miércoles, 28 de febrero de 2018

En moto a Foz de Iguazú. Capítulo 5, de Concordia a Posadas

El tramo para este día eran 580 Km.
Así que tocó madrugar para estar saliendo a las 8 AM.
El desayuno


La vista a la plaza

Todos estuvimos puntuales, y antes de la hora de partida ya estábamos sacando las motos del estacionamiento.
Para facilitar la operación, las copilotos se pusieron en la calle para detener el tránsito, y así el que venía saliendo no tenía que parar, considerando la muy mala visibilidad de la salida hacia la calle y un desnivel no menor entre la vereda y el pavimento, sino que podía avanzar sin problema y estacionar a un costado hasta que estuviéramos todos listos.

A las 8 ya íbamos saliendo de Concordia.
Pasamos por el frente del centro de eventos que vimos el día anterior, con todas las banderas flameando.




El centro de eventos
En una calle principal, tipo avenida, paramos a echar bencina.
Y partimos. Impresiona la cantidad de autos viejos, onda años 80? y otros no tan viejos que circulan echando un humo negro horrible, sin ningún pudor. Y qué decir de los camiones y las micros. Cero conciencia ambiental ni del cambio climático. 



El Maps.me de Vampiro nos llevó por unas calles de tierra, que más parecían desvíos, pero no, eran calles sin pavimento en un barrio más pobre.


Después de atravesar esa zona accedimos a una autopista bacán! 
Me alegré porque existía la posibilidad de meterle pata, o ponerle cacao como diría Wirito, pensando en los 600 Km que nos separaban del destino.




Lamentablemente la pista derecha estaba deformada por los camiones, así que sólo contábamos con la izquierda para mi propósito. 
Con Vampiro nos fuimos a 160 tratando de acarrear al grupo y no dar margen a distraerse y bajar la velocidad.
Si mal no recuerdo, lo conversamos y acordamos ir rápido deliberadamente cuando fuera posible, para no llegar de noche. Porque en moto, cuando uno se relaja, empieza a bajar la velocidad sin advertirlo.
Yo creo que al menos en ese tramo, lo logramos y avanzamos harto.
El día estaba exquisito, puro sol, el cielo muy azul, la temperatura rica, y el camino muy bueno con muy poco tráfico. Qué más se puede pedir!









Pero la distorsión la puso Camarón, que no echó bencina en la mañana, y al ritmo que íbamos no alcanzaba a llegar a ninguna parte. Parece que bajó la velocidad, y pasó a echar bencina en alguna bomba en el camino, con lo cual quedó inevitablemente atrás, y parece que nadie se dió cuenta. Además nos confiamos de que él sabía la ruta y por donde irse.

A las 9:45 de acuerdo a los registros fotográficos, paramos en la berma a esperar que llegara, poco después de haber salido de la autopista y tomado un camino a la derecha.
Como no aparecía, y nadie sabía bien cuando se había separado del grupo (cosa nada rara en él) Vampiro se devolvió a buscarlo, cosa nada fácil, porque también era autopista doble, con bandejón y desnivel central y había que buscar un retorno para devolverse.
Vimos a Vampiro pasar por el frente soplado, a la búsqueda del Camarón perdido...
El lugar era precioso, la berma era de tierra rojiza, como arcillosa, cubierta con piedras como ágatas sin pulir. Y a cada lado enormes bosques muy tupidos de eucaliptos, que contrastaban con el azul del cielo. Una belleza!!



Gasparín aprovechó la parada para echar la bencina de los bidones, que esta vez si estaban llenos...

A los 10 minutos apareció el perla, de lo más campante y además enojado porque lo habíamos dejado solo... hay que ser patudo!! 
Primero, no echó bencina con el resto, segundo, no avisó que tenía que echar bencina, y se enoja!!
Y además no se quedó esperando a que volviera Vampiro, sino que siguió "despacio" para que lo alcanzáramos. Se habían visto en el camino, así que ya estaba todo nuevamente en control.


En realidad no estuvimos parados esperando tanto tiempo, (10 munutos) pero se hizo eterno. Yo hubiera jurado que había sido como media hora, pero viendo el dato objetivo de las fotos me di cuenta de mi error de apreciación.
Lo mejor de esa parada fue el exabrupto del Vetu, que no es reproducible en este blog. Primero quedé perpleja y después me maté de la risa.
Básicamente, él necesitaba vaciar la vejiga...
Al poco rato llegó Vampiro y retomamos el camino.









Más adelante Gasparín se puso nervioso con el tema bencina, y Camarón avisó que había pasado a rellenar en una bomba. 
Avanzamos otro poco y en la siguiente bomba paramos a echar bencina, a tomar un café, y refrescarnos un poco, porque ya estaba empezando a hacer calor.
Se imaginarán el diálogo de sordos que fue discutir con Camarón todo el asunto de porqué se quedó atrás...





