domingo, 30 de enero de 2022

Cualtaco en la Carretera Austral 2022 Dia 3: De Puerto Montt a Hornopiren

Para resolver el problema del Balta con su ticket, se decidió que se fuera muy temprano a Puerto Montt a tomar el Ferry y rajar a Hornopiren para llegar a las 10:30. Tenía que ver si se lo podían cambiar para el día siguiente, y si no tomarlo no más, llegar a Chaitén y esperarnos allá. 
Iba a estar solo un día en Chaitén y tendría que buscarse la vida.

Salieron a las 6 con el Vampi, llegaron a Hornopiren a tiempo, pero no pudieron cambiar el ticket. Asi que Balta partió a Chaitén y el Vampi se quedó esperando en Hornopiren que llegara el resto del grupo. 

De aquí para adelante cambiaba la figura. El Ruizo seguía en su moto y yo seguía en mi auto. Asi que a las 8:30 partimos con la Antonieta en mi auto, el  Ruizo en su camioneta y yo en mi moto  a dejar la camioneta y la moto en el estacionamiento del departamento de un amigo de él, en Puerto Varas. El amigo no estaba, andaba en  Santiago en un matrimonio, pero igual contestó el teléfono a esa hora para darnos las instrucciones. Así funcionan las cosas con los amigos, y sobretodo en el sur.


Volvimos a la cabaña para cargar el auto y unirnos a los demás en la Petrobras.

La junta era a las 10:30 para salir a Puerto Montt a juntarnos con Popeye y partir hacia la caleta La Arena a tomar el ferry hacia Hornopiren. Popeye ya estaba embarcando para cruzar el Canal de Chacao.

Llegamos pasado las 9:30 y todavía no llegaba nadie, asi que nos tomamos un café con algo dulce. Por protocolo COVID  no se podía comer dentro del local, así que salimos con los desayunos al estacionamiento.


La Antonia se sentó en la cuneta y compartió su masita dulce con un pajarito muy sociable que se le acercó.

Como 1 hora después llegaron los Vetus y los Paparazzis para partir a Puerto Montt, justo cuando se estaba nublando y empezando a llover. Salimos más o menos juntos de Puerto Varas cuando ya llovía con ganas, al menos para el estándar santiaguino.



 Para una santiaguina como yo, ver llover como llovía  en Santiago cuando era chica fue toda una novedad.

Yo iba con las dos Antos en el auto, y en la salida a Puerto Montt me equivoqué y tomé el camino al norte, hacia Osorno, mientras veía como las motos se iban para otro lado. No es la primera vez que me pasa ni será la última, ya que mi sistema de orientación espacial es muy deficiente, o el GPS interno que mucha gente tiene en su cerebro, yo no lo tengo.

Con ayuda de la Antonia y waze pudimos devolvernos y tomar la ruta correcta. Una vergüenza  si uno lo piensa. Como podí perderte en un país que solo tiene una autopista y que solo puedes ir al norte o al sur jajajajaja. Y como broche de oro, en el peaje a la entrada de Puerto Montt me metí a la derecha (acostumbrada como venía desde Santiago, a tirarme a la derecha en los peajes) pero ese era el desvío con peaje hacia el aeropuerto... tuve que darme la vuelta en U y meterme al peaje correcto. Seguimos las indicaciones de waze habiendo puesto Mall de Puerto Montt como destino, y llegamos a cualquier parte que no era el comienzo de la Ruta 7 precisamente, donde habíamos quedado de juntarnos. Tenía que ser abajo de Ripley en la costanera.

L@S motoristas habían parado en una Shell a ponerse trajes de agua.

Nos dimos otro montón  de vueltas hasta que llegamos al punto de encuentro y nos estacionamos en una parada de micros. Camarón y la Sonia ya estaban enfundados en sus trajes para la lluvia y cruzaron a encontrarnos. Popeye había llegado y  fue a juntarse con nosotr@s. 
Nos contó que por circunstancias de última  hora, la Cecilia había tenido que bajarse del viaje, una pena. Osea, en vez de 14, éramos 13... mal por l@s supersticios@as.



No pasó mucho rato para que una puertomontina bien pesada nos correteara de donde estábamos... que eso no era estacionamiento,  y que  no podíamos estar ahí. Había hueco de sobra y andaba poca gente y pocos autos, pero no entramos en polémica y nos fuimos más adelante. 

Ahí llegaron las otras motos, con l@s viajer@s con sus trajes impermeables. La idea era juntarnos todos y sacar la foto de la partida del viaje.







