Salieron a las 6 con el Vampi, llegaron a Hornopiren a tiempo, pero no pudieron cambiar el ticket. Asi que Balta partió a Chaitén y el Vampi se quedó esperando en Hornopiren que llegara el resto del grupo.
De aquí para adelante cambiaba la figura. El Ruizo seguía en su moto y yo seguía en mi auto. Asi que a las 8:30 partimos con la Antonieta en mi auto, el Ruizo en su camioneta y yo en mi moto a dejar la camioneta y la moto en el estacionamiento del departamento de un amigo de él, en Puerto Varas. El amigo no estaba, andaba en Santiago en un matrimonio, pero igual contestó el teléfono a esa hora para darnos las instrucciones. Así funcionan las cosas con los amigos, y sobretodo en el sur.
Volvimos a la cabaña para cargar el auto y unirnos a los demás en la Petrobras.
La junta era a las 10:30 para salir a Puerto Montt a juntarnos con Popeye y partir hacia la caleta La Arena a tomar el ferry hacia Hornopiren. Popeye ya estaba embarcando para cruzar el Canal de Chacao.
Llegamos pasado las 9:30 y todavía no llegaba nadie, asi que nos tomamos un café con algo dulce. Por protocolo COVID no se podía comer dentro del local, así que salimos con los desayunos al estacionamiento.
La Antonia se sentó en la cuneta y compartió su masita dulce con un pajarito muy sociable que se le acercó.
Como 1 hora después llegaron los Vetus y los Paparazzis para partir a Puerto Montt, justo cuando se estaba nublando y empezando a llover. Salimos más o menos juntos de Puerto Varas cuando ya llovía con ganas, al menos para el estándar santiaguino.
Para una santiaguina como yo, ver llover como llovía en Santiago cuando era chica fue toda una novedad.
Yo iba con las dos Antos en el auto, y en la salida a Puerto Montt me equivoqué y tomé el camino al norte, hacia Osorno, mientras veía como las motos se iban para otro lado. No es la primera vez que me pasa ni será la última, ya que mi sistema de orientación espacial es muy deficiente, o el GPS interno que mucha gente tiene en su cerebro, yo no lo tengo.
Con ayuda de la Antonia y waze pudimos devolvernos y tomar la ruta correcta. Una vergüenza si uno lo piensa. Como podí perderte en un país que solo tiene una autopista y que solo puedes ir al norte o al sur jajajajaja. Y como broche de oro, en el peaje a la entrada de Puerto Montt me metí a la derecha (acostumbrada como venía desde Santiago, a tirarme a la derecha en los peajes) pero ese era el desvío con peaje hacia el aeropuerto... tuve que darme la vuelta en U y meterme al peaje correcto. Seguimos las indicaciones de waze habiendo puesto Mall de Puerto Montt como destino, y llegamos a cualquier parte que no era el comienzo de la Ruta 7 precisamente, donde habíamos quedado de juntarnos. Tenía que ser abajo de Ripley en la costanera.
L@S motoristas habían parado en una Shell a ponerse trajes de agua.
No pasó mucho rato para que una puertomontina bien pesada nos correteara de donde estábamos... que eso no era estacionamiento, y que no podíamos estar ahí. Había hueco de sobra y andaba poca gente y pocos autos, pero no entramos en polémica y nos fuimos más adelante.
Ahí llegaron las otras motos, con l@s viajer@s con sus trajes impermeables. La idea era juntarnos todos y sacar la foto de la partida del viaje.
Eso ya no iba a ser, con Balta embarcado y el Vampi en Hornopirén... Camarón acelerado como siempre, siguió de largo hacia la caleta La Arena, asi que la foto fue con los que estábamos.
Y ya nos encontrábamos, en la legendaria Ruta 7 o Carretera Austral iniciando este viaje, siempre con una impronta de desafío, pero también de curiosidad y nerviosismo por lo que estábamos por vivir. Las nubes se habían disipado, y teníamos un agradable día soleado. Nunca falla: hay que ponerse el traje de lluvia para que deje de llover.
A 45 Km de Puerto Montt está la caleta La Arena, donde teníamos que abordar el primer ferry (allá les dicen barcazas) para cruzar el Estuario Reloncaví, de 9 Km de ancho aproximadamente. Los ferrys salen cada 30 minutos y se abordan por orden de llegada.
Se cruza hasta Caleta Puelche, en la ribera sur del estuario, después de poco más de media hora de navegación, para retomar la Carretera Austral.
Caleta Puelche una pequeña localidad que es parte de la Carretera Austral y es la puerta de entrada y salida terrestre de la comuna, ya que es paso obligado para quienes vienen desde o se dirigen hacia Puerto Montt o Cochamó. Según el censo de 2017, la localidad tiene 169 habitantes.
El desembarco fue tan fluido como el embarque, y muy luego ya estábamos rumbo a nuestro destino del día, Hornopirén, donde nos esperaba el Vampi.
Seguimos por un camino increíblemente lindo! Una especie de anticipo de lo que serían los paisajes en estos lugares recónditos. La vegetación tupida, helechos, nalcas, árboles más altos, y el cielo azul con nubes blancas. Una belleza.
Pocos Km. más adelante entramos a Contao. Una aldea enana, con unas pocas calles pavimentadas y otras de tierra. Los Vetus si llegaron a la playa y contaron que había harto movimiento ( pa ser Contao, po...)
Durante la década de 1960, la aldea tuvo su apogeo con la llegada de la empresa Bosques e Industrias Madereras (BIMA), que explotó el alerce de manera industrial a gran escala. La declaración en 1976 del alerce como monumento natural y la prohibición de cortarlo, terminaron con esta industria.
