lunes, 23 de septiembre de 2019

En moto a Uyuni en Fiestas Patrias. Día 4 Purmamarca - Potosí

Como estábamos en hoteles separados, quedamos de juntarnos a las 8:00 en el cruce de la 52 con la RN 9 hacia Bolivia, a La Quiaca y Villazón, donde se encuentra el paso fronterizo. La Quiaca es el pueblo al lado argentino, y Villazón el lado boliviano.


Ya habíamos resuelto saltarnos Oruro, perder la reserva y agregar una noche en Iquique. A la hora del desayuno había vuelto el internet, y gestionamos la reserva de Iquique.
Vampiro en modo trabajo de oficina

Antes habíamos ido ahí, al lado del hotel, a ver el cerro de 7 colores, una de las atracciones de Purmamarca. Es bien increíble, lo de los 7 colores es la pura verdad, sacamos hartas fotos, estaba muy bonito!



Así que entre una cosa y otra nos atrasamos harto para salir al punto de encuentro, distante unos 10 o 15 Km calculo yo.
Los otros habían estado muy puntuales y nos tuvieron que esperar como media hora. 
Mamón partió a buscarnos pensando que nos habíamos equivocado de camino porque vieron pasar una moto parecida a la mía yendo para el otro lado.  Sorry!





El paisaje en esa zona es precioso! Los cerros multicolores, increíbles se iban poniendo cada vez más lindos y sorprendentes.
En Tilcara, en la primera YPF que encontramos en la ruta, paramos a hacer la cola
Era lunes en la mañana, la única bomba en muchos Km a la redonda, con uno de los 3 surtidores, cerrado.
Hasta los argentinos, que les encanta hacer cola para todo, estaban medios chatos.
Camarón se anduvo agarrando con una mujer que estaba bien atrás esperando su turno, y que se adelantó para ver qué pasaba. El le dijo que una de las bombas estaba cerrada y que era culpa de la Cristina (la sra. K) que había quebrado a la YPF. 





Una vez que todos llenamos los estanques seguimos hacia hacia el norte hasta la frontera. Yo calculo, por las fotos, que estuvimos como 45 minutos.
El día estaba muy agradable, soleado, luminoso, y cálido.
Me pude dar cuenta que en la zona es muy común un arco de forma característica para marcar la entrada a los pueblos. También  lo tenía un hotel.



Es un hecho que lo de acá es la artesanía, los telares y las conservas. Varias tiendas de cerámicas locales muy bonitas, especialmente una con una llama gigante con un par de vasijas.


Los colores y las texturas de los cerros serían una delicia para un geólogo, realmente inesperados.
¿Sabrá la gente que vive allá lo especial y lindo que es el lugar donde viven? ¿Lo apreciarán?

Vi una especie de duna, que llegaba hasta el camino, pero de arena verde claro, increíble.
Más allá un cerro que parecía hecho a telar, o peinado, impresionante! Con algunos peñascos más irregulares que a mi me parecieron elementos puestos por el diseñador para quebrar la simetría, y a Wirito le pareció un cáncer metastásico, que no tenía nada que ver con el orden del resto de la textura. Se llama cerro Los 8 hermanos, lo vi en un mural en la bomba de La Quiaca.


Más allá algo que no había visto nunca. El cauce de lo que debe haber sido un río no tan chico, pero que en vez de agua había arena de tal manera que a primera vista como que parecía agua pero rara, y en una segunda y tercera mirada me di cuenta que era arena. Y eso que andaba con mis lentes recién estrenados!!

Pasamos por Humahuaca, el pueblo que inspira el trote nortino "El Humahuaqueño" Al ver el pueblo comprendí que la palabra era un gentilicio.
Dejo el link por si alguien quiere escuchar la versión original.
https://youtu.be/zHFbHfAK8wU

Pero volvamos a nuestro viaje.
Ya en ese punto empezamos a ver algo que se repetiría todo el raid en Bolivia. Me refiero a camiones echando humo negro todo el rato! No es un poquito cuando enganchan o cuando parten. Es todo el rato! Increíble, comparado con la norma chilena.

Pasamos por varios pueblos, más grandes y más chicos. Tilcara, Humahuaca, Tres Cruces, Abra Pampa, La Intermedia,  Pumahuasi.
En Tres Cruces hay un puesto de control de gendarmería.