Eso ya no iba a ser, con Balta embarcado y el Vampi en Hornopirén... Camarón acelerado como siempre, siguió de largo hacia la caleta La Arena, asi que la foto fue con los que estábamos.

Y ya nos encontrábamos, en la legendaria Ruta 7 o Carretera Austral iniciando este viaje, siempre con una impronta de desafío, pero también de curiosidad y nerviosismo por lo que estábamos por vivir. Las nubes se habían disipado, y teníamos un agradable día soleado. Nunca falla: hay que ponerse el traje de lluvia para que deje de llover.

A 45 Km de Puerto Montt está la caleta La Arena, donde teníamos que abordar el primer ferry (allá les dicen barcazas) para cruzar el Estuario Reloncaví, de 9 Km de ancho aproximadamente. Los ferrys salen cada 30 minutos y se abordan por orden de llegada.






 


Llegamos allá, todo muy organizado y expedito, esperamos un tiempo que se hizo corto, nos cobraron y embarcamos. El día estaba precioso pero fresco. La embarcación contaba con tres cubiertas desde las que teníamos vistas espléndidas.








Yo ya estaba super entusiasmada y super feliz. 
Nos repartimos por distiintos rincones del buque, yo me fui harto rato con el Vetu y Camarón. Durante la travesía la Vety contó de una amiga que tenía una casa en Contao, un pueblito costero que queda en el camino a Hornopirén, que le había costado muy barata, que era un lugar maravilloso, y que había tratado de entusiasmarla para que ella también comprara allá mismo. Así que acordamos pasar a Contao a conocerlo y salir de la duda. 

Se cruza hasta Caleta Puelche, en la ribera sur del estuario, después  de poco más de media hora de navegación, para retomar la Carretera Austral.

Caleta Puelche una pequeña localidad que es parte de la Carretera Austral y es la puerta de entrada y salida terrestre de la comuna, ya que es paso obligado para quienes vienen desde o se dirigen hacia Puerto Montt o Cochamó. Según el censo de 2017, la localidad tiene 169 habitantes.

El desembarco fue tan fluido como el embarque, y muy luego ya estábamos rumbo a nuestro destino del día, Hornopirén, donde nos esperaba el Vampi. 


Seguimos por un camino increíblemente lindo! Una especie de anticipo de lo que serían los paisajes en estos lugares recónditos. La vegetación  tupida, helechos, nalcas, árboles más altos, y el cielo azul con nubes blancas. Una belleza.

Pocos Km. más adelante entramos a Contao. Una aldea enana, con unas pocas calles pavimentadas y otras de tierra. Los Vetus si llegaron a la playa y contaron que había harto movimiento ( pa ser Contao, po...)

Durante la década de 1960, la aldea tuvo su apogeo con la llegada de la empresa Bosques e Industrias Madereras (BIMA), que explotó el alerce de manera industrial a gran escala. La declaración en 1976 del alerce como monumento natural y la prohibición de cortarlo, terminaron con esta industria.




Nos anduvimos perdiendo en una esquina que las motos doblaron pero no las vimos por una camioneta que nos tapaba, asi que con las Antos seguimos a Hornopiren.

El camino precioso, un deleite manejar por ese lugar. 

Llegamos a Hornopirén, dimos un par de vueltas y nos fuimos a la Costanera.

Hornopiren está  como en un fiordo, en una entrada de mar, con una isla en el medio, lo que hace que la entrada de mar tenga forma de U, y el pueblo queda en la curva de la U. Hacia el este esta el océano Pacífico encajonado entre el continente y la Isla Grande de Chiloé. Está a la altura de Chubut en Argentina.



Estacionamos en la costanera, con una vista que quita el aliento... qué cosa más linda!! y al poco rato llegó el Vampi, padre ejemplar que había acompañado ala Balta para ayudarlo a arreglar el entuerto del ticket. 


Nublado y todo, el paisaje era alucinante. El pueblo es más bien chico, de 3600 habitantes, cuyas actividades comerciales mas importantes son el turismo, los servicios, y el cultivo de especies marinas.








Nos reunimos en ese punto, y con el grupo A decidimos ir a almorzar. Los demás prefirieron ir a sus cabañas y después  ver donde almorzar. Se encontraron con la sorpresa que el alojamiento no ofrecía  toallas... por el COVID. Que el Minsal habia dado esa instrucción. En más  de algún lugar salieron con eso mismo, pero si uno pagaba, podían entregártelas. Raro, muy raro. 



El Vampi había recorrido el pueblo y había visto que no había muchos restoranes, pero que en la Feria Costumbrista podíamos encontrar un buen número de cocinerías que atendían  esa hora.


