sábado, 29 de septiembre de 2012

Cabo Norte, Llegamooooos



Despertamos en el  Camping  Orakoski con un día soleado y algo frio.
La temperatura fue subiendo rápido y después de un muy buen desayuno
finlandés con jugo de frutas, pescado, queso, jamón, pan tipo
tortillas, fruta, te y café (y aun mejor, con pancitos dulces) como
anticipando el día que teníamos por delante, y de haber visto nuestro
primer reno mientras desayunábamos, iniciamos el viaje que según
nuestros planes nos llevaría hoy a la meta que habíamos fijado hace ya
varios meses y que había sido nuestra mas importante motivación en lo
motoristico en los últimos tiempos.-

El clima nos acompañaba y seguimos por caminos muy bellos, rodeados de
inmensos bosques cuyos límites no alcanzábamos a ver. Una gran alegría
significo encontrar  el primer aviso caminero que indicaba hacia Cabo
Norte en 343 kms. más.  Por lo menos, y en contra de la opinión de
algunos cualtaqueros, no estábamos tan perdidos. Debemos confesar, eso
si, que contábamos con la inestimable ayuda de  la española que desde
el GPS Zumo 220, nos indicaba por donde debíamos ir.
A medida que transcurría el día el  paisaje fue cambiando y desde los
frondosos y altos arboles, se fue transformando con vegetación mas
baja y rala, como si fuéramos subiendo, lo que realmente era así.
En algún momento cayo un chubasco que nos hizo ponernos la ropa de
lluvia, para que despejara rápidamente y volviera a brillar el sol.
Sin embargo como la temperatura bajaba nos mantuvimos con esa ropa,
decisión que celebramos después.
Cuando alcanzamos el límite entre Finlandia y noruega nos encontramos
con unas casetas en la mitad del camino que estaban vacías de manera
que tal como anteriormente cruzamos la frontera sin necesidad de
ningún papel ni largas colas como en los limites de nuestro país. A
poco andar encontramos el típico pueblo limítrofe en el cual pusimos
bencina y comimos algo.

Algunos kilómetros después, nuestros ojos y espíritus se abrieron ante
la belleza de los fiordos noruegos, belleza que nos iba a acompañar
por muchos días más. Efectivamente, después de cada curva (y fueron
muchas) una nueva postal estaba a nuestra disposición.  Que pena no
poder tomar fotos o filmar gran parte del camino.

Poco a poco se fue nublando para quedar un ambiente gris que sin
embargo tenia su propio encanto. Atravesamos innumerables puentes y
túneles de mas de 6 Kms. bajo el mar para ir pasando de una a otra
isla o a través de fiordos inmensos con roqueríos de decenas de metros
de alto y muchas caídas de agua. Entendimos como se formaban cuando el
agua comenzó a brotar de las nubes, primero como llovizna y luego como
franca lluvia, que en contra de lo que se pueda pensar nos hizo
valorar más nuestra empresa.  El desafío no era menor a lo que
esperábamos los desafiantes.

En esas condiciones llegamos al pueblo donde debíamos dormir y como ya
era tarde, aunque pasamos frente a nuestro hotel seguimos los 30 kms.
que faltaban para llegar. Era el ataque a la cumbre (como dicen los
montañistas).

Por un camino zigzagueante, con lluvia y algo de viento avistamos el
globo terráqueo que nos había desvelado por tantos meses. Nos cruzamos
con dos motoristas que venían bajando y que nos saludaron exultantes
de alegría.
A nosotros nos faltaba poco para lograrlo.

En ese momento se cruzan por la mente las posibilidades de fracasar,
un error, una caída, un despiste, etc. Podrían tirar por el suelo
(literalmente) todo el esfuerzo.  Las condiciones no eran las mejores,
de manera que bajamos la velocidad y tomamos todos los resguardos
necesarios para no fallar en el último momento.

Afortunadamente llegamos sin problemas y encontramos que quedaba muy
poca gente, estaba cerrada la entrada de vehículos, pero las motos son
muy dúctiles y quedaron estacionadas detrás de la casa de los guardias
para protegernos del viento que parecía ser capaz de botarlas.

Inmediatamente tras bajarnos el abrazo fue espontaneo. Lo habíamos
logrado. Hasta el sol parece que se alegró y asomo a través de un
hueco en las nubes para darnos la bienvenida.

Luego caminar hacia las fotos de rigor y dejar la huella de Cualtaco
en alguna parte  (eso formaba parte de la tarea). Pin pon, haciendo
uso de sus capacidades físicas, trepo a un monolito para pegar
nuestro logo. Hay que recordar que estaba con toda la ropa de moto y
la de agua, además del casco pues seguía lloviendo un poco.
Celebramos adecuadamente, vimos y fotografiamos una serie de círculos
adornado por niños de distintas partes del mundo y con una sonrisa que
se escondía detrás de la mica empezamos el retorno pues se hacia de
noche.

La vuelta al hotel no fue fácil. Inmediatamente de marcar en el GPS el
punto de Cabo Norte, la española tuvo su propio ataque de asma y se
desmayo para no revivir hasta la noche, después que Stella como buena
enfermera nos dijera como hacerlo.
Aquí si que tenían razón los cualtaqueros aquellos, pues nos pasamos
de largo y nunca encontramos el hotel en que teníamos reserva y que
habíamos visto en el camino de ida. Efectivamente unos 30 a 45 minutos
después conseguimos que nos indicaran adecuadamente como llegar y por
supuesto estaba cerrado. En la puerta y bajo la lluvia, con Pin pon
nos pusimos a saltar y hacer morisquetas hasta que nos vieron desde
adentro y nos abrieron la puerta.

Así pudimos gozar de nuestras habitaciones calientitas y de algo de
comer que habíamos comprado en el super mientras estábamos perdidos.
(tampoco somos tan volados….!!!!).
Como les conté, nuestra española desmayada nos había abandonado, y
cuando creíamos que tendríamos que volver por nuestros propios medios,
lo que significaba que no sabíamos cuando ni por donde llegaríamos a
Chile, contactamos a Stella quien se comunico con la gente de Garmin
en Santiago y nos conto como despertarla, lo que logramos después de
varios intentos.
Con esa tranquilidad el sueño fue placido y solo quedaba emprender el
viaje de retorno.

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