Así que como fuera, era mejor salir no tan tarde.
Despertamos temprano calculando estar saliendo para el salar a las 9.
Bajamos a tomar desayuno al comedor, en mesitas de a dos, todo muy bien decorado en un estilo étnico altiplánico, osea mucha cerámica y telares multicolores. El buffet no tenía nada muy especial pero estaba bien bueno.
Después de tomar desayuno cargamos las motos y las sacamos del estacionamiento. "Sacamos" es un decir, obvio que a mi me la sacaron. Estaban super apretadas todas y la maniobra para sacar una por una no fue cosa fácil. Wirito ayudó a todos solidariamente. A bajarlas de las patas centrales, y girarlas en 180º cuando fue necesario.
Una vez que las motos estuvieron en la calle entramos al hotel a sacarnos fotos con el mono de sal. Todos queríamos una de recuerdo. Camarón y Mamón con los anteojos de sol iguales, que Mamón había comprado el día antes. Aqui va la galería.
Uyuni es una ciudad con 40.000 habitantes, y es la puerta de entrada al salar, a las lagunas de colores, los geysers, y otras atracciones naturales. Es una ciudad eminentemente turística principalmente en función del salar, y aún con el sello que dejó el Rally Dakar que se llevó a cabo en esa zona en Julio de 2018.
Las calles son adoquinadas, y la calle principal cuenta con una plazoleta central y dos calzadas anchas. Ahí se desarrolla el comercio y está el reloj que es característico de la ciudad.
El salar mismo tiene un gran potencial económico. Contiene 10.000 millones de toneladas de sal, de las cuales 21 millones de toneladas son litio, la mayor reserva del mundo del mineral no metálico. Anualmente se extraen 25.000 toneladas de sal, y todos los trabajadores pertenecen a la cooperativa minera de Colchani.
Sabían que en Uyuni hay un aeropuerto internacional? Yo no tenía idea!! Se llama Aeropuerto Internacional La Joya Andina.
A las 9 en punto salimos hacia el destino final, el Salar de Uyuni. El día estaba despejado y muy agradable.
Pasamos a una bomba a echar bencina. Otra vez el baile de dar todos los datos para que queden en un computador que dudo mucho que esté conectado a algo.
Nos fuimos juntos los 20 Km que separan la ciudad de Colchani, el último poblado antes de desviarnos al hotel en el salar mismo.
El camino derechito (por fin) y muy bueno.
En el mismo un Peaje que si hay que pagar y cuesta 5 bolivianos.
En Uyuni y Colchani hay lavado de autos para sacar la sal después de la travesía por el salar. Siempre estuvo en el plan ir a lavar las motos a la vuelta del salar.
Pero otra cosa fue con guitarra. Si bien eran pocos Km hasta Colchani, el camino era tan malo, el hotel tan agradable y después de almorzar el ánimo para subirse denuevo a las motos era cero. Calculo que la sal llegó en las motos a Santiago. Además supongo que andar por el salar seco no es tan terrible para las motos, comparado con cuando hay una lámina de agua.
Seguimos por el camino maravilloso hasta el desvío a Colchani, que está ahí al lado de la R30
Saliendo del pueblo el camino ya era más penca, hasta la entrada a nuestro hotel.
Esos 4 km. son infernales. Un camino duro de tierra, disparejo, con baches, rocas salientes y mucha calamina. La sufrí!!
Pero la subida en curva para llegar al estacionamiento y al hotel mismo me superó asi que el bueno del Wiro se paletió una vez mas y me la subió. Llegamos cerca de las 10 al hotel.
Subí caminando y llegué muerta. Entre el estrés del camino malo y la altura estaba totalmente ahogada y agotada. Así que descansé menos de 5 minutos, me eché unos buenos puf de oxígeno y me recuperé.
Con este hotel paso lo mismo que con el anterior pero peor. Todavía está en construcción, asi que el exterior es re feo. El acceso principal no estaba listo y se entraba por una puerta como chica.
Pero adentro... es para quedar sin aliento!! Es bello!! Espectacular, 5mil estrellas! Todo de sal, con los pasillos con sal como arena, que algunos empleados parren todo el día y la mantienen parejita. Todo de sal, y la decoración también étnica altiplánica pero a todo lujo y con un gusto exquisito.
El sistema de climatización excelente, con una temperatura muy agradable, aunque afuera esté bajo cero.
Cada salón y cada rincón están muy bien pensados y diseñados, y todo es lindo y armónico.
Nos permitieron registrarnos antes de la hora de check in y dejar el equipaje en la recepción para poder ir al salar.