Abra Pampa es el pueblo más importante después de La Quiaca. Tiene una triste historia de delito ambiental, tolerado por décadas que ha afectado a la población. 
Resulta que una minera cerró las faenas y dejó todo tirado. Entre los desechos industriales, la maquinaria abandonada y los sobrantes minerales se acumuló una gran cantidad de plomo que el viento, que en la zona es muy fuerte, lo disemina por el aire y lo contamina. Las autoridades tomaron el toro por las astas no hace mucho, después de varias investigaciones y denuncias periodísticas que daban cuenta de que la totalidad de los niños del pueblo tenían entre 4 y 6 veces mas plomo en la sangre que lo recomendado y permitido por las regulaciones sanitarias internacionales. Y el plomo en altas concentraciones puede producir trastornos neurológicos y cognitivos. Nada menor.
Por suerte me entero de estos detalles después de haber hecho el viaje, y poder disfrutar de los paisajes con total ingenuidad.



Pasado Abra Pampa Paparazzi paró. Bueno, el para siempre, varias veces. Siempre tiene algo que hacer jajajajaja.

En ese tramo se entiende en terreno el significado de altiplano. Planicies inmensas a  más de 3000 msnm.

De hecho, a 27 Km de La Quiaca hay un letrero indicando la altura: 3780 msnm.
Algunas llamas se paseaban de lo más tranquilas al borde del camino.
Más adelante, poco antes de La Quiaca,  Wirito y Vampiro pararon a aliviar la vejiga, lo que sirvió para volver a reunirnos.
Había un enorme cartel que decía Viñas de Balbo... Viñas? a 4000 msnm?



Llegamos a La Quiaca, el pueblo donde está el lado argentino de  la frontera, donde echamos bencina argentina por ultima vez.


El letrero al llegar a La Quiaca esta entero tapado con logos de viajeros!



Aquí estaba el mural con algunos hitos de la zona como el cerro tejido a telar, con su nombre correcto. Y La Quiaca es "el pórtico norte de la patria" qué te pasa!


Llegamos al centro de la ciudad y seguimos al complejo aduanero que estaba atestado de gente. Muchos bolivianos y bolivianas con sus vestimentas características, acarreando cosas en carros de mano.





 

Nos ubicamos detrás de un par de camionetas, en lo que suponíamos era la fila que nos correspondía.
La mala noticia era que en el lado boliviano había una protesta de trabajadores locales que bloqueaban toda la calzada y no dejaban entrar ni salir a nadie.
Reclamaban porque se estaban haciendo algunas reparaciones en el camino y en vez de contratarlos a ellos, a los locales, habían traído trabajadores de Potosí.
Se comprende la molestia. Y se intuye el negociado detrás de la decisión.
En fin, esperamos con santa paciencia a ver qué pasaba. Nos dijeron que igual podíamos hacer los papeles mientras, el control en policía y aduana argentina y lo propio en las oficinas bolivianas.


Mientras se aclaraba la situación me puse a sacar fotos del entorno, pero llegó un paco boliviano a decirme que no podía fotografiar todo el trajín de l@s bolivian@s con sus carros de mano llevando y trayendo cosas.





Después de un rato optamos por adelantar los trámites como nos habían sugerido.El clásico comprahuevos de ventanilla en ventanilla y funcionario en funcionario. Que la cédula, que el padrón que el papel que te dieron antes a la salida, que si voy sola en la moto con la inevitable cara de sorpresa etc etc.
Camarón que es medio atarantado entendió la mitad de las indicaciones para el trámite, como buen shileno, se "avivó" y se fue en la moto al último  control, sin haber hecho el papeleo completo.
Y casi se muere porque los oficiales lo metieron para adentro de la oficina y le dijeron que le confiscaban la moto porque estaba ingresada ilegalmente.
Que podía volver al otro día sin ninguna certeza de que pudiera sacarla.
Horror!!
Pero le perdonaron la vida y volvió pálido en la moto, por donde se había ido, a terminar los trámites jajajajajaja.

