Dormí muy muy bien! Calientita, en oscuridad y silencio total.
Habíamos organizado la levantada a partir de las 7, usando la cocina, contigua al baño como vestidor, para agilizar la operación. El orden fue: Pinpon, Antonia, Antonieta, Vampiro, Balta y Ruizo. Resultó súper eficiente!
A las 8:30 ya habíamos cargado auto y motos y estábamos partiendo a la Copec a tomar desayuno.
Había una neblina muy densa, que había mojado las motos, con poca visibilidad, y apenas 4º de temperatura.
Llegamos a la Copec, única bomba de bencina del pueblo. De ahí hacia el sur la bencina estaba a más de luca por litro, y con alguna frecuencia solo tenían de un octanaje.
En esa latitud, ya no está la Isla Grande de Chiloé hacia el oeste, que se termina a la altura de la Villa Santa Lucía. La Junta se encuentra a la altura de las Islas Guaitecas. Este viaje me ha servido para aprender un montón de geografía de la zona, que para mi era una especie de nebulosa. Solo ubicaba mas o menos bien Puerto Montt, Chiloé y Punta Arenas. Y nada de lo que había en el medio...
Bueno, seguimos por camino pavimentado unos cuantos Km. por un camino precioso. Un poco angosto eso sí, y con zonas de curvas bordeando el Lago Risopatrón, con unas vistas espectaculares, bellísimas.
En el tramo de tierra Popeye se puso detrás de mí por la "pista" izquierda, para frenar los adelantamientos demenciales y no comerse el tierra que yo iba dejando. Eso, a mi me daba mucha tranquilidad.
Llegamos a la entrada a Puyuhuapi, pueblo muy turístico, conocido por sus termas, a las que hay que llegar en barcaza. Hay otras más piola, pero las más conocidas son las más pitucas.
Paramos a sacar unas fotos en el letrero, diseñado específicamente para esos fines, con el día soleado y un paisaje espectacular.
Después de las fotos seguimos camino con tramos de tierra y de pavimento. Entramos al desvío al Parque Nacional Queulat para ver el ventisquero que da origen al nombre del parque.
Queulat viene de Queolat que significa sonido de cascadas, en la lengua de los Chonos, pueblo canoero y nómade que recorría las islas del archipiélago cazando lobos marinos, pescando y recolectando mariscos y algas. (era como una dieta cetogénica... o no?)
La entrada al parque es por un camino horrible, casi intransitable (al menos para mi que circulo más que nada por la Costanera Norte y la Kennedy), angosto, con desniveles, piedras asomadas, grietas.
Llegamos al estacionamiento, donde se pagan las entradas. Los adultos mayores (varios del grupo) entramos gratis.
Camarón estacionó su moto pero siguió con la Margarita, la Vety y la Antonieta en el pick up de la camioneta que siguió hasta el otro estacionamiento, 1,5 Km más arriba. Iban de lo más cómod@s en animada conversación, tanto que no querían bajarse cuando Popeye se estacionó.
La patrulla juvenil había llegado bastante antes y ya estaban listos para hacer su trekking al mirador del ventisquero.
Teníamos dos opciones, una caminata corta, de unos 500 m hasta el muelle en la laguna Queulat, donde se toma un bote zodiac que se acerca hasta el borde del acantilado en cuya cima cuelga el famoso glaciar, o un trekking más largo, 3.3000 mt., más de dos horas entre ir y volver, para llegar al mirador, a mitad de altura desde donde se aprecia la laguna y el glaciar. Los más deportistas, léase el equipo A menos yo, se cambiaron de ropa para hacer la vuelta larga.
El resto empezamos a caminar para llegar al muelle a tomar el Zodiac. El camino no era muy complicado y no se hizo tan largo, especialmente por la belleza del lugar. Primero se atraviesa un puente colgante sobre el río por donde desagua la laguna es impresionantemente lindo! Advierten a la entrada que solo pueden cruzar 4 personas a la vez, como los ascensores.