Wirito estuvo un rato conversando con unos gringos que irían por el día a un tour hasta la isla Incahuasi, con almuerzo.
El Salar de Uyuni, en medio de los Andes en el sur de Bolivia, es la salina más grande del mundo. Es el legado de un lago prehistórico que hace 40.000 años se secó y dejó un paisaje desértico de casi 11.000 km cuadrados de sal blanca brillante, formaciones rocosas e islas con cactus gigantes.
La isla más conocida es Incahuasi, que tiene infraestructura turística, un par de lugares donde comer y mesas con bancas de sal para comer lo que llevan los tours. También se ofrece un trekking a los visitantes. No se puede pernoctar en el lugar.
Yo tenía más que decidido ir de pasajera al salar, con Wirito específicamente para poder sacar fotos y no tener que manejar. Camarón arrugó a último minuto, dijo que ya había visto el salar (en realidad el hotel esta en el mero salar como diría un cuate) y que prefería quedarse en el hotel.
Así que la Marcella fue con el Mamón.
La primera parte del camino era como consolidado, parejito. Después se puso más malo.
La huella en el salar mismo tiene tramos verdaderamente malos y difíciles. Además es fácil equivocarse de huella y perderse.
Nosotros íbamos al monumento del Dakar y a "las banderas" o Plaza de las Banderas que es la denominación correcta.
Es una pequeña plaza, a 18 Km del hotel, donde los turistas han ido dejando banderas de sus países, a lo largo de los años.
Al terminar el camino bueno, en la primera bifurcación paramos, dudamos, y seguimos. Mamón le preguntó a otros turistas si íbamos bien por ese camino.
Hay un monolito en memoria a las víctimas fatales (japoneses, israelíes y bolivianos que trabajaban ahí) de un accidente automovilístico. Se trató de un choque y posterior incendio de dos van con turistas. Nadie se explica como se produjo. Y lo otro inexplicable es que está vandalizada, con el texto como raspado y borrado, de manera que cuesta saber de que se trata, y los nombres de los fallecidos.
Qué felicidad más grande se sentía estar recorriendo esos kilómetros ya en medio del salar, en la planicie blanca, a campo traviesa, si cabe la expresión.
Luego de unos 20 minutos de camino, llegamos al monumento al Dakar, justo a la hora de alta afluencia de visitantes. Lo digo porque a la vuelta, cuando pasamos por ahí no había nadie jajajaja.
Nos turnamos para posar y sacar las fotos obligadas. Un recuerdo para toda la vida!
Después de un rato de tomar conciencia del lugar donde estábamos, de terminar de aterrizar, seguimos hacia las banderas, que estarán a unos 200 metros. Paparazzi se fue directo a las banderas y fue caminando con la Margarita al monumento del Dakar
Sacamos las fotos "normales", de cada uno con las banderas atrás y otra del grupo.
Nos encontramos de nuevo con los chilenos de San Fernando, y el Wiro se puso a conversar con ellos. Quedaron de lo más amiguis, tanto que acordaron volver juntos por Ollagüe al día siguiente, que era precisamente lo que el Wiro quería desde el principio.
Por eso no salió en la foto grupal, por más que lo llamamos nunca vino, y le habíamos pedido a turista paleteado que la sacara.
Ahí ya parecíamos cabros chicos en un parque de diversiones. Tirados de guata en el suelo para sacar las fotos con perspectiva forzada, un must de este lugar.Paparazzi sacó su dinosaurio, que había traído amarrado al bolso, específicamente para estos fines. También sacó unas con el casco en primer plano.
Wiro y Vampiro se dieron una media vuelta en moto para hacer un video de los dos andando en Uyuni, sin nada más que ellos y el salar. Quedó muy bueno!
Habremos estado revolviéndola como una hora, y había que decidir si seguíamos a la isla. La decisión fue volver al hotel, instalarnos, tomar una cerveza, almorzar y relajarnos.
Así lo hicimos menos los Paparazzis, que prefirieron adentrarse un poco más en la planicie alba y refulgente.
Emprendimos el regreso disfrutando del paisaje. Tenía sí, esa nota nostálgica de algo así como una cuenta regresiva.
Los Vetus y Mamón con la Marcella se fueron por otra huella y llegaron a otro hotel. Se bajaron a copuchar y era igual o mejor que el nuestro. Alucinante.
Nos encontramos en el hotel, nos fuimos a las habitaciones y nos cambiamos ropa.
Las habitaciones dan a un pasillo de sal, y cada una tiene, al otro lado del pasillo, frente a la puerta un mini lounge, con un ventanal espectacular para mirar el salar y una bosca maravillosa. Un verdadero lujo!