Con Wirito nos fuimos al último control, el que habían hecho pasar el susto a Camarón, a terminar el trámite.
Oh sorpresa! había que pagar 20 bolivianos (como 3 dólares), sin que estuviera anunciado en ninguna parte y por supuesto sin ningún comprobante del pago. Wirito le dio un billete de 5 US$ y no tenía vuelto.
Wirito, que se lo había palabreado como dicen los huasos, se había hecho de lo más amigui y le dijo que no se preocupara por el vuelto... que era para el pobre Hugo... que asi se llamaba el policía.
Yo también le di 5 dólares  pero asumió que el vuelto era para el pobre Hugo y me dijo "listo" cuando le pasé el billete.
Wirito lo tenía comiendo de su mano jajajajajaja


Al final todos le dejaron 5 US$ al pobre Hugo.
Una vez hechos los papeles Wirito se despidió de Hugo, le dio las gracias, y con su habilidad y talento de mago amateur, en el apretón de manos le deslizó otro billetito a Hugo.
Como la protesta no se resolvía y el camino seguía bloqueado, Hugo nos comentó que podíamos salir por otras calles más alejadas de la aduana, y hacer una especie de bypass al conflicto.
Que era todo pavimento y una cuadrita no más de tierra.
Al final el agarró su moto y nos llevó en filita, tratando de pasar piola jajajajaja
Llegamos a la tierra y era una subida infernal para llegar al pavimento.
Wirito se paletió y subió mi moto, conmigo atrás encajada entre el bolso y el, sin llegar a tocar el asiento y él con la entrepierna aplastada con el estanque de bencina jajajajajaja.




Seguimos al paco, yo me equivoqué en una esquina y tuvieron que esperarme que me diera vuelta en la siguiente esquina y los alcanzara.
Nos saltamos la protesta, y llegamos a una  avenida grande, que finalmente llega a la carretera a Tupiza.


Ahora, mirando las fotos, me di cuenta que la fama del Dakar no solo llegó a Uyuni. Ahí, en Villazón, en la avenida principal hay un monumento al Dakar... pueden creerlo? Bien cerca de una estatua en honor a algún prócer, muchísimo menos conocido que el Dakar obviamente.

El monumento al Dakar
Villazón es una ciudad de casi 60.000 habitantes, separada de Argentina por un río casi seco. De bonita tiene poco y se me ocurre que debe parecerse a Arica y Tacna en su relación con La Quiaca, la ciudad argentina  al otro lado de la frontera.
Hay un intenso movimiento comercial entre ambas ciudades, gran parte del cual es contrabando. Se comercializan toneladas de mercancías, cargadas en las espaldas o en carros de mano, de millares de vendedores que, a diario, cruzan la frontera en una y otra dirección (conocido localmente como 'comercio hormiga') de productos alimentarios, electrónicos y bebidas. (lo que no me dejaron fotografiar)
El comercio es tan sólo parcialmente controlado por las aduanas, que atienden a un tráfico que se moviliza a pie, camión, automóvil o tren.





 ya estábamos en el camino y traspasamos el arco que dice Bienvenido a Bolivia. 


Por fin!! ya estábamos  a tiro de cañón , apenas 280 Km de Potosi... o al menos eso pensábamos.
En todo caso ese primer encuentro con la realidad boliviana no había sido de lo mejor.Pasamos por un control que no supe si era control o peaje. Pero estaban revisando un camión y nos hicieron pasar. Yo pensé en ese momento que era un control. Pero después nos enteramos que las motos en Bolivia no pagan peaje, asi que puede haber sido eso también.

En fin, seguimos chochos porque ya estábamos realmente en la aventura de Uyuni, en tierras bolivianas. Todo por descubrir. 
Un poco más allá había una vulcanización argentino-boliviana, la Gomería Lopez, con las dos banderas
Pero luego de un rato, yo volví a entusiasmarme porque el camino era muy bonito! Las formaciones rocosas, que parecen esculturas, las quebradas, el cielo azul, y el camino inesperadamente bueno.





Pasamos por un nuevo peaje, con un Retén de policias adosado.


Llegamos a Tupiza, donde debíamos echar bencina.
Hacía harto calor llegó a 35º y sacamos el agua que llevábamos.
Primera sorpresa: para echar bencina hay que mostrar el carnet de identidad, te anotan la patente, el nombre, el rut y la nacionalidad. Y todo lo ingresan en un computador de lo más moderno, en una bomba piñufla, con personal casi andrajoso, y bencina de la peor calidad.



