lunes, 23 de septiembre de 2019

En moto a Uyuni en Fiestas Patrias. Día 7 Salar de Uyuni - Iquique

Tal como lo habíamos acordado el día anterior, poco después de las 6 AM estábamos tomando desayuno para partir a las 7.
La sorpresa fue que Wirito se paletió y estuvo en el comedor como a las 6:30 para ayudar (me) con la bajada de las motos.
Mientras terminábamos de cargar las motos el cielo tenía unos colores increíbles producto de la salida del sol que lo teñía de una gama de lilas y rosados que iban cambiando a medida que aclaraba.




La gran incógnita era a qué hora podríamos llegar a Iquique, ya que eran 780 Km de trayecto, no sabíamos como era el camino, y tampoco sabíamos cuánto tomaría el trámite en la aduana de Colchane. Y de acuerdo a la Cte V, podía ser que nos tomara 14 horas cubrir esa distancia.
Mamón

Camarón

Wirito

Paparazzi

Partimos puntualmente, a las 7. Resistí estoicamente el camino maldito.

 Recién entrando al pavimento Paparazzi paró jajajajaja Es su naturaleza.
Justo a la salida del camino hacia el hotel hay una tienda de artesanía en sal. La más delirante colección de objetos de sal o recubiertos de sal. Hasta una camioneta jajajaja
Pasamos por Colchani, el pueblo que está donde empieza el camino al salar.
Son 4 casas, calles de tierra y el monumento del Dakar. Uyuni y Dakar, siempre juntos, son la atracción turística lejos, pero lejos más importante de esta región de Bolivia.




Nos dirigimos hacia el noroeste, en dirección al pueblo de Huari, de acuerdo con las indicaciones del colega chileno para saltarnos Oruro. El día despejado, estaba muy agradable y avanzamos rápido por un camino muy bueno y sin curvas. Por fin!! Camino recto. Si hubiera sido como el de Potosí a Uyuni, no llegábamos en el día a Iquique.
Los paisajes hermosos!! Al menos para mi que me gustan esas imágenes de planicies eternas, amarillas que parecen no tener fin. Y más aún a casi 4000 msnm, con la atmósfera totalmente translúcida.





En el trayecto pasamos un puesto de control de la policía supongo, super precario, como que no inspiran mucho respeto.



Seguimos por el camino de pavimento perfecto con una sensación de libertad total en el altiplano boliviano. 





Luego venía un peaje, o retén como le dicen allá, que no se paga, y que parece cualquier cosa menos peaje.


Se divisan algunos poblados con una mezcla de casas como mas modernas, tipo mediaguas, con otras que dan la impresión de reproducir modos de construcción ancestrales, con adobe y techos de paja.



Mirando las fotos me llamó la atención este letrero, por lo viejo y oxidado, y porque el encabezado está en inglés, Project Concern International 2014- 2015. Y me metí a investigar.

PCI es una ONG con sede en San Diego, USA, que trabajan desde 1961 en comunidades de países pobres para ayudar con los requerimientos básicos específicos de cada lugar, con foco en salud, alimentación, asistencia humanitaria y gestión de riesgos y desastres, con  el objetivo de promover un desarrollo sostenible. En Huari su acción concreta es asegurar un desayuno nutritivo, abundante y saludable en todas las escuelas del área, ya que se dieron cuenta que muchos niños salían de sus casas con el estómago vacío y debían pasar varias horas así, antes del primer alimento del día, que no siempre era de la mejor calidad. 
Después de un tiempo de establecida esta acción, pudieron comprobar como no solo mejoraron índices nutricionales, sino que mejoró el aprendizaje y el rendimiento escolar. Heavy.
Llegamos a Huari (Santiago de Huari es el nombre completo) a las 9, osea 2 horas en 200 Km., más que bien, donde teníamos que echar bencina. 
Esta localidad es la única con rango de municipio de la provincia de Sebastián Pagador. Cómo serán los otros! Es reconocida por la cerveza Huari, producida por la mayor cervecera de Bolivia (que también elabora la Paceña) Es la competidora de la Potosina, que yo encontré muy buena!


