domingo, 6 de noviembre de 2022

Noroeste argentino en Halloween. Día 4 Chilecito a Cafayate

La salida estaba planificada para las 8:30. 
Eran 460 Km por la Ruta 40, que no es lo mismo, más bien está muy lejos de decir 460 Km por la Ruta 5 Norte de Chile, autopista de alto standard.
La Ruta 40 en rigor es un trazado, que incluye tramos de autopista de dos pistas por lado (los menos), otros de caminos en buen estado, caminos en muy mal estado, desvíos de tierra, pasadas por pueblos  donde se marean los GPS, cuestas, controles policiales, y zonas de badenes, algunos buenos y otros pésimos. 
En fin, es una ruta que siempre depara sorpresas, si no desafíos por no decir inconvenientes.
Por estos motivos es muy difícil hacer una estimación del tiempo de viaje, y para todos los efectos prácticos, este tramo era bastante largo. Por lo mismo, siempre es útil recordar la Cte.V definida por el Vampi, después de sesudos análisis estadísticos, de rutas arround the world y tiempos hechos en las mismas, llegó al numero de 50Km/hr. Independiente de la distancia y de las características de la ruta, siempre la velocidad promedio será de 50Km/hr (no aplica a los tramos de tierra de la Carretera Austral)
Chilecito está a la altura de Punta Choros en Chile y Cafayate a la altura de Chañaral, en una zona que es semi desértica, con tramos bastante áridos, y otros con mas vegetación, producto de ríos  y aguas subterráneas.
Si bien los departamentos tenían cocina más o menos equipada no teníamos como preparar un desayuno decente, asi que la idea era tomar un café con algo más en alguna YPF.



Partimos al hotel de Paparazzi para ver la moto y decidir qué se hacía. Llegamos allá y él y la Margarita nos estaban esperando con la damnificada en la calle, y la incertidumbre en el aire. Por whatsapp se habían barajado varias teorías acerca del extraño desperfecto que se había arreglado solo... todo un misterio. Partía bien y había vuelto a andar sin dificultades, poniéndonos en la difícil situación de elegir entre correr el riesgo y seguir el viaje y aquí no ha pasado nada, o conseguir un transporte a Mendoza para revisarla en la BMW y juntarnos allá.
Ganó la segunda opción, por lo que había que buscar como irse a Mendoza. Nos despedimos con harta pena, no se espera que el grupo se rompa en la mitad de la aventura, pero parecía lo más razonable.




Nos fuimos a una YPF grande a tomar desayuno. Pasamos por el frente del Casino de Chilecito, una mole descomunal, inesperada. De igual manera me di cuenta que Chilecito es bastante más grande de lo que creía.
En la YPF había una especie de junta dominguera de varios motoristas, con distintas marcas y cilindradas. Entramos a la amplia y cómoda tienda del servicentro a desayunar. Una vez que terminamos, salimos al estacionamiento y surgió la conversación con los motoristas. Les contamos el problema en que estaba Paparazzi, se mostraron super solidarios, dispuestos a ayudar en lo que pudieran. Se intercambiaron teléfonos y Paparazzi pudo comunicarse con el que parecía el líder del grupo.






Los mismos motoristas nos advirtieron del viento fuerte que tendríamos en la ruta, por lo menos hasta San Blas. Avanzamos por el camino y efectivamente había harto viento, pero ni cerca de otros muy fuertes que nos han tocado, por ejemplo llegando a Catamarca o entre Calama y San Pedro de Atacama.

Nos despedimos de los colegas y seguimos por la Ruta 40 hacia el Norte. El camino bastante bueno, y como son allá, rectos sin que se vea el fin. Ibamos en caravana, yo detrás del Vampi, detrás de una camioneta media vieja, que parecía no tener ningún apuro en la recta eterna. Me llamaba la atención que el Vampi no adelantara. Cuando hizo el amague de sobrepasarla, me tiré junto con él, solo para arrepentirnos. Delante de la camioneta iba una pareja de policías en moto que no se veían, y que iban marcando la velocidad en un tramo no recuerdo bien, si con incomprensible línea continua, o restricción de velocidad, por lo que no se podían adelantar. Después de un rato en filita adelantamos y quedamos solos en la ruta.
Hasta ahí todo bien, el día despejado, el camino despejado y la temperatura agradable.
Luego empezó el viento del que nos habían hablado. No era gran cosa, pensé que le habían puesto mucho color. Pero después se puso bien pesado, fuerte a ratos y con rachas. Asi que había que ir atenta a la jugada. De tanto en tanto había ráfagas que levantaban harta tierra. Había 19º.
A lo lejos se veía como una bruma o una niebla a ras de suelo. parecía que más adelante el tiempo empeoraría sin que pudiera descartar una lluvia o llovizna. Pensé que si hacia mucho frío, y dado que no nos habíamos abrigado como mal tiempo, podía ponerme el traje de agua.