Con la Stella y la Veti aprovechamos de comprar repelente para mosquitos.
Resueltos los temas y hechas las paces, aunque sin llegar a acuerdos, seguimos camino. Ya eran las 11:30

Los buenos repelentes

Salimos todos juntos,pero no cachamos que nuestro camino no era el primero después de la tierra de la bomba. Había otro unos metros más allá, que era el correcto, y sólo Camarón se dio cuenta. 

Todos los demás seguimos por un camino local, buscando la manera de salirnos de el y llegar a la ruta correcta, mientras veíamos alejarse a Camarón en un camino primero paralelo, y después divergente.
Finalmente entramos al camino que buscábamos y nos encontramos con Camarón.


Camarón al volante

Pinpon

Los Vetus

Gasparín & Carla

Los chanchis


Nos tocó un banderero, pero como casi no había tráfico, pasamos altiro.

Pasadas la 1 de la tarde paramos a echar bencina y comer algo antes de la última tirada hasta Posadas, distante 156 Km, la nada!
La localidad se llamaba Santo Tomé y según lo que dice este monolito, (el letrero azul a la izquierda) tienen una Facultad de Medicina. La cruz con dos brazos se llama genéricamente cruz de caravaca y es características de las misiones jesuíticas asentadas en la zona. Por algo la provincia se llama Misiones. El monumento completo indica la entrada a Santo Tomé.

Después de las 2 seguimos hacia nuestro siguiente destino.
El camino increíble, casi sin tráfico, con buen pavimento. En una zona de llanuras verdes infinitas que se pierden en el horizonte. Y en el cielo azul nubes blancas, densas y voluminosas, recordándonos que nos vamos acercando a una zona más tropical.







A mitad de camino más o menos, salimos de la provincia de Corrientes y entramos a Misiones.
Pasamos por un pueblo, Gobernador Virasoro, que ya se iba pareciendo a la imagen que tenía yo de Foz de Iguazú. Medio selvático y tropical.







Un poco más adelante un peaje liberado, con pista especial para motos.
Peaje Fachinal, Misiones.



Cada tanto podíamos ver quemas agrícolas, y grandes extensiones con humo, que a contraluz se ven muy impactantes. 
Fue inevitable acordarse de las imágenes de los megaincendios del verano del año pasado.



Con Vampiro tratamos de presionar para ir a buena velocidad.
Conforme nos acercábamos a Posadas, el paisaje iba cambiando y la vegetación empezó a verse más tupida y exuberante, la que en contraste con la tierra rojiza conforman un lindo paisaje.



El calor fue aumentando notoriamente. A ratos era bien sofocante. 
En ese tramo, cerca de Posadas, los termómetros llegaron a 38°.
Lo peor fue ya muy cerca de la entrada a la ciudad que en la carretera había muchos semáforos... y nos tocaron todos rojos! El calor cada vez que parábamos era bien insoportable.


Semáforo en verde!



Pasamos por Villalonga y Miguel Lanús, pueblos más bien chicos, antes de llegar a Posadas.
Villalonga










Miguel Lanús



La ciudad misma, un horno.
Pasadas las 4 llegamos al hotel casi sin dificultades, pero el Vetu se quedó en la calle antes, porque lo confundió un letrero que decía Hotel Posadas, que era el nuestro.







Finalmente llegamos todos al hotel y la gente super buena onda, nos entregaron las llaves de las habitaciones sin registrarnos, porque comprendían que veníamos sofocados, deshidratados, estilando, con la ropa pegada, y lo único que queríamos era sacarnos los cascos y la ropa de moto y darnos una ducha.
Bajamos el equipaje, fuimos a guardar las motos al parking a una cuadra y media del hotel, y volvimos caminando bajo el sol abrasador.

El hotel rico, con aire acondicionado. 
Vampiro avisó que iría con la Antonieta a dar una vuelta.
Más tarde, después de refrescarnos y descansar un rato,  nos juntamos para ir a comer.
Ese día empezamos a usar el repelente en las tardes, que es la hora que salen los mosquitos. Obvio, antes se mueren calcinados!
A la hora que salimos había refrescado, y como los restoranes tienen aire acondicionado inmisericorde, siempre es bueno llevar algo para abrigarse un poco.
Entramos a un local de carnes. Y lo que primero pedimos fueron varias cervezas de litro... casi una por nuca. Al menos yo me tomé una entera jajajajaja
Y después, al tuto. 

Al otro día llegábamos al destino principal, con la  estadía más larga del viaje, Foz de Iguazú.



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