lunes, 23 de septiembre de 2019

En moto a Uyuni en Fiestas Patrias. Día 5 Potosí - Uyuni

Se suponía que esta sería un día más bien relajado.
De partida, no había que madrugar, y teníamos toda la mañana para hacer turismo.
Yo tenía una cierta ilusión de que de día, y no en moto, Potosí nos mostrara una cara más amable y más bonita.
Durante el desayuno el Vetu (que siempre encuentra buenos datos de restoranes y de cosas que hacer en los lugares que vamos) comentó que había un tour a las minas, específicamente al Cerro Rico, con la referencia al período colonial, cuando los españoles explotaban las riquezas de los territorios conquistados.
En 1545 se descubrió el yacimiento, y los españoles tomaron posesión del cerro iniciando las faenas de extracción sometiendo a los indios a las peores condiciones, con jornadas de 15 horas de trabajo y ninguna medida de seguridad. Se estima que en 200 años murieron 15.000 indios en accidentes en la mina. 
El auge de la plata dio origen al crecimiento explosivo de la ciudad de Potosí,  que, en rigor, nunca fue fundada. Fue un asentamiento minero que duraría mientras la mina estuviera en funciones. Pero como la mina no se agotó, sino que era uno de los yacimientos de plata más grandes de la historia, la ciudad creció en forma inorgánica y sin planificación  urbana en los cerros aledaños.(es una ironía decir crecimiento explosivo en una ciudad minera jajajaja)
En este link está la historia muy bien contada

http://www.gabrielbernat.es/colonia/mineria/html/potosi.html

Nos dividimos en dos grupos, los que preferían quedarse y recorrer la ciudad, especialmente el casco histórico (Camarón, Paparazzis y Mamón), y los que iríamos al tour, que se ofrecía como Tour exclusivo para el grupo (los Vampis, los Vetus, Wirito, la Marcella y yo.
Nuestro tour partía a las 10, y a esa hora yo estaba en la puerta del hotel esperando que me recogieran, pero me pasaron a buscar a las 10:20.
Ibamos en la van con un guía que nos contaba las características  del trabajo del minero. Yo estaba un poco confundida porque no terminaba de entender si se refería a la historia, de varios siglos atrás, o si era el relato de la realidad actual de la industria.
El tour partía en el barrio donde los mineros adquieren los implementos que necesitan para su faena.
Menos entendía yo, porque yo tiendo a pensar que si uno trabaja en actividades de extracción minera, habrá una instancia administrativa que organiza las labores y provee los elementos  necesarios para ellas.
Y también tenía la idea de que íbamos  a un tour parecido al del Chiflón  del Diablo en Lota, en que se recrean las condiciones y las características del trabajo en las minas de carbón hace mas de 100 años.
Todas las preguntas que yo me hacía tuvieron su respuesta. 
Paramos en una tienda donde el guía nos explicó que esto era una "visita social" a los mineros que trabajan en el Cerro Rico, en la actualidad . Eso significaba que los visitantes comprábamos bebidas y galletas creo para entregarles a los trabajadores.
También nos mostró las cosas que los mineros compran para su trabajo, hojas de coca, alcohol de casi 100 grados para adormecerse y soportar el ambiente tóxico en que trabajan, , cartuchos de dinamita, mechas y algunas otras cosas.
 


El tour, que ya no era evidente que fuera propiamente un tour, se dirigió hacia la siguiente parada. Una especie de bodega donde los que iban a entrar a los piques de la mina tenían que ponerse un traje impermeable, botas de goma, y cascos con luz.
Yo ya había hecho eso en Lota y también en El Teniente, así que no tenía mayor interés por repetir la experiencia, sobretodo considerando que no teníamos tanto tiempo para estar en eso.
Lo mismo decidieron la Marcella y el Vampi.


Una vez que todos estuvieron con sus indumentarias listas, sacamos una foto en un lugar estratégico, donde se ve el Cerro Rico al fondo.
El cerro está en la ciudad misma. O más bien la ciudad se emplazó y creció alrededor del cerro.
 