Nos fuimos al comedor, a una gran mesa de sal. Pedimos distintos platos y unas buenas cervezas Potosinas. Compartimos impresiones del salar y del viaje hasta ese punto. Era primer día que podíamos estar todos (casi) sentados en una mesa, relajados, sin apuro, sin mirar la hora ni pensar en lo que viene después.
Wirito se inspiró, se puso de pie para hacer un reconocimiento y agradecer al Vampi públicamente, por habernos llevado hasta ese lugar mágico. Porque sin todo el trabajo de planificación que se mandó no hubiera resultado igual. El dijo que temía equivocarse si hablaba en nombre de todos y tenía toda la razón. El Vampi se emocionó mucho, le cayeron unas lágrimas y descubrimos un lado bien sensible que no le conocíamos tanto. Fue un momento muy bonito y emocionante.
Después de almorzar hubo tarde libre. Camarón y la Marcella jugaron Taca Taca y los Vetus se enfrentaron en un match de pinpon.
Con el Mamón nos tomamos unas cervezas en el lounge de nuestra habitación. Los Vetus ya habían tomado posesión de la matrimonial.
Más tarde nos juntamos con el Wiro y los Vampis y mas tarde fuimos a la terraza a admirar el paisaje y ver la puesta de sol.
Es una belleza!!
Eso si había mucho viento y frío, asi que no aguantamos mucho rato más después que se puso el sol.
Más tarde venía la ultima comida todos juntos. Como teníamos que salir muy temprano, a las 7, comimos temprano, en cuanto abrieron el comedor.
Estuvo muy entretenido. Nos sacamos una foto grupal. Yo con mi polera de bandera chilena que siempre llevo a los paseos de fiestas patrias. Además justo tocó el 18 en el salar!! Fue perfecto.
Después de comer fuimos a hacer el check out y dejar todo pagado. A esa hora venía llegando un tour de día completo, como paseo de curso. Un montón de cabr@s de unos 20 años más o menos. Independiente de la nacionalidad, hay una cuestión de códigos generacionales que hacen que se comporten y se vean igual donde sea que uno se tope con ell@s jajajajaja
Nos fuimos a acostar temprano. Yo me dormí con la preocupación de cómo o quién me iba a llevar la moto por la bajada de camino pésimo y ojalá más allá... porque Wirito se iba más tarde con los Vetus y los amiguis chilenos.
Despertamos temprano calculando estar saliendo para el salar a las 9.
Bajamos a tomar desayuno al comedor, en mesitas de a dos, todo muy bien decorado en un estilo étnico altiplánico, osea mucha cerámica y telares multicolores. El buffet no tenía nada muy especial pero estaba bien bueno.
Después de tomar desayuno cargamos las motos y las sacamos del estacionamiento. "Sacamos" es un decir, obvio que a mi me la sacaron. Estaban super apretadas todas y la maniobra para sacar una por una no fue cosa fácil. Wirito ayudó a todos solidariamente. A bajarlas de las patas centrales, y girarlas en 180º cuando fue necesario.
Una vez que las motos estuvieron en la calle entramos al hotel a sacarnos fotos con el mono de sal. Todos queríamos una de recuerdo. Camarón y Mamón con los anteojos de sol iguales, que Mamón había comprado el día antes. Aqui va la galería.
Uyuni es una ciudad con 40.000 habitantes, y es la puerta de entrada al salar, a las lagunas de colores, los geysers, y otras atracciones naturales. Es una ciudad eminentemente turística principalmente en función del salar, y aún con el sello que dejó el Rally Dakar que se llevó a cabo en esa zona en Julio de 2018.
Las calles son adoquinadas, y la calle principal cuenta con una plazoleta central y dos calzadas anchas. Ahí se desarrolla el comercio y está el reloj que es característico de la ciudad.
El salar mismo tiene un gran potencial económico. Contiene 10.000 millones de toneladas de sal, de las cuales 21 millones de toneladas son litio, la mayor reserva del mundo del mineral no metálico. Anualmente se extraen 25.000 toneladas de sal, y todos los trabajadores pertenecen a la cooperativa minera de Colchani.
Sabían que en Uyuni hay un aeropuerto internacional? Yo no tenía idea!! Se llama Aeropuerto Internacional La Joya Andina.
A las 9 en punto salimos hacia el destino final, el Salar de Uyuni. El día estaba despejado y muy agradable.
Pasamos a una bomba a echar bencina. Otra vez el baile de dar todos los datos para que queden en un computador que dudo mucho que esté conectado a algo.
Nos fuimos juntos los 20 Km que separan la ciudad de Colchani, el último poblado antes de desviarnos al hotel en el salar mismo.