Seguimos avanzando hacia el Norte, por el camino recto, por tramos en regular estado, y con el paisaje desértico , con muy poca vegetación y muy árido.




A medida que nos acercábamos a la bruma subía la temperatura. Y aumentaba la ventolera. Hasta que llegamos a la supuesta neblina que no era otra cosa que tierra en suspensión arrastrada por el viento. Era una nube gigante de polvo que cubría un área yo calculo de unos 100 Km.  El viento  a ratos dificultaba el manejo. 
Pasamos por varios pueblos, San Blas, del que habíamos sabido por los motoristas de la YPF, un pueblo llamado Londres, jajajajaja insólito nombre en el país que le reclama Las Malvinas al Reino Unido. Después de Londres llegamos a Belén, cubierta de polvo, y con mucha tierra en el aire. 

SAN BLAS

LONDRES


Paramos en la YPF, compramos unas bebidas, y seguimos camino. El bombero de la gasolinera nos contó que en la mañana todo estaba limpio, reluciente, y que ahora estaba todo empolvado. Que cuando bajara el viento, había que volver a limpiar. Lo decía con la resignación de que así son las cosas y mejor no amargarse y hacer lo que hay que hacer. 




Ibamos bordeando el Rio Belen, en un camino con curvas pero no se veía nada, por la tierra, igual como si fuera neblina.  Todavía faltaban 200 Km para llegar.




RIO BELEN

HUALFIN

Estuvimos mucho rato en esa situación, hasta que llegamos a la explanada y el camino recto, con el cielo azul y limpio delante de nosotros y la polvareda en los espejos retrovisores. Recordaba las tormentas de arena de las películas ambientadas en Medio Oriente o el Sahara.

YA ERAN LAS 14:15

El camino más o menos bueno, con mucho calor, pero al menos con el aire cada vez más limpio. Llegamos a Santa Maria, un pueblo, como muchos otros, en el cual la Ruta 40 sigue por las calles, hasta volver a ser una carretera y no una calle. El problema es que había arreglos y desvíos que los GPS no consideran, por lo que no se sabe a ciencia cierta por donde seguir, especialmente cuando el desvío es de tierra.


Vampi tuvo una intuición pero no le hizo caso y nos metimos al pueblo, a dar varias vueltas de más hasta llegar a la salida para retomar nuestro camino. Esto incluyó preguntarle a un lugareño, a la vieja usanza,  por donde tomar la Ruta 40.




Como a las 16:30 llegamos a Cafayate, todos entierrados y muertos de calor. El hotel muy muy bueno, pero con un estacionamiento de difícil acceso, y con pendiente.





Cafayate  esencialmente una zona de viñas. Grandes parronales y Bodegas, como le dicen allá a las viñas propiamente tales, con entradas majestuosas y arquitectura como de los años 50.
Como a esa hora supimos que los hijos de la Margarita ya habían llegado desde  Mendoza a Chilecito en una camioneta al rescate de su mamá, y bueno, también de Paparazzi. Pero que no localizaban al Roberto del dia anterior, que los había ido a recoger a Los Tambillos, que les iba a vender unas eslingas para poder sujetar la moto y partir de vuelta a Mendoza. Esos cabros se pasaron! medio pique ida y vuelta todo en un día.
Yo no había alcanzado a bajar mis cosas cuando los Vampis ya se habían cambiado e iban cascando hacia la plaza.
En Cafayate habíamos estado años atrás cuando recorrimos el Noroeste argentino desde el Paso Jama. En esa oportunidad paramos a almorzar en la antigua cervecería. Daba la casualidad que el hotel quedaba a cuadra y media de ese lugar, asi que ahi mismo nos tomamos la cerveza de litro y una picada, auspiciado todo por Camarón.


Luego recorrimos las ferias artesanales y nos encontramos con Julio Valenzuela, que andaba con su mujer en camioneta. Años que no lo veíamos!! Luego fuimos a comer, la comida reguleque, como dicen acá en Chile. Yo pedí ñoquis con pesto. Los ñoquis pedimos y el pesto escaso...






Después volvimos al hotel. Camarón con la Sonia fueron al Casino y la suerte les sonrió!! 
Ganaron sus buenos pesos, por lo menos para que el hotel les saliera gratis.


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