Viendo las fotos me di cuenta que el día anterior, a la llegada, pasamos por las mismas calles por donde andábamos ahora.
Lo más llamativo es una plazoleta con unas en homenaje a la figura del minero indígena y revolucionario, con una barrena en una mano, y un fusil en alto en la otra.
Nos hicieron mucho hincapié en que tuviéramos  una buena experiencia, y que sacáramos fotos en el mirador al lado de la entrada a la mina, donde se apreciaban las mejores vistas de Potosí.
Y aquí una precisión. Cuando alguien te dice "un mirador", uno se imagina una explanada, en altura, con algunos muros bajos, a veces algunas bancas, y alguna referencia a la vista que se observará. En Bolivia, llaman mirador a cualquier lugar en altura, no siempre pavimentado, puede ser simplemente un ensanche de la berma de tierra donde poder detenerse. Pero la señalética vial anuncia ese sitio como "mirador".
En pocos minutos ascendimos hasta la entrada a la mina, por calles feas y barrios muy pobres con construcciones que parecían fabricas abandonadas.




La van se estacionó y tuvimos que sacar todas nuestras cosas porque el tour "exclusivo" haría otro transporte en la hora que tomaría la visita a la mina.
Lo que hay ahí es de no creerlo.
Es un viaje al pasado, pero terrible. Resulta difícil imaginar que en pleno siglo XXI, en la época de la revolución tecnológica, todavía haya personas que trabajan en condiciones infrahumanas. Sin equipo, sin normas de seguridad, en un ambiente contaminado, sin ni siquiera un baño disponible. La mina misma, que hasta el siglo 18 fue el yacimiento de plata más grande de sudamérica y de los mayores del mundo, en la actualidad se explota por otros minerales como el zinc y el estaño en pequeñas cantidades. 
Es tal la cantidad de túneles que conforman el laberinto, que seguramente en no mucho tiempo tendrá que cerrarse por el riesgo de colapso. O peor aún, después que alguna sección se desplome y sepulte a los trabajadores.
Por lo mismo, ahora a la distancia parece increíble que lleven turistas dentro de un cerro básicamente apolillado y muy inseguro.
A la entrada están estos carteles, viejos, deteriorados y entierrados, tratando de resaltar el dudoso honor y legitimidad de la faena.
Arriba dice Corporación Minera de Bolivia
Empresa Minera Unificada
Y a los lados, Seguridad Primero

Este anuncia el Centro de Salud y Emergencia y el
Centro de Capacitación  Minero
En algún momento se organizaron cooperativas para gestionar la extracción  y la comercialización  de los minerales, en las que los mineros pagan una especie de cuota de incorporación.
Con esto, ellos se sienten dueños de la industria.
Pero todo es tan pobre y tan precario que es inevitable pensar mal y preguntarse como opera la corrupción. Es evidente que el grueso de los mineros trabajan y viven en condiciones paupérrimas.
Pero por ahora los mineros, siguen en una vida super mala, con baja expectativa de vida, y condenados a seguir en lo mismo. No tienen mucha escapatoria.
En el mirador que comenté antes, niños muy chicos de 7 años cuando mucho, en lugar de estar en el colegio, venden trozos de mineral a los turistas, a 100 pesos chilenos.
Nos persiguieron hasta que les compramos sus piedritas, la Veti conversó más con ellos.

Igual nos sacamos varias fotos, al borde del precipicio, con la ciudad como telón de fondo.
Con los niños


Luego los visitantes de la mina propiamente tal entraron al túnel, e cuyo umbral se leía El Polvorín . Les dijeron que cuando apareciera un carro por los rieles, se pegaran a las murallas para dejarlos pasar y no ser arrollados por el mismo.
 








Los que nos quedamos afuera pudimos ver como un minero flaco, sin ningún implemento de seguridad, aparte de un casco peliento salía del túnel empujando un carro por el riel, cargando una tonelada de mineral.