El camino derechito (por fin) y muy bueno.
En el mismo un Peaje que si hay que pagar y cuesta 5 bolivianos.
En Uyuni y Colchani hay lavado de autos para sacar la sal después de la travesía por el salar. Siempre estuvo en el plan ir a lavar las motos a la vuelta del salar.
Pero otra cosa fue con guitarra. Si bien eran pocos Km hasta Colchani, el camino era tan malo, el hotel tan agradable y después de almorzar el ánimo para subirse denuevo a las motos era cero. Calculo que la sal llegó en las motos a Santiago. Además supongo que andar por el salar seco no es tan terrible para las motos, comparado con cuando hay una lámina de agua.
Letrero lleno de stickers de los viajeros. |
Seguimos por el camino maravilloso hasta el desvío a Colchani, que está ahí al lado de la R30
Saliendo del pueblo el camino ya era más penca, hasta la entrada a nuestro hotel.
Esos 4 km. son infernales. Un camino duro de tierra, disparejo, con baches, rocas salientes y mucha calamina. La sufrí!!
Pero la subida en curva para llegar al estacionamiento y al hotel mismo me superó asi que el bueno del Wiro se paletió una vez mas y me la subió. Llegamos cerca de las 10 al hotel.
Subí caminando y llegué muerta. Entre el estrés del camino malo y la altura estaba totalmente ahogada y agotada. Así que descansé menos de 5 minutos, me eché unos buenos puf de oxígeno y me recuperé.
Con este hotel paso lo mismo que con el anterior pero peor. Todavía está en construcción, asi que el exterior es re feo. El acceso principal no estaba listo y se entraba por una puerta como chica.
Pero adentro... es para quedar sin aliento!! Es bello!! Espectacular, 5mil estrellas! Todo de sal, con los pasillos con sal como arena, que algunos empleados parren todo el día y la mantienen parejita. Todo de sal, y la decoración también étnica altiplánica pero a todo lujo y con un gusto exquisito.
El sistema de climatización excelente, con una temperatura muy agradable, aunque afuera esté bajo cero.
Cada salón y cada rincón están muy bien pensados y diseñados, y todo es lindo y armónico.
Nos permitieron registrarnos antes de la hora de check in y dejar el equipaje en la recepción para poder ir al salar.
Wirito estuvo un rato conversando con unos gringos que irían por el día a un tour hasta la isla Incahuasi, con almuerzo.
El Salar de Uyuni, en medio de los Andes en el sur de Bolivia, es la salina más grande del mundo. Es el legado de un lago prehistórico que hace 40.000 años se secó y dejó un paisaje desértico de casi 11.000 km cuadrados de sal blanca brillante, formaciones rocosas e islas con cactus gigantes.
La isla más conocida es Incahuasi, que tiene infraestructura turística, un par de lugares donde comer y mesas con bancas de sal para comer lo que llevan los tours. También se ofrece un trekking a los visitantes. No se puede pernoctar en el lugar.
Yo tenía más que decidido ir de pasajera al salar, con Wirito específicamente para poder sacar fotos y no tener que manejar. Camarón arrugó a último minuto, dijo que ya había visto el salar (en realidad el hotel esta en el mero salar como diría un cuate) y que prefería quedarse en el hotel.
Así que la Marcella fue con el Mamón.
La primera parte del camino era como consolidado, parejito. Después se puso más malo.
La huella en el salar mismo tiene tramos verdaderamente malos y difíciles. Además es fácil equivocarse de huella y perderse.
Nosotros íbamos al monumento del Dakar y a "las banderas" o Plaza de las Banderas que es la denominación correcta.
Es una pequeña plaza, a 18 Km del hotel, donde los turistas han ido dejando banderas de sus países, a lo largo de los años.
Las flechas indican banderas chilenas |
Al terminar el camino bueno, en la primera bifurcación paramos, dudamos, y seguimos. Mamón le preguntó a otros turistas si íbamos bien por ese camino.
Hay un monolito en memoria a las víctimas fatales (japoneses, israelíes y bolivianos que trabajaban ahí) de un accidente automovilístico. Se trató de un choque y posterior incendio de dos van con turistas. Nadie se explica como se produjo. Y lo otro inexplicable es que está vandalizada, con el texto como raspado y borrado, de manera que cuesta saber de que se trata, y los nombres de los fallecidos.
Qué felicidad más grande se sentía estar recorriendo esos kilómetros ya en medio del salar, en la planicie blanca, a campo traviesa, si cabe la expresión.