Entramos al pueblo, parecido a otros. Con el pavimento malo, lomos de toro criminales e invisibles, cantidad de autos viejos humeantes que circulan sin normas claras de tránsito, ni menos revisiones técnicas y perros callejeros que no persiguen a las motos.



Cruzamos la que parecía ser la calle principal, donde ya estaban varios puestos callejeros con artesanía, tejidos, frutas, comida, carne que parecían ser cabritos o presas de llama, tapadas con un trapo. Es muy difícil imaginarse cómo será ese modo de vida y de cómo se sustenta.



Llegamos a la que parecía ser la única bomba en el pueblo. Lo de siempre, 4 surtidores, sólo  2 con bencina y sólo  bencina de 87 octanos. El bombero ingresando los datos de la moto y del conductor a su computador conectado a nada. Yo había cambiado plata en Uyuni, en una casa de cambio para pagar los últimos estanques de bencina sin tener que usar la tarjeta de crédito, ya que Bolivia no me daba mucha confianza.
Y cuando me tocó mi turno, saqué mis billetitos para pagar, el bombero me los recibe, aparta uno de 10 bolivianos, 1 luca chilena, lo mira a contraluz, me lo devuelve y me dice "este es falso". Cuek!! si me lo dieron en una casa de cambio!!

 

El letrero blanco dice que los billetes falsos serán perforados

Seguimos hacia el siguiente pueblo donde echaríamos bencina, por un camino bien bueno, así que podíamos mantener un buen ritmo.
En el camino vimos las infaltables llamas pastando en las planicies amarillas, y varios caseríos perdidos en la mitad de nada.

Poco antes de Qillacas, un pueblo no tan chico, a 40 Km de Huari, pasamos por una laguna muy grande que no logré encontrar en los mapas.
También llama la atención personas solas caminando al borde del camino, muy muy lejos del siguiente lugar poblado.


Nos habían advertido de que en este tramo podía haber bancos de arena  en la calzada, en la zona de dunas. Efectivamente los vimos, pero no eran gran problema. Mucho más problema eran las llamas cruzando el camino.


Cruzamos un par de pueblos un poquito más grandes.
Hay uno que se llama Orinoca que tiene unas casas bien peculiares, con techos curvos de paja. Parece pueblo de cuento.

Nos tocó un tramo de tierra de un par de Km. por un desvío donde estaban reparando el pavimento.


Hasta ahí parecía que podríamos llegar a Iquique antes que oscureciera, lo cual era una gran cosa.
No nos fuimos juntos. Alfonso rajó adelante, Paparazzi se quedaba más atrás con Camarón, yo iba al medio, a veces cerca del Vampiro.
El día estaba muy rico y el paisaje era muy bonito. Altiplano, en grandes extensiones y el cielo despejado.
Disfruté mucho la sensación de estar a 4000 msnm en la mitad de nada, en una carretera sin tráfico. 


Pasamos por el lado de otro salar. Según el GPS creo que es el salar Coipasa, de 3300 Km cuadrados, y del cual una pequeña porción se encuentra en Chile. El salar está rodeado por la laguna Coipasa, que en parte se alimenta del rio Lauca, proviniente de Chile.



Una hora y media después de haber salido de Huari llegamos a Copacabanita, el pueblo donde teníamos que recargar bencina. La sorpresa fue que era un caserío enano y no había bomba! A lo mejor venderían bencina suelta, pero decidimos seguir. 
Había que apostar a llegar a Pisiga, la ciudad fronteriza boliviana, a 170 Km de donde estábamos.
Llevábamos 180 Km desde que llenamos los estanques y quedaban 170. Se podía llegar... además yo llevaba mi bidón lleno.


Y seguimos por una carretera extraordinariamente buena, parecía nueva. El camino muy lindo y agradable, la mayoría recto y algunas curvas suaves.



Vimos un camión que se había accidentado y estaba atravesado en la calzada. Las señales de aviso eran como fardos de pasto, nada de triángulos o conos.