La tal feria era una explanada con piso de tierra, con una especie de galpón al fondo, y a cada lado muchos locales uno al lado del otro, con mesas afuera. Todo muy precario, manteles plásticos, sillas de todas clases, bancas, en fin, todo servía para sentarse a comer algo. Estaba lleno y nos costó encontrar un sitio para almorzar. Algunos locales ya no tenían comida, y otros no tenían sillas.



Obviamente que todos los locales con el mismo menú. Ruizo con la Antonia descubrieron un local que vendía empanadas, de loco si mal no recuerdo, que estaban deliciosas! Cuando quise comprar una, ya no quedaban... Ruizo le dijo a la dueña del local que las estaba vendiendo muy baratas. Según él no obtenía  ganancia con la venta, que al final es el objetivo principal de cualquier actividad comercial. Y él siendo ingeniero lo sabe mejor que nadie!

Finalmente comimos salmón frito con arroz y ensalada. La ensalada eran dos rebanadas de tomate y cuatro de pepino. Por allá el temas de las hortalizas  es complicado, ya que no las cultivan y la conectividad y el transporte es ahí  no más... y caro.. Nos se si estaría bueno, pero a esa hora si me pareció rico y nos quitó el hambre. Y tenían cerveza Cristal.👏👏👏


Al rato llegaron los demás y parece que pudieron conseguir algo de comer. Cuando terminamos, nos fuimos al letrero de Hornopiren a sacar una  foto grupal.

En este paseo casi no hay fotos grupales en que estemos tod@s. Por angas o por mangas, muchas veces faltó algun@. 

Las de abajo son dos fotos, una la saqué yo y sale la Anto. La otra la sacó ella y salgo yo.

Estaba lloviznando intensamente. No se de dónde el Vetu sacó un paraguas. Jajajajaja en moto con paraguas!! Claramente le sirvió en ese momento.



Después de la foto, nos fuimos al alojamiento reservado por el Vampi, una especie de cabaña muy sureña, con hortensias en el jardín, una cocina muy acogedora, con cocinas a leña, muy buenas camas, y baños estupendos. 


Como soy friolenta, llevé mi scaldasono con un alargador para asegurarme de no pasar frío en las noches. Y fue lo mejor! Al menos para mi, las noches, en general, todo el viaje estuvieron heladas. El Vetu con paraguas y yo con scaldasono... rud@s motoristas de tomo y lomo!

Después que nos acomodamos fuimos a echar bencina. Siempre es mejor llenar el estanque para no pasar sustos.

Más tarde salimos a caminar con la idea de tomarnos un café. No fue tan fácil... llegamos al embarcadero donde teníamos que tomar el ferry al otro dia. Ya había una cola grande de autos, y de motos de gente que estaba en una especie de lista de espera, y esperaban conseguir un cupo al otro dia. Para eso, pasaban la noche ahi.

En el muelle había dos locales que se veían de lo más bien. Nos sentamos en una terraza, con una vista preciosa. Estábamos ahí disfrutando del paisaje, viendo fotos, viendo el whatsapp donde el Balta contaba que había llegado bien que había ido a recorrer, y mandó una foto de una carne  a lo pobre y un piscosour.


Salió el tema del ferry, y Ruizo, por tontear dice que va a revisar su ticket, por si se equivocó como el Balta que ya se había ganado varios comentarios que daban para meme. Ruizo quedó estupefacto... no lo podía creer! Se había equivocado de mes y de año! Su ticket era para el 17 de diciembre de 2021 jajajajajaja Nadie puede!!

No le quedaba otra que intervenir el PDF y cruzar los dedos para que no lo pillaran jajajajaja. Lo único a favor es que meter una moto en un hueco es mas fácil  que meter un auto.

Al final,  nunca nos atendieron, asi que nos fuimos al otro, donde vendían souvenirs, café de máquina y algún kuchen puede haber sido. Pero la vista que teníamos en la terraza, valió la pena! aunque no tomáramos el café. Había una comunidad de cisnes de cuello negro, muy apacibles. Los días siguientes los vimos en varios sitios distintos








 Nos tomamos el café de máquina, y volvimos a las cabañas. En el camino pasamos por una casa que tenia una piscina desarmable con filtro y todo, y reposeras en el patio! Osea la gente por allá vive el verano! 


Llegamos a la cabaña, la Antonia se había dormido. Nos quedamos un rato viendo tele y compartiendo fotos. Nos enteramos de los efectos del tsunami producto de la erupción del volcán Tonga, no fue poca cosa. 

Ya estábamos de lleno en la Carretera Austral. Algunos consideran que Hornopirén es la entrada norte a la Ruta 7.



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