Después, caminamos por el sendero en medio de la vegetación y el bosque nativo, "templos repletos de las variadas creaciones del dios de la naturaleza", frase que se le atribuye a Charles Darwin, en su recorrido por estos parajes. Como dice la frase "si non è vero, è ben trovato"
Llegamos al embarcadero de los botes que recorren la laguna del deshielo del glaciar. Un espacio muy reducido, atestado de turistas, casi sin sombra, con una caseta donde se compran las entradas, 10 lucas por persona.
Creo que tenían dos o tres botes que daban la vuelta a la laguna, con capacidad para 8 personas, y que demoran unos 45 minutos cada vuelta. Nos tocó en el grupo 9 y teníamos que esperar como una hora... a esperar no más y acomodarnos lo mejor posible. Luego llegaron los Vetus con los Paparazzis y compraron sus entradas. Entre los que esperábamos había unos cuantos turistas europeos, franceses parece, una pareja con 2 guaguas (mellizos), gente joven, y familias completas.
Finalmente nos tocó el turno, pero para mala pata, como los Paparazzis y los Vetus habían comprado el ticket un rato después que nosotros, les tocó el grupo 10, lo que suponía por lo menos, otros 45 minutos, si no más, de espera. En ese escenario, los Paparazzis decidieron esperar al siguiente turno, y los Vetus prefirieron devolver las entradas, les devolvieron la plata e hicieron el camino de vuelta al estacionamiento.
El paseo en el bote vale cada peso que cobran y cada minuto de espera! Es extraordinario! El piloto del Zodiac nos contaba la historia del glaciar. Tiene una superficie de 25.000 hectáreas. Lo que nosotros vemos, es una lengua del glaciar, que se asoma y cuelga entre los cerros, dando origen a dos cascadas gigantes con el derretimiento de los hielos. En la última glaciación, hace 15.000 años aproximadamente , toda la zona de la laguna era una gran extensión de hielo. Con el tiempo, se fue derritiendo y se fue formando la laguna, por el derretimiento progresivo del glaciar. A medida que este fenómeno progresa, la laguna va aumentando el nivel. Actualmente tiene una profundidad maxima de 103 mt.
La sensación de estar en medio de una laguna formada a lo largo de miles de años, por el derretimiento del glaciar es indescriptible. Es lo que se experimenta en esos momentos en que tomas conciencia de la pequeñez, de lo ínfima que es tu propia existencia en el planeta, mezclado con una gratificación enorme de poder estar en ese lugar.
Terminado el paseo, nos devolvimos con Popeye y la Sonia al estacionamiento, todavía con la emoción de la experiencia vivida.
Hacía harto calor y los tábanos molestaban mucho. Camarón, que obviamente se había quedado en el estacionamiento, ya tenía ganas de irse y seguir camino. Los cabros ya habían vuelto del trekking largo y también estaban ansiosos por seguir. Se pusieron la ropa de moto que estaba en mi auto y partieron. Con Camarón y la Sonia caminamos hasta mi auto, acechad@s por los tábanos. Ahí nos quedamos, la Sonia y yo, tomando agua y comiendo galletas, esperando a que volvieran los Vampis con la Antonia, y a los Paparazzis que estaban dando la vuelta en bote. Después supimos que los Vetus se habían seguido camino solos. Camarón a su vez, se fue solo a hacer la cuesta más difícil del viaje. Creo que las Antos y la Margarita siguieron con Popeye.
Cuando ya estuvimos tod@s, seguimos viaje por un camino muy muy lindo bordeando un brazo del río Queulat.
Después de algunos Km.ya en el camino de tierra, nos detuvimos en el primero de muchos bandereros por arreglos en la ruta. El camino, horriblemente malo! ripio suelto, peñascos, hoyos, polvareda, peor que neblina, no deja ver casi nada. Las curvas cerradas, simplemente infernal. La única manera de hacerlas es bien pegada a la parte de afuera de la curva. Los ciclistas perseveran, aunque avanzan literalmente 1 por hora o menos!
Lo bueno de los bandereros es que ordenan el tráfico y no hay enajenados como los del día anterior, adelantando al límite.
