Así que no fue necesario madrugar y pudimos levantarnos más tarde que los días previos.
Tomamos desayuno a las 9:30, con total relajo, repasando algunas anécdotas de los últimos días. Siempre es una buena ocasión para reírnos de buena gana.
A las 11 estábamos saliendo.
Paparazzi tuvo la buena idea de sacar una foto grupal con las motos, lo cual requiere una logística distinta a sacar una selfie todos apiñados, arrugados contra el sol.
Y las condiciones eran las propicias, teníamos buena luz, espacio, y no íbamos partiendo apurados a ninguna parte.
Le pedimos al guardia que lo hiciera, pero era complicado porque lo tienen prohibido.
Entoces Camarón (que ya comenté que es orientado a la solución de problemas), sacó su topcase y lo puso parado de lado para instalar la cámara y sacar la foto con tiempo.
Mientras lo hacía, un perro muy sociable se acercó a inpeccionar en qué estaba yo. Y ahí se quedó mientras sacaba la foto. En el primer intento parece que no alcancé a correr de vuelta, y Sonio, muy gentil se oreció para apretar el obturador y correr él a su posición. Jajajajaja (yo creo que alcanzaba a llegar, pero él no me tuvo nada de fe).
Al frente del hotel, mejor dicho del complejo hotelero, había una Copec donde echamos bencina. La salida de la ciudad fue bien ordenada, para no perdernos. A pesar del alto tráfico. Y eso que es época de vacaciones!
En poco rato estábamos en la carretera que une Concepción con Penco. Exactamente el área donde se verificaron algunos de los focos más grandes y más incontrolables del incendio más grande desde que hay registros.
Pudimos ver los bosques reducidos a cenizas, todo cubierto con hollín. Se notaba como el fuego había cubierto tramos del pavimento, dejando esas partes que están pintadas de rojo, de color café.
Tambien las barreras New Jersey, ennegrecidas con el humo que debe haber tenido el aire de la zona irrespirable. En algunas partes se sentía el olor a quemado. Al llegar al peaje, se apreciaba parte de la señalética quemada. Uno de los letreros derretido.
Y Km y Km de cerros y campos quemados, que parecían no terminar.
Seguimos avanzando hasta Tomé, por un camino sinuoso y con pendientes de subida y bajada.
Camión de Greenpeace |
En estos árboles hay montones de casitas para pajaritos |
Al llegar al plano... cuek! un tremendo edificio bloqueando la vista a la Bahía. Esto era una de las partes bonitas de ese camino, ir bajando por el bosque y encontrarse con la vista despejada del mar.
Ahí me acordé la polémica por la eventual demolición del edificio patrimonial de Bellavista Tomé, para construir más de esos edificios...Finalmente, los habitantes del lugar se organizaron y consiguieron que en abril de 2016, se declarara monumento histórico todo el complejo textil, que funcionó entre 1865 y 2008, fecha en que se declaró la quiebra, después de haber sido el lugar de confección de las telas para los uniformes del ejército en la guerra del Pacífico, de haber sido la primera empresa en ser expropiada en el gobierno de Allende, de la intervención en la dictadura y de fusionarse con otra industria, Paños Oveja, también de la zona, con el objeto de implementar un plan de expansión, para finalmente quebrar.
El complejo cuenta con el edificio de la fábrica, casas para los trabajadores, un mercado, escuela, gimnasio e iglesia.
Actualmente está abandonado, rayado y feo, a la espera de ser restaurado y ser objeto de las acciones de conservación que por ley le corresponden.
Seguimos a Dichato, caleta quemada literal y metafóricamente.
Destruída en 2010 por el terremoto y tsunami, y ahora por los incendios que llegaron muy cerca de las casas y liquidaron la temporada turística.
Con tan mala suerte, que justo quedamos a la cola de un funeral, detrás de dos micros, que formaban parte del cortejo, en una calle estrecha, de doble tránsito, con subidas muy pronunciadas en que no se podía parar, y solo había que tratar de mantener la velocidad baja sin que se apagara el motor. Yo llevaba la mano izquierda al borde del calambre. Cuando pensaba que ya no había más subidas, después de una curva o de una esquina, aparecía otra, sin ninguna posibilidad de adelantar. Habremos estado en eso unos 15 minutos que se hicieron eternos.
Finalmente llegamos a la costanera, y encontramos estacionamiento ¡gratis!
Dejamos las motos y caminamos un poco por la costanera remodelada. Mirado desde ese punto de vista, la reconstrucción de la zona devastada por el tsunami quedó muy bien! Mucho mejor que lo que era!
Con un muro curvo de contención de las marejadas notable. Y con un diseño de la baranda y del puente al final del paseo, muy innovador. Le comenté a Sonio, que guardando todas las proporciones, parecía inspirado en las obras de Calatrava.
Buscando donde almorzar, Camarón sugirió un restorán que le habían recomendado como el mejor de la zona. Quedaba al final de la costanera, parece que pillamos volando bajo a Camarón porque nos fuimos caminando... y cerca, lo que se dice cerca, no quedaba precisamente.
Con Sonio y la Veti nos quedamos sentados en la vereda al lado de unos botes de pesca artesanal.
Se veía clarito en el cerro hasta donde había llegado el fuego, arrasando los bosques. Nos imaginábamos cómo se verían desde donde estábamos, las llamas en la noche
Los demás entraron al local y nos llamaron casi cuando estaban trayendo los pedidos.
No era tan bueno. Algunos lo encontraron malo. Yo comí merluza frita con arroz y ensalada y estaba muy rica, pero nada del otro mundo.
Volvimos caminando, sin apuro, sacamos fotos llegamos a las motos y partimos.
Semáforo de radiación UV |
Ruta de evacuación en caso de tsunami |
Después de equivocarnos una vez en el camino, encontramos el camino de salida.
Ya en el alto, en una calle más ancha, había un grupo de perros vagos que corrían ladrándole a las motos. Vetu tuvo mala suerte porque se encontró con uno justo delante de su moto, sin que pudiera hacer nada por esquivarlo.
Por suerte, en el último minuto el perro tiró a arrancar, y le agarró una pata trasera y la cola. El perro salió corriendo, asi que parece que no estaba quebrado.
Yo iba atrás y lo vi todo en primera fila.
De vuelta volvimos a pasar por los campos quemados. Terrible, casas a metros de donde llegó el fuego.
Llegamos al hotel, estacionamos, algunos se fueron a sus habitaciones, con el Rudy nos fuimos a la piscina. Sonio llegó al rato, se metió al jacuzzi.
Camarón hizo lo mismo.
En la noche volvimos a ir al bar antes de comer. Los Vetus se excusaron, ya que irían a la casa de un sobrino a comer con el y su familia, en San Pedro de la Paz.
En el bar estaba la cantante con su karaoke. Nos reunimos y decidimos ir a comer a un restorán den el área del casino, que se llamaba Capitán Pastene, una sucursal del del pueblo con el mismo nombre, favorito de los Chanchis y famoso por su jamón serrano
La comida, buena, mi plato no tanto. Y el servicio pésimo. Había mucha gente y faltaban mozos.
Volvimos al hotel, para preparanos para el día siguiente, el último de este entretenido y fantástico viaje.
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