Nos anduvimos perdiendo en una esquina que las motos doblaron pero no las vimos por una camioneta que nos tapaba, asi que con las Antos seguimos a Hornopiren.
El camino precioso, un deleite manejar por ese lugar.
Llegamos a Hornopirén, dimos un par de vueltas y nos fuimos a la Costanera.
Hornopiren está como en un fiordo, en una entrada de mar, con una isla en el medio, lo que hace que la entrada de mar tenga forma de U, y el pueblo queda en la curva de la U. Hacia el este esta el océano Pacífico encajonado entre el continente y la Isla Grande de Chiloé. Está a la altura de Chubut en Argentina.
Nublado y todo, el paisaje era alucinante. El pueblo es más bien chico, de 3600 habitantes, cuyas actividades comerciales mas importantes son el turismo, los servicios, y el cultivo de especies marinas.
Nos reunimos en ese punto, y con el grupo A decidimos ir a almorzar. Los demás prefirieron ir a sus cabañas y después ver donde almorzar. Se encontraron con la sorpresa que el alojamiento no ofrecía toallas... por el COVID. Que el Minsal habia dado esa instrucción. En más de algún lugar salieron con eso mismo, pero si uno pagaba, podían entregártelas. Raro, muy raro.
El Vampi había recorrido el pueblo y había visto que no había muchos restoranes, pero que en la Feria Costumbrista podíamos encontrar un buen número de cocinerías que atendían esa hora.
La tal feria era una explanada con piso de tierra, con una especie de galpón al fondo, y a cada lado muchos locales uno al lado del otro, con mesas afuera. Todo muy precario, manteles plásticos, sillas de todas clases, bancas, en fin, todo servía para sentarse a comer algo. Estaba lleno y nos costó encontrar un sitio para almorzar. Algunos locales ya no tenían comida, y otros no tenían sillas.
Finalmente comimos salmón frito con arroz y ensalada. La ensalada eran dos rebanadas de tomate y cuatro de pepino. Por allá el temas de las hortalizas es complicado, ya que no las cultivan y la conectividad y el transporte es ahí no más... y caro.. Nos se si estaría bueno, pero a esa hora si me pareció rico y nos quitó el hambre. Y tenían cerveza Cristal.👏👏👏
En este paseo casi no hay fotos grupales en que estemos tod@s. Por angas o por mangas, muchas veces faltó algun@.
Las de abajo son dos fotos, una la saqué yo y sale la Anto. La otra la sacó ella y salgo yo.
Estaba lloviznando intensamente. No se de dónde el Vetu sacó un paraguas. Jajajajaja en moto con paraguas!! Claramente le sirvió en ese momento.
Después de la foto, nos fuimos al alojamiento reservado por el Vampi, una especie de cabaña muy sureña, con hortensias en el jardín, una cocina muy acogedora, con cocinas a leña, muy buenas camas, y baños estupendos.
Como soy friolenta, llevé mi scaldasono con un alargador para asegurarme de no pasar frío en las noches. Y fue lo mejor! Al menos para mi, las noches, en general, todo el viaje estuvieron heladas. El Vetu con paraguas y yo con scaldasono... rud@s motoristas de tomo y lomo!
Después que nos acomodamos fuimos a echar bencina. Siempre es mejor llenar el estanque para no pasar sustos.
Más tarde salimos a caminar con la idea de tomarnos un café. No fue tan fácil... llegamos al embarcadero donde teníamos que tomar el ferry al otro dia. Ya había una cola grande de autos, y de motos de gente que estaba en una especie de lista de espera, y esperaban conseguir un cupo al otro dia. Para eso, pasaban la noche ahi.
En el muelle había dos locales que se veían de lo más bien. Nos sentamos en una terraza, con una vista preciosa. Estábamos ahí disfrutando del paisaje, viendo fotos, viendo el whatsapp donde el Balta contaba que había llegado bien que había ido a recorrer, y mandó una foto de una carne a lo pobre y un piscosour.
Salió el tema del ferry, y Ruizo, por tontear dice que va a revisar su ticket, por si se equivocó como el Balta que ya se había ganado varios comentarios que daban para meme. Ruizo quedó estupefacto... no lo podía creer! Se había equivocado de mes y de año! Su ticket era para el 17 de diciembre de 2021 jajajajajaja Nadie puede!!
No le quedaba otra que intervenir el PDF y cruzar los dedos para que no lo pillaran jajajajaja. Lo único a favor es que meter una moto en un hueco es mas fácil que meter un auto.
Al final, nunca nos atendieron, asi que nos fuimos al otro, donde vendían souvenirs, café de máquina y algún kuchen puede haber sido. Pero la vista que teníamos en la terraza, valió la pena! aunque no tomáramos el café. Había una comunidad de cisnes de cuello negro, muy apacibles. Los días siguientes los vimos en varios sitios distintos
Nos tomamos el café de máquina, y volvimos a las cabañas. En el camino pasamos por una casa que tenia una piscina desarmable con filtro y todo, y reposeras en el patio! Osea la gente por allá vive el verano!
Llegamos a la cabaña, la Antonia se había dormido. Nos quedamos un rato viendo tele y compartiendo fotos. Nos enteramos de los efectos del tsunami producto de la erupción del volcán Tonga, no fue poca cosa.
Ya estábamos de lleno en la Carretera Austral. Algunos consideran que Hornopirén es la entrada norte a la Ruta 7.
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