Luego de unos 20 minutos de camino, llegamos al monumento al Dakar, justo a la hora de alta afluencia de visitantes. Lo digo porque a la vuelta, cuando pasamos por ahí no había nadie jajajaja.
Nos turnamos para posar y sacar las fotos obligadas. Un recuerdo para toda la vida!
Después de un rato de tomar conciencia del lugar donde estábamos, de terminar de aterrizar, seguimos hacia las banderas, que estarán a unos 200 metros. Paparazzi se fue directo a las banderas y fue caminando con la Margarita al monumento del Dakar
Sacamos las fotos "normales", de cada uno con las banderas atrás y otra del grupo.
Nos encontramos de nuevo con los chilenos de San Fernando, y el Wiro se puso a conversar con ellos. Quedaron de lo más amiguis, tanto que acordaron volver juntos por Ollagüe al día siguiente, que era precisamente lo que el Wiro quería desde el principio.
Por eso no salió en la foto grupal, por más que lo llamamos nunca vino, y le habíamos pedido a turista paleteado que la sacara.
Ahí ya parecíamos cabros chicos en un parque de diversiones. Tirados de guata en el suelo para sacar las fotos con perspectiva forzada, un must de este lugar.Paparazzi sacó su dinosaurio, que había traído amarrado al bolso, específicamente para estos fines. También sacó unas con el casco en primer plano.
Wiro y Vampiro se dieron una media vuelta en moto para hacer un video de los dos andando en Uyuni, sin nada más que ellos y el salar. Quedó muy bueno!
Habremos estado revolviéndola como una hora, y había que decidir si seguíamos a la isla. La decisión fue volver al hotel, instalarnos, tomar una cerveza, almorzar y relajarnos.
Así lo hicimos menos los Paparazzis, que prefirieron adentrarse un poco más en la planicie alba y refulgente.
Emprendimos el regreso disfrutando del paisaje. Tenía sí, esa nota nostálgica de algo así como una cuenta regresiva.
Los Vetus y Mamón con la Marcella se fueron por otra huella y llegaron a otro hotel. Se bajaron a copuchar y era igual o mejor que el nuestro. Alucinante.
Nos encontramos en el hotel, nos fuimos a las habitaciones y nos cambiamos ropa.
Las habitaciones dan a un pasillo de sal, y cada una tiene, al otro lado del pasillo, frente a la puerta un mini lounge, con un ventanal espectacular para mirar el salar y una bosca maravillosa. Un verdadero lujo!
Vista desde el lounge |
Nos fuimos al comedor, a una gran mesa de sal. Pedimos distintos platos y unas buenas cervezas Potosinas. Compartimos impresiones del salar y del viaje hasta ese punto. Era primer día que podíamos estar todos (casi) sentados en una mesa, relajados, sin apuro, sin mirar la hora ni pensar en lo que viene después.
Wirito se inspiró, se puso de pie para hacer un reconocimiento y agradecer al Vampi públicamente, por habernos llevado hasta ese lugar mágico. Porque sin todo el trabajo de planificación que se mandó no hubiera resultado igual. El dijo que temía equivocarse si hablaba en nombre de todos y tenía toda la razón. El Vampi se emocionó mucho, le cayeron unas lágrimas y descubrimos un lado bien sensible que no le conocíamos tanto. Fue un momento muy bonito y emocionante.
Con el Mamón nos tomamos unas cervezas en el lounge de nuestra habitación. Los Vetus ya habían tomado posesión de la matrimonial.
Más tarde nos juntamos con el Wiro y los Vampis y mas tarde fuimos a la terraza a admirar el paisaje y ver la puesta de sol.
Es una belleza!!
Eso si había mucho viento y frío, asi que no aguantamos mucho rato más después que se puso el sol.
Más tarde venía la ultima comida todos juntos. Como teníamos que salir muy temprano, a las 7, comimos temprano, en cuanto abrieron el comedor.
Estuvo muy entretenido. Nos sacamos una foto grupal. Yo con mi polera de bandera chilena que siempre llevo a los paseos de fiestas patrias. Además justo tocó el 18 en el salar!! Fue perfecto.
Después de comer fuimos a hacer el check out y dejar todo pagado. A esa hora venía llegando un tour de día completo, como paseo de curso. Un montón de cabr@s de unos 20 años más o menos. Independiente de la nacionalidad, hay una cuestión de códigos generacionales que hacen que se comporten y se vean igual donde sea que uno se tope con ell@s jajajajaja
Nos fuimos a acostar temprano. Yo me dormí con la preocupación de cómo o quién me iba a llevar la moto por la bajada de camino pésimo y ojalá más allá... porque Wirito se iba más tarde con los Vetus y los amiguis chilenos.
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