Lo empuja hasta donde está otro trabajador separando las piedras mejores de las peores... a mano, agachado a todo sol, picando y separando piedras todo el día.
El que empuja el carro por el riel, que va unos 3 o 4 mt por sobre el área  de separación  de las piedras,  lo lleva hasta donde está el otro,  da vuelta el carro, y caen las piedras levantando una polvareda enorme. Y asi se la pasan día tras día en una vida monótona y terrible.
Un rato después de que habían salido los que entraron al socavón llegó la van a buscarnos.
Nos volvimos todos callados, meditabundos. Después de estar ahí  no quedan ganas de nada, ni de echar la talla, ni de comentar nada. Es realmente aplastante.
Volvimos  al centro y nos bajamos en la plaza.
Recorrimos la única  parte más bonita, el casco antiguo, con las iglesias y los arcos de la plaza. Claro, los españoles llegaron, se hicieron del botín, y se preocuparon de su propia comodidad, construyendo mansiones fastuosas, de honrar a la iglesia con la que tenían que compartir el poder levantando numerosos templos y conventos, sin mejorar las condiciones de sus habitantes. De los que estaban antes que llegaran.









Sin habernos puesto de acuerdo nos encontramos todos ahí. Nos quedamos conversando un rato, las chiquillas fueron a vitrinear a ver si encontraban algo de plata, obvio. Después que volvieron fuimos a almorzar a un restorán por ahí  cerca.
Comimos cosas más bien livianas, y sin postre. 
En general la comida en Bolivia es mala y casi nunca hay postre.




Quedamos de acuerdo en juntarnos en la segunda bomba saliendo hacia el camino a Uyuni. No tenía mucho sentido tratar de salir todos juntos de la ciudad.
Con los Paparazzis y Mamón teníamos las motos listas asi que como a las 14:40 ya habíamos partido del hotel.
Con el problema ya conocido, que Maps.me no funcionaba; yo creo que no cargan los datos para actualizar los mapas. Como serán de vagos que cuando le cambian el sentido a una calle, en vez de hacer una señalética nueva, dan vuelta la que ya está, con la flecha apuntando hacia el otro lado!!
Ibamos por un callejón estrecho, en bajada, y había que doblar a la derecha. El problema fue que era un callejón bloqueado por una camioneta. Cuek!
El Mamón quedó varado, a medio doblar, y en bajada.
Nos bajamos a ayudarlo a mover la moto. Paparazzi no la enganchó asi que cuando quiso bajarse, la moto se fue para adelante y le cayó encima.
A todo esto la Margarita iba caminando en las partes más difíciles.
Salió gente de las casas a ayudarnos y nos explicaron más o menos como salir hacia el camino a Uyuni.
Nos dimos algunas vueltas hasta que llegamos a un cruce de tres calles, en subida, con semáforo que no todos respetaban.
El Maps.me indicaba doblar a la derecha, pero preferimos preguntar.
Mamón partió con la luz verde, con el Paparazzi paramos a preguntarle a alguien. La indicación era para el otro lado.
Paparazzi fue a hablar con el Mamón y en el camino encontró un taxista creo, al que le dio 10 bolivianos (1 luca chilena) por llevarnos hasta la salida.
Hay que decir que la gente fue super amable y solidaria, cuando hubo que levantar la moto del Paparazzi, sacar la moto del mamón, y cada vez que preguntábamos algo. Nada que decir.
Las fotos corresponden a la salida del otro grupo, que es donde va la Marcella, la reportera gráfica.





Finalmente ya estábamos en la calle de salida pero la bomba donde nos íbamos  a juntar estaba cerrada, ya no existía. Así que tuvimos que devolvernos a la anterior a cargar los estanques. Ahí nos reunimos todos.
Justo en la curva donde está la bomba había una especie de mini basural. Con chanchos hurgando en la basura. Eso no lo había visto nunca!
Echamos bencina y partimos hacia el sureste, a Uyuni. Yo ya no me atrevía a hacer un pronóstico, y aunque estuviéramos a 200 Km, no había cómo saber como sería la travesía.

Un poco más allá otro peaje que las motos no pagan. Ahí caché que todos los peajes, aparte de las casetas de recaudación, tienen una oficina al lado, que llaman Retén. Osea, no eran retenes de pacos como yo había creído.

A poco andar se podía disfrutar de las formaciones geológicas milenarias, y de las llamas cruzando el camino sin ningún apuro ni alarma.


