De Estocolmo llamamos a Lucho Palma, nos acordamos mucho de él allá y
el nos dijo que Umea se pronuncia Úmeo (!!!)
El dia precioso! Toda la primera parte casi caluroso.
Muy luego de la salida de Estocolmo, entramos en la carretera hacia el norte.
El camino es precioso, con muchos, pero muchos bosques de todo tipo de
pinos y abedules. La sensación es de estar en un jardín de algún
palacio o de un gran campo de golf. Cada tanto casas en las laderas
verdes, ordenaditas, perfectas. No parece campo.
El cielo azul resalta la belleza del paisaje, los colores se ven muy brillantes.
Hacemos un arito en Uppsala, donde mi hijo Diego estuvo 1 mes en la
Universidad haciendo microcirugía. Es bonita, ordenadita, con su
castillo, su iglesia, un parque precioso, lomas suaves, y una gran
vista desde lo alto.
Seguimos por el gran jardín a Umeå, el camino se mantiene lindo y
fácil hasta allá. Es un agrado manejar en Suecia, ya lo había
comentado. No cansa, solo entretiene y sorprende.
A esta altura ya nos habíamos dado cuenta que en estos viajes no se
trata de llegar ni de hacer el menor tiempo como en Chile.
Todo lo contrario mientras más estás en los caminos, mejor, no hay que
llegar a ninguna parte rápido, entonces pegarte 10 horas en 600 Km es
como tiene que ser.
Al llegar hay una luna gigante saliendo por el horizonte, que nos da
la bienvenida a una ciudad mucho más grande y moderna de lo que
imaginaba. Como no tenemos hotel, solo un par de direcciones, le
hacemos caso a la española que trata infructuosamente de llevarnos al
destino, pero no cuenta con las remodelaciones y calles cerradas con
que nos encontramos.
Pero como buenos motoristas, que no consideran los límites urbanos, y
que cualquier parte por donde quepa la moto es potencialmente una vía,
nos vamos por una vereda peatonal en medio de una plaza hasta el
acceso del hotel, donde finalmente nos quedamos, por el precio, la
hora y no tener ganas de seguir buscando.
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