sábado, 8 de octubre de 2022

Cualtaco en la Carretera Austral 2022 Dia 6 Puerto Cisnes a Villa Cerro Castillo

 Nos levantamos a las 7:15, la Antonieta y yo ya estábamos duchadas, así que la cosa anduvo rápido. A las 8:30 ya estábamos abajo para desayunar, todos en una mesa, no en modo COVID. Los Vetus ya habían bajado y estaban más adelantados en el trámite del desayuno. Había unos panes bien especiales como sopaipillas gordas y un poco más esponjosas que estaban deliciosos. Eso más lo de rigor, mantequilla,  jamón, queso, huevos revueltos si los pedías, mermeladas, jugo.

Me gusta esa primera hora en que te juntas con el grupo, comentas anécdotas, repasas la planificación de la jornada, y te preparas para un nuevo día de aventuras. Cargamos las motos y el auto y nos fuimos a la Copec a cargar bencina.




Pasamos por el hospital, bien particular la construcción. A primera vista parece una iglesia o una estación de bomberos. Es un hospital de baja complejidad, su directora es una matrona, y logró la acreditación por 3 años en 2019, lo que fue motivo de orgullo para todo el personal que ahí trabaja. 


Nos reunimos con los demás viajeros, que habían tenido algunos problemas en la noche. Partiendo con Popeye, y su pocilga Las Pilchas, porque no pasó una buena noche. Y la Margarita mucho peor porque se le metió un gato a su pieza! cuek! y ella aborrece a los mininos.




El día estaba despejado, un poco fresco a esa hora. En las Copec de por allá tienen el mapa gigante de la zona, lo cual ayuda harto a ubicarse día a día, en una geografía tan ajena y desconocida.

Teníamos 300 km para llegar a Villa Cerro Castillo. Para el Vampi, este era un día especial, porque en este tramo estaba la bajada de la Cuesta del Diablo, y uno de sus objetivos del viaje era sacarse la foto en el mirador desde donde se ve el trazado en todo su esplendor.

Lo bueno, era que el camino todavía era pavimentado. Como el camino era muy bueno y el día estaba espectacular, las copilotos abandonaron la comodidad y el encierro de los autos y se montaron en las dos ruedas para disfrutar del paisaje en todo su grandiosidad.

Poco después de las 9:30 partimos rumbo a Coyhaique, donde teníamos pensado parar a almorzar. El camino, es simplemente alucinante. Hay una parte que la Ruta 7 bordea el lago Las Torres, que es de los paisajes más lindos que me ha tocado ver, más aún en un día despejado y luminoso como el que teníamos.




 Como a la hora de camino hicimos la primera parada en un mirador, grande y bien turístico, en la parte más alta de una cuesta, justo en una curva con unas vistas espectaculares. A esa hora ya hacía calor, como para poner el aire acondicionado en el auto. Según el GPS de las fotos eso es Lago Verde.

Coincidimos con un bus con lo que parecían turistas de esos viajes de adulto mayor (que, por cierto son re buenos y a precios más que convenientes). La mayoría eran mujeres (como suele pasar en estos viajes) que se revolucionaron al ver llegar el grupo de motos con los guapetones (al menos dos jajajaja) en sus trajes de moto que los hacen ver como caballeros andantes con armaduras. 



Y como con la edad se pasan las vergüenzas y se atenúan las inhibiciones, las viejas se abalanzaron sobre los motoristas, especialmente el Ruizo y el Balta para sacarse fotos con las motos y con ellos. Yo creo que fue un punto alto en su día!


El lugar evidentemente ameritaba una foto del grupo. Había que aprovechar que estábamos tod@s!

Después de la sesión de fotos con las turistas y entre nosotros, retomamos viaje a Coyhaique, avanzando por el asfalto en medio de un verdadero paraíso en la tierra.  No se si será la época, pero a ambos lados del camino habían flores de variados colores, dando la sensación de ir atravesando un jardín, más que un camino.
Volvimos a parar, en un mirador más chico, pero con un paisaje impresionante. El lago Las Torres, que es un espejo de agua, perfecto, donde se reflejan los cerros y el cielo azul con total nitidez.




La Antonia que para los fines prácticos era la conocedora de la zona, quiso hacer una reserva en un dato que ella tenía, un restorán ondero de la ciudad. Porque por allá también hay lugares lugares muy buenos y con alto grado de sofisticación, considerando que están en el fin del mundo!

Pero al contactarse con alguien, supimos que Coyhaique estaba sin agua y no sabían a que hora se reponía el servicio, por lo que los restoranes estaban cerrados. Revisando las publicaciones en internet descubrí que el problema había sido una falla eléctrica  en los equipos de suministro de Aguas Patagonia, con lo cual los estanques de almacenamiento estaban con el nivel muy bajo.

En vista de eso seguimos a Puerto Aysén a buscar donde almorzar.




Como a la 1 ya estábamos entrando en la ciudad.


Al llegar nos estacionamos en la plaza. Yo venía con un foco malo. Camarón trató de arreglarlo ahí mismo, pero no se pudo porque había que sacarlo entero, asi que seguí tuerta el resto del viaje.




Mientras veíamos qué hacer y dónde ir, aprovechamos de ir al baño. Cerca de la plaza hay baños públicos, re buenos. Los Vetus buscando un restorán, se encontraron con el Casino de los bomberos, que podían recibirnos a los 13 a las 13.


