Ya en las postrimerías de este viaje inolvidable, a dos días de hacer el tramo Mendoza - Santiago.
Tomamos desayuno con tooooda calma, yo llegué al final, cuando ya estaba claro el panorama.
Ojitos con la Stella irían como turistas normales, al paseo en catamarán por el embalse San Roque. Los demás iríamos en moto a dar la vuelta al Camino de las 100 curvas.
Sacamos las motos y partimos sin apuro a este circuito que rodea el embalse y tiene extraordinarias vistas desde la altura.
La primera parada fue en un mirador chico, desde el cual se apreciaba bien la situación de Villa Carlos Paz como ciudad a orillas del lago artificial.
Con una superficie de 16 Km2, está embalsado por el dique San Roque, cuyos murallones fueron construidos dos veces. La primera en 1892 (un hito mundial en la arquitectura e ingeniería de diques) y la segunda en 1944.
Su función es proveer de agua a la ciudad de Córdoba, regular el caudal del río y prevenir inundaciones, y alimentar centrales hidroeléctricas.
Actualmente hay dos en funcionamiento, la central La Calera, que está en operaciones desde 1910 y aporta 4 MW/hr, y la central San Roque, en funciones desde 1959 con una generación de 6 MW/hr.
La primera central trabajó con una producción de 750 kw. desde 1910 hasta 2005, cuando se transformó en un museo, el Museo Usina Molet.
La segunda parada fue en un mirador más grande, con con un par de locales que venden souvenirs.
Compramos imanes para el refrigerador y autoadhesivos para las motos.
Llegamos al dique y lo cruzamos, buscando un lugar donde estacionar.
Poco más allá del dique estaba una grúa gigante trabajando. Se trata de la construcción de un puenteque según entendí, unirá las dos riberas de esa parte del lago, que tendrá una extensión de 310 m y dos arcos de 156 m. La grúa en cuestión es de 500 toneladas, y requirió 25 camiones y dos grúas de 90 y 130 toneladas para instalarla. Es capaz de levantar 15 toneladas a 80 m de altura.
No fue fácil resistirnos a los efluvios de las parrillas en el borde del camino, cuyos aromas a carne y choripanes, eran casi irresistibles, más a esa hora, cerca del almuerzo, pero por suerte no había donde parar con facilidad, y el tráfico, propio de la temporada de vacaciones tampoco lo facilitaba.
Finalmente estacionamos en una explanada un poco más amplia, y nos bajamos a sacar fotos.
La Veti, que es una mujer de muchos recursos, no sé de dónde sacó dos cervezas heladas , que nos vinieron muy bien!
Decidimos devolvernos y adentrarnos en el camino hacia Córdoba, por un área de vegetación muy tupida, y un camino que transcurre paralelo al río.
En el camino está el Museo Usina Molet, que comenté en unos párrafos antes.
El Museo Usina Molet |
Llegamos hasta una YPF, echamos bencina, sacamos fotos y nos devolvimos hacia Carlos Paz.
A esa hora ya hacía mucho calor.
Volvimos a cruzar el dique para terminar la vuelta al lago.
En la foto más abajo se refleja lo ecléctico del lugar, y porqué no decirlo, de Argentina. Las cosas más dispares conviven en ausencia de conflicto.
De iquierda a derecha: un letrero rojo avisa una ferretería, luego una pizarra con sandías y melones, luego, abajo, miel, aceite de oliva y arroz, sobre éste, el anuncio llamando a evitar los incendios forestales, bajo este a la derecha, un neumático avisando una gomería, más a la derecha, un letrero que dice Aquí está la Virgen María que desata nudos, y bajo este, Villa Perla del Lago y sobre el mismo, San Expedito. Podría imaginarse semejante patchwork?
En el camino paramos en un complejo histórico- turístico que un poco deja con la boca abierta. Están todas las banderas de las provincias flanqueando una bandera argentina enorme, unos espejos de agua inmensos y una estructura de fierro amarillo igual de imponente, con escaleras para acceder a sendos miradores, que permiten apreciar la obra en su conjunto.
Además tienen una especie de tumba donde está guardada tierra de toas las regiones argentinas. Lo encontré muy bonito y muy nacionalista en el buen sentido de la palabra.
La bandera de la provincia de Córdoba |
Estuvimos un rato conversando con una familia argentina, hablando de las motos, de los viajes y la mamá quedó muy entusiasmada y casi decidida a comprarse una. Se sacó fotos con nosotros, con nuestro inconfundible aspecto de motoristas.
Seguimos camino y llegamos a Carlos Paz por el centro. Pasamos por donde está el reloj Cucú, un referente en la ciudad, y después por el puente, en busca de un lugar donde almorzar.
El Cucú |
Paramos en un restorán bastante bueno, y lo más importante, con aire acondicionado.
Ya recuperados del hambre y el calor nos fuimos bordeando el lago en dirección al hotel. Nos topamos con los chanchis en el camino, que prefirieron caminar... qué valor!
Llegamos al hotel y nos fuimos a la piscina. Estuvimos ahí mucho rato.
Más tarde organizamos el pago y le pedimos a Fabricio que al otro día nos dieran el desayuno lo más temprano posible, ya que la tirada hasta Mendoza era larga.
Estuvimos conversando de Chile con él, ya que con cierta frecuencia viene a Santiago. Lo más divertido fue cuando hablaron de Las Urracas, el local de Vitacura que se quemó, y que Camarón insistía en que se llamaba Coyote. Fabricio estaba mejor informado jajajajajaja.
Más tarde nos enteramos de las peripecias de los chanchis. Se fueron a tomar el catamarán, pero no salió porque estaba en pana. En vista de eso se decidieron por el Citytour, y llegaron tarde, ya había partido. Así que caminaron almorzaron y se fueron al hotel. Ojitos remató en la piscina con nosotras.
Los demás comieron algo liviano en el hotel. Creo que había pizza gratis en la tarde noche.
Yo estaba más que bien con el almuerzo, así que pasé.
Un muy buen día, para refrescar los recuerdos de esta ciudad que al menos yo estaba visitando por 5a o 6a vez.
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