Un poco más adelante otro retén (peaje).

Y después vimos en primera fila como casi un camioncito chico y un auto chocan de frente. Lograron esquivarse pero los dos se salieron del camino. Por suerte era plano y ambos avanzaron por la tierra un buen tramo. Fue una salvada!!
Estábamos cada vez mas cerca de Chile, al fin!
Alfonso que venía medio chato, se adelantó y lo perdimos de vista.
Volvimos a pasar por el lado del salar Coipasa, con un cerro oscuro emergiendo en medio de la blancura. Ahí entendí eso de "la isla" del salar de Uyuni. Realmente parece una isla en la mitad de un mar blanco. Después mirando el mapa, se ve que estuvimos rodeando el salar todo el camino, y que hay uno como separado pero que antes deben haber sido uno solo.

Cada vez quedaba menos para llegar a la frontera, y al menos mi moto soportó lo más bien la altura y la bencina flaite.
Lo que estaba soportando cada vez menos era mi vejiga... necesitaba baño con urgencia, y si no, en el camino no más.
Pasamos por el puente sobre el río Lauca, es bien ancho.


Más adelante otro peaje. En este tramo hay muchos más que en otros caminos.
En Huachacalla, a unos 70 Km de Pisiga hay unos muros pintados con la reivindicación boliviana por el mar.
En grandes letras mayúsculas con los colores de Evo se lee:
NUNCA RENUNCIAREMOS A NUESTRO MAR CAUTIVO. 
Chúpate esa!!


Pasamos por el medio del salar de Coipasa. Se veían lindas las motos en el entorno blanco.

Como a las 13:30 llegamos a Colchane, un poco antes había una bomba, pero no tenían baño. Recargamos los estanques y seguimos hacia la aduana.


Con las motos llenas, suficiente para llegar a Iquique, seguimos a la aduana boliviana. Qué felicidad cuando vi el letrero de lado a lado que decía Bienvenido a Chile!!





Mamón ya había hecho el trámite, y nos advirtió que revisaban el equipaje completo (wtf!!), 
Dejamos las motos estacionadas, nos comimos apurados los panes que llevábamos porque si no, había que botarlos. Fuimos a la ventanilla, llenamos un formulario, el tramite no tomó demasiado tiempo. Por suerte nos separaron de un bus que había llegado antes.
Después vino el lío del equipaje. Había que pasarlo por la banda con rayos X, lo que significaba sacar los bolsos, cargarlos, llevarlos, y devolverse a la moto a reorganizar el equipaje.
Entremedio con la Anto y la Marcella pedimos baño y nos dijeron que estaban sin agua. No podía ser!!
Terminamos todos los trámites aduaneros y la Anto se había hecho la linda con un señor de la oficina del lado chileno que si tenían agua y baño para el personal. Así que nos prestaron ese baño a las tres. Yo creo que se dieron cuenta de la urgencia.
Mamón ya había partido porque como llegamos temprano a la aduana y el trámite habia sido expedito, decidió seguir hasta Antofagasta para juntarse con el Wiro y los Vetus que se habían ido por Ollagüe.
Paparazzi con la Margarita prefirieron descansar un rato antes de seguir.
Faltaban 230 Km hasta Iquique. Seguimos los Vampis, Camarón con la Marcella y yo seguimos por la así llamada Ruta del Desierto.
Es notable la diferencia al otro lado de la cordillera, es otra la pendiente, más abrupta, es otro paisaje, son otros colores. Y es bellísimo!! Me encanta!! Los colores de los cerros y el cielo tan azul. Qué cosa más linda!! Me encantó ese camino! 



Yo no cachaba que después de la frontera se vuelve a subir hasta 4000 msnm. Hay un letrero que lo indica.
Hacía harto calor. Nos habíamos desabrigado un poco, pero igual se dejaba sentir.
Vampiro se adelantó, y ya no lo vimos.
Cuando llegamos a Huara ellos habían parado a tomarse una bebida y descansar un rato. Con Camarón preferimos seguir.