La Vety mandó el menú por whatsapp, pero decidimos ir a otro lugar que nos recomendaron, y le apuntamos medio a medio!! Para allá partimos. Como no sabíamos si había estacionamiento, dejamos la camioneta en la plaza, y Popeye se fue conmigo. El Mesón de la tía Patiko. Buenísimo!! Mejor que muchos restoranes de Santiago!



Hicimos un poco de cola por el aforo, la cuestión de registrar los datos por la trazabilidad, mostrar el Pase de Movilidad, y después entramos, y nos repartimos en dos mesas. El equipo A en una y en la otra los demás (no se me ocurre como denominarlos, sin tener que nombrarlos un@ por un@)


Lejos, pero lejos, la mejor comida de todo el viaje, y de las últimas en Santiago. Comida gourmet, pero no pretenciosa, muy bien preparada. Por supuesto que no había cervezas normales, pero las que pedimos no estaban nada de malas... a todo se acostumbra una.



La patrulla juvenil partió antes a Coyhaique a lubricar la cadena de la Scrambler del Ruizo. Los demás nos quedamos comiendo postre y conversando con la Patiko, que como toda chef que se precie de tal, se dio una vuelta por las mesas, preguntando si estaba todo bien. Ella muy simpática y dedicada a su trabajo.

Salimos medio tarde para seguir viaje. Y para variar, bien dispersos. Yo tenía que llevar al Popeye a su camioneta y me anduve  perdiendo del resto. Pero a la salida de Aysén divisé las motos. Sin embargo, después seguí sola porque el camino era bien sinuoso y muy difícil de adelantar. El camino precioso!! un deleite. Al rato pillé al Vetu y a los demás que habían parado en la cascada La Virgen.




Yo ya había estado ahí, cuando hice el viaje a la Laguna San Rafael, que incluía un tour por el día a Coyhaique y Puerto Aysén, asi que no paré. Perdí al Vetu pero llegó Camarón y seguimos juntos hasta Coyhaique. Con algunas dudas de por donde entrar, ya que algo se había hablado de un bypass para no entrar a la ciudad, y juntarnos en la Petrobras a la salida.En el camino hay un cobertizo como los del camino a Portillo.

Mientras andábamos perdidos la Sonia tuvo una urgencia impostergable de baño. Entre que hice parar a Camarón y plantearle mi duda, y encontrar un baño, paramos en un cuartel militar, y la dejaron pasar!! Ella tuvo la capacidad de convencer al milico a cargo de que le prestara baño jajajajaja solo ella! Al irse les agradeció y les dijo que habían salvado una vida.

Finalmente los que ya habían llegado a la Petrobras nos mandaron la ubicación y dimos con la bomba, echamos bencina, nos reagrupamos y seguimos hacia Villa Cerro Castillo.


Por suerte seguimos juntos, por lo menos al principio. Hacía mucho calor, el camino maravilloso. Seguimos juntos con Camarón y Popeye.

Y llegamos al mirador de la Cuesta del Diablo, donde Vampiro quería sacarse la foto para su perfil de la pega. Era realmente espectacular, me costaba creer que estábamos donde estábamos! A 1800 Km de Santiago, en lugares imposibles de imaginar aunque hayas visto fotos. La experiencia de estar ahí, es difícil de explicar, pero es como de algo parecido a la plenitud.




El Cerro Castillo

La foto que quería el Vampi:✅


Bajamos por la cuesta de curvas amplias y paisaje emocionante. A lo lejos se empezó a divisar la silueta del Cerro Castillo recortada contra el cielo.








Luego llegamos a la villa a los pies del cerro, nos dimos un par de vueltas hasta que dimos con las cabañas. Aquí estábamos todos juntos. Yo creo que casi copamos la capacidad de hospedaje del pueblo.






Nos acomodamos y fuimos a comer a un par de cuadras a un local que tenían restorán y hospedaje. Los Paparazzis y Camarón con la Sonia no fueron. Camarón fue a darse una vuelta, miró y se fue.

Yo me pedí un hotdog, una cerveza (normal) y una agua. Mención especial merece el agua de toda esta región. Es muy rica, con gusto a agua pura, como de vertiente.

Los sandwiches eran enormes, igual que las ensaladas que pidieron los Vetus. No era ninguna maravilla, pero muy bien atendido.

   

Al día siguiente empezaban las festividades por la domadura de caballos. Siempre se inventa algo para festejar. Y seguramente llegaría mucha gente al pueblo.

Nos enteramos que al día siguiente, había tronaduras en Rio Tranquilo, con corte del camino a las 13:30, por lo que decidimos salir a las 8 en punto, llegar a Puerto Rio Tranquilo antes de eso, y hacer las Catedrales de Mármol en la tarde.


Los niños se fueron a la plaza a "tomar algo". En Villa Cerro Castillo... (ni siquiera se si hay una plaza!) es que el carrete si no está, se inventa.

Con la Anto nos duchamos en la noche para apurar la levantada al otro día. Balta y Ruizo iban a salir a las 7 para llegar temprano y hacer las catedrales en kayak.

Y terminó un día más, lleno de paisajes bellos, emociones, risas, y camaradería en este viaje increíble.










No hay comentarios:

Publicar un comentario