Poco mas allá... Paparazzi, había parado. Yo creo que ni ellos se acuerdan a qué.
El camino es muy bueno y muy lindo. Los paisajes altiplánicos son bellos. Desde el principio se vio que era un camino con serpenteante con, subidas y bajadas. Además el día estaba muy agradable, con nubarrones y sol pero luminoso.
En plena pampa nos topamos con otro rebaño de llamas cruzando la calzada. Como que era la hora que tocaba cruzar, y nosotros paramos a sacar fotos.
La Margarita venía más o menos, entre la puna y las curvas probablemente, estaba bien descompuesta.
Ella aprovechó para darse unos shot de oxigeno, del envasado que llevábamos. El Mamón, que lo tenía más a mano, se lo facilitó.
Después  de un rato, se sintió un poco mejor.









Llevábamos  como dos horas de camino y apenas habíamos avanzado 90 Km.
Más adelante nos topamos con un toro, ahí, al lado, cruzando el camino. Yo lo vi como un Miura de lidia listo para cargarme. Pensaba que había sobrevivido a Potosí y que moriría corneada por un toro jajajajaja. Porque de verdad tenía un aspecto amenazante.
Pero nada, pasamos despacio por delante de él, y el siguió su camino.
La ruta sin ser trabada, era sinuosa con subidas y bajadas. 
Las vistas preciosas, llanuras amaillas interminables, humedales, cerros de varios colores, como pintados con acuarela. Una belleza!!






No es raro ver gente caminando por la berma, a muchos Km de cualquier poblado... cosas de allá no mas. Como esta mujer en la foto. Claro que ella puede estar con sus llamas.


A esa hora ya teníamos el sol de frente, había partes con sombra, y partes con el sol en contra. Con lo cual la velocidad disminuye automáticamente.


En este camino hay muchos "miradores" de los que comenté antes.
Al final hay hartas curvas y vistas desde la altura, muy bonitas.
Dos o tres veces que empezamos a bajar yo pensaba que al final de la bajada estaba Uyuni... pero no. Vuelta a subir en el camino ondulante.
Ya cerca del destino se veía a lo lejos el salar, desde las alturas. O eso me pareció a mi jajajajaja.Fue muy emocionante.
Pasamos por el peaje Uyuni. Al fiiiiinnnn!!!!Ese se paga
Eran las 18:15 y ya estábamos casi en el pueblo.



LLEGAMOOOOS!!👏👏👏👏
Llegamos por fin a Uyuni a buscar el hotel. Al menos es un ciudad plana, con calles anchas, si bien hay pedazos de tierra y otros como de adoquines pero mas grandes. Entre adoquines y pastelones, que pueden ser irregulares.
Al fin dimos con el hotel. La fachada horrible, como en construcción, realmente fea. 
Pero adentro... increíble!! Un hotel hecho entero de bloques de sal, precioso, amplio, bien decorado, las habitaciones muy grandes y cómodas . El baño, un premio al diseño. Todo lo que diga es poco! La gente muy amable. El fogón en el estar del primer piso un acierto.




Estacionamos las motos en el parking, que era mas bien chico. Entraron justo, en dos filas, detrás de las motos de otros viajeros.
Yo compartí alojamiento con los Vampis.Para asegurarnos de que todo era de sal, probé el respaldo de la cama... y es verdad!!
Wirito quedó en otro hotel porque llegó tarde a la reserva.
Esta vez Camarón tuvo el inconveniente de que su reserva no existía en el hotel, a pesar de tener la confirmación  en Booking. Esto realmente es un dato a considerar si viajas a Bolivia. No se puede tener certeza de las reservas.
Nos duchamos y algunos salimos a comer. Otros se quedaron disfrutando del hotel y pidieron pizza.
El hotel quedaba en lo que se llamaría la calle principal y del comercio de Uyuni. Por lo que en el trayecto pasé a una casa de cambio a cambiar unos pocos dólares, sobre todo para tener efectivo para la bencina.
Y me creerán que en la casa de cambio me dieron un billete falso? Es el colmo!
Claro que de eso me di cuenta dos días después en Huari, donde echamos bencina camino a Chile.

Entramos a un restorán que no veía tan peor. La carta era reducida y la comida ahí no más... pero la cerveza Potosina y la buena compañía siempre salvan.

Le dijimos al Mamón que comprara anteojos de sol para el otro día  que íbamos al salar. Y que le comprara a Camarón que tampoco había traído , y en el salar son fundamentales. 
Estábamos a un día de llegar a destino y cumplir la meta!!




No hay comentarios:

Publicar un comentario