Como a las 17:30 ya estábamos viendo Iquique desde las alturas. La bajada a la famosa rada es alucinante!


Llegamos al plano, yo iba con el Maps.me que en Chile si funciona a la perfección.
Pero igual, con el sol en contra a esa hora no lo veía bien y en la primera rotonda nos dimos dos vueltas completas hasta que caché por donde salir jajajajaja.

En el trayecto al hotel, en cambios bajos, sentí como el motor cascabeleaba. Fue la única vez que se hizo sentir la bencina flaite de Bolivia.
Llegamos al hotel sin ningún problema. Era el Ibis. 
Nos registramos y nos acomodamos. Quedamos en juntarnos en la noche para ir a comer.
A las 20:30 nos juntamos y salimos a la peatonal, muy cerca del hotel. No había mucha gente. pensamos que a lo mejor la mayoría había ido a las fondas, dado que era 19 de Septiembre.
La decoración si estaba en concordancia con las fiestas patrias. Hartas banderas y guirnaldas tricolores.


Dimos con un local super choro y entretenido! En algo recordaba al Andrés Carne de Res de Bogotá.
Se llama Radicales y tiene una sucursal en Santiago. La carta es hilarante!! y es "choreable" osea está pensada para llevársela como souvenir. Genial! por supuesto que me llevé la mía.


Lo pasamos super bien, nos morimos de la risa y comimos rico. 
Y ¡estábamos en Iquique! 
Y no en Oruro! 
#la hicimos!

Por su parte Mamón siguió a Antofagasta, no lo pasó muy bien, y aquí está su relato:

El grupo de regreso se había separado, Vetu y Wiro regresaban por tierra vía Ollagüe, Calama, Antofagasta, sumado a que ambos debían estar el domingo en Santiago.
El resto por la ruta vía Paso Colchane Iquique, que debían regresar el Lunes a Santiago.
En mi caso, por no poder volver por tierra, tenía el problema de que era probable que tuviese que hacer solo la ruta Iquique Santiago, con los riesgos que implica, por lo cual mi preocupación, no era menor.
Vampi calculaba que llegaríamos a Iquique después de las 18 hrs, siendo así debía alojar arriba en Pozo al Monte y salir muy temprano para tratar de alcanzar a Wiro y Vetus.
Durante el trayecto a Colchane, pendiente de la hora, casi a 100 km de paso, vi que eran cerca de las 14 hrs. Fue asi como calculé que si llegaba a las 16 o 17 hrs a Pozo Almonte, tendría cerca de 3 horas con luz día para llegar a Antofa y asi poder juntarme con Wiro y Vetus para seguir juntos a Santiago.
Decidí descolgarme del grupo que iba a Iquique, le avisé a Vampi, primero del grupo.
Al salir de Colchane me topé con el grupo que venía llegando a la aduana, tuve el problema que, había bencina el Colchane, pero es “venta negra” de bencina boliviana, compré calculando llegar a Pozo Almonte, pero no sabía que de Colchane que está a 3600 metros, debía subir a 4300 y recién ahí comenzar a bajar.
Le reserva se encendió mucho antes de lo calculado, asi es que regulando consumo, logre llegar a Pozo Almonte, Full bencina, 23 litros, (jamás le había puesto tanta bencina a mi moto).
Me tomo un café muy cargado, con un par de medias lunas, salgo de Iquique y aprovechando la luz día, el bajo tráfico, y que a esa hora el viento en el desierto es muy bajo, llegué rápidamente a Aduana de Quillagua, pues aproveché  de viajar en rangos de velocidad de 180 km/h, pero ahí salto nuevamente el problema de combustible, pues al salir de Iquique me dijeron que 50 km después de aduana de Quillagua había combustible. No era asi, eran 150 Km, asi es que nuevamente a dosificar consumo con velocidad, calculando cuantos kilómetros llevaba recorrido, para llegar al Oasis, cruce a Calama, para rellenar. Es importante mencionar que el tramo de Iquique a Antofa, son 450 KM, y que de Norte a Sur hay 350 KM donde NO hay combustible, es peor y mas riesgoso que tramo Antofa Chañaral.
Cuando llegué a Oasis, nuevamente full estanque y me contacté con Wiro, que ya estaban en Antofa con Vetus, le pedí me esperen a comer.
Como ya había oscurecido debí viajar más lento, pero finalmente llegué  como a las 9,30 a Antofa. 
La conclusión del día fue salir a las 7 AM de Uyuni, llegar a las 21.30 a Antofa, 14 horas arriba de la moto y 1200 km recorridos. 