Nos fuimos toda la cuesta en caravana, detrás de un bus y un camión cisterna de la Copec, que se notaba que se sabían el camino de memoria, asi que yo intentaba seguirlos de cerca... sabian donde acelerar y donde ir más lento. Y Popeye atrás con las copilotos. La sufrí pensando en lo que debe haber sido manejar las motos por ahí.Estuvimos sin red casi todo el día, hasta que llegamos a Puerto Cisnes. No sabíamos nada del Camarón ni de los Vetus
Bajamos de la cuesta Queulat como a las 17:30. Ya no quedaba nada para llegar a Puerto Cisnes, claro que con los caminos de tierra es imposible calcular el tiempo.
Cuando llegamos, pasadas las 18 hr. los Vetus estaban cambiados de ropa en un restoran a punto de almorzar y habían mandado un mensaje al whatsapp
Los cabros ya habían llegado y habían almorzado, Vampiro no lograba ubicarlos, no contestaban el whatsapp, y tenían la llave de la pieza en el hostal. Eso lo enojó su resto y se llevaron su buen reto. Al final respondieron, y fueron al hostal a encontrarnos. Nos fuimos a "almorzar", sin cambiarnos, y el Balta con el Ruizo descargaron el auto.
Camarón, que se había ido solo. y no usa navegadores, y con suerte sabe a dónde vamos cada día, se pasó del cruce a Puerto Cisnes y creo que terminó en Villa Amengual 30 Km más al sur, cachando que iba mal. Pero parece que preguntó en algún lugar y una chica muy amable lo orientó, y se devolvió a reunirse con el grupo. Se imaginarán lo tostado que puede haber venido, cansado, hambriento y sediento, y perdido más encima.
Pero ya estábamos todos. Vampiro trató de organizar el día siguiente en el restorán, pero nadie lo pescaba mucho, se anduvo choreando, así que tuvo que alzar la voz. Comprensible, después del cansancio del trekking, el estrés del camino de tierra en la cuesta, y el viaje en la tarde. Yo me quejé con los Vetus por haberse ido solos en el tramo más difícil, sin conocerlo.y sin señal. Yo iba muy preocupada por ellos mientras trataba de esquivar las piedra y los hoyos en la cuesta. Y también con Camarón, por haberse ido solo.
Comimos muy rico, y fue muy reconfortante. Ya más repuestos, volvimos al hostal, Bellavista, donde teníamos alojamiento. Los Vampis la Anto y yo en una pieza y Ruizo con el Balta en otra. Con baño compartido en el segundo piso. La entrada a la pieza era muy baja y el Vampi chocó con el dintel de la puerta varias veces.
Dejamos las cosas y fuimos a caminar a la costanera. Con mala suerte, porque estaba en remodelación con malla opaca tapando todo, y había que caminar muchas cuadras para poder ver el mar. Yo estaba muy cansada, asi que preferí devolverme.
El Popeye, por su parte quedó en algo así como una pocilga. Como la Cecilia no fue, cambió las reservas para una persona, y en este lugar, específicamente, cambió de alojamiento además. De uno que parece que era de lo mejorcito en Puerto Cisnes, a uno que era de lo peorcito jajajajaja. El nombre lo decía todo: Las Pilchas.
Tripadvisor lo califica con 2 de 5. Lo único bueno es la vista, hacia el mar, pero con la costanera en remodelación, ni siquiera eso.
Habíamos decidido ducharnos con calma en la noche, para hacer la levantada más expedita. Asi que cuando llegué al hostal me duché y me acosté. Falta que me hacía! no me había dado cuenta de lo cansada que estaba! Al rato llegaron mis compañer@s de habitación. La cama muy buena y la temperatura también, no tuve que poner que poner el scaldasono.
Todavía no entiendo cómo Camarón cruzó la cuesta Queulat y no la encontró terrible... misterio.
Esta foto la saqué a las 21:40
otro dia de viaje , reflejado tal cual !! puro polvo y gravilla , afortunadamente todo el grupo sorteó bien los obstáculos, salvo el extravío. Rica la cerveza y el pescado bueno y abundante en puerto cisnes. Buen desayuno y conocimos las sopaipillas sureñas
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