco antes que llegara el bus, y había una media cola! Camarón había estado convesando con unos argentinos, que ya sabían que éramos 7 mas así que estaban preparados. Pero a los otros, que no sabían, se les colaron 7 de un golpe. Y alegaron su resto.
Nos subimos, quedé en primera fila, para sacar fotos del trayecto.
A mí se me hizo mucho más largo que los 4 Km que se suponía que eran.
Al llegar al teleférico, no había nada de cola, así que subimos altiro en una telecabina, (que nosotros llamaríamos simplemente huevito) que nos transportaría hasta la cima a 1405 msn.
A punto de abordar |
Nos fuimos con Camarón y los Vetus en una, y por supuesto el tema es qué pasa si se corta, si se cae, si queda trancado, y varias historias relativas a esos tópicos, más o menos truculentos.
Ya en la terraza se aprecia desde lo alto la tortuosa geografía lacustre de Bariloche. Es una belleza!
Yo lo encontré un poco chanta porque no sabía desde dónde es que se ve la silueta perfecta de catedral del cerro Catedral. Chamulló con que se ven la torres largas y góticas y que por eso le pusieron así.
Después nos fuimos a sacar fotos y estuvimos mucho rato conversando acerca de para dónde va la política, y si habrá alguien capaz de "hacer las cosas bien", no robar y no corromperse.
Al rato entramos a donde nos estaban esperando Rudy y Camarón.
Y conseguimos dos mesas contiguas en el restorán giratorio.
En una mesa Rudy, Vampiro, Sonio y Paparazzi, haciéndose los lindos con la chica que nos atendía, la Natalia.
En la otra, Los Vetus, Camarón y yo, en una evidente apariencia de dos matrimonios compartiendo el almuerzo jajajaja
Nada más lejos de la realidad porque Camarón molestaba a la Natalia, desacreditando a los compañeros de viaje y alegando porqué a ellos los atendía mejor que a nosotros.
En un momento empezaron a aparecer las alas delta volando muy cerca del restoran
A la hora que teníamos bus de vuelta bajamos, tuvimos que esperar un refuerzo, pero fue mejor porque volvimos a quedar en los asientos de más adelante.
Llegamos al hotel, algunos fuimos a la piscina, Sonio se fue a hacer kayak, y otros a dormir una siestecita reponedora.
Después de la piscina, con menos calor, haríamos el circuito chico, que suponía sacar las motos.
La terraza |
Sonio en kayak |
Como a las 18:30 partimos 4 al paseo contemplado para la tarde. Camarón y Rudy arrugaron y los Vetu también.
Yo me fui de pasajera con el Vampiro para poder sacar fotos, en vista que la fotógrafa oficial no iba.
El circuito chico |
Había harto auto, y más cuando nos acercábamos a alguna zona de playa.
En algún momento el camino como que se estrchó y un pelotudo histérico nos tiro su cacharro encima. Después adelantó imprudentemente a otros autos y finalmente dobló y entró a algo que parecía un hotel.
Seguimos camino, pasamos por el frente del Llao Llao, y nos internamos en la foresta se podría decir. Una zona boscosa de lengas y pinos, en un camino ascendente, sinuoso y a ratos con más sombra y claroscuros.
Muy lindo.
Paramos en un mirador a admirar la belleza del paraje. Había un kioskito muy modesto que vendía artesanía y dulces creo. La verdad mucho no me fijé.
Por las motos se nos acercó el que parecía ser el dueño, y nos contó su historia. Que recientemente había cumplido 50 años andando en moto, que tenía 65. Lo decía como con orgullo de a su edad andar en moto. No le quisimos arruinar su historia contándole la cantidad de cualtaqueros de 65 y más que casi no encuentran que sea nada especial andar en moto con independencia de la edad.
Hizo que su hija que estaba ahí, trajera una colección muy ordenada en un cartón plastificado con una bolsa transparente de fotos antiguas en diferentes motos. Lo que sí, parece que sabía mucho de marcas, modelos, características y prestaciones.
También nos contó que está ultimando los detalles de la construcción de una especie de parador solo para motoristas que anden por ahí, donde pueden dormir, cocinarse, o pedir algo de comer, y que será un proyecto colaborativo en que todos los que pasen por ahí pagarán lo que encuentren apropiado en la idea de financiar el parador.
Dice que lo hizo con fondos recolectados entre todos sus amigos y colegas motoristas, incluída toda su familia, ya que todos andan en moto.
Le dimos nuestro e-mails y nos escribirá cuando se haya inaugurado. Si es verdad todo lo que nos dijo, es un proyecto muy interesante. Como sea, el hombre todo un personaje.
Nos despedimos, seguimos camino hasta la siguiente parada que era un mirador donde se vendía cerveza artesanal Diuka
Sin comentarios.
El puesto estaba en una terraza con una vista fantástica, atendido por una chica muy simpática que revolucionón un poco (solo un poco ) a mis compañeritos de viaje. Había una promo de una cerveza con un pancho por un valor menor a la suma de los dos productos. Sonio sacó a relucir unas increíbles dotes de negociante, tratando de asimilar 3 cervezas por el precio de 2 a la promo. Tenía argumentos y propuestas sin límite pero la chica dura como el concreto no se movió ni un milímetro en su postura.
Pero nos sacó varias fotos, y nos dio el dato de la cerveza de frambuesa que venden en El Bolsón.
Nos tomamos las cervezas volvimos a las motos un poquito más livianit@s y content@s.
En el hotel nos volvimos a reunir en el bar, para salir a comer.
Claro que la comida no era tan buena como el restran anterior. Yo no sé porque en vez de carne comí trucha que estaba deli.
El mozo eso sí no había cómo callarlo!
Que manera de hablar ese hombre! Agotador.
Volvimos al hotel, nos fuimos al bar, nos comimos un toblerone que yo andaba trayendo desde Santiago, que había pasado por varios proceso sucesivos de derretimiento y solidificación, y aún así todavía se podía comer.
Vimos las fotos en la tablet y después nos quedamos con Pparazzi y los Vetus conversando de lo humano y lo divino hasta las 2 AM.
Esta foto la mandó creo que Sonio, de la luna en el lago. Está preciosa!
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