Por su parte, Los Vetus se sumaron al plan del Wiro, de irse por tierra con los otros chilenos, cosa que Wirito había negociado en el salar mismo, ahí, al lado de las banderas.
Aquí va el relato del Vetu:

Regresando de Uyuni

El día previo me puse de acuerdo en regresar con Wiro vía Uyuni. Para ello había comprado los Anakee Adventure, aquí los pondríamos a prueba. Hacer el trayecto Uyuni -Ollague era el desafío. Según algunos fácil, según otros, más difícil .
Nos levantamos con Tatiana y partimos con Wiro. Quedamos en juntarnos a las 9 con otros chilenos que harían el mismo camino. Llegaron con un poco de atraso, bmw 1200 ADV LC para el hijo y su esposa, moto china 350 cc sin maletas para el papá ( rotas el día previo)
Iniciamos la ruta de tierra sólida a buen ritmo, pasados unos 30 kms iba pensando qué bien! No era tan difícil!  

Seguimos dándole y el papá ( de unos cincuenta y tantos ) se quedaba y quedaba atrás. Las paradojas de la vida, uno está acostumbrado al papá con más medios y mejor moto, aquí era a la inversa, el nuevo Chile. 
Seguimos rapidito hasta llegar a la entrada de un puente, tipo 80 por hora, curva y banco de arena! 
Entre reducir la velocidad y achuntarle al puente, ese fué el desafío. En este lugar nos separamos del dúo padre - hijo.
Seguimos nosotros , los paisajes espectaculares, el camino tierra dura, lo complicado fueron los desvíos por reparación del camino. Tuvimos gravilla, tierra suelta, camiones que la mojaban ( y nos mojaron) con barro recién hecho, por ello nos tocó patinar ese tramo. Unos brasileños con Africa Twin y Yamaha MT también pasaron.
La navegación capitulo aparte, mapsme siempre nos indicaba otra ruta, lo que sumado a los desvíos, nos hizo dudar del camino correcto hasta llegar a la frontera .


La aduana boliviana si bien tiene decálogo de buenas prácticas y formas, no lo respetan , básicamente mal trato.
Llegar a Chile , tipo 14 horas, un lujo, ya había pavimento, amabilidad. Camino y paisajes espectaculares, pequeña pausa para tomar un helado y líquidos en Calama, lavar la sal de las motos, y seguir unas horas más hasta Antofagasta.
Antofagasta exquisito por la temperatura y humedad, acceso con varias pistas, el hotel Ibis bastante bueno, cerveza y sándwiches ricos, tipo 10 nos alcanzó Mamón, con lo que se alargó la conversa y las cervezas
La mañana siguiente día relajados, día precioso, cruzamos el desierto y almorzamos donde siempre en Bahía Inglesa.




Al parecer cambio de chef, los platos no eran lo que prometía la carta, incluso Mamón tuvo que devolver el suyo y pedir otra cosa. No quedaron ganas de regresar. Conversa larga hasta tipo 4, ello hizo que la llegada a La Serena fuera después del atardecer y disgregados.

Encontramos alojamiento en hostal del centro, onda budista, con estacionamiento, plantitas, es un buen dato!. Wiro con ganas de regresar pronto a Santiago se nos separó. Cena rica en restaurant italiano, avenida Del Mar, un clásico, a la segura.


El sábado desayuno alargado, partida relajada, con empanadas de Huentelauquen incluidas.
Finalmente logramos llegar a Santiago el sábado, evitando los tacos de retorno del 18, compartimos hartas experiencias, cero percance, corazón y espíritu llenitos !


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