Bueno, ahí mismo había una cholita vendiendo sandwiches que tenía una caja plástica. Por supuesto que la talla era como mantenía la cadena de frío y si tenía los permisos del Minsal jajajajaja
Pero qué me dicen, que Camarón se comió uno y no se murió!!
(claro que hay que esperar un tiempo aún para tener certeza que tampoco se agarró una parasitosis)


Ya no quedaba nada para llegar a Potosí, pero de ahí para adelante era bien relativo cuanto te puedes demorar en un tramo corto pero de pura cuesta y curvas ininterrumpidas por 200 Km o más.





Algunos, Mamón, Vetu (no podía ser de otra manera) y Vampiro se adelantaron y querían ir más rápido. Yo también hubiera querido, pero en las cuestas siempre me voy quedando.

El paisaje siempre fue cautivante. A pesar de  la altura no era tan árido y los colores de los cerros eran preciosos.

Pasamos por muchos pueblos chicos, con poca señalización.Todos pobres.Se nota el atraso en que vive al menos esta zona de Bolivia.







Con Paparazzi y el Wiro seguimos atrás, por el camino sinuoso, con animales en las bermas, llamas, ovejas, vacas, cabras y cerdos. También perros echados en la calzada.



El cielo se nubló y se tornó amenazante. 
Cayeron algunas gotas pero nada para sufrir.

Había tramos en reparación, indicados con montones de piedras en la calzada, después de un cono naranja.
Todo ese tramo está con propaganda de Evo pintado en el pavimento.
Al principio uno cree que es una advertencia de tránsito, pero no, es la propaganda escandalosa para apernarse 5 años más.
Así  mismo, las barreras en los puentes, algunas fachadas de casas muy pobres y algunas rocas, parte del patrimonio geológico están pintarrajeadas con los colores del presidente que aspira a la reeleccion trucha.




Ese mismo camino tenía antideslizante en algunas curvas y en algunos otros tramos nada despreciables.
Como comenté antes, el camino no permitía altas velocidades por lo sinuoso y las subidas y bajadas. Además de los 4000 msnm que en algo deben haber afectado.Pasamos por otro peaje donde había unos policías como jugando o sacándose fotos con una pistola para fiscalizar velocidad. Según Camarón eran del año de la corneta.
Wirito quiso parar un rato en una especie de parada de buses a la entrada de un pueblo. Era el único ensanche del camino en muchos km.
Dijo que necesitaba parar porque venía muerto. Y así lo hicimos. La Margarita fue al baño.
Se nos acercó un personaje, guiñapo humano el pobre, se veía muy viejo pero a lo mejor no era tanto, desdentado, sucio, andrajoso, y seguramente con algún retraso mental. Solo se comunicaba a través de sonidos guturales.
Daba mucha pena y nervio el abandono en que estaba. Seguramente pasaba los días deambulando por el sector, viviendo de la caridad de los que pasaban por ahí.
También había una chica con un canasto, vendiendo algo como sandwiches o tortas de alguna clase. Nos preguntamos  a quién le vendía sus productos, sentada ahí, en la mitad de nada.
Pero mientras estábamos ahí, paró un bus y ella pudo hacer unas monedas con la venta.
Seguimos camino un poco confiados en que no quedaba tanto para llegar, menos de 100 Km probablemente.
A unos 30 Km de Potosí nos encontramos con Camarón y el Mamón en una bomba de bencina.

Yo si o si tenía que encontrarme con el Mamón ya que compartíamos alojamiento  en el mismo hotel que Paparazzi y separados del resto.
El estaba esperando en una bomba a 30Km de Potosi. Los demás se habían ido poco antes.
A las 18:30 pasaron por el último  peaje y el arco dando la bienvenida a Potosí. Al menos entraron con un poco de luz aún.


Decidimos que yo me iría atrás ya que ya estaba oscuro y yo prefiero seguir de cerca a alguien que manejar sin ver bien el camino.
Nos volvimos a separar, y yo seguí solo con el Mamón.
Poco antes de llegar pasamos por el peaje, a la entrada de Potosí, que no se paga y poco más allá empezó la pesadilla.
Ya en la carretera yo me había dado cuenta que allá no prenden las luces para circular de día... y tampoco de noche.
En la entrada a la ciudad, ya de noche,  nos cruzamos con camionetas y buses chicos con las luces apagadas.
Y más adelante no fue distinto. Los menos de los autos, los más modernos, andan con las luces encendidas, peo la mayoría no.
Las calles además están mal iluminadas y mal señalizadas.
Los semáforos no necesariamente se respetan. Hay lomos de toro a cada rato, desde la entrada a la ciudad, bien altos y medios cuadrados, lo cual también dificulta el manejo, especialmente en las esquinas cuando hay que doblar por encima de ellos.
Yo iba con Maps.me y tomé la delantera. Parecía que íbamos  lo más  bien, en una ciudad muy congestionada, emplazada en cerros, como Valparaíso, con calles con harta pendiente, y muchas con tramos de tierra.
Después de estar un buen rato sin poder tener una ruta para llegar al hotel, paramos en una bomba para intentar aclarar el asunto. Estábamos en una especie de circunvalación, Maps.me nos tiraba a la derecha por calles estrechas y empinadas, y evidentemente nos alejaba del centro.
Así que decidimos hacerla a la antigua, preguntando en el trayecto.
Pasamos por una especie de puerta de la ciudad muy iluminada y llamativa. Pero cachamos que por ahí nos alejábamos así que nos devolvimos.
Después  de más de una hora de dar vueltas nos encontramos con Paparazzi, en lo que parecían calles más cerca de de la plaza y la catedral, que estaba tan perdido como nosotros pero que se había encontrado con los otros en la plaza y ya más o menos sabía por donde era.




Estas son las fotos de la entrada a la ciudad del otro grupo, Vetus, Camarón, Vampis y Wiro. 







El otro grupo no lo había pasado mejor. Si bien no les costó tanto llegar al centro, les costó un montón dar con su hotel. En algún punto estacionaron, para buscar el hotel a pie.



Nosotros habíamos pasado por la entrada del hotel pero no nos dimos cuenta porque no tenía número  y el letrero era poco iluminado y poco visible.

Nos estacionamos donde pudimos en una calle super estrecha por donde pasaban minibuses del transporte publico, con sus humaredas negras saliendo por el escape.
Mamón y Paparazzi fueron al hotel y yo me quedé en la moto, con las micros pasando a pocos centímetros.
Las guinda de la torta fue que nuestras reservas no existían!! Nosotros teníamos las confirmaciones de las reservas, los mails de Booking con las confirmaciones, los códigos de reserva, pero con todo, no teníamos habitaciones.
Ahí yo terminé de odiar Potosí. 
En el mismo hotel nos localizaron otras habitaciones en otro lugar y partimos denuevo a tratar de llegar a la nueva dirección.
Dentro del casco yo puteaba como nunca, y detestaba esta ciudad caótica y hostil.
Paparazzi iba delante, nosotros con el Mamón tratando de seguirlo en una calle estrecha y muy congestionada. Como además la iluminación es muy mala, no vi un hoyo, me lo comí completo y la moto salió para cualquier parte, y casi choco a un auto estacionado con la maleta... era porrazo seguro.
Finalmente llegamos al hotel que estaba muy cerca pero se hizo eterno encontrarlo. El estacionamiento estaba ahí mismo, eso estuvo bueno.
Las habitaciones, en un tercer y cuarto piso... sin ascensor, a 4000 msnm.
Paparazzi y la Margarita sufrieron subiendo su mega bolso, que equivale a dos maletas de moto más el topcase, todo en un mismo bolso, con esa forma.
Nos cambiamos y fuimos caminando a un bar donde estaban los otros.
Camarón prefirió no ir, igual que los Paparazzis porque estaban muy cansados.

Nos enteramos que el otro grupo también se había demorado en dar con su hotel, que no tenía estacionamiento y metieron  las motos al lobby del hotel, poniendo una tabla en la escalera de la entrada. Wirito, once again, fue el encargado de la maniobra.




En el bar que se llamaba 4060, en referencia a la altura, me comí la mejor hamburguesa de la vida!! Realmente muy muy buena! y no solo porque era lo primero agradable desde que habíamos entrado a Bolivia. Deliciosa. Con una cerveza Potosina (que nombre más feo !) Salvó el día.



Al día siguiente tocaba llegara Uyuni, que estaba cerca, 200 Km.
Destinaríamos la mañana a recorrer un poco de la ciudad, a ver si de día y sin moto era mejor.
La mejor hora para salir de Potosí era después de las 3 PM cuando ya había pasado el taco de la hora de almuerzo y la salida de los colegios.
Con el plan del día siguiente aclarado, nos fuimos a descansar al final de